Luis Buñuel y Don Juan Tenorio
A mí el Tenorio me entusiasma.
Me parece una obra maestra, genial... es una de las cumbres del teatro. Sin eso
la gente no iría a verlo desde hace tantos años[1].
Don Juan Tenorio, 1920. García Lorca 1º por la izquierda. Buñuel, el 5º. Residencia de Estudiantes |
En la Residencia... De vez en cuando montábamos una obra de teatro, casi siempre "Don
Juan Tenorio", de Zorrilla, que creo que aún me sé de memoria. Conservo
una fotografía en la que aparezco yo de don Juan con Lorca, que hace de
Escultor, en el acto quinto.[2]
Es probable
que su afición a los disfraces le condujera a participar de forma activa en las
actividades teatrales que se organizaban en la Residencia de Estudiantes. Diez
o doce personas integraban el grupo más activo de la Residencia de Estudiantes,
en un principio formado por Buñuel, Lorca, Moreno Villa y Emilio Prados entre
otros, con incorporaciones posteriores como Salvador Dalí o Pepín Bello. Lorca
y Buñuel eran los más activos y solían improvisar obras de teatro, atreviéndose
a veces incluso con óperas, pero su obra predilecta era Don Juan Tenorio.
Los
alumnos de la Residencia veían en el ultrarromanticismo de Don Juan Tenorio
una fuente de datos freudianos y el tema del donjuanismo, por su relación con
la sexología, estuvo en boga en aquella época. Todo esto provocó que durante
años se fueran publicando obras literarias de diferentes creadores,
relacionadas con el tema de don Juan.
No debe
extrañarnos pues, que los muchachos de la Residencia montasen su propio Tenorio, que solían dirigir Buñuel o
Lorca. La más conocida es la del 1 de noviembre de 1920.
Según el
programa de mano la función constaba de
cuatro piezas:
·
Un
Prólogo, por Luis de Tapia;
·
Solico en el mundo, entremés de los Quintero, con
Buñuel en el papel de Párroco;
Programa de la representación de 1920 en la Residencia. Incluye Don Juan Tenorio |
·
El
Paso de los ladrones, de Lope de
Rueda;
·
Y
"los actos quinto y sexto" del Don
Juan de Zorrilla, que titulaban El
Partenón y La aldabada postrera. Esto es: los actos I y II de la segunda
parte del Tenorio, con títulos
tomados del recitado de Ciutti ("Que esa aldabada postrera/ ha sonado en
la escalera") y resultantes de la transformación de "panteón" en
Partenón, supongo que por el mucho mármol que inunda la escena.
En la
fotografía que se conserva se enfrentan Buñuel y Lorca en primer plano, el
primero armado de una espada y el segundo de un plumero y una linterna. En
contraste con sus vestimentas oscuras se alinean al fondo, de blanco y a modo
de estatuas, los otros personajes, presentados mediante las siguientes leyendas
inscritas en sus pedestales:
·
PEREZ,
Eminente botánico, descubridor del Hongo. Murió envenado. ¡Naturalmente!
·
Don
Gonzalo DE ULLOA, Comendador de Orden Público. Suscriptor de La Época (Y un reloj de arena en el que
se lee: "Aún queda el último grano").
·
D.
Luis MEJIAS. Niño bien del siglo XVI.
·
Ojo
¡ ¡ ¡Muy Sevillano!!! Ojo.
(No alcanza
a leerse la inscripción de Doña Inés)
El reparto
rezaba:
Don Juan Tenorio, 1920. Residencia. García Lorca a la izqierda. Buñuel derecha |
Profanación
por
BUÑUEL, de
Don Juan
GARCIA
LORCA, de Escultor
MARTINEZ,
de Centellas
SANCHEZ
HERRERO, de Avellaneda
SALAS, de
Ciutti
Buñuel
hacía de don Juan provisto de una máquina de escribir portátil con la que
despachaba la eventual correspondencia amorosa, de modo similar a como en Hamlet se cambian francos sin ningún
miramiento.
Se conservan
también fotos de la puesta en escena que en 1924 hizo Buñuel en la Residencia,
de Don Juan Tenorio y en la que, como
no, Buñuel interpreta el papel de don Juan, pero esta vez su rival, don Luis
Mejía, era interpretado por Salvador Dalí, lo que indica que debía haber
superado su timidez inicial. El título de la representación era La profanación de don Juan.
Hay que
añadir que, en la misma línea, los improvisados actores capitaneados por Luis
solían representar –en una especie de trastero de la “Resi” donde había un
piano vertical antiguo- sesiones de ópera bufa. Según Alfredo Anabitarte, uno
de los participantes, Buñuel hacía los libretos, que tenían cierto parecido con
el de Rigoletto, y Lorca, desde el piano,
“pedía la vez”, cuando se sentía inspirado, para soltar “unos gorgoritos”, tipo
soprano lírica, que le salían muy graciosos”.[3]
La
afición de Buñuel por el Tenorio durará toda su vida. En su exilio mexicano se
montaban representaciones en privado y a veces en público. Enrique García
Álvarez dirigió una representación de Don
Juan Tenorio a beneficio del “Sanatorio Español de México”, contando en el
papel de don Juan con el mismísimo Buñuel, y en el don Luis Mejía con Luis
Alcoriza.[4]
Pero la más conocida es la que recuerda el propio Luis Buñuel:
Ya no volvería a dirigir teatro más
que una sola vez, en México, mucho después, hacia 1960. La obra era el eterno “Don
Juan Tenorio”, de Zorrilla, escrita en ocho días y, a mi modo de ver, admirablemente
construida. Termina en el Paraíso, pues «don Juan», que ha muerto en duelo,
salva su alma gracias al amor de «doña Inés».
El montaje fue clásico, muy distinto
de las parodias que hacíamos en la Residencia de Estudiantes. En México se
dieron tres representaciones en la fiesta de Todos los Santos, como es
tradicional en España y el éxito fue enorme. A causa de la aglomeración, se
rompieron las vidrieras del teatro. En aquella ocasión, en la que Luis Alcoriza
hacía de «don Juan» yo me reservé el papel de «don Diego», su padre. Pero la
sordera me impedía seguir el texto. Yo jugaba distraídamente con los guantes y
Alcoriza tuvo que modificar su manera de actuar y venir a agarrarme por el codo
para darme la entrada. [5]
En
otra ocasión diría de esta misma representación:
Allá por el sesenta: representamos
el “Tenorio” en el Teatro Fábregas un
grupo de refugiados. Fenómeno. Yo no quería hacerlo más que tres días. Yo hacía
de don Diego. Fueron tres días de llenos a reventar. Se empeñaron en seguir, y
al cabo de las siete representaciones todavía nos repartimos mil pesos cada
uno: Alcoriza, Bravo, Fontalans, que hizo los decorados, y unos cuantos más. A
mí el Tenorio me entusiasma. Me parece una obra maestra, genial.
Igual que la anterior. |
Ganamos cuarenta mil pesos, que nos
gastamos en una fiesta que para que te cuento. Yo ya estaba sordo, y azarado.
Alcoriza me tenía que dar de codazos para recordarme mis bocadillos.[6]
Pero
Buñuel se equivoca de año. Fue en 1954, en el nuevo teatro Fábregas. Estaban
previstos cuatro días: sábado
30 de octubre, domingo 31, lunes 1 y martes 2 de noviembre, pero debido al
éxito se prolongaron hasta el día 7.
Así lo
comentaba el diario Excélsior de México:
Nunca
hasta hoy se había presentado la ocasión de que un grupo de artistas se hubieran
reunido gentilmente para interpretar por el gusto de hacerlo, el inmortal y tradicional
drama de don José Zorrilla Don Juan
Tenorio.
Pero
ahora, escogiendo el escenario del suntuoso nuevo teatro “Fábregas” los más notables
actores, actrices, escenógrafos, directores, modistas de nuestro medio teatral
y cinematográfico, se agrupan para realizar el mejor “Tenorio” de todos los
tiempos.
Entre
estos astros y estrellas rutilantes de nuestro firmamento artístico figuran
principalmente los nombres distinguidos que a continuación damos por riguroso
orden de aparición y actuación:
Carlos
Navarro (Don Juan); Rafael Baledón (Ciutti); Manuel Fontanals (Escenógrafo); Luis Buñuel (Don Diego); Alicia Caro (Doña
Inés); Luis Alcoriza (Don Luis); Eduardo Ugarte (Centellas); Silvia Derbez
(Doña Inés); Julio Villarreal (El Escultor); Lilia Michel (Doña Ana); Fernando
Galeana (Don Luis); Consuelo Monteagudo (Brígida); E. García Álvarez (Don
Gonzalo); Lilia Prado (Doña Inés); Julio Alejandro (Alguacil 1º); Antonio Bravo
(Don Juan)
Buñuel como D. Juan |
Y
100 artistas más con los grandes conjuntos de caballeros, sevillanos,
encubiertos, curiosos, esqueletos, fantasmas, estatuas, ángeles del bien y del
mal, las parcas, sombras, justicia y pueblo.
La
presentación será un suceso más del incomparable escenógrafo Manuel Fontanals,
quien diseñó los decorados, realizados por
Gudberto Galván. En resumen: ¡Un Tenorio de tronío!
Buñuel fue
muy destacado, pues se trataba de un director que hacia cine mexicano, y que
ya entonces tenía mucho reconocimiento internacional:
Para
presentarlo en el nuevo teatro Fábregas se han reunido los más notables artistas
de la escena y de la pantalla, encabezados por el genial director y realizador de
películas Luis Buñuel, quien en esta ocasión deja el megáfono para interpretar
magistralmente el papel de “Don Diego Tenorio”, padre de Don Juan, y amigo de
don Gonzalo.
Aunque
tampoco eran menos para Fontanals, como se comentaba al mismo tiempo que
anunciaban prorrogarla un día más:
Una
de las más grandes atracciones de este Don
Juan Tenorio ha sido la presentación
escénica con los decorados de Manolo Fontanals, que además de suceso magnífico
han constituido una gran novedad, pues nunca antes habíamos visto una “mise” en
escena tan original y tan deslumbrante.
Dos días
después, continuaban las prórrogas (tenía que haber finalizado el día 2 y se anunciaba
para el 7 último día) y los elogios para el escenógrafo:
El
éxito arrollador del sensacional y fabuloso Don
Juan Tenorio que este año se ha presentado en el Fágbregas ¡Como nunca!
Por
sus decorados fastuosos y originales del genial escenógrafo Manuel Fontanals,
por su vestuario riquísimo de la casa Caramena de Milán; por sus trucos increíbles
y por su elenco gigantesco.
Buñuel y
Ugarte habían visitado varias veces la casa de Fontanals en Coyoacán, para ver cómo
iban bocetos y maqueta.[7]
Buñuel en México, disfrazado. Es el barbudo de pie. |
Pero
esta pasión llega más lejos. Como le escriba a su amigo Rubia Barcia: A veces se hacen cenas adonde todos vienen
vestidos de Don Juan Tenorios.[8]
Cuenta su
amigo Julio Alejandro: "La única obra de la que le oí hablar sin fatiga, con
verdadero placer, fue el Tenorio de
Zorrilla...Sabía de memoria todos los papeles y hubiera sido capaz de
representar toda la obra haciéndolos todos. Tuvo la idea de que entre los
amigos hiciéramos el "Tenorio" en un teatro, y se entusiasmó de tal
modo que no paró hasta llevarlo a cabo. Dejó cuanto estaba haciendo y se dedicó
con alma y vida a llevar la idea buen fin. Sin que nadie le discutiera se dio
el papel de gran factótum y empezó a llamar a amigos y repartir papeles. Él se
atribuyó el del padre de don Juan…A Buñuel no le gustaban las interpretaciones
modernas del Tenorio. Quería todo a
la manera clásica…El tenía su Tenorio
en la cabeza y a él se refería siempre."[9]
Conocedor
de esta debilidad suya, el actor Francisco Rabal le propuso dirigirlo en España
a mediados de los años sesenta, pero el realizador ya no estaba para esos
trotes y no se veía a sí mismo metido en un teatro de Madrid durante un mes y
pico. Ello dio origen, sin embargo, a una correspondencia al respecto en la que
puede observarse lo que le interesaba del tema de Don Juan. En carta de julio
de 1967 escribe a Rabal: "He estado releyendo todos los DON JUAN
teatrales que se han escrito desde el primero: Tirso (horrible), Molière (aceptable
por renglones), Goldoni (mediocre), Dumas (bueno, ese es el padre del de
Zorrilla, estrenado seis años antes que el Don José), Rostand (infecto),
Pushkin (anodino)…
Lo que
entusiasmaba al realizador aragonés de este tipo de teatro romántico era la forma
desatada en que bullían pasiones y desenfrenos varios...Lo que más le atraía
del tratamiento que le había dado Zorrilla a la leyenda donjuanesca era el
conflicto con el padre, trasunto del pavor que el poeta vallisoletano sentía
hacia su progenitor…Este sería el tema central del Tenorio. No el amor, sino la búsqueda del perdón, que sólo puede
otorgarle esa imponente y pétrea masa del Comendador. Estatua de piedra que
aparece al comienzo de El fantasma de la libertad, basándose
esta vez en la leyenda El beso de
Bécquer."[10]
El discreto encanto de la burguesía. Escena en la que se recita el texto del Tenorio |
La
influencia del Tenorio se deja ver en
su cine. Es el caso de El discreto encanto de la burguesía,
en la cena frustrada en el hogar del coronel que se convierte en una sesión
teatral al descorrerse el telón de fondo y encontrarse los comensales con que se hayan en un escenario, ante
numeroso público; en ese momento el apuntador sopla al Obispo el texto del
Tenorio: "Y, para dar prueba de su valor, ha invitado a cenar con usted al
espectro del Comendador…”[11]
Este
fragmento de la obra de Zorrilla, forma parte de la representación que hicieron
en la Residencia el 1 de noviembre de 1920, lo que demuestra la pervivencia de
esta parte de la obra de Zorrilla en Buñuel.
Por
otro lado la pastorela que se
representa en La ilusión viaja en tranvía, está llena de frescura, y es muy
buñuelesca, con un Diablo que intenta cazar con una escopeta al Espíritu Santo
en forma de paloma tras incitar a los angelitos a beberse una cerveza. También
nos permite hacernos una idea de cómo serían sus puestas en escena en la
Residencia de Estudiantes, dada la escasa presencia del teatro en el cine de
Buñuel. .[12]
Y termino
con una curiosidad, la creación en España de la “Orden de los Caballeros de Don
Juan Tenorio”, nombre de resonancias buñuelianas y cuya primera reunión tuvo
lugar en 1949. La máxima jerarquía era precisamente José Bello, el gran amigo
de Buñuel. En su carta fundacional se establecía como dogma fundamental de la
Sociedad que «el mito de Don Juan se encarna y pertenece al Tenorio de Zorrilla.
La pastorela de La ilusión viaja en tranvía |
La exaltada
admiración por Don Juan Tenorio…no
puede sino recordarnos aquélla que suscitaba la obra de Zorrilla en Luis
Buñuel y sus compañeros de la Residencia de Estudiantes. La creación misma de
esta Sociedad, no hace más que rememorar aquella “Orden de Toledo” fundada por
Luis Buñuel,…y de la que precisamente José Bello fue secretario. Nostalgia, en
suma, de un paraíso perdido —el creado por Bello, Lorca, Dalí y, sobre todo,
Luis Buñuel— que intentan no reconstruir, porque era algo quimérico, pero sí
componer una atmósfera de complicidades lo más próxima posible a la que trajo
consigo aquella magnífica floración cultural de la anteguerra.[13]
[1] Max Aub: Conversaciones con Buñuel, Aguilar, 1985, Pág.130
[2] Luis Buñuel: Mi último suspiro. Plaza
& Janés, 1982, Pág. 67
[3] Ian Gibson: Luis Buñuel. La forja de un cineasta universal 1900-1938, Aguilar,
2013, pág. 130
[4] Julio-José Rodríguez Sánchez: Enrique García Álvarez a la luz de Buñuel.
En: Nickelodeon, nº 13, invierno
1998, Pág. 144
[5] Luis Buñuel: Mi último suspiro. Plaza
& Janés, 1982, Pág. 87
[6] Max Aub: Conversaciones con Buñuel, Aguilar, 1985, pág. 130
[7] Rosa Peralta Gilabert: Manuel Fontanals, escenógrafo. Teatro, cine
y exilio. Fundamentos, 2007, págs. 261-4 (Recoge extractos de publicaciones
del Excélsior de la época)
[8] Carta de Buñuel (15/5/47) a José Rubia
Barcia: Con Luis Buñuel en Hollywood y
después. Edicios do Castro, 1992, Pág.: 32
[9] Agustín Sánchez Vidal: El mundo de Luis Buñuel. Caja de Ahorros
de la Inmaculada, 1993, Pág.182
[10] Agustín Sánchez Vidal: El mundo de Luis Buñuel. Caja de Ahorros
de la Inmaculada, 1993, Pág.183
[11] Luis Buñuel: Obra literaria. Heraldo de Aragón, 1982, Pág. 262
[12] Agustín Sánchez Vidal: Luis Buñuel. Ed. J.C., 1984, Pág. 186
[13] Ernesto Arce Oliva: Del Tenorio y otras remembranzas, en: En torno a Luis Buñuel. El carnuzo, el perro
y el loco amor, Instituto de Estudios Turolenses, 1989, pág. 9
Muy interesante entrada. Curiosamente, el actor que la hacía de Don Juan Tenorio en esas memorables representaciones de 1954 era Carlos Navarro, el mismo que interpreta al Dios Padre en la pastorela de "La ilusión viaja en tranvía" (bajo el personaje de "El Caireles). Aunque Buñuel confunde su nombre con el actor que la hacía de Don Luis.
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