Ese oscuro objeto del deseo (Cet obscur objet du désir, 1977)
Buñuel ya intentó rodar la adaptación de la novela de Pierre Louÿs La mujer y el pelele en Francia, en 1957,
pero al productor no le gustó el proyecto presentado por Buñuel:“Yo le había
pedido una adaptación de la novela de Pierre Louÿs, y él me trajo algo que era
Buñuel de pies a cabeza”. Tampoco coincidían en los protagonistas: Buñuel había
pensado en Vittorio de Sica y quizá Jeanne Moreau, pero el productor estaba
empeñado en que fuesen Cary Grant y Brigitte Bardot.
Las
intenciones del realizador en aquellos momentos quedan reflejadas en sus
declaraciones: No
me atrae en absoluto el erotismo de superficie contenido en la obra de Pierre
Louÿs, tan de moda en el cine actual: besos, desnudamientos,... Lo que yo
expresaría es otro tipo de sensualidad más profunda más devoradora, más
terrible. Quisiera hacer el retrato de la perversidad femenina...Sin embargo,
mi film podría ser visto, incluso por los niños. No será directamente
escandaloso.[1]
Buñuel, tras El fantasma de la libertad, no tenía
intención de rodar más, pero ante la insistencia del productor Serge Silberman,
el realizador y Carrière se pusieron en 1976 a trabajar y desempolvaron el
viejo proyecto de La femme et le pantin: Retorné a un antiguo proyecto, la adaptación de "La
mujer y el pelele", de Pierre Louÿs... Me parece que el guion estaba bien
construido, teniendo cada escena un comienzo, un desarrollo y un final.
Bastante fiel al libro, la película presenta sin embargo, cierto número de
interpolaciones que cambian por completo su tono. La última escena –en que una
mano de mujer zurce cuidadosamente un desgarrón en un encaje ensangrentado (es
el último plano que he rodado)– me conmueve sin que pueda decir por qué, pues
permanece para siempre misteriosa, antes de la explosión final[2]...
Le
interesaba...
la idea de un hombre que quiere acostarse con una mujer y no lo logra. En el
libro, por cierto, el hombre termina acostándose con ella... Pero a mí me
interesaba más la historia de una obsesión que nunca puede hacerse realidad... (como les pasa a muchos de los personajes de
Buñuel)...Soy
hombre de ideas fijas. Quizá sólo me interesa un tipo de personajes, unas
cuantas situaciones.[3]
Algunas veces, no
recuerdo cuántas, ya habíamos hablado de la posibilidad de adaptar "La
mujer y el pelele" de Pierre Louÿs. Un día, no sé cómo, hablando con el
productor Serge Silberman, buscando una idea para otra película, quizás
finalmente porque Don Luis se sentía muy cerca del personaje del hombre, y
también por la posibilidad de trabajar otra vez con Fernando Rey, que le gustaba
mucho como actor y con quien se podía identificar realmente… porque existen
escenas en Ese oscuro objeto del deseo en
las cuales me parece que Don Luis habla. Es como en Tristana. En algunas, no siempre, no en todas las escenas, pero en
algunas de ellas, habla Don Luis. Son los dos personajes más cerca de Don Luis:
Don Mateo y el Don Lope de Tristana.[4]
Hay
declaraciones contradictorias de Carrière en relación con el guion que redactó
Buñuel en los años cincuenta. En una entrevista realizada en 1987 manifestó: No lo he leído.
Nunca me lo mostró. Creo que todo es diferente, con excepción de las escenas
que vienen directamente de la novela, pero nunca lo vi –creo que se le había
perdido-.[5] Sin
embargo, en otras declaraciones efectuadas entre 2004 y 2005 dijo: He leído el
primer guion y estaba mucho más próximo al libro. A continuación hemos
trabajado sin consultarlo nunca.[6] En
cualquier caso parece claro que no partieron de la versión anterior.
El
rodaje comenzó el 7 de febrero de 1977 en los Studios Eclair, Épinay, y con
exteriores en Madrid, Sevilla y Lausanne. En
junio terminó el rodaje. El estreno en París fue el 17 de agosto de ese año.
Los personajes a los que Mateo les cuenta su historia |
Al
poco de empezar el rodaje surge el gran problema: Buñuel no está satisfecho con
la actuación de la actriz elegida, María Schneider, detiene el rodaje y expone
el problema al productor Serge Silberman. El azar, algo tan querido por Buñuel,
hizo que al final la película fuera interpretada por dos actrices, Ángela
Molina y Carole Bouquet: Fue por necesidad. Yo había pensado que María Schneider
estaría bien en el papel...pero... teníamos que repetir una toma tras otra...
Finalmente tuve que decirle a Silberman: "Me he equivocado con esa
chica..."No encontrábamos la solución... Entonces se me ocurrió decir:
"Podríamos emplear a dos actrices..." A Silberman le pareció
magnífico...
Es
curioso que el público haya aceptado los constantes cambios de actriz... Para
que vean ustedes que el cine es como una especie de hipnotismo... Me tenía sin
cuidado qué escena correspondía a una y qué escena a otra, pero sólo procuraba
que tuvieran el mismo número de escenas... [7]
Para
obtener una más amplia información sobre el tema, lea el post: Las dos Conchitas
de Ese
oscuro objeto del deseo. Hay que puntualizar que en la versión
original francesa de la película las dos actrices fueron dobladas por la misma
persona, aunque con tono diferente.
Hubo
muchos cambios durante el rodaje en relación con el guion previsto. Quizá el
más llamativo sea el final, pero hay otros como los planos relacionados con el
saco que alguien lleva a cuestas, el del bebé/cerdito o el atentado del inicio
de la película, en la que Buñuel hace saltar por los aires al productor de la
película Serge Silberman. El sentido del humor del realizador.
Igual
que ocurriera con su película anterior, El fantasma de la libertad, su
último filme fue recibido con disparidad de criterios. Mientras algunos como
Sánchez Vidal opinaba que "en realidad, no hay nada nuevo en la película
de Buñuel, que nos muestra el sempiterno deseo atrapado por la cola, incapaz de
alcanzar su objeto, el viejo y la joven, la típica cadena de actos fallidos. No
está muy clara la oportunidad de este filme que rompe la perfecta trilogía
precedente, con el remate de El fantasma de la libertad que Buñuel se debía a sí mismo. [8]
Otros la veían como una obra rigurosa. Lo
cierto es que Buñuel retoma en la última película de su carrera, muchos de los
elementos que marcaron de alguna manera sus inquietudes y obsesiones lo largo
de su vida. Son el deseo, el erotismo, la sexualidad, el pecado, la religión,
la familia, la jerarquización social, etc.[9]
Incluso aparece de nuevo la frase que suele citar Buñuel para rechazar los
viajes: ¿Qué voy a hacer en… (Singapur en esta película) a las 3 de la tarde?
También retoma el tema de las relaciones entre el hombre maduro y la joven que
ya había tratado en películas como Viridiana o Tristana, que tienen
también a Fernando Rey como protagonista.
Primera aparición de Conchita en la narración de Mateo |
La imposibilidad de satisfacer el
deseo es una constante en la cinematografía buñueliana. Solo la insatisfacción
sostiene y aumenta el deseo. "Mateo, el protagonista de Ese
oscuro objeto del deseo, se ve obligado una y otra vez a demorar su
deseo de posesión sexual, ajustándose así el personaje a una de esas máximas a
las que se ven abocados los pobladores del universo buñueliano: el “no poder (hacer)”;
en este caso, “no poder poseer” a la mujer – del mismo modo que, por ejemplo,
en El
ángel exterminador es el “no poder salir (de la mansión)”; o el “no
poder asesinar”, en Ensayo de un crimen; o el “no poder cenar”, en El
discreto encanto de la burguesía. Y, como también es frecuente en
Buñuel, el film trabaja ese motivo con una buena dosis de humor, extraída en
este caso del juego narrativo desplegado, pues como sus textos de referencia, La mujer y el pelele y, por ende, Carmen[10],
Ese
oscuro objeto del deseo también pone en escena a un personaje masculino
contando el relato de su relación con la mujer (objeto de su deseo y de su
ruina), bien que actualizándolo en aras de una poética específica propia."[11]
A resaltar las
numerosas veces que en la película se hace referencia al terrorismo, bien sea a
través de atentados, como de conversaciones, la prensa, el altavoz, etc. Era un
tema que por esas fechas preocupaban mucho a Buñuel y le hacía tener una visión
pesimista del futuro. El último guion que elaboró, Agón, trataba directamente de este tema, pero no llegó a realizarlo
por problemas de salud.
Mateo y su desesperación por no poder poseer el objeto de su deseo |
"A pesar de
las apariencias de un relato lineal… la articulación narrativa de la película
es de las más complejas… El espectador no se da cuenta en seguida de la
interpretación del mismo personaje por dos actrices, y Mateo no se da cuenta
nunca. El espectador, manipulado por el realizador, está atrapado por su propia
participación en el fenómeno de proyección/identificación, mientras que Mateo
narrador, se enreda con sus representaciones sin prestar atención a esa cuestión. Es la prueba de que es el
director el verdadero narrador, como único dueño del juego y que lo maneja a su
gusto."[12]
En
Ese
oscuro objeto del deseo, Ángela Molina y Carole Bouquet interpretan a
Conchita mediante el procedimiento de alternar escenas. El artificio podría
haberle impedido a los espectadores entrar en la ficción, sin embargo, según
Buñuel, algunos ni se dieron cuenta… Buñuel no buscaba dos visiones distintas
de Conchita. El cineasta logra unificar la representación sin borrar la
dualidad del carácter del personaje…
La
personalidad de la heroína interpretada por Carole Bouquet y Ángela Molina
tiene un sutil contraste - debido a los artificios empleados - que pueden
efectivamente engañar al espectador. Sin embargo, cuando uno mira con más
atención, se puede ver un cierto juego de apariencias en la representación del
personaje: Carole Bouquet encarna la Conchita virginal mientras que la
interpretada Ángela Molina se muestra impúdica…
El saco que sale en varias ocasiones es un "detalle" de Buñuel |
Cuando
la película llega a su fin, el sistema de alternancia se acelera y acentúa la
indecisión del espectador. En el montaje de dos planos durante la última
escena, la actriz cambia pero conserva la misma ropa y la misma expresión en su
rostro…[13]
Buñuel
dice que repartió las escenas entre las dos actrices Al azar... Me tenía sin cuidado qué escena
correspondía a una y qué escena a otra, pero sólo procuraba que tuvieran el
mismo número de escenas. Efectivamente cada una aparece en 12
"escenas", en algunas de las cuales coinciden las dos, como cuando
entra una al baño y luego sale la otra, pero lo que no es cierto es que
estuvieran repartidas al azar. En algunas podrían haberse intercambiado, pero
en otras no.
"Seis [siete] flash-backs permiten al protagonista, Mateo (Fernando Rey) contar las desventuras que padece con su novia Conchita… de tal forma que la obra se vuelve más ágil, en medio de un desarrollo ordenado, lineal, trasportando el imaginario de Louÿs en distintos cuadros que trasmiten el erotismo y la perversión de forma singular. Durante el transcurso de la película se observa una cámara en movimiento y con planos largos donde los actores desarrollan su personaje. Los flash-backs narrativos permiten matizar el equilibradomontaje del filme."[14]
La "última burla" de Conchita a Mateo |
La
mayor parte de la película está contada a través del protagonista masculino y
que, por tanto, se trata de un relato dentro del relato. La mayor parte de los
episodios que nos son mostrados en la pantalla no pueden ser tomados al pie de
la letra, sino en el interior de la ficción. Expresan un punto de vista
subjetivo, incluso imaginado. No es posible saber si Mateo cuenta la verdad o
“su verdad”.[15]
Ninguna
de las varias adaptaciones que ha tenido la novela refleja el contenido
sadomasoquista de la novela. "Entiendo que ésta es, básicamente, el
retrato de una muchacha masoquista, aunque esta perversión no aparezca hasta
las páginas finales.
La
inexplicable actitud siempre enloquecedora de Conchita, que se ofrece y se
niega una y otra vez al atónito y doliente Don Mateo, esa actitud aparentemente
sádica, tiene una explicación que Don Mateo, ajeno por completo a esa
perversión, no consigue comprender. Lo que la muchacha busca con su sadismo
«emocional» lo descubre Don Mateo sólo cuando fuera de sus casillas, incapaz
de contenerse por más tiempo en su manera de ser pacífica y en las normas de
conducta caballerosas que un hombre ha de observar con una mujer, la emprende a
golpes con ella. Lo que Conchita pretende con su sadismo «espiritual» es que
Don Mateo satisfaga su masoquismo corporal. Él sólo «acierta» con ella cuando
ella le ha «toreado» hasta sacarlo fuera de sí, hasta hacer otro de él…
En Louÿs… es necesario que Conchita se entregue tras la
paliza, al ser la clave de la obra su masoquismo, ahora satisfecho. En Buñuel,
por contra, interesaría que el espectador siguiera pensando tras la paliza… que
Conchita sigue intacta…
Mateo pierde los nervios y golpea a Conchita |
El realizador reconoció la temática sado-masoquista de la película:
José de la Colina: ¿Qué es lo que mueve a Conchita a portarse
así con el personaje de Fernando Rey?
Buñuel: Un sentimiento
sádico. Ella se aprovecha de él, sabe que le conviene tenerlo contento, pero al
mismo tiempo lo odia a muerte, le gusta atormentarlo.
Tomás Pérez Turrent: Y en él habría una tendencia masoquista.
Buñuel: Sí, en eso se
corresponden uno con la otra.
Tomás Pérez.
Turrent:
Y se crea un lazo muy fuerte.
Recordemos
por otro lado que Buñuel ya hizo un excelente retrato de una mujer masoquista
en Belle
de jour.
La película está atravesada por
composiciones surrealistas entre las que se suceden un saco, un ratón, una
mosca, una gitana que lleva por niño un cochinillo, el bastidor de la bordadora
al final, que recuerda al cuadro de Vermeer “La encajera”; así como el
desdoblamiento de las actrices, material primordial para constituir a la obra
como pieza clave del surrealismo. Ángela Molina representa a una mujer carnal,
ardiente y provocativa, muy parecida al personaje que Pierre Louÿs detalla en
la novela, mientras que Carole Bouquet, tiene una belleza fría…"[18]
La zurcidora del final, era la esposa de Carrière y cierra el desgarro inicial de su carrera en Un perro andaluz |
La mayor apuesta
del film… en esta tarea propiamente deconstructora es la figurativización de la
mujer objeto del deseo masculino como relevo de dos rostros diferentes, como
antes señalábamos. Y es que, al margen de la cadena de metamorfosis sufridas
por Conchita, uno de cuyos inevitables eslabones es la Conchita-bailadora, que
refiere la novela de Louÿs, el texto buñueliano da un paso más para,
contradiciendo con violencia los cánones del relato cinematográfico convencional,
mostrar una Conchita encarnada, en lo que es un caso ejemplar de
“extrañamiento” (dépaysement)
surrealista, por dos actrices diferentes.[20]
Buñuel
había ido más lejos en esta disociación entre actor y personaje (en sentido
inverso) en su Hamlet al hacer
coincidir en el mismo Hamlet al final de la obra a los dos protagonistas
femenino y masculino.
Distinto
procedimiento era el reparto del mismo rol social entre dos actores diferentes
(los dos jefes de Policía, Julien Bertheau y Michel Piccoli) en El fantasma
de la libertad. De todas maneras el tema del doble es una constante de
Buñuel desde antes de su puesta en escena más evidente en Un perro andaluz, y no
debe sorprender ese rebrote tardío…
El final no le gustaba a Buñuel, porque no le parecía lo suficientemente claro que Mateo no consigue a Conchita |
Por
cierto, esa última escena no estaba prevista en el guion[23].
La película terminaba con Mateo y Conchita paseando por un jardín de París.
Esta
última escena debía tener algún significado especial para el realizador: “ Tan
significativo como que Buñuel utilice el pasaje Jouffroy –allí está situado el
Hotel Ronceray donde sus padres pasaron su viaje de novios y por lo tanto se
supone que allí fue concebido-...resulta el sorprendente hecho –viniendo de un
realizador tan austero y económico como fue Buñuel a lo largo de toda su
carrera-, de que volviera a rodar toda la secuencia, dos semanas después de
haber concluido definitivamente el rodaje, porque no había quedado satisfecho
con el resultado.[24]
En
efecto, Buñuel rodó de nuevo la última escena. Quizá la causa estuviera en que
no quedaba lo suficientemente claro que Mateo no conseguía su objeto de deseo: No me gusta el
final porque lo vemos entrando con ella en un pasaje, mirando escaparates como
marido y mujer. Allí debía contar que la situación sigue igual, que él no ha
logrado acostarse con ella... eso está mal realizado, no está claro. [25]
El
Mateo de la novela y de la película parecen coincidir en que si malo es vivir
con Conchita, peor es vivir sin ella, ya que ninguno se decide a abandonarla.
Explosión final. El terrorismo le preocupaba mucho a Buñuel en esos años |
[2] Luis Buñuel: Mi último suspiro, Plaza
& Janés, 1982, Pág. 243
[3] Tomás Pérez Turrent y José de la
Colina: Buñuel por Buñuel, Plot,
1993, Pág. 174
[4] Conversaciones
con Jean-Claude Carrière, Ayuntamiento de Zaragoza, 2004, pág. 60
[5] Conversaciones
con Jean-Claude Carrière, Ayuntamiento de Zaragoza, 2004, pág. 59
[6] Arnaud Duprat: Les derniers films de Luis Buñuel: l'aboutissement d'une pensée
cinematographique, Thèse de doctorat, diciembre 2007, pág. 492 (Consultada
en Internet)
[7] Tomás Pérez Turrent y José de la
Colina: Buñuel por Buñuel, Plot,
1993, Pág. 173
[8] Agustín Sánchez Vidal: Luis Buñuel, Ed. J.C.,
1984, Pág. 376
[9] Luisa F. Assunção: L'image de la femme dans le roman La femme et
le pantin de Pierre Louÿs et dans le film Cet obscur objet du desir de Luis
Buñuel: une etude comparée, Revista Eletrônica Literatura e Autoritarismo,
nº 17 – Janeiro-Junho de 2011, pág. 54
[10] Se refiere a la obra Carmen de Prosper Mérimée
[11] Pedro Poyato: El sistema estético de Luis Buñuel, Universidad del País Vasco,
211, pág. 197
[12] Marcel Oms: Don Luis Buñuel, Les Éditions du Cerf, 1985, Pág. 183
[13] Luisa F. Assunção: L'image de la femme dans le roman La femme
et le pantin de Pierre Louÿs et dans le film Cet obscur objet du desir de Luis
Buñuel: une etude comparée, Revista Eletrônica Literatura e Autoritarismo,
nº 17 – Janeiro-Junho de 2011, pág. 67-70
[14] Estella Maris Poggian: El tema del doble en el cine, como
manifestación del imaginario audiovisual en el sujeto moderno, tesis
doctoral Barcelona, 2002, pág. 337, (consultable en Internet)
[15] Maurice Drouzy: Luis Bunuel architecte du rêve, Lherminier,
1978, Pág. 261
[16] Paulino Viota: Pierre Louÿs-Von Sternber-Dos Passos-Buñuel, Trama y fondo, nº 2,
abril 1997, págs. 38-41
[17] Tomás Pérez Turrent y José de la
Colina: Buñuel por Buñuel, Plot,
1993, Pág. 175
[18] Estella Maris Poggian: El tema del doble en el cine, como
manifestación del imaginario audiovisual en el sujeto moderno, tesis
doctoral Barcelona, 2002, pág. 340, (consultable en Internet)
[19] Luis Buñuel: Mi último suspiro, Plaza
& Janés, Pág. 172
[20] Pedro Poyato: El sistema estético de Luis Buñuel, Universidad del País Vasco,
211, pág. 199
[21] La mujer zurcidora en la esposa del
coguionista: Auguste Carrière.
[22] Agustín Sánchez Vidal: Luis Buñuel, (Ed. J.C.)
Pág. 376
[23] Luis Buñuel: Quell'oscuro oggetto del desiederio, Einaudi, 1981
[24] Antonio Castro: Evolución y permanencia de las obsesiones en
Buñuel En: Obsesión es Buñuel. Ed.
Antonio Castro, 2001, Pág. 322
[25] Tomás Pérez Turrent y José de la
Colina: Buñuel por Buñuel, Plot,
1993, Pág.175
"incapaz de contenerse por más tiempo en su manera de ser pacífica y en las normas de conducta caballerosas que un hombre ha de observar con una mujer, la emprende a golpes con ella."
ResponderEliminarA esta estupidez, responderé con otra cita.
«A la estupidez, que no conoce límites, sólo cabe combatirla, por muy desigual que resulte la lucha y mucha sea la pereza que nos venza»:
Hay otro tipo de estupidez, fanatizada, que encuentra en todo motivos para victimizarse. El remedio, que no cumplo con esta respuesta, es ignorarla.
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