Las dos Conchitas de Ese oscuro objeto del deseo (1977)
Luis
Buñuel hizo que el personaje de Conchita, en la película Ese oscuro objeto del deseo
(Cet
obscur objet du désir, 1977) fuese interpretado por dos actrices, Ángela
Molina y Carole Bouquet, algo totalmente inusual. ¿Cuál fue la causa?
Esta foto de las dos Conchitas, parece estar hecha para confundir al espectador |
Buñuel
dijo que fue por necesidad. Yo había
pensado que María Schneider estaría bien en el papel. No es una belleza deslumbrante
y eso convenía, porque haría más misterioso el atractivo que Fernando Rey
debía sentir por ella. Creo que la muchacha está bien en otras películas, pero
en la mía no nos entendíamos. Teníamos que repetir una toma tras otra, a veces
tratándose de las escenas más fáciles, más simples. Finalmente tuve que decirle
a Silberman: «Me he equivocado con esta chica. No me sirve para el papel.»
Silberman estaba desolado y no encontrábamos la solución. Era grave, porque la
filmación había costado ya mucho dinero. Entonces se me ocurrió decir: «Podríamos
emplear a dos actrices...» Inmediatamente después de haberlo dicho, me pareció
una tontería. Pero a Silberman le pareció magnífico. «No, Silberman, lo he
dicho sin pensar.» «Pero me parece muy bien, lo acepto.» Así es que ya ven
ustedes cómo eso que parece tan misterioso tiene explicación.[1]
Pero
las cosas no fueron tan sencillas como las dibujó Buñuel. Además, el proceso
que condujo a esta toma de decisión no está nada claro, y después de leer los
testimonios de algunos de los protagonistas, seguirá habiendo alguna zona
oscura.
Para
intentar aclarar un poco el tema, o liarlo más según se mire, nos vamos a basar
en los testimonios de Luis Buñuel (director y guionista de la película),
Jean-Claude Carrière (guionista), Serge Silberman (productor), Pierre Lary
(ayudante de dirección) y Ángela Molina (una de las dos intérpretes del papel
de Conchita)
Para
ello dividimos el tema en varios apartados:
1-La elección de María Schneider.
Cuando
él estaba preparando la película, quería tener a toda costa a Maria Schneider,
pero nadie estaba muy encantado con la idea. Yo había hecho un casting en el
que había visto a sesenta o setenta chicas y había seleccionado a algunas y se
las había presentado. Él decía: "Sí, no está mal". Pero prefería a
Maria Schneider. Juan Luis Buñuel había estado en España, donde había buscado
una actriz italiana que, además, actuaba bastante bien, pero a la que su padre
no había querido, porque seguía queriendo a Maria Schneider. [2]
Serge
Silberman:
Si para el
papel principal masculino elegimos rápidamente a Fernando Rey, nuestro común
amigo, no ocurre otro tanto con la «mujer». ¿Quién será?, ¿una
"estrella" o una desconocida? Todo el mundo quiere rodar con Buñuel y
para este papel, casi mítico, las postulantes son todavía más numerosas. Pensamos
los dos en una joven actriz francesa, pero ésta había adquirido un comportamiento
de "estrella". Ya sabe usted que no me gustan las
"estrellas" y temía que no hiciese la película con Luis, sino contra
él. Por fin, a primeros de enero de 1977, contratamos a María Schneider.
Aprende los rudimentos del baile flamenco y en febrero salimos para Madrid. [3]
2-La decepción con Maria Schneider.
Luis
Buñuel:
Yo había pensado
que María Schneider estaría bien en el papel...pero... teníamos que repetir una toma tras otra...
Finalmente tuve que decirle a Silberman: "Me he equivocado con esa
chica... [4]
Nada más
empezar el rodaje, debemos rendirnos ante la evidencia. Nos hemos equivocado.
María Schneider no será ese oscuro objeto del deseo. Al igual que veinte años
antes con Brigitte Bardot, hay, según la fórmula consagrada, incompatibilidad
entre el personaje de la película y la actriz. En Madrid el rodaje se detiene.» [5]
Jean-Claude
Carrière:
Trató por
todos los medios de filmarla con Maria Schneider. No pudo porque Don Luis
necesita trabajar con actores profesionales en un trabajo serio. Con Maria
Schneider no pudo hacer nada y renunció. Le dijo a Silberman: "Te voy a
enseñar lo que hizo, pero a mí me parece muy mala". Era la escena de la
reja, cuando Don Mateo está afuera y no puede entrar en la casa donde está
ella. [6]
Pierre
Lary:
Empezamos
a rodar en Madrid, pero al cabo de tres días resultó que Schneider no estaba en
condiciones de actuar o no se correspondía con lo que él estaba buscando, lo
que era una verdadera catástrofe. Durante tres días no se consiguió rodar ni
una escena. Él estaba totalmente desesperado diciendo que era demasiado viejo,
que estaba acabado, que quería volver a México.
[7]
3-A la búsqueda de una solución.
Después de
lo ocurrido con Maria Schneider, parece que Buñuel no quería una actriz
francesa.
A
Juan Luis [Buñuel] y a mí nos había contratado como ayudantes... Él no salía de
la habitación del hotel, le mandábamos pequeñas notas por debajo de la puerta.
Era absolutamente triste y dramático. Insistí, al igual que Juan Luis,
diciéndole que de todas formas era una idiotez, teníamos el equipo, los
decorados, todo estaba listo, habíamos visto a montones de chicas estupendas,
¿por qué no ensayar? No costaba nada, después ya se vería. Dijo: "Sí, pero
no quiero verlas, vosotros las hacéis venir, las hacéis ensayar, cuando estén
preparadas, me lo decís, vengo, miro y o me gusta o no me gusta. Después mi
decisión será irrevocable, volveré a México y no querré volver a oír hablar de
todo esto". De todas las chicas que yo había visto, había una que me había
impresionado mucho, Carole Bouquet. Y a Juan Luis le pasaba lo mismo con Angela
Molina. Sabíamos lo que quería Buñuel porque hacía tres días que estábamos en
la misma escena. Hicimos venir a las dos. Yo hice ensayar a Carole Bouquet y
Juan Luis a Angela Molina. Fuimos a buscar a don Luis a la Torre de Madrid,
donde estaba viviendo, y lo trajimos. A las chicas les habíamos explicado el
problema. Él miró y les dijo: "Empezad". Para las chicas era, desde
luego, muy angustioso, estábamos en el decorado y creo que Fernando Rey había
venido para dar la réplica. Era una escena que ocurría en el patio, en la que
ella no quiere abrirle la puerta. Ellas actuaron, don Luis no comentó nada y
después nos dijo: "No sé a quien elegir, son formidables las dos". Al
final, añadió: "Voy a pensar en ello y mañana os diré a quién cojo".
Al día siguiente por la mañana, estábamos en el bar del estudio esperando, llegó
y dijo: "Me quedo con las dos"…Enseguida dijo: "Ojo, no es que
una actúe en las escenas en las que es fría y la otra actúe en las escenas en
las que es apasionada", porque había una indiferente y otra apasionada,
eso era evidente... Es decir, que las escenas no dependían del temperamento de
las actrices, sino del aspecto arbitrario que daba ritmo a la cosa.
La Conchita española: Ángela Molina |
Pasó
toda una tarde viendo la película con una y con otra, tuvo la convicción de que
eran buenas actrices, de que cada una podía soportar el peso de la película,
pero cada una en su registro, y, de repente, debió de tener esa iluminación
genial de decirse: "Si me quedo con las dos, tendré los dos aspectos de la
película, tendré todo". La verdad es que es una idea que uno se alegra de
haber tenido.[8]
Ángela
Molina.:
Fui
en metro, al hotel Plaza, donde había quedado con Buñuel. Yo llevaba una
especie de traje extraño, con una capucha. Cuando aparecí, me abrió la puerta
él, me quitó la capucha y se me quedó mirando. Luego me dijo que pasase.
Estuvimos charlando como una hora, estábamos solos. Hablamos de todo: de
jamones, de pájaros, que de dónde venía, a dónde iba, si sabía hablar francés...
Como un padre. Y me fui absolutamente encandilada y feliz de esa cita, sin
saber nada más.
Después
recibí noticias de que querían hacer una prueba en París, en los Estudios
Epinay, para ver qué tal francés hablaba y cómo era como actriz y tal, y me
fui a París. En esa prueba, él definitivamente decidió no dirigir, simplemente
observar, y yo hice la escena como Dios me dio a entender. Era la que luego
sería la famosa secuencia de la verja, con Fernando Rey.
Creo
que estaba sola. Me acordaría si hubiese estado Fernando. Creo que estaba sola,
con una coach que era maravillosa, y ayudante de dirección también de don Luis.
Se parecía mucho a Ava Gardner, genial, Suzanne creo que se llamaba. Hice la
prueba y contemplé a Buñuel casi como un fantasma, desde lejos. En ese día no
me relacioné con él. Después hubo un encuentro, que se supone que era un
requisito que teníamos que tener: estando en vestuario hizo salir a todo el
mundo porque quería ver cómo estaba, cómo era yo desnuda. Yo creo que no me
había puesto desnuda delante de ningún director de esa manera.... Yo
simplemente tenía una bata y él, con gafas,
como si fuera un doctor, que en aquel momento lo era, me dijo: "¿Puede usted, por favor, señora Molina, abrirse la bata?". A mí aquello ya me parecía alucinante y me abrí la bata con cara de niña, me imagino que inocente, se puso las gafas, me miró como quien contempla una estatua, y me dijo: "Muy bien, muchísimas gracias". Y hasta ahí fue todo perfecto, aunque en ese momento yo no había empezado a disfrutar de esa relación que luego mantuvimos en el trabajo.
como si fuera un doctor, que en aquel momento lo era, me dijo: "¿Puede usted, por favor, señora Molina, abrirse la bata?". A mí aquello ya me parecía alucinante y me abrí la bata con cara de niña, me imagino que inocente, se puso las gafas, me miró como quien contempla una estatua, y me dijo: "Muy bien, muchísimas gracias". Y hasta ahí fue todo perfecto, aunque en ese momento yo no había empezado a disfrutar de esa relación que luego mantuvimos en el trabajo.
Pocos
días después me dijeron que el papel era mío. Me contaron todos los avatares y
la historia de que eran dos personajes en uno. Al poco tiempo se inició el
rodaje y ahí fue cuando empecé realmente a sentirme en mi mundo, en mi trabajo…[9]
(Por
sus anteriores declaraciones parece deducirse que Buñuel ya conocía a Ángela
Molina antes de hacer la prueba.)
Jean-Claude
Carrière:
Creo que
cuando escribíamos el guión, habíamos valorado la posibilidad —un poco en
broma, no en serio—, de darle el papel de la jovencita a dos mujeres muy
diferentes: una fría, una caliente; una elegante, otra popular; una francesa,
otra española; claramente distintas. Pero lo habíamos olvidado, nos parecía
una broma por su facilidad, pero después del resultado fatal con Maria
Schneider otra vez Don Luis pensó en esa posibilidad, y se lo dijo a Serge
Silberman, con quien se puso de acuerdo inmediatamente. [10]
4- El acuerdo con Silberman.
Silberman
quería que fuera una francesa, le encantaba Carole y quería que fuera ella. A
mí me contaron que fue una especie de duelo y que dijo: "Bueno, pues
entonces hay que hacer algo". Me lo han contado de muchas maneras, pero a
mí -conociendo a Buñuel, que no se hacía problemas, porque para él no lo
eran-, la versión que me parece más fiable es la que me contó Juan Luis y es
que Buñuel dijo: "Vosotros queréis esto, yo quiero esto, y tampoco me
parece mal lo vuestro, así que a medias". Y en esa grandeza, de repente,
Silberman, que tenía una visión impresionante del arte de Buñuel, lo aceptó
sin dudar. Ellos mismos se emocionaron con la propuesta, porque además
cambiaba la historia para mejor. Eso me lo contó Silberman en San Sebastián la
última vez que nos vimos. [11]
Luis Buñuel:
En 1978, en Madrid, cuando
desesperaba de poder continuar el rodaje de Ese oscuro objeto del deseo, a consecuencia de un mal entendido con
una actriz, y Serge Silberman, el productor, estaba decidido a suspender la
película, lo cual suponía una pérdida considerable, estábamos una noche los dos
en un bar, bastante alicaídos, cuando, de repente —aunque, eso sí, después del
segundo dry-martini— se me ocurrió la idea de hacer interpretar un mismo papel
por dos actrices, algo que nunca se había hecho. Serge recibió con entusiasmo
la idea, que yo le propuse como una broma, y la película se salvó, gracias a un
bar.[12]
(Leído
todo lo que antecede, parece lógico pensar que cuando Buñuel le plantea a
Silberman, el productor, el tema de las dos actrices para un mismo papel, ya las
conoce.)
5- Después de tomada la decisión ¿Se retocó el guión?
Serge
Silberman, opina que sí:
Para ello [ser
interpretada por dos actrices] hay que reformar el guión, se recluye en
Zaragoza y, en quince días, ya está dispuesto nuevamente para iniciar el
rodaje en París y posteriormente finalizar la película con escenarios naturales
en Sevilla.[13]
Pero
según el siguiente testimonio de Ángela Molina, yo diría que no:
Las
escenas no te creas que nos las repartieron antes de empezar...Él hilvanaba la
historia como para no darte cuenta de que éramos dos personas, porque Carole y
yo no nos parecemos en nada, pero es que las escenas nos las daba a lo mejor
dos días antes. O sea, que yo creo que él no tenía pensado qué escena iba a
hacer cada una. Iba sobre la marcha, pero me han parecido perfectamente
elegidas. Siempre que veo la película digo: "¡Qué genial es!". Ninguna
de las escenas que hace Carole podía haberlas hecho yo mejor, y viceversa.
¡Cómo buscó ese complemento en nuestra personalidad, en nuestra manera de ser,
y cómo lo supo transmitir! [14]
[1] Tomás Pérez Turrent y José de la
Colina: Buñuel por Buñuel, Plot,
1993, pág. 173
[2] Pierre Lary en: En torno a Luis
Buñuel, Cuadernos de la Academia, nº 7-8, 2000, págs. 304-5
[3] Santiago de Benito: Serge
Silberman, productor de las últimas películas de Buñuel, Cinema 2002, nº 37,
marzo 1978, pág. 88
[4] Tomás Pérez Turrent y José de la
Colina: Buñuel por Buñuel. Plot,
1993, Pág.:173
[5] Santiago de Benito: Serge
Silberman, productor de las últimas películas de Buñuel, Cinema 2002, nº 37, marzo
1978, pág. 88
[6] Luciano Carrillo y Javier Espada: Conversaciones con Jean-Claude Carrière,
Ayuntamiento de Zaragoza, 2004, pág. 60-1
[7] Pierre Lary en: En torno a Luis
Buñuel, Cuadernos de la Academia, nº 7-8, 2000, págs. 304-5
[8] Pierre Lary en: En torno a Luis
Buñuel, Cuadernos de la Academia, nº 7-8, 2000, págs. 304-5
[9] Ángela Molina : En torno a Buñuel, Cuadernos de la
Academia, nº 7-8, 2000, págs, 354-61
[10] Luciano Carrillo y Javier Espada: Conversaciones con Jean-Claude Carrière,
Ayuntamiento de Zaragoza, 2004, pág. 60-1
[11] Ángela Molina : En torno a Buñuel, Cuadernos de la
Academia, nº 7-8, 2000, págs, 354-61
[12] Luis Buñuel: Mi último suspiro, Plaza & Janés, 1982, pág. 50
[13] Santiago de Benito: Serge
Silberman, productor de las últimas películas de Buñuel, Cinema 2002, nº 37,
marzo 1978, pág. 88
[14] Ángela Molina : En torno a Buñuel, Cuadernos de la
Academia, nº 7-8, 2000, págs, 354-61
Muy interesante su artículo sobre las dos conchitas de ese oscuro objeto del deseo. Soy maestro en la fac. de medicina veracruz de la Unoversidad Veracruzana y organizo un pequeño cine-club. Hoy disfrutaremos de las dos conchitas.
ResponderEliminarGracias.
Atte
Agustín Guzmán
Excelente artículo, acabo de volver a ver la película. La primera vez fue en el Cine Latino en 1978 y me precio excelente. Por cierto que en la fila delante de mí estaba sentada Silvia Pinal que también acudió a ver la película. Ahora en 2020 que la volví a ver, me parece de nuevo excelente.
ResponderEliminarBuenísimo este artículo
ResponderEliminarsubbumahi Angela Freedom https://wakelet.com/wake/T0vKdxoBvCihtzZnJ-KOI
ResponderEliminarthetholooki
Muy interesante, anoche vi la película y quería saber cómo se llegó a esta decisión de usar dos actrices. Viendo la película, las dos actrices, y el señor pequeño del compartimento del tren, creo que David Lynch vió esta película y creo todo su "arte" basándose en esto.
ResponderEliminarAbsolutamente! Cuando la vi, quedé desconcertado... 2 actrices! Porqué? y buscaba razones para cuando aparecía una o otra... Inmediatamente me vino a la cabeza Lost Highway de Lynch!
EliminarMinel0diu_so-Kansas City Katie Mitchell SolidWorks
ResponderEliminarBandicam
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