La huella de Ramón Gómez de la Serna en Luis Buñuel

Continuando con la serie de personajes que más han influido en la obra de Luis Buñuel, hoy vamos a hablar de Ramón Gómez de la Serna.
Después de García Lorca, la siguiente influencia intelectual que recibió Buñuel fue la de Ramón Gómez de la Serna, reconocido introductor de las vanguardias en España y que desembocaría en el ultraísmo, movimiento al que también se vincularía Buñuel en sus comienzos literarios.
En 1914 Ramón funda en Madrid su famosa tertulia del café Pombo, que los sábados por la noche oficia como uno de los cenáculos esenciales para la vanguardia española, y a la que Buñuel asiste puntualmente durante cerca de seis años.[1]
Durante los años que pasé en la Residencia, Gómez de la Serna era un gran personaje, acaso la figura más famosa de las letras españolas. Era autor de numerosas obras y escribía en todas las revistas.
Todos los sábados, de nueve de la noche a una de la madrugada, Gómez de la Serna reunía a su cenáculo en el «Café Pombo», a dos pasos de la Puerta del Sol. Yo no faltaba a ninguna de aquellas reuniones, en las que encontraba a la mayoría de mis amigos y a otros.
Buñuel (centro) con unos amigos en el
Café Pombo en traje "romántico"
Los sábados por la noche pontificaba Gómez de la Serna. Llegábamos, nos saludábamos, nos sentábamos, pedíamos de beber, casi siempre, café y mucha agua (los camareros no paraban de traer agua) y se iniciaba una conversación errabunda, comentario literario de las últimas publicaciones, de las últimas lecturas, noticias políticas. Nos prestábamos libros y revistas extranjeras. Criticábamos a los ausentes. A veces, un autor leía en voz alta una poesía o un artículo y Ramón daba su opinión, siempre escuchada y, en ocasiones, discutida. El tiempo pasaba de prisa. Más de una noche, unos cuantos amigos seguíamos hablando mientras deambulábamos por las calles. [2]

Ramón es conocido, sobre todo, por ser el inventor de la greguería, un pequeño comentario humorístico, inspirado en algún objeto u observación y que generalmente tiene como base una metáfora. La fórmula de su autor es humorismo + metáfora à greguería
Buñuel llegó a ser amigo personal de Ramón y éste influyó enormemente en sus escritos y películas, en las que abundan las asociaciones de gags, greguerías y elementos surrealistas.
Max Aub escribió: “En 1928 los destinos de Ramón y Luis Buñuel se cruzan para no volverse a encontrar. Se conocían desde diez años antes. Buñuel había sido de los primeros asiduos de Pombo; es un gran admirador de Ramón. No solamente es un gran admirador; al fin y al cabo, en lo estético, no deja de tener las mismas ideas referentes al humorismo. Para Buñuel el mundo es también una enorme alfombra de circo en la que los chistes, las bromas, los gags son el punto principal, son la esencia misma de la expresión. Por eso, toda su vida pero principalmente en su juventud, será aficionado a las burlas, las bromas, las bufonadas, las guasas, las chanzas, las pegas, las carnavaladas, las inocentadas, las mojigangas, las chuscadas, las imitaciones, los escarnios, las mofas, las sátiras, los cachon­deos, las cofias, los pitorreos, las ironías, el echar a chacota..., y los gozará de veras engañando a los demás detrás de una máscara. Calidad excelente para un director de películas si Dios no le dio capacidad de autor.
Ramón Gómez de la Serna
La influencia de Ramón sobre Luis Buñuel es muy impor­tante, tanto vital como literariamente, y coincide con la de Federico García Lorca, aunque esta no sea más que poética. No lo digo en sentido peyorativo, al contrario, ya que le doy más importancia al hecho mismo. Pero sin echar en olvido de ninguna manera que por lo menos la mitad del genio de Buñuel se debe al de Ramón. La influencia de Dalí será de muy otro orden, exclusivamente a su mismo nivel, fraternal. La influencia de Ramón y de Federico tendrá en la obra de Buñuel más importancia que el surrealismo y esta será in­mensa. Tal vez creyera alguien que declaro así que Buñuel no tiene originalidad. Se equivocaría del todo. Las influencias no operan como tales en quien tenga una visión propia del universo. Y Buñuel la tiene. No ha hecho más que gritarlas sobre los tejados durante toda su vida. Su gusto por los chis­tes influirá sobre sus preferencias, por ejemplo por el teatro de Arniches. Pero será otra cosa lo que fuerce su admiración por don Benito Pérez Galdós y no digamos por la poesía de Benjamin Péret».[3]
Lo que Buñuel descubrió en la literatura de Ramón:
·         primero, la poética de las cosas;
·         segundo, la manera abultada de verlas, los primeros planos a los que los objetos son sometidos de una manera sistemática...
Sobre ese mundo de objetos, que Ramón llevó de una manera insistente a sus libros (espejos, sifones, armarios, gatos, chimeneas, veladores, cornucopias) dejó una mirada que venía a sacárnoslos de su entorno, como si se tratara de un primer plano cinematográfico...Primeros planos, que aislados del contexto del que procedían, reclamaban relacionarse con el mundo de una manera poética, con reglas no inventadas hasta ese momento por ninguno de los lenguajes tradicionales de la literatura...
Ramón y el maniquí que siempre tuvo
Buñuel nos dejó una obra tan variada e incatalogable como la de Ramón con la que muestra innegable parentesco. Por un lado el mismo amor por el abigarramiento romántico y cochambroso, y por otra, su gramática de primeros planos. Todo en las películas de Buñuel aparece como una intensa almoneda (llena de maniquíes viejos, casullas, gramófonos, escopetas de perrillo, petacas, pianos de cola) y en todas ellas, más que el sentido completo de la narración, sobresale, con poderosa y eficacísima mecánica, tal o cual primer plano... [4]
Los objetos tienen una importancia primordial en muchas películas de Buñuel, desplazando olímpicamente al protagonista humano. La nómina sería muy extensa:
·         El maniquí de Ensayo de un crimen.
·         La pierna ortopédica de Tristana.
·         La navaja–crucifijo, La cuerda de saltar de Rita de Viridiana, etc.
El cine de Buñuel tiene en los primeros planos su más llamativa personalidad. Si en las novelas y libros misceláneos de Ramón hemos visto un conjunto heteróclito y descacharrado, en las películas de Buñuel, sin solución de continuidad, se amontonan esos planos, unos más felices que otros, que luchan cada uno, desde su singularidad, por erigirse en un mundo único y significativo.[5]
Por otro lado el humor es un ingrediente fundamental en toda la obra de Buñuel, literaria y cinematográfica, como lo es en la de Gómez de la Serna. Muchos de los textos de Buñuel se mueven en la frontera de la parodia de las tendencias literarias más en boga en aquella época. Su eclecticismo y su humor hace que a la vez se identifique y guarde las distancias con los movimientos de vanguardia. de la época..[6]
Gómez de la Serna no llegó a crear greguerías carentes de lógica, es decir, irracionales o absurdas. Será Buñuel quien, guiado por Dalí, dé ese paso y consiga distorsionar las significaciones convencionales de los objetos. O como dice Agustín Sánchez Vidal: La obra literaria y cinematográfica de Buñuel parte de una ruptura del vínculo que une a los objetos a su entorno habitual para redefinir su identidad en otro contexto mediante un proceso de extrañamiento y la técnica del collage surrealista, tal y como pedía Ramón, proponiendo hacer disociaciones y asociaciones inusitadas.[7]
Buñuel, Miroslava Stern y el
maniquí de Ensayo de un crimen
Otro rasgo de estilo que perdura, afín a la greguería, es la tendencia de Buñuel al gag, al golpe de efecto breve y repentino, que tiene tanto de humor como de condensación poética...La labor de Buñuel en cine ha consistido en desvelar las posibilidades poéticas de un medio que se toma por congénitamente prosaico. En muchas de sus películas la huella de ese componente poético sólo se percibe en la inserción en una narración de uno de esos efectos perturbadores y, con frecuencia, cómicos. Heredero de esa herejía, la explotará hasta sus últimas consecuencias, más allá del restringido ámbito de la greguería, para integrar poesía y humor en una estrategia de auténtica subversión.[8]

Influencia en su obra literaria:

Sus comienzos literarios llevan indiscutiblemente la huella de Gómez de la Serna.[sobre todo hasta 1925 en que se marchó a París] Buñuel entendió que la más sólida base de edificación literaria para un joven avanzado radicaba en Ramón Gómez de la Serna y no en Juan Ramón Jiménez. También dio por supuesto que sobraban todas las cautelas neos: ni neopopularismo, ni neogongorismo o demás repliegues casticistas o folklóricos. Como en tantas cosas, fue radical también en esto, y tras unos vacilantes inicios algo vencidos del lado del costumbrismo hispánico, se adhirió con fuerza a las fórmulas greguerísticas de Ramón (que nunca abandonaría, ni siquiera como cineasta), se internó en el ultraísmo anarquista y un buen día se encontró con que por ese camino había avanzado hasta posiciones que le hacían sentirse cómodo en el seno del surrealismo. Y si algún valedor e introductor tuvo este movimiento en España, [también en lo literario] ése fue, sin duda, Luis Buñuel.”[9]Recordemos, como ya dijimos anteriormente, que a diferencia de Ramón, Buñuel dio con su obra literaria un paso más allá, hasta el surrealismo, rompiendo el vínculo que une a los objetos a su entorno habitual.

Ejemplos:
Ramón entre los objetos del Rastro madrileño

Una traición incalificable. Publicado en la revista "Ultra", Madrid, núm. 23, 1 de febrero de 1922.
Es el primer texto literario escrito por Buñuel. Se aprecia la influencia de Ramón:
·         A través del uso de la greguería: “el viento es el gato de los papeles”
·         La autonomía de los objetos que campan a sus anchas: “en las mesas de los cafés brotaron a su conjuro trapos, papeles, pajas y otros objetos de la Gran Bisutería del Basurero”.

Instrumentación. Texto de Buñuel publicado en la revista "Horizonte", nº 2, 30/11/1922.
Son un homenaje a las greguerías de Ramón, ya que el texto no es otra cosa que una colección de ellas:
Violines
Señoritas cursis de la orquesta, insufribles y pedantes. Sierras de sonido.
Platillos
Luz hecha añicos.
Triángulo
Banquete en honor de Ramón Gómez de la Serna
(centro sentado, Buñuel a su der) Madrid, 1923 
Tranvía de plata por la orquesta.

Suburbios: Texto de Buñuel publicado en la revista "Horizonte", nº 4, enero de 1923. 
Texto que está en la línea de El Rastro de Gómez de la Serna y de esa “Gran Bisutería del Basurero” que hemos mencionado en Una traición incalificable. La descripción se centra en los objetos como lugares privilegiados de la representación de un talante espiritual:[10]
“En la observación subjetiva del suburbio que se ve al atardecer todo se hace allí más desgarradoramente inerte. Fustiga lúgubremente nuestra alma el trapo ahorcado en el cable eléctrico o los gritos sin eco que cruzan por el aire como murciélagos. A lo lejos, el farol macilento guiña su ojo de ocaso y las sombras vestidas de harapos se cobijan en los quicios, extendiendo sus manos silenciosas como implorando algo.”

Influencia en su obra cinematográfica.
El fantasma de la libertad: la estatua que
golpea al soldado, inspirada en "El beso" de Béquer

Buñuel en su artículo «Del plano fotogénico» (La Gaceta Literaria, núm. 7, Madrid, 1 de abril de 1927), definió a Ramón como «creador del gran plano en la literatura» y reivindicó la relación genética de la greguería y el primer plano.
Tras sus sucesivos fracasos en conseguir la colaboración de García Lorca para confeccionar un guión, o de llevar a la pantalla su guión sobre Goya, Buñuel busca en 1927 la colaboración de Gómez de la Serna para la elaboración de un guión. Ramón acepta la colaboración de lo que en principio se iba a llamar El mundo por diez céntimos y que más tarde se llamaría Caprichos.
El 1/8/28 le escribe Buñuel a José Bello: Estoy haciendo el découpage (planificación) de mi próximo film “Caprichos”, ...El film se compone de seis cuentos. Comienzo la realización en septiembre u octubre, en sociedad con una firma de París...Tengo en mi cuenta corriente veinticinco mil pesetas destinadas a film Caprichos.[11] Ese dinero se lo ha pedido a su madre.
El segundo guión en que trabajé estaba inspirado en siete u ocho cuentos breves del escritor. Para enlazarlos se me ocurrió presentar en forma de documental las distintas etapas de formación de un periódico. Un hombre compra un periódico en la calle y se sienta en un banco a leerlo. Entonces aparecerían uno a uno los cuentos de G.S. en las distintas secciones del periódico[12].
Un perro andaluz: plano del pelo de la axila
Las noticias del periódico eran ocho cuentos de Ramón. Trabajé con Ramón dos días; yo sólo le daba forma al argumento, que era de Ramón[13].

Ejemplos:

Uno de los cuentos incluidos en el guión de El mundo por diez céntimos, titulado Los que robaron al condestable, donde un perro de piedra, guardián de una estatua yacente, ladra para ahuyentar a unos ladrones, es una descarada parodia de El beso, de Bécquer. Y más divertido todavía comprobar que Buñuel utiliza esta referencia al comienzo de El fantasma de la libertad.[14]
Sus films pueden ser leídos como secuencias o cadenas de greguerías. Esta característica  es ya visible en Un perro andaluz, en donde el montaje del pelo de una axila femenina en primer plano, seguido por el plano de un erizo de mar, propone una estructura visual comparativa propia de una greguería que afirmara que el pelo de la axila de la bañista es como los pinchos de este equinodermo...[15]
Por otro lado, ya hemos señalado anteriormente la importancia de los objetos en el cine de Buñuel: maniquí, pierna ortopédica, etc.
Un perro andaluz: fundido encadenado...
Buñuel apostó fuerte por Ramón […], puede ser considerado el discípulo aventajado de Ramón que, a diferencia de otros miembros de su generación...nunca negó su magisterio...Seis años de continua asistencia al Pombo no deben ser echados en saco roto en absoluto.[16]

Resumiendo la aportación de Ramón Gómez de la Serna en la obra de Buñuel se fundamenta en:
·         Su fantasía y humorismo. Las películas de Buñuel son a menudo un encadenado de greguerías.
·         La poética de las cosas. La atención que presta a los objetos. En sus películas hay a menudo un gran protagonismo de los objetos: cajas, cuerdas, zapatos, etc.
·         La manera abultada de verlas, los primeros planos a los que los objetos son sometidos de una manera sistemática...Primeros planos, que aislados del contexto del que procedían, reclamaban relacionarse con el mundo de una manera poética, con reglas no inventadas hasta ese momento por ninguno de los lenguajes tradicionales de la literatura... El cine de Buñuel tienen en los primeros planos su más llamativa personalidad.
Un perro andaluz: ...con el plano del erizo
Y terminamos este post con la descripción que Ramón hizo de Luis Buñuel:
“Este aragonés con cara de estatua de excavación y anchos hombros — el doctor Sacristán se dio cuenta de que se abrochaba la chaqueta cruzada en sentido inverso a como suele abrocharse, o sea, que ya tenía la premeditación al revés — en todas sus palabras y sobre todo en su acción es osado y de rara inteligencia.”[17]
Para ver el post: Los objetos en el cine de Luis Buñuel


[1] Agustín Sánchez Vidal: El marco cultural español.(¿Buñuel! La mirada del siglo). Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, 1996, Pág. 46
[2] Luis Buñuel: Mi último suspiro. Plaza & Janés, 1982, Pág. 61
[3] Max Aub: Luis Buñuel, novela, Cuadernos del vigía, 2013, págs. 339-40
[4] Román Gubern : El primer Buñuel... En: Obsesión es Buñuel, Ed. Antonio Castro, 2001, Pág. 90
[5] Andrés Trapiello : La verbena nacional y los planos cortos En, : Luis Buñuel. Los enigmas de un sueño, Diputación de Huesca, 2000, Pág. 49
[6] Antonio Monegal: Luis Buñuel de la literatura al cine, Anthropos, 1993, Pág. 30
[7] Agustín Sánchez Vidal: Buñuel, Lorca, Dalí: El enigma sin fin, Planeta, 1988, Pág. 98
[8] Antonio Monegal: Luis Buñuel de la literatura al cine Anthropos, 1993, Pág. 37
[9] Agustín Sánchez Vidal: Buñuel, Lorca, Dalí: El enigma sin fin, Planeta, 1988, Pág. 96
[10] Antonio Monegal: Luis Buñuel de la literatura al cine, Anthropos, 1993, Pág. 27
[11] Carta de Buñuel a José Bello desde St. Michel (1/8/28). En: Agustín Sánchez Vidal: Buñuel, Lorca, Dalí: El enigma sin fin, Planeta, 1988, Pág. 176
[12] Luis Buñuel: Mi último suspiro, Plaza & Janés, 1982, Pág. 102
[13] Tomás Pérez Turrent y José de la Colina: Buñuel por Buñuel, Plot, 1993, Pág. 21
[14] José Luis Guarner: El mundo secreto de Buñuel, Diorama, 1997, Pág. 20
[15] Román Gubern : El primer Buñuel... En: Obsesión es Buñuel, Ed. Antonio Castro, 2001, Pág. 90
[16] Agustín Sánchez Vidal: Buñuel, Lorca, Dalí: El enigma sin fin, Planeta, 1988, Pág.: 106
[17] Ramón Gómez de la Serna: Retratos completos, 1961. Tomado de Agustín Sánchez Vidal: Obra literaria, Heraldo de Aragón, 1982, pág. 21

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