Navaja-crucifijo o crucifijo-navaja
(Este post ha sido actualizado con fecha 1/8/2014)
Durante el rodaje de Viridiana, Buñuel introdujo unos planos, que no estaban en el guión original, y relacionados con una navaja-crucifijo que “descubrió”.
Durante el rodaje de Viridiana, Buñuel introdujo unos planos, que no estaban en el guión original, y relacionados con una navaja-crucifijo que “descubrió”.
Esa
navaja, que se vendía
en cuchillerías, en forma de crucifijo, por efecto del primer plano en que la
muestra Buñuel, se ha transformado en lo contrario, en un crucifijo-navaja, es
decir un objeto malvado y traicionero.
Lo explica
el propio Buñuel: La
"fotogenia" transformó su significación. Una vez en pantalla, la
navaja, que en España se utiliza en todas partes, adquirió de pronto un
carácter blasfemo y sacrílego.
Sólo la fotografía hace resaltar la
malicia y el carácter surrealista de un objeto fabricado inocentemente y en
serie.[1]
Me hizo gracia. Se parece un poco a
la "pistola-puñal" descrita en Cumbres Borrascosas...[2]
¡Pero si no son más que...
metáforas, contrastes que me seducían..., en una palabra: poesía! [...]Las
imágenes que muestro a los espectadores me han atraído, en primer lugar, desde
un punto de vista poético. ¡Que les encuentren un significado si quieren! Yo no
hago nada por sistema.[3]
Como decía
Jean Epstein, con quien Buñuel trabajó de ayudante de dirección unos años antes
de Un
perro andaluz, “el aislamiento de todo primer plano ocasiona una
especie de objeto surrealista, es decir, de objeto desplazado, hurtado a su
sentido y empleo común a favor de un sentido y empleo especiales.”
A Buñuel
debió encantarle cuando la vio por el carácter “surrealista del objeto”, al
combinar de forma tan natural religión y violencia. Sánchez-Biosca opina que: en la
lógica dadaísta y superrealista, en la concepción de Marcel Duchamp y Max
Ernst, por ejemplo, el objeto presenta una extrañeza consustancial a su doble
función. Propiamente dicho, el objeto es de por sí un collage, pues reúne dos usos en principio contradictorios y poco
compatibles: si uno de ellos apela a la
oración y es improductivo, el otro remite a la utilidad cotidiana, al quehacer
diario...Lo fascinante para Buñuel es que ese objeto no ha sido fabricado por
el poeta o el cineasta, que no es una provocación, sino un objeto cotidiano, encontrado (trouvé) y, por demás,
fabricado en serie. El trabajo del artista surrealista consiste a fin de
cuentas en una única operación, pero de gran envergadura: descubrirlo,
aislarlo, saber reconocerlo y mostrarlo para
sorpresa tanto de aquéllos que lo
desconocían, como sobre todo de los que lo conocían y no supieron detectar su
extrañeza y misterio. En suma, Buñuel realiza una especie de extrañamiento del
objeto que lo hace más perceptible y enigmático y con ello revela el origen
vanguardista del que partió, aun cuando la aparición de dicho objeto se
produzca en el interior de una ficción corriente y lineal.
Por
el contrario, una lectura alegórica del objeto como crítica a la religión
resulta empobrecedora y olvidaría la
poética del objeto a la que Buñuel estuvo vinculado desde los comienzos de su
trayectoria artística. Por si fuera poco, el objeto mostrado cumplió sin
proponérselo un objetivo plenamente surrealista: provocó tal escándalo que
otros crucifijos-navaja similares fueron prohibidos en España. La plenitud del
objeto surrealista, su extrañeza y provocación se habían logrado de un solo
golpe certero y, en parte involuntario.[4]
¿Cómo
llegó la navaja a las manos de Buñuel?
Como suele
ocurrir en estos casos, siempre hay varios que quieren apuntarse el tanto:
- Juan Luis Buñuel, su hijo y
ayudante de dirección en Viridiana: “Yo compré la navaja
en el Arco de Cuchilleros de Madrid y entonces se la enseñé. Él me dijo:
«¡Hombre,! vamos a ver mañana dónde lo metemos...”[5]
- Luis Buñuel: “Se diría que ha
sido hecho a propósito para las necesidades de la película, un hallazgo
de Buñuel, ¿verdad? Pero lo encontré en una tienda de Albacete, cuando
estaba localizando exteriores[6].”
En otro momento: “Había pensado primero que me hicieran en Albacete un
crucifijo-navaja de grandes dimensiones. Pero me dijeron que tendría que
esperar tres semanas y renuncié. Me contenté con comprar este objeto en un
bazar.” [7]
- Domingo Dominguín. Ricardo
Muñoz Suay dice: “Un detalle en el que caigo ahora: El
"cuchillo-Cristo" que se ve en Viridiana había sido descubierto
por Domingo Dominguín en España, exactamente en Albacete”. J. A. Bardem
dijo algo parecido: “Domingo Dominguín, que tenía plazas de toros por
Albacete, en la estación de esa ciudad compró esa navajita y se fue a los
estudios con ella. Domingo se la enseñó a Buñuel y enseguida improvisaron
esa escena.” [8]
- Emilio Sanz de Soto contó que durante el rodaje de Viridiana, Carlos Saura y él pasaron por Chinchón y vieron a un viejo que vendía unas " "navaja que al abrirse se convertía en crucifijo". Les pareció una bestialidad ibérica. Compraron una y se la llevaron a Buñuel. Cuenta que cuando Buñuel la vio le pareció una bestialidad increíble, pero que se rió mucho. Le hizo a Rabal mondar una manzana o naranja y que el operador lo tomara en primer plano. A continuación puedes ver su declaración:
El plano de la navaja en la película
La historia
de la navaja-crucifijo terminó también de una forma que a los surrealistas les
hubiera encantado: tras el escándalo de la película Viridiana, ese objeto,
que llevaba vendiéndose muchos años, se prohibió su fabricación en España. Para
que luego digan que el cine no tiene poder.
[1] Declaraciones a Le Monde, 1 de junio de 1961
[2] Georges Sadoul en: Viridiana, Ed. Era, 1963, pág. 33.
[3] A Henri Rode, Cinemonde,
20 de junio de 1961
[4] Vicente Sánchez-Biosca: Viridiana. Paidós, Pág.: 54
[5] Entrevista a Juan Luis
Buñuel en: Amparo Martínez Herranz (Coord.) “La España de Viridiana”, Prensas
de la Universidad de Zaragoza, 2013, pág. 465
[6] José de la Colina y Tomás Pérez: Buñuel por Buñuel,
Plot, 1993, pág. 21
[7] Georges Sadoul, en: Viridiana, Ed. Era, 1963, pág. 33.
[8] Juan Antonio Bardem en: En torno a Buñuel, Cuadernos de la
Academia, nº 7-8, págs. 76-77
[9] Declaraciones de Sanz de Soto en el documental Luis Buñuel, constructor de infiernos, de Domenec Font, 1986.
[9] Declaraciones de Sanz de Soto en el documental Luis Buñuel, constructor de infiernos, de Domenec Font, 1986.
Y AQUÍ LOS MATAKURAS. SON DE HACE 30 AÑOS: https://vimeo.com/378538878
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