El regreso de Buñuel a España (1960)

Paco Rabal
Buñuel regresó a España en 1960, tras un exilio forzoso de  más de 20 años como consecuencia de la derrota de la República en la Guerra Civil. Llevaba ya algún tiempo intentando volver, no para establecerse, sino para ver a su familia, sobre todo a su madre enferma de Alzheimer.
Como suele ser lógico en estos casos, son varios los que se atribuyen el mérito de haber conseguido su regreso: los miembros de UNINCI (Bardem, Muñoz Suay, Domingo Dominguín, etc), Pedro Portabella, etc. La verdad es que el mérito se debe a Paco Rabal como veremos pronto.


Desde el rodaje de Nazarín (1958), Buñuel había comentado a Rabal sus deseos de volver a España, a la que se sentía unido física y culturalmente.
Paco Rabal, en carta de 26 de marzo de 1960, le dice a su mujer: “Hoy comí con Buñuel en El Parador […] Hablamos de su viaje a España, de Ángel Guerra[1], de Toledo y de muchas cosas […] Tiene que ir ahora, casi seguro, a Francia para hacer los títulos de su última película, La joven, y aprovechará para ya, desde París, saltar a Madrid y quedarse ahí para hacer la adaptación de Ángel Guerra […] Él ha puesto ya un telegrama a su hermano en Zaragoza para que le active los trámites en Madrid de su visado. Tiene todavía sus dudas por la censura, por su horror a los viajes…pero está muy animado.[2]
 
Enrique Llovet
En Cannes, durante la presentación de su película La joven (1960) le había dicho a su amigo actor: "Si yo pudiera entrar a España, está tan cerca... Iría a Zaragoza, a ver a mi madre, que está muy enfer­ma. A ver si tú lo puedes arreglar".
Con mi hermano Damián y Justo Alon­so, se lo dijimos a Enrique Llovet, que además de escritor es diplomático y tenía un amigo en el Ministerio de Asuntos Exteriores. Su amigo llevaba las cuestiones de los exiliados que querían volver, a quienes se les exigía una gran cantidad de papeleos; entre otras cosas, debían demostrar no tener delitos de sangre. Gracias al amigo de Llovet, que resultó ser un gran admirador suyo*, y al cónsul de España en París, que era su amigo, Buñuel no tuvo que esperar meses y meses, como temía.[3]

El festival de Cannes empezó el 4 de mayo. No sabemos la fecha de la petición de Buñuel a Paco Rabal, pero éste debió moverse deprisa, pues el día 8 Buñuel le escribía una carta de agradecimiento:

Cannes 8 Mayo 60[4]

Querido sobrino:
Carta de Buñuel 10-5-1960
" Muchas gracias por su eficacísima intervención. Me avisó, en efecto, el consulado de París diciéndome que el visado estaba listo. Pero al día siguiente recibí otro telegrama diciéndome lo contrario pues por lo visto no se habían cubierto ciertas "formalidades". Me dicen que me avisarán cuando todo quede arreglado. No sé si para esto emplea­rán un día o un mes. Lo que sí sé es que si el día 15 no tengo mi visado me vuelvo a México. De todos modos tu actividad, interés, seriedad e INFLUENCIA aceleraron este asunto que ni Rodrigáñez, ni Pepín, ni Dominguines[5], ni nadie hizo avanzar un centímetro antes de tu interven­ción.
Abraza muy fuertemente a Ricardo  cuyo telegrama recibí. Ojalá [sic] pueda hacerlo yo personalmente muy pronto.
Muchos besos para mi sobrina y mis nietecitos, y para ti ídem.
Tu tío
Luis

No tuvo que esperar mucho, pues vuelve a escribirle dos días después:

                                                                               Cannes 10 mayo 60[6]

Querido Paco:
Sobrino más activo, servicial e influyente que tú no creo que exista. Hace tres días el consulado me avisó que esta vez va en serio y tengo el visa que impedirá que me den garrote vil en España. Y eso gracias a ti.
Cesáreo, a quien no conocía personalmente, me dio ayer tu tarjeta cuando después de la proyección de Los golfos fui a abrazar a esos dos estu­pendos muchachos: Portabella y Saura[7].
Hoy habló contigo por teléfono Juan Luis porque yo no oía nada.
Salgo el día 15 para París. Allí recogeré mi visa el 16 para salir el 17 hacia esa tierra desconocida —no es la que conocí, triste cosa— llamada España. Paso por Barcelona a ver a mi hermana, luego estaré ocho o diez días en Zaragoza  y me tendrás en Madrid hacia el día 1 de junio. Te avi­saré mi llegada con gran exactitud.[…]
                                                           Muchos, muchos abrazos de
                                                                                              Luis B.
 
Foto del viaje a Cuenca. A la izquierda:
Carlos Saura y Pedro Portabella
El día 17 de mayo, Buñuel llegó a Port-Bou, donde le esperaba su hermana Conchita. Después fue a Barcelona, donde estuvo ocho días con sus hermanas Conchita y Margarita. Posteriormente se trasladó a Zaragoza para ver a sus otros hermanos y a su madre, que estaba enferma de Alzheimer y que no le reconoció. El 29 se encontraba en Madrid.
Fue a Toledo y después hizo un viaje con Carlos Saura y Pedro Portabella a Cuenca, para visitar a Antonio Saura. Fue un viaje emotivo, ya que se enfrentaba por primera vez con el paisaje español. También visitó a Domingo Dominguín en su finca de la Companza.

*Enrique LLovet me llevó al Ministerio de Asuntos Exteriores, me presentó a un amigo suyo del que lamento siempre extraordinariamente no acordarme de su nombre, y ese hombre se desvivió., dijo: "¡Buñuel! Este hombre tiene que entrar rápidamente en España". Era un tremendo admirador suyo. Y, en efecto, enseguida mandaron el pase para que entrara en España. (Paco Rabal: En torno a Buñuel, Cuadernos de la Academia, nº 7-8, 2000, pág. 430)           



[1] Buñuel tenía el empeño de rodar la novela de Galdós, Ángel Guerra, con Paco Rabal.(Ver la pág. Proyectos de este blog).
[2] Asunción Balaguer y Paco Rabal: Las cartas de nuestra vida. Correspondencia privada (1949-1975), Belacqva, 2004, pág. 239.
[3] Paco Rabal: Si yo te contara, El País-Aguilar, 1994, pág. 197
[4] Pedro Guerrero Ruiz: Querido sobrino. Cartas a Francisco Rabal de Luis Buñuel, Pre-textos, 2001, págs. 27-28.
[5] Se refiere, correlativamente, a Eduardo Rodrigáñez (amigo de Buñuel), Pepín Bello y los hermanos Domingo, Pepe y Luis Miguel Dominguín.
[6] Pedro Guerrero Ruiz: Querido sobrino. Cartas a Francisco Rabal de Luis Buñuel, Pre-textos, 2001, pág. 29.
[7] Como se comprende por la fecha en que Portabella o Saura conocieron a Buñuel, poco pudieron hacer a favor de su regreso a España, porque el asunto ya estaba arreglado.

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