Buñuel visto por (3). . . Su hijo Juan Luis
Nacido en París en 1934, el hijo primogénito de Buñuel es también director de cine y escultor. El texto que viene a continuación está extraído de diferentes declaraciones que ha hecho a los distintos medios de comunicación y que suelen repetir las mismas cosas, así como a la revista Cuadernos de la Academia nº 7-8:
"Era muy profesional…Se mostraba amable y simpático con todos…El plató era bastante silencioso, pero siempre con buen humor y risas…En los rodajes nunca perdía la paciencia, había un ambiente muy respetuoso, nos lo pasábamos bien… [Mi] padre nunca hizo concesiones, prefería trabajar con un presupuesto muy bajo antes que aceptar presiones cara al público, al éxito comercial…
"Era muy profesional…Se mostraba amable y simpático con todos…El plató era bastante silencioso, pero siempre con buen humor y risas…En los rodajes nunca perdía la paciencia, había un ambiente muy respetuoso, nos lo pasábamos bien… [Mi] padre nunca hizo concesiones, prefería trabajar con un presupuesto muy bajo antes que aceptar presiones cara al público, al éxito comercial…
La fama le
molestaba, la gente dando la lata y esas cosas… Si alguna de sus películas
funcionaba demasiado bien, se preocupaba. Decía “hice algo mal”, … Y no volvía
a ver sus películas, ¿para qué?... Odiaba los premios, los regalaba, los tiraba
o no iba a recogerlos…
Hacía las
películas para él y para sus amigos, disfrutaba si les gustaban, si se reían
con ellas, pero nada más, después no le importaba qué se hiciera con esas
películas…No hablábamos de cine…Se hablaba de la Guerra Civil, de literatura o
de otras cosas. Tampoco salía al cine por aquello de la sordera.
Él estaba en
contra de todo lo establecido, de la hipocresía. Ésa fue su obra…Era
muy violento, siempre con humor, inteligente, pero denunciando ciertas
costumbres de la sociedad y lo hacía como un servicio a la revolución…Siempre
estuvo contra la religión organizada, contra la jerarquía, no contra el cura
individual…Él era pro republicano y antifascista... A veces se le veía triste
en casa y decía que estaba pensando en García Lorca y en cómo le llevaban a la
muerte, en lo que Federico sabía que iba a pasar, su miedo… Estaba muy
obsesionado por el terrorismo…que cualquier persona pone una bomba…tenía miedo
por su familia.
Mi padre no
rompió con las raíces, en todos sus viajes y lugares estaban los amigos
republicanos en el destierro. Yo era niño y siempre recuerdo en casa que yo me
despertaba y los oía hablando y blasfemando sobre Franco y el frente de Teruel
y si esto y aquello. El dolor que quedó fue tremendo; perdieron su familia, su
tierra, su patria. Fue terrible…[No regresó a España] porque tenía su casa en
México, mi madre quería su casa y él estaba muy tranquilo. Venía a Europa a
trabajar y después allí tenía sus libros y todo. Mi madre no quería irse de
México.
Sólo salía de
casa para filmar. No le agradaba hacer turismo…prefería estar en casa tomando un café…[La relación con
mi padre fue] muy tranquila, de orden, de disparar muchas pistolas, de
aperitivos y vino con los amigos…Le interesaban las pistolas, los rifles y el
buen alcohol; no hablo de vinos de mil dólares, sino de un buen Rioja, un buen
güisqui y una buena ginebra.
[Lo de las
arañas] era más de su familia, podían pasarse horas hablando de arañas, pero a
nosotros no nos interesaban tanto. En casa no quería ni cuadros ni cortinas,
lugares donde pueden esconderse. Sentía rechazo y fascinación por los arácnidos.
Mi padre tenía
dos trajes cuando murió, tres pares de pantalones, dos pares de zapatos y poco
más…él no cambió su manera de vida con o sin dinero. Fue un señor muy bueno,
con el que la pasamos muy bien. Fue un hombre muy digno y correcto, que quería
a su familia."
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