Buñuel en la Residencia de Estudiantes
Cuenta Buñuel: En la Residencia de Estudiantes... permanecería siete años. Mis
recuerdos de aquella época son tan vívidos, que puedo asegurar, sin temor a
equivocarme, que de no haber pasado por la Residencia mi vida hubiera sido muy
diferente.
En
la R.E. me encontré ante una elección inevitable. En aquella elección
influyeron el ambiente en que vivía, el movimiento literario que existía en
Madrid en aquellos momentos y el encuentro con unos excelentes amigos[1].
Residencia de Estudiantes |
Estos
siete años (hasta 1925 en
que se fue a París) fueron muy
importantes para mi formación. Pasé de agronomía a ciencias naturales y
finalmente a filosofía y letras. Aunque estudiaba muy poco, esta carrera, que
era de cuatro años, la hice en dos. Todo era ir a los cafés y charlar con los
amigos[2]...
No
puedo explicar día a día lo que fueron aquellos años de formación y encuentros;
nuestras charlas, nuestro trabajo, nuestros paseos, nuestras borracheras, los
burdeles de Madrid... y nuestras largas veladas de la Residencia… [3]
La coincidencia de Buñuel, Lorca y Dalí en
la Residencia no fue exactamente producto de la casualidad...Si un padre
deseaba para su hijo una educación moderna y esmerada, tenía el suficiente dinero
para pagarla y rehuía la tradicional enseñanza religiosa, resultaba lógico que
terminara por encaminarlo a la Residencia de Estudiantes.[4]
En la etapa en que Buñuel estuvo en la
Residencia, ésta se hallaba en los altos del Hipódromo (calle Pinar, 21), casi
en pleno campo por aquel entonces y con jardines. Antes estuvo en la calle
Fortuny. El lugar se conocía con el nombre de Colina de los Chopos. Tenía,
aparte de los dormitorios, comedores, bibliotecas, laboratorios, salas de
esparcimiento, zonas para hacer deporte, etc.
Por la mañana de 7 a 9 desayuno, la comida de 1 a 2. A las 5 té y a las 8 y
media cena. Se organizaban gran cantidad de actividades culturales: conciertos,
recitales, etc. La sección de Cursos y Conferencias organizaba todos los
sábados proyecciones cinematográficas, y para asistir se pagaba una cuota de 5 pts . al mes. Buñuel
llegaría a organizar desde mayo de 1927 varias sesiones de cine de vanguardia
francés
Aunque había completa libertad, las
excentricidades había que dejárselas para el exterior, pues dentro había un
severo control con las normas de comportamiento. Normas no escritas, pero que
se respetaban en general.
Buñuel llega a la Residencia el 6 de
octubre de 1917 y como no había cuarto compartió el de Augusto Centeno. La
dejará a principios de 1925, pero volvió a ella algunas veces.[5]
Don Juan Tenorio. Buñuel 2º por la derecha |
Cuando Luis llegó “lo ocupaba un colegio
mayor para 150 estudiantes. Erigido sobre una colina rodeada de jardines...el
gran edificio de ladrillo rojo y de tres plantas, conocidas como
pabellones...Las habitaciones eran baratas: 7 pesetas por día o 4 por una
habitación compartida, que solía ser lo habitual...Aquí y allá, un jarrón o un
tapiz daban un toque de color a un entorno por lo demás deliberadamente
austero. El alcohol estaba prohibido[6] –todo
el mundo tomaba té– y los suelos estaban impolutos...Luis se instaló [más
adelante] en una habitación privada, que la familia pagaba por semestres.
También le asignaron una insuficiente paga semanal de 20 ptas…[7] para sus gastos, lo que lo coloca entre los
hijos de rico. Pero visiblemente este dinero no es suficiente puesto que tiene
numerosas deudas y cuando vuelve a Zaragoza, debe pedir a su madre que el
administrador de la familia lo arregle sin que su padre se entere.[8]
El cambio de la vida provinciana a la gran
ciudad deslumbró a Buñuel. Su afición por los deportes y por la buena vida,
hacen que sus estudios, excepto la biología, vayan a la deriva. Don Leonardo
ordena a su hijo regresar a Zaragoza a mitad de curso para vigilarlo de cerca
en el estudio de las matemáticas, un auténtico calvario para el joven
Buñuel...Durante los dos primeros años no hace gran cosa. En 1918 se convierte
en vegetariano, le gusta andar descalzo y come siempre pan del día anterior. En
1919 funda el equipo de atletismo de la Residencia y practica el boxeo amateur.
Participa en un Campeonato de boxeo, en el que pierde por puntos. Muchas noches
se emborrachaba. Aprendió a aguantar la bebida y frecuentaba los burdeles.
En 1920 decide cambiar a Ciencias Naturales,
disciplina por la que siempre había sentido una profunda afición... Durante
casi dos años trabajó a las órdenes del famoso investigador y ortopterólogo
Ignacio Bolívar, cuyo laboratorio en el Museo de Historia Natural se encontraba
muy próximo a la Residencia. Durante ese tiempo le preparó numerosas preparaciones
histológicas de insectos para don Santiago Ramón y Cajal. Lo que le hizo
cambiar de carrera fue la lectura del libro La
vida de los insectos del famoso entomólogo Jean-Henri Fabre. El 1 de
noviembre montará Don Juan Tenorio de
Zorrilla y en la que se reservará el papel protagonista.
Practicando el boxeo |
En 1921 descubre Toledo. Se ve obligado a
cumplir su servicio militar ingresando como soldado de cuota en el Primer
Regimiento de Artillería Ligera (Cuartel de los Docks) que, por haberse
cubierto de gloria en las guerras coloniales, estaba exento de ser destinado a
Marruecos. Permanece en él durante 14 meses, pero, salvo cuando está de
guardia, puede ausentarse para reunirse con sus amigos y examinarse. En abril
sigue sin estar muy seguro de lo que quiere estudiar, e ingresa en la Escuela
Central de Ingenieros industriales. Estará poco tiempo, pues en junio del año
siguiente se estaba examinando de materias de Filosofía y Letras ya que, por
consejo de Américo Castro, quiere irse
de lector de español al extranjero. Se licencia en 1924.[9]
En 1922 sigue frecuentando diversas
tertulias literarias, sobre todo las del Café Pombo que lleva Ramón Gómez de la
Serna y la del Café Platerías de los ultraístas, ésta última de carácter
anarquista.
Todos
los sábados, de nueve de la noche a una de la madrugada, Gómez de la Serna reunía a su cenáculo en el "Café
Pombo", a dos pasos de la Puerta del Sol. Yo no faltaba a ninguna de aquellas
reuniones, en las que encontraba a la mayoría de mis amigos y a otros...
Llegábamos, nos saludábamos, nos sentábamos, pedíamos de beber, casi siempre
café y mucho agua... y se iniciaba una conversación errabunda, comentario
literario de las últimas publicaciones, de las últimas lecturas, noticias
políticas. Nos prestábamos libros y revistas extranjeras[10]...
Durante la época de la Residencia ...El movimiento al que yo, mas o menos, me
asimilaba, se llamaba "los Ultraístas" y pretendía ser la vanguardia
más adelantada de la expresión artística... El surrealismo aún no existía[11]. Pero hacia
finales de 1923 el sarampión ultraísta estaba prácticamente liquidado.[12]
Emancipándose de la inicial guía de Lorca, empieza a interesarse por la rama
más anarquista del ultraísmo (Pedro Garfias).[13]
Orden de Toledo. Buñuel en el centro. Pepín izq. |
Los textos
literarios que publica durante estos años so:
- Una traición incalificable, Ultra, nº 23, Madrid, 1922
- Instrumentación, Horizonte, nº 2, Madrid, 1922
- Suburbios, Horizonte, nº 4, Madrid, 1923
- Tragedias inadvertidas como temas de un
teatro novísimo, Alfar,
nº 26, La Coruña, 1923
- Por que no uso reloj (cuento), Alfar nº 29, La Coruña, 1923
- El ciego de las tortugas. En la revista Los ciegos. Revista Tyflófila Hispanoamericana
Es su período de máxima atracción por el
teatro de guiñol que comparte con sus amigos Chabás y Lorca. Frecuenta las
representaciones para niños que en el parque del Retiro lleva a cabo Félix
Malleu.
También funda la
Orden de Toledo, que no es mas que otra “forma de pasárselo bien”. Durante este
año y el siguiente sigue con parecidas actividades: asistencia a las tertulias
y a disfrutar de la vida.
Durante los siete años que Luis permanece
en la Residencia de lo que se ocupa principalmente es de vivir, de disfrutar lo
que el alegre Madrid de los años veinte podía ofrecerle y de ir tanteando sus
aficiones artísticas.[14] Se
afianzaron sus aficiones literarias y musicales. Se aficionó a una lectura
masiva e indiscriminada: Soy un lector
irregular y desordenado desde mi juventud.[15]
Todos los contactos y amistades personales
que mantuvo Buñuel durante estos años le produjeron una actitud interior de
independencia. En su madurez definió aquella etapa como "falta de
serenidad y llena de inmadurez, pero extraordinariamente fascinadora".[16]
La defensa de Buñuel y de sus amigos de la
Residencia de los valores antiartísticos (opuestos a los putrefactos) era
consecuencia de su seguimiento y admiración de la revista francesa L´Esprit
Nouveau...Esta sensibilidad explica también la admiración de Buñuel hacia
el cine antiartístico de Hollywood [cine cómico: Buster Keaton, etc.] como forma
industrial, tal como manifestaría en sus artículos cinematográficos...
Ramón Gómez de la Serna |
Esta valoración positiva de lo
antiartístico, opuesto al sentimentalismo y esteticismo putrefactos, que se
forjó en su juventud madrileña, se mantendría vigente a lo largo de toda su
carrera, incluso cuando tuvo que abordar melodramas populares en el seno de
estereotipos y rígidos convencionalismos...[17]
La estancia en la Residencia configuró de
tal modo la personalidad de Buñuel, Lorca y Dalí, que resulta imposible
entender su obra si no se conoce la red de influencias e interferencias mutuas
que suponen en esencia el sustrato de Un perro andaluz. En efecto Un
perro andaluz se nutre de pleno derecho del ambiente de esta especie de
colegio mayor universitario y su rotunda agresividad resulta de muy difícil
explicación sin los antecedentes hispánicos de Dalí y Buñuel.[18] Esta
película, como en cierto sentido también La edad de oro son un producto del
imaginario generado en la jubilosa convivencia de la Residencia de Estudiantes,
en cuya formalización desempeñó Pepín Bello un papel fundamental. El ojo y la
mano cortados, por ejemplo, fueron topoi
característicos del imaginario colectivo condensado en la Residencia de
Estudiantes.[19]
Algunos de los “juegos” que se practicaban
en la “Resi” han sido trasvasados a sus películas: En Un perro andaluz la escena en que Pierre Batcheff aparece estirado
en la cama, inmóvil, como muerto, y por tanto unos manteles que le dan un
aspecto feminizado, es una probable alusión al fuego de “estar muerto” que
practicaba Federico García Lorca, tumbándose completamente inmóvil en una cama
ante sus amigos.
Yo
había instituido también lo que nosotros llamábamos "las mojaduras de
primavera" y que consistía... en echar un cubo de agua a la cabeza de cualquiera.
Alberti se habrá acordado de ellas al ver a Fernando Rey regar en el andén de
una estación a Carole Bouquet en Ese
oscuro objeto del deseo[20].
Es durante su estancia en la Residencia
que descubre algunas de las personas que más van a influir en su vida y obra:
·
Ramón
Gómez de la Serna: Su
fantasía y humorismo, el uso que hace de la metáfora y la atención que presta a
los objetos en sus greguerías serán características que pasarán a la obra de
Buñuel. “Buñuel apostó fuerte por Ramón que fue el autor del guión de su primer
proyecto de película. Buñuel puede ser considerado el discípulo aventajado de
Ramón que, a diferencia de otros miembros de su generación...nunca negó su
magisterio...Seis años de continua asistencia al Pombo no deben ser echados en
saco roto en absoluto.”[21] Será
la primera persona a la que le pedirá su colaboración para la realización de un
guión que no llegará a realizar: Caprichos.
Jean Henri Fabre |
·
Federico
García Lorca: Nuestra amistad, que fue profunda, data de
nuestro primer encuentro. A pesar de que el contraste no podía ser mayor, entre
el aragonés tosco y el andaluz refinado... casi siempre andábamos juntos... me
leía sus poesías... Con su trato, fui transformándome poco a poco ante un mundo
nuevo que él iba revelándome día tras día...Juntos, los dos solos o en compañía
de otros, pasamos horas inolvidables. Lorca me hizo descubrir la poesía[22]...
De todos los seres vivos que he
conocido, Federico es el primero. No hablo ni de su teatro ni de su poesía,
hablo de él. La obra maestra era él. Me parece, incluso, difícil encontrar
alguien semejante. Ya se pusiera al piano para interpretar a Chopin, ya
improvisara una pantomima o una breve escena teatral, era irresistible... Tenía
pasión, alegría, juventud. Era como una llama... Por la fuerza de nuestra
amistad él me transformó, me hizo conocer otro mundo. Le debo más de cuanto
podría expresar[23]...
·
Jean
Henri Fabre. Entomólogo. He adorado los "Recuerdos
entomológicos" de Fabre. Por la pasión de la observación, por el amor sin
límites al ser vivo, este libro me parece inigualable, infinitamente superior a
la Biblia. Durante mucho tiempo, dije que solamente me llevaría ese libro a una
isla desierta. Hoy he cambiado de opinión: no me llevaría ningún libro[24].
“La capacidad de observación de
Fabre es...asombrosa. Sus libros son todo un programa de educación de la
mirada, a partir del cual el ojo puede explorar la realidad de forma mucho más
desprejuiciada y libre… Difícilmente podría tener un cineasta mejor educación
del ojo. No es extraño que Buñuel dijera que había estudiado al protagonista de
Él como a un insecto, como si de un
mosquito anofeles se tratara: si se ha leído a Fabre se entienden muy bien sus
palabras...
Sigmund Freud |
Son innumerables los rasgos de sus personajes que se inspiran en esa
especie de vasta “Comedia humana” de la Naturaleza que es la obra del entomólogo
francés...[25]
·
Sigmund
Freud: Otro personaje que
empezó a leer en esta época y que influyó mucho en su cine fue Sigmund Freud: La lectura de Freud y el descubrimiento del
inconsciente me aportaron mucho en mi juventud[26]...Puedo asegurar... que leí mucho de Freud,
desde el veintitrés[27].
La concepción pansexualista de Freud facilitó al joven Buñuel una clave
de interpretación muy de acuerdo con sus antiguas represiones y una superación
intelectual de los "tabúes" que habían presidido parte de su infancia
y adolescencia.[28]
Mucho quedará en el Buñuel posterior de su
paso por la Residencia pues como el mismo dice: Puedo asegurar, sin temor a equivocarme, que de no haber pasado por la
Residencia mi vida hubiera sido muy diferente. [29]
[1] Luis Buñuel: Mi último suspiro. Pág.:54
[2] Tomás Pérez Turrent y José
de la Colina: Buñuel por Buñuel.
Pág.:18
[3] Luis Buñuel: Mi último suspiro. Pág.:67
[4] Agustín Sánchez Vidal: Buñuel, Lorca, Dalí: El enigma sin fin.
Pág.: 34
[5] Agustín Sánchez Vidal: Buñuel, Lorca, Dalí: El enigma sin fin.
Pág.: 42
[6] El director Alberto
Jiménez Fraud se vio obligado a llamar la atención a Buñuel porque tenía en su
mesa en una botella de vino pretendiendo hacerlo pasar por una medicina.
[7] John Baxter: Luis Buñuel. Pág.:
[9] Carlos Barbachano: Buñuel. Pág.: 32
[10] Luis Buñuel: Mi último suspiro. Pág.:62
[11] Luis Buñuel: Mi último suspiro. Pág.:76
[12] AA. VV. Las vanguardias artísticas en la historia
del cine español. Pág.: 272
[13] Agustín Sánchez Vidal: Luis Buñuel (Cátedra). Pág.: 36
[14] Carlos Barbachano: Buñuel. Pág.: 33
[15] Manuel Alcalá: Buñuel (Cine e ideología). Pág.: 39
[16] Manuel Alcalá: Buñuel (Cine e ideología). Pág.: 42
[17] Román Gubern : El primer Buñuel... En: Obsesión es Buñuel. Pág.: 95
[18] Agustín Sánchez Vidal: Luis Buñuel (Cátedra). Pág.: 132
[19] Román Gubern: Proyector de luna. Pág.: 391
[20] Luis Buñuel: Mi último suspiro. Pág.:67
[21] Agustín Sánchez Vidal: Buñuel, Lorca, Dalí: El enigma sin fin.
Pág.: 106
[22] Luis Buñuel: Mi último suspiro. Pág.:64
[23] Luis Buñuel: Mi último suspiro. Pág.:154
[24] Luis Buñuel: Mi último suspiro. Pág.:210
[25] Agustín Sánchez Vidal: El mundo de Luis Buñuel. Pág.:99
[26] Luis Buñuel: Mi último suspiro. Pág.:222
[27] Max Aub: Conversaciones con Buñuel. Pág.:158
[28] Manuel Alcalá: Buñuel (Cine e ideología). Pág.: 127
[29] Luis Buñuel: Mi último suspiro. Pág.:54
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