Luis Buñuel y Federico García Lorca (y 2)

                                                                                                        
Las  afinidades en motivos y espacios vuelven a surgir en el texto dra­mático de García Lorca "Diálogo con Luis Buñuel", compuesto hacia 1923. En la acotación a la escena primera y única del manuscrito, se lee: "Por la ventana se ven largas nubes dormi­das"; y junto a la palabra "habitación" figuran tachadas otras dos: "venta­na" y "balcón"; lo que nos remite otra vez a la secuencia que abre Un chien andalou"Un balcón en la noche. Un hombre afila su navaja ante el balcón. El hombre contempla el cielo a través de los cristales" (La Révolution Sur­réaliste). Destaca también en este diálogo inconcluso una frase dicha por Luis —"A mí me das tierra firme y realidad"—, que tanto define la personalidad de Buñuel y que tanto difiere del espíritu de Federico, que prefiere "viajar alrededor de mi jardín":[15]

Diálogo con Luis Buñuel

ESCENA PRIMERA

Habitación blanca con los muebles de pino. Por la ventana se van largas nubes dormidas. Los personajes están tomando té.

FEDERICO. No tengo esa sed de viajes que te domina, Buñuel.
LUIS. Pues en mí constituye una obsesión.
Diálogo con L. Buñuel 1
AUGUSTO. Yo no siento el deseo de ir a todas partes que tiene éste, pero el viaje a ciertos países me gustaría mucho.
LUIS. En un campo quieto bajo la escarcha y un bosque agitado por el viento encuentro el mismo fruto de emoción. A veces pienso que la tierra es demasiado pequeña, ¡y que todo se conoce ya!
FEDERICO. Piensas así porque eres fuerte.
LUIS. No sé qué decirte.
FEDERICO. Yo en cambio, como Alfonso Karr, prefiero viajar alrededor de mi jardín.
LUIS. A mí me das tierra firme y realidad.
AUGUSTO. Creo que los dos podréis viajar en vuestros mundos sin que al final se pueda saber quién traerá su zurrón más lleno.
FEDERICO. Tienes razón. Del norte al sur de la veleta del tejado, hay la misma distancia que de un polo a otro polo.
LUIS. Absolutamente la misma.
(La tarde se va tendiendo lentamente sobre el monte. Cuatro gorriones con las alas abiertas componen por un...)[16]

Diálogo con L. Buñuel 2
Diálogo con Luis Buñuel es un texto inconcluso donde el autor sólo desarrolla la escena primera. El original está escrito con tinta negra en las dos caras de una sola cuartilla. Manuel Fernández Montesinos estima que debió redactarse hacia 1925...Los tres dialogantes son Federico, Luis y «Aug» [sic]. Bien identificados los dos primeros, puede pensarse que el tercero es Augusto Centeno, residente y miembro fundador de la Orden de Toledo...El tema se centra en una amistosa discusión sobre los viajes; se combinan las efecti­vas recriminaciones con las preferencias personales. Para Luis, éstos constituyen «una obsesión», Federico prefiere «viajar alre­dedor de mi jardín» y Augusto quisiera viajar «a ciertos países». El autor, finalmente, apostilla que «del norte al sur de la veleta del tejado, hay la misma distancia que de un polo a otro polo». La tarde y los gorriones cierran un inconcluso episodio.[17]

Era habitual entre amigos acudir a las verbenas de Madrid, espacio en el que se mezclaban aspectos castizos y costumbristas con elementos moder­nos, como las atracciones mecánicas. Práctica especialmente obligada era hacerse fotografiar tras paneles pintados (aeroplanos, barcos, coches, figu­ras grotescas recortadas). El juego de confundir el plano de lo imaginario con la presencia física de los retratados debía gustar especialmente a los jóvenes vanguardistas…
En la verbena de San Antonio de la Florida
Sin salir de este contexto, hay que acudir a una fotografía —ellos dos su­bidos a una motocicleta con sidecar— que Lorca dedica a Buñuel en la ma­drileña verbena de san Antonio de la Florida, en junio de 1924. En el rever­so Lorca improvisa un poema del que se entresacan estos versos: "La luna grande luce y rueda / por las altas nubes tranquilas". Surgen entonces metáforas que tanto uno como otro trasladan a su obra. Así, el guión publicado de Un chien andalou (1929) incorpora una imagen similar en el prólogo de la película: "Una nube ligera que avanza hacia la luna llena (...) La nubecilla pasa ahora delante de la luna" (La Révolution Sur­réaliste, 12, 15 diciembre 1929: 34).[18]

Federico dedicó a Buñuel en 1924 en la verbena de San Antonio de la Florida, el siguiente poema:

Reverso foto
La primera verbena que Dios envía
es la de San Antonio de la Florida.
Luis: en el encanto de la madrugada
canta mi amistad siempre florecida,
la luna grande luce y rueda
por las altas nubes tranquilas,
mi corazón luce y rueda
en la noche verde amarilla.
Luis, mi amistad apasionada
hace una trenza con la brisa.
El niño toca el pianillo,
triste, sin una sonrisa.
Bajo los arcos de papel,
        estrecho tu mano amiga.[19]

(En el dorso de la fotografía[20] en que lo escribió Lorca pone: “tres de la madrugada, borrachos los dos, Federico escribió una poesía improvisada en menos de tres minutos”.)

De los años de la Residencia es una anécdota bastante conocida que contaba Buñuel:
Alguien vino a decirme que un tal Martín Domínguez, un muchachote vasco, afirmaba que Lorca era homosexual. No podía creerlo. Por aquel entonces en Madrid no se conocía más que a dos o tres pederastas, y nada permitía suponer que Federico lo fuera.
Estábamos sentados en el refectorio, uno al lado del otro, frente a la mesa presidencial en la que aquel día comían Unamuno, Eugenio d’Ors y don Alberto, nuestro director. Después de la sopa, dije a Federico en voz baja:
—Vamos fuera. Tengo que hablarte de algo muy grave.
Un poco sorprendido, accede. Nos levantamos.
"Para Federico con un fuerte
abraza" Luis Buñuel
Nos dan permiso para salir antes de terminar. Nos vamos a una taberna cercana. Una vez allí, digo a Federico que voy a batirme con Martín Domínguez, el vasco.
—¿Por qué? —me pregunta Lorca.
Yo vacilo un momento, no sé cómo expresarme y a quemarropa le pregunto:
—¿Es verdad que eres maricón?
Él se levanta, herido en lo más vivo, y me dice:
—Tú y yo hemos terminado.
Y se va.
Desde luego, nos reconciliamos aquella misma noche. Federico no tenía nada de afeminado ni había en él la menor afectación.[21]

En 1925 Buñuel se fue a París. Allí se introduce en el mundo del cine y al año siguiente le escribe varias cartas y postales a Lorca solicitándole colaboración para escribir el guión de una película, pero no obtiene respuesta. En una de ellas le manda la el retrato de más arriba: "Como arma defensiva [contra el olvido] te envío este monísimo retrato. Supongo que lo colocarás sobre esos fondos de tela popular granadina que pones siempre en el tabique de tu cuarto". [21bis]
Buñuel pasará a buscar la colaboración de Ramón Gómez de la Serna que tampoco desembocará en una película. Tendrá Buñuel que esperar a comienzos de 1929, para conseguirlo con Salvador Dalí.
Buñuel abominaba del lorquismo de charanga y pandereta, pero sentía una gran admiración por su persona. Posiblemente había un poco de celos en esta postura de Buñuel, ya que tanto Lorca como Dalí ya habían destacado como artistas, mientras que él todavía no se había estrenado.
Postal enviada por Buñuel a Federico
Chateauroux, 18/6/1926

Federico me revienta de un modo increíble... Es su terrible esteticismo el que lo ha apartado de nosotros. (Carta a Pepín Bello, La Glacière, 5/9/1927)
Federico quiere hacer cosas surrealistas, pero falsas, hechas con la inteligencia, que es incapaz de hallar lo que haya el instinto... A pesar de todo, dentro de lo tradicional, Federico es de lo mejor que existe. (Carta a Pepín Bello, París, 1/10/1928)
En septiembre de 1928 y en carta a José Bello le dice Buñuel, que vio a Federico en Madrid y que volvieron a quedar íntimos, después de todas las críticas que le había estado haciendo ante sus amigos comunes José Bello y Dalí, con la intención de alejarlo de este último.
Buñuel es durante varios años un entusiasta campeón del surrealismo más virulento, que comparte con Dalí y obliga a Federico García Lorca y a Rafael Alberti a buscar una escritura más irracional en libros de poesía que han hecho historia...[22]
Precisamente esta manera total y sin atenuantes de entender el surrealismo produjo, como se sabe, fuertes tensiones en la amistad de los dos amigos íntimos: Buñuel y Lorca. Buñuel acepta el automatismo psíquico de la escritura surrealista como una explosión de los instintos y de los impulsos ciegos del subconsciente frente a un Lorca que de ninguna manera quiere abdicar del control supremo del artista en el momento de la creación...
Postal enviada por Buñuel a Federico. Amsterdam
24/4/1926. Había ido para el montaje del
Retablo de Maese Pedro

La ruptura entre ambos tiene su origen en la apasionada controversia sobre el surrealismo y en razones que son esencialmente artísticas...[23]
Lorca consideró que en Un perro andaluz se hacía alusión a su persona. Según Buñuel, el poeta dijo: “Buñuel ha hecho una mierdecita así de pequeñita que se llama Un perro andaluz y el perro andaluz soy yo.” La interpretación de que Un perro andaluz describe, de modo críptico, las dificultades que se oponen a la maduración heterosexual de un joven, sólo podían reforzar la suspicacia de Lorca de que el film le aludía personalmente...[24] Hay muchos que piensan que el guión de Viaje a la luna es la respuesta del poeta al cineasta, aunque hay muchas dudas sobre que Lorca hubiera visto la película de Buñuel antes de escribir su guión.
A veces Buñuel criticó la obra de Lorca a través de la suya. La obra de este último Oda al Santísimo Sacramento, provocaría  alusiones en La edad de oro con la escena del ostensorio y en Viridiana, sin mencionar el poema Agradable consigna de Santa Huesca. [25]
Posteriormente, las posiciones se irán acercando y, como destaca la crítica, existen abundantes interrelaciones entre las dos primeras películas de Buñuel y “Poeta en Nueva York”, “Así que pasen cinco años” y “El público”. Por otra parte, y aunque Buñuel no lo reconozca expresamente, hay imágenes de la poesía de Lorca que inciden en su imaginario cinematográfico.[26]
Buñuel, Ugarte y Lorca
Poco antes de Un chien andalou, una disensión superficial nos separó durante algún tiempo. Luego, como andaluz, susceptible, creyó, o fingió creer, que la película era contra él. Decía:
—Buñuel ha hecho una peliculita así (gesto de los dedos), se llama Un chien andalou, y el perro (chien) soy yo.
En 1934, nos habíamos reconciliado totalmente. Aunque yo encontraba a veces que se dejaba sumergir por un número demasiado grande de admiradores, pasábamos juntos largos ratos. Frecuentemente, acompañados por Ugarte, subíamos a mi «Ford» para relajarnos durante unas horas en la soledad gótica de El Paular.[27]


[15] Alfonso Puyal: Buñuel y Lorca: caminos hacia la poesía a través del cine. En Luis Buñuel: dos miradas. Ed. Tranvía, Berlín, 2011, pág.156
[16] Federico García Lorca: Obras completas, tomo II: Teatro, Galaxia Gutenberg, 1997, pág. 637
[17] Rafael Utrera Macías: Miscelánea cinematográfica y literaria, nº 11-12, 2000, pág. 76
[18] Alfonso Puyal: Buñuel y Lorca: caminos hacia la poesía a través del cine. En Luis Buñuel: dos miradas. Ed. Tranvía, Berlín, 2011, pág. 156
[19] Federico García Lorca: Obras completas, tomo I: poesía, Galaxia Gutenberg, 1996, pág. 762
[20] En una avioneta de cartón, con un Lorca eufórico pilotando, éste y el aragonés miran  fijamente la cámara. Al dorso Buñuel copió unos versos de Federico inspirados por la ocasión. Ian Gibson: Luis Buñuel. La forja de un héroe, pág. 172
[21] Luis Buñuel: Mi último suspiro.  Plaza & Janés, 1982, Pág.:64-5
[21bis] Boletín de la Fundación Federico García Lorca, nº 27-28, 2000, pág. 166
[22] Juan Cano Ballesta: Luis Buñuel: El joven cineasta y el mundo... En: Turia, nº 28-29. Pág.: 186
[23] Román Gubern: Proyector de luna. Anagrama, 1999, Pág.: 421
[24] Román Gubern: Proyector de luna. Anagrama, 1999, Pág.: 421
[25] Agustín Sánchez Vidal: Buñuel, Lorca, Dalí: El enigma sin fin. Planeta, 1988, Pág.: 202
[26] Víctor Fuentes : Los mundos de Buñuel. Akal, 2000, Pág.: 19 (nota)
[27] Luis Buñuel: Mi último suspiro. Plaza & Janés, 1982, Pág.154

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