Luis Buñuel en la obra pictórica de Salvador Dalí

Buñuel posa orgulloso
ante su retrato
El post lo podíamos haber titulado Buñuel visto por…Salvador Dalí, pero puesto que solamente se recogen las apariciones de Buñuel en la obra pictórica de Dalí, creo que es más acertado el título definitivo.
De las distintas apariciones de Buñuel en obras de Dalí, la más famosa es sin lugar a dudas su retrato, del que, a pesar de las desavenencias que hubo entre los dos, Buñuel se sentía muy orgulloso y nunca quiso desprenderse de él.


1- Sueños noctámbulos
1922
Aguada de tinta china / papel
31.70 x 24.30 cm.
TEATRE-MUSEU DALI


Pintada posiblemente en noviembre o diciembre. Es una magnífica aguada que demuestra la influencia que en aquellos años tenía el cubismo y sus primeras experiencias nocturnas en Madrid, conducido por Buñuel y su frecuentación de las tertulias de Ramón Gómez de la Serna en el Café Pombo. Los protagonistas del cuadro, con los cuatro personajes del círculo iluminado en la parte inferior derecha: Salvador Dalí, Luis Buñuel, Maruja Mallo y Rafael Barradas.
Más arriba en la parte central y poco a la derecha aparecen de nuevo Dalí, Buñuel y Mallo.
Sueños noctámbulos condensa las vivencias reales o imaginadas de un  callejeo nocturno a la salida de una de las tertulias del Pombo.[1] Muestra su fascinación por la vida nocturna madrileña.
Sueños noctámbulos está compuesto de una serie de viñetas simultáneas que evocan un periplo nocturno por el viejo Madrid, tenuemente iluminado, en las altas horas de la madrugada. La deuda de Dalí para con Barradas es manifiesta y, además, todo permite suponer que el artis­ta uruguayo es la figura con abrigo y sombrero que aparece a la izquier­da del grupo de cuatro personajes que se hallan de pie bajo el halo de luz de una farola, en la parte inferior derecha de la acuarela. Como Santos Torroella ha demostrado, el personaje de anchos hombros y aspecto de gángster de Chicago que flanquea a Barradas no es otro que Luis Bu­ñuel. A la derecha de éste se aprecia al inconfundible y melenudo Dalí y a una compañera suya en San Fernando, la pintora gallega Maruja Ma­llo, muchacha emancipada en la excluyente sociedad masculina de la época. Puesto que Barradas no aparece en ninguna de las otras escenas nocturnas plasmadas en la obra, Santos Torroella deduce que el viaje comienza en esa viñeta, momento en que el uruguayo se despide de sus amigos. Más arriba, ligeramente a la derecha, vemos al grupo en otro momento de su excursión, con Buñuel a la izquierda, Dalí a la derecha y Maruja Mallo debajo, mientras, en el ángulo superior izquierdo, obser­vamos a Dalí y a Maruja Mallo caminando hacia una cruz (tal vez han entrado en una iglesia), y, en el ángulo inferior izquierdo, otra vez a Dalí con la cabeza de Maruja apoyada en su hombro. Detrás de ellos, o así parece, está Buñuel, acompañado de unos gatos callejeros.[2]
 
2- Luis Buñuel con un torero
c.1923
Aguada / papel
18.50 x 23.00 cm.
TEATRE-MUSEU DALI

Acuarela probablemente realizada en la Residencia de Estudiantes. No he encontrado información sobre esta obra

3- Retrato de Luis Buñuel
 1924
Óleo sobre lienzo
70 x 60 cm
Museo Nacional Centro
De Arte Reina Sofía

El retrato de Luis Buñuel lo presenta el 27de mayo de 1925 al primer Salón de la Sociedad de Artistas Ibéricos, mereciendo grandes elogios. Fue el primer cuadro importante de Dalí. Refleja fielmente la personalidad de Buñuel.
Con fondo de la Residencia y las afueras de Madrid, Dalí plasmó a la perfección la imagen de duro que gozaba de pro­yectar el futuro cineasta. Pepín Bello recordaba que Luis eligió posar llevando uno de los «chalecos de seda o perlé que habían pertenecido a su padre». Quizá sería para volver a afirmar su condición de jefe de familia, fallecido ya el indiano.
Para la realización de la obra, según el propio retratado, Sal­vador había dividido el lienzo en pequeños cuadros, «midiendo exactamente mi nariz, mis labios, y en el que, a petición mía, añadió varias nubes largas y ahiladas que me habían gustado en un cuadro de Mantegna»[3]
En el retrato Buñuel aparece con toda su reciedumbre adusta de su carácter y un cierto aire de madurez un tanto desdeñosa, que debía impresionar a un Dalí muy inexperto y timorato aún en sus primeros años de la Residencia.[4]
El retrato denota una ruptura con las propuestas cubistas que había abordado en los años anteriores y un retorno a la figuración. Dalí ha optado por una figura muy volumétrica, con un diseño preciso y una luz extremadamente violenta, lo que provoca casi un tono escultórico a la pintura, al mismo tiempo son elementos que de alguna forma sirven para retratar al propio Buñuel, un tipo corpulento y de bastante carácter.

4- La miel es más dulce que la sangre (fotografía)
1927
No se conocen sus dimensiones
Paradero desconocido



El cuadro fue pintado en 1927  como culminación como culminación de la influencia de García Lorca sobre Dalí. A partir de este año Buñuel comienza una labor de acercamiento al pintor, con la intención de atraerlo a París y alejarlo de Lorca.
Se desconoce su localización y sólo nos queda su fotografía. Es uno de sus cuadros más importantes y contenía “todas las obsesiones de mi entrada en el surrealismo.”
A la derecha del cuadro aparece la cabeza de Lorca entre una maniquí decapitada y un burro podrido, como los que aparecerán en Un perro andaluz. Encima de la cabeza de Lorca aparece la del propio Dalí. A los pies de la maniquí yace un cadáver ennegrecido, cubierto de moscas y que se ha identificado con Buñuel. En la época en que se pintó el cuadro, la correspondencia de Buñuel, parece intentar romper las buenas relaciones entre Dalí y Lorca.

5- El sueño
1937
Óleo sobre lienzo
51 x 78 cm
Colección particular

Se trata de uno de los temas de mayor fascinación para los surrealistas: el mundo de los sueños.
El sueño es una representación visual del colapso del cuerpo durante el sueño; como si fuera  éste un estado separado del ser. En la imagen notamos contraponiéndose  al azul  profundo del cielo veraniego, una enorme cabeza desarticula de un faltante cuerpo, con los ojos inmersos en un profundo sueño, que pende sobre un paisaje casi vacío. 
El monstruo del sueño bajo la efigie de Buñuel. El sueño representa un inmenso rostro blando en la playa, con un mantelete en el cogote similar al que lleva el protagonista de Un perro andaluz. Está suspendido en el aire, sostenido por muletas. En una de sus  declaraciones reconoció que se trata de un retrato del cineasta: “Para que el sueño sea posible hace falta un sistema de muletas en equilibrio psíquico. Si fallase una sola, vendría el despertar y, sobre todo…la barca desaparecería inmediatamente. Este rostro podría ser perfectamente un retrato de Luis Buñuel.”[5]
Es muy probable que las muletas dalinianas guarden más de una complicidad con las del buñuelesco Milagro de Calanda, pero a Buñuel tuvo que hacerle muy poca gracia verse retratado por su amigo como el monstruo del sueño, sobre todo en su «propia casa», ya que ese lienzo fue expuesto en noviembre de 1941 en el Museo de Arte Moderno, donde trabajaba el cineasta. Y era imposible no verlo: según se entraba en la sección daliniana de la exposición conjunta Miró-Dalí, uno se topaba de frente y en primer lugar con El sueño. A mayor abundamiento, sería reproducido en octubre del año siguiente en la Vida secreta, haciendo pareja con el Autorretrato blando con bacon asado, en que Dalí se re­presenta a sí mismo con rostro fláccido también sujeto por muletas.[6]
 
6- ¿Retrato de Buñuel?
1923
Dibujo a tinta china
Dimensiones desconocidas
Coleccionista particular

En 2011 la Galería Gómez Turu expone un dibujo a tinta china, un rostro de hombre, que la galería identifica con el de Luis Buñuel. La obra procede de una colección particular, está certificada por Robert Descharnes. Pero, ¿es éste realmente el retrato de Luis Buñuel?
En la obra vuelve a repetirse de alguna manera la estructura de la época lorquiana. La forma de la cabeza, especialmente a la izquierda, es la característica de Lorca según el trazo del pintor. Recuerda mucho a algunos de los dibujos con esta temática que Dalí hizo para revistas como «L'Amic de les Arts» o «Verso y Prosa» o para su autobiografía «Vida secreta». Si es Buñuel, sería la primera vez que Dalí lo confunde con Lorca.
¿En qué se basó la galería para decir que es Luis Buñuel el retratado? Posee un certificado de Robert Descharnes que así lo atestigua. Pero el que fuera último guardián de Salvador Dalí no da ninguna explicación a su identificación buñueliana.
La Galería Gómez Turu también explica que hay otro certificado, en esta ocasión firmado por Rafael Santos Torroella, donde se identifica a Buñuel como el retratado. Sin embargo, el documento no ha podido ser consultado por este diario porque el propietario del dibujo prefiere no mostrarlo. Santos Torroella, tan cuidadoso con su labor, hacía copia de todos sus certificados para su archivo, pero entre sus papeles personales no está el citado documento, como ha comprobado este diario.[7]

Aparte de todo lo anterior y dentro de la serie de dibujos que Dalí dedicó a “los putrefactos”, hubo un dibujo que Dalí tituló Landrú, en referencia al famoso asesino francés de mujeres y que dedicó a Luis Buñuel:

Landrú (a Luis Buñuel)
1924
Tinta china sobre papel,
27 x 21, 5 cm
Col. Juana y Ricardo Pont,
Barcelona



[1] Rafael Santos Torroella, Dalí residente, Publicaciones de la Residencia de estudiantes, 1992, págs. 29-31
[2] Ian Gibson, La vida desaforada de Salvador Dalí, Anagrama, 1997, pág. 143
[3] Ian Gibson, Luis Buñuel, la forja de un cineasta universal, Aguilar, 2013, pág. 171
[4] Rafael Santos Torroella, Dalí residente, Publicaciones de la Residencia de estudiantes, 1992, págs. 39
[5] Agustín Sánchez Vidal, Buñuel, Lorca, Dalí: El enigma sin fin, Planeta, 1988, pág. 278
[6] Agustín Sánchez Vidal, Buñuel, Lorca, Dalí: El enigma sin fin, Planeta, 1988, pág. 279
[7] Víctor Fernández, Es el retrato de Luis Buñuel, La Razón, 9 diciembre 2011 Consultado en la Web del diario.

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