El bruto, 1952
El
Bruto hubiera podido ser
una película buena, el guión hecho por Alcoriza y por mí era muy interesante,
pero me lo hicieron cambiar por completo, de arriba abajo. Ahora es una
película más, regular[1].
Luis Alcoriza me
trajo una idea sobre un viejo, propietario de un edificio alquilado, que quería
expulsar a sus inquilinos para hacer un negocio. Estos se organizaban en su
propia defensa y el propietario, para reprimirlos, utilizaba a un «hombre de
mano», un hombre muy fuerte y muy bruto…Lo que añadí fue el personaje del padre
del propietario y también una escena entre Katy Jurado y un gallo, que
improvisé durante el rodaje. [2]
La película es como es. No sé si quería o no hacer un melodrama. Las
cosas fueron surgiendo. Yo tenía un idea central: el propietario exigente, los
inquilinos que se oponen, el "hombre de mano" que lo mismo puede ser
un boxeador que un matarife. Las cosas se complican porque "El Bruto"
tiene amores con la hija de un hombre asesinado por él, y además ha tenido
relaciones con la amante del propietario, que se pone celosa. ¿Melodrama? Pues
me da igual. En el momento de realizar la película no me dije: "Voy a
hacer un melodrama."[3]
El desahucio es el origen de todo el problema |
A pesar de forma
parte del grupo de películas que la mayoría de los comentaristas suelen
despachar con unas pocas frases, El bruto merece ser vista con
bastante más atención.
Pese
a lo tópico de la trama, en ningún film anterior –incluido Los olvidados- Buñuel
había mostrado tan lúcida conciencia social al exponer la explotación del
hombre por el hombre, ni había abordado seriamente una evolución psicológica y
moral como la que vive Pedro, desde su inicial alienación a su progresiva
lucidez en las relaciones con su amo (y padre ignorado). De ahí que El
bruto señale un hito fundamental en el discurso político de la
producción de su autor, manifiestamente radicalizado al enfrentar violentamente
por vez primera a dos representantes de clases antagónicas, asumiendo el
explotado la posición servil derivada de su ilegítima concepción, que él mismo
ignora. Por añadidura, la excelente factura profesional de El bruto no tiene ya nada
que ver con los apresurados melodramas de serie rodados por Buñuel con
anterioridad y su tratamiento fotográfico, por ejemplo, lo emparenta a la
dureza del contemporáneo "cine negro" norteamericano. El refinamiento
de la sintaxis de Buñuel en El bruto va todavía más lejos, como
se evidencia en la escena en que la pareja entra en la cama y la cámara
comienza a panoramizar, con una solución elíptica que prefigura una escena
homónima de Tristana.[4]Pedro "el Bruto" conoce a Meche |
Buñuel
utiliza los significantes fílmicos del género (tipos de planos, encuadres,
movimientos de cámara, interrelación de signos icónicos y signos sonoros
dentro del cuadro general de una
retórica del exceso que caracteriza al género) y la materia del significado
(tópicos melodramáticos como el triángulo amoroso, los amores interclasistas,
la inocencia en desgracia, etc.). Pero es en la forma de ese significado, es
decir, en la estructuración de su contenido que el filme se aparta de la
orientación ideológica tradicional del modelo.
Buñuel tuvo algunos problemas con Armendáriz.El actor tenía que decir: "Sácame eso de atrás" y se negó a decir la palabra "atrás" por temor a que lo tomaran por homosexual |
·
El
uso que hace Buñuel de la exageración en la manifestación de los sentimientos y
las pasiones, llevándolas al paroxismo, le permite eludir el pretendido
realismo con el que se enmascara el género.
·
Frente
al maniqueísmo del melodrama clásico, aquí el maniqueísmo es sólo aparente. Las
fuerzas del bien y del mal no aparecen tan polarizadas como en el modelo
tradicional. Los personajes no son buenos o malos, sino contradictorios.
·
Estamos
lejos de la sensiblería del melodrama clásico. Con El bruto el melodrama se renueva y queda abierto hacia una dimensión
crítica.
·
Frente
al carácter conformista y de autoconmiseración que caracteriza al melodrama,
contrasta con el conflicto de clases que expone la película y que se concreta
en la oposición entre el propietario de las casas que quiere desalojar a los
inquilinos y éstos que se organizan para resistir. Aquí, las mujeres y los
niños, en vez de ser utilizados para provocar el sentimentalismo lacrimógeno,
tienen una actitud combativa. Buñuel, por otro lado, utiliza la intriga
amorosa, como pretexto para exponer las contradicciones ideológicas del género.
Paloma se muestra indiferente ante el beso de Andrés |
·
Pedro
(el bruto), aparentemente el villano de la película, es un personaje matizado.
Tiene visos de ternura al recordar su infancia, y el encuentro con Meche lo
redime. A través del amor por Meche, Pedro descubre una realidad, hasta ese
momento ajena e indiferente y que le hace cambiar de actitud. El personaje
queda enfrentado a la contradicción entre el deber y el amor, típica del
melodrama. Pero si en el melodrama tradicional se resuelve a favor del deber,
que asegura la imperturbabilidad del orden social, en El bruto, el
comportamiento del personaje desafía ese orden.
Unos minutos después, tras conocer al Bruto su actitud es totalmente diferente. Transferencia erótica, como ya hizo en Susana |
El
bruto
es un film de género, con elementos que pueden hacer pensar en el neorrealismo
en sus versiones más depuradas, en la línea de Los olvidados, con el que
comparte el sórdido ambiente suburbano (aunque aquí no se trata del lumpem sino de trabajadores bien
conscientes), el leit motiv de las
gallinas e incluso el nombre de la joven inocente, Meche, por enunciar tres
puntos de contacto. Ciertos rasgos melodramáticos son evidentes, como el hecho
de que el bruto mate al padre de la mujer que ama y a su propio padre, por
ejemplo. Pero parece evidente que su esencia más íntima se vence más bien del
lado del cine negro, aunque el género le gustaba a Buñuel tan poco como el
neorrealismo. Posee una excelente factura.
Antes que mostrar a la pareja besándose, etc, Buñuel prefiere sustituirla por otra cosa. Aquí quemándose la carne. En Gran casino removía el lodo. |
El
matadero está presidido por una Virgen, y la conversación por entre los
animales abiertos en canal está llena de presagios. En esa secuencia, y la
provocación de Paloma al ofrecer a Pedro un trozo de carne en la carnicería,
aparecen una referencia al subconsciente del carnuzo. Tanto aquí como en La
ilusión viaja en tranvía, la mezcla de una imagen religiosa y los
artículos de carnicería remiten al milagro de Calanda.
Hay
en El
bruto más fuerza y matices que los del simple melodrama. Incluso
alcanza ciertos ribetes de la mejor tragedia, en ese amor puro e inocente que
representa Meche, inalcanzable para quien como Pedro está manchado por algo así
como un pecado original que le lleva a eliminar la figura paterna de don
Andrés, tras caer en las garras de su madrastra Paloma, seductora y delatora,
vampiresa al fin.; Meche, que le quiere tiene que rechazarlo al enterarse de
que es el asesino de su padre. Un mejor desarrollo de todos esos elementos
hubiera arrojado resultados muy ricos, como sí que sucede, por ejemplo, en la
compleja relación de Pedro de Los olvidados con su madre.
Seguramente a esa frustración se refiere Buñuel al recordar las correcciones
que le impusieron en relación con el guión original.[6]
El padre de Andrés. El personaje introducido por Buñuel para añadir humor. |
Las
dos incorporaciones personales de Buñuel a la película le sirven, la invención
del personaje del padre de Andrés, para introducir notas de humor y así
subvertir el tono melodramático de la película y la otra, la del gallo al final
de la película, para dejarnos uno más de esos finales enigmáticos que tan
característicos son en su filmografía: Se
me ocurrió cuando filmábamos la escena y pedí que trajeran un gallo. Ya les he
dicho en otras ocasiones que pongo esas escenas sin deliberación, y dejo que el
espectador las interprete como las sienta. Los gallos o las gallinas forman
parte de muchas «visiones» que tengo, a veces compulsivas. Es inexplicable,
pero el gallo o la gallina son para mí seres de pesadilla. [7]
(Final de la película)
[1] André Bazin y Jaques
Doniol–Valcroze: Conversación con Luis
Buñuel. En El cine de la crueldad. Ediciones Mensajero, 1997, Pág.:110
[2] Tomás Pérez Turrent y José de la
Colina: Buñuel por Buñuel. Plot,
1993, Pág. 69
[3] Tomás Pérez Turrent y José de la
Colina: Buñuel por Buñuel. Plot,
1993, Pág. 71
[4] Roman Gubern: Cine Español en el exilio, Lumen, 1976, Pág. 122
[5] Gastón Lillo: Género y transgresión: El cine mexicano de Luis Buñuel, Co*textes,
nº 26, 1994, Centre d’Etudes et de Recherches Sociocritiques, Pág. 109
[6] Agustín Sánchez Vidal: Luis Buñuel. Ed. J.C.,1984, Pág. 156
[7] Tomás Pérez Turrent y José de la
Colina: Buñuel por Buñuel. Plot,
1993, Pág. 71
Felicidades, este es un análisis muy completo y muy lúcido, coincido en todo lo dicho. Creo también que El Bruto es una película mejor de como la crítica tradicionalmente la ha visto. De los tres elementos con los que tiene contacto y que aquí se dicen (surrealismo, cine negro y neorrealismo) me quedo con el tercero, creo que son las notas neorrealistas, para bien, las que más pesan en esta película, sin dejar de notar los razgos que recuerdan a la tragedia, no solo en Meche, también en Paloma.
ResponderEliminarExcelente análisis. Al ver el personaje del padre del "burgués siempre cruel", no pude menos de recordar a otro padre de un hombre maduro que aparece en "Diario de una camarera", muy posterior.
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