Buñuel visto por . . . Pepín Bello

Luis era mi
íntimo amigo, lleno de claros y de oscuros pero amigo sin desmayo, lo he pasado
tan bien con él, era lo nuestro tan divertido… Era entrañable, tozudo,
queredor, siempre huraño, tenía arranque malhumorados, brutos…
Nos gastábamos
bromas continuamente... Pero nos divertíamos mucho. Un día nos encontrábamos en
Toledo, Luis nos empezó a pedir el dinero que llevábamos todos encima…y se fue
a Madrid. Nos dejó a todos sin una perra. Era el tipo de broma que a él le
divertía tanto…Buñuel era así, esperpéntico. A Luis, como a mí, le encantaban
los disfraces. También
jugaba a ser hipnotizador (creía en su capacidad hipnótica)
Era muy fuerte y
muy “echao palante”, pero tenía más miedo que ninguno, incluso a una pobre
araña… Luis era en realidad muy cobarde, tenía mucho miedo, no era nada
pendenciero.
Era embustero…embusterísimo.
Uno de los más mentirosos del planeta, poníamos en solfa todo lo que decía.
Socialmente, Luis
no tenía ninguna penetración, era muy bruto, un burro muy burro…No captaba bien
las cosas, no tenía sensibilidad para los detalles. Nació bruto y murió hecho
un bruto.(risas) Era muy hurón, muy solitario y retraído. Era un tímido
superlativo. Lo que quería era vivir bien…prefería tener a la
gente lejos que cerca.
Me acuerdo de que
Luis era muy irracional, se salía a menudo por los cerros de Úbeda… Yo me
llevaba admirablemente con él. Presumía de eso, le gustaba.
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Pepín Bello, Pilar Bayona y Luis Buñuel |
Buñuel era un
hombre culto, muy leído. Él tenía un poco clavado que fuera el que más tardó en
despuntar. Federico y Salvador destacaron mucho antes, y eso a Luis le
preocupaba. Estaba un poco celoso, un poco. Al final quedó donde está, que es
donde debía estar debido a su gran talento y a su capacidad de trabajo. Nunca
conseguimos que nos acompañase al Museo del Prado. Luis se cabreaba. "Ir
al Prado es un prejuicio burgués", decía, mostrando aquella veta
irracional que tenía. Era muy reacio a ese tipo de visitas
Era un hombre
extremadamente machista, un machista recalcitrante. No dejó ir a la boda ni a
los familiares de su mujer. Odiaba la familia pero formaba una. ¡Así de
cachondo era Buñuel! No consultó a su mujer nada, jamás. Era de un machismo
ultra. Y un celoso. Llegó a vender el piano de su mujer. Era excesivo…consideraba
que un piano para Juanita era demasiado, que tocase el piano y se divirtiera
sin él era algo que no podía contemplarse de ninguna de las maneras. Juanita no
comía en la mesa, comía en la cocina...Fui muchas veces a comer a su casa: ni
una sola vez comió su mujer con nosotros.

He querido a Luis
como a un hermano.
FUENTES:
-Conversaciones con
José “Pepín”Bello, David Castillo y Marc Sardá. Anagrama, Barcelona, 2007.
-La desesperación del
té (27 veces Pepín Bello), José Antonio Martín Otín. Pre-textos, Valencia,
2008,
-Entrevista con Pepín Bello, Guzmán
Urrero. The Cult (página web)
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