Buñuel visto por (4). . . Su hijo Rafael
Mi padre no quería que fuésemos artistas, le hubiera
encantado que fuésemos profesores, con un trabajo serio…Sin embargo lo que más
admiro de él es su humor. Y los ejercicios que estimulaban nuestra imaginación,
como cuando nos pedía que nos pusiésemos en una situación imposible, como si
fuésemos, por ejemplo, un mejillón. No nos hablaba nunca de religión, ni a
favor, ni en contra. Sólo nos daba consejos de padre, pero nos dejaba total
libertad. No veía la televisión
Mi padre era muy
conservador de puertas para adentro. La gente a menudo me dice ¡qué maravilla
poder convivir con alguien tan creativo y tan rebelde como tu padre! Pero la
realidad es que mi padre era de los de a las 10 en casa, y si nos retrasábamos
un rato aunque estuviésemos en casa de Luis Alcoriza, que estaba a sólo 10
minutos, enseguida se ponía nervioso. Era como un reloj, jamás esperaba a
alguien que se retrasaba cinco minutos…Le costaba autorizarnos las salidas
nocturnas: “Debeis volver a las diez de la noche.”...Sabía que mi padre se
acostaba pronto y regresé a las dos de la mañana. También sabía que contaba con
la complicidad de mi madre... Mi padre estaba preocupado por sus niñitos...Si
en México nos tienen miedo es a mí por alto y a él [su hermano Juan Luis] por
ancho.
(Sobre el libro
que escribió su madre Memorias de una
mujer sin piano): Ese libro está muy
bien porque critica a mi padre. Y tiene razón en criticarlo. Mi hermano revisó
el escrito antes de que se publicara. Entonces si algo no hubiese estado bien,
él podía haber dicho que se eliminara. Y yo lo leí cuando salió y tampoco
encontré nada extraño.
En los últimos
años hubiera querido venir más [a España]. Pero mi madre no quería. Ella era
francesa, pero se creía mexicana... Si no hubiese sido por mi madre a lo mejor hubiera regresado a
España a Vivir.
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