El ángel exterminador, 1962
Presento en Cannes un film mucho más libre que Viridiana.
Se llama El ángel exterminador. El guion
y los diálogos son míos y está basado en el cinegrama que había escrito hace 5
años con Alcoriza titulado “Los náufragos de la calle Providencia”. No sé si es
buena o correcta pero es una obra sin precedentes. El film está compuesto de
diez bobinas de las que ocho se desarrollan en una pequeña habitación de 7 por
7 metros con 21 personajes sin que ninguno pase el umbral nunca. Vas a pensar
qué original aburrimiento. Es posible.[1]
El punto de partida era una historia que se me había ocurrido
hacia el año 40, en Nueva York, junto a cuatro o cinco más, entre ellas la que luego sería Simón
del desierto y el episodio de la niña «raptada» que más tarde incluiría en El fantasma de
la libertad. Los náufragos de la calle Providencia era un título largo y literario: no
me gustaba. Pensé en el título de Bergamín y [El ángel exterminador] le escribí a éste
pidiéndole los derechos del título, y me respondió que no necesitaba pedírselos, puesto que esas palabras aparecían en el Apocalipsis.[2]
Al darme Alatriste el trabajo, me dije: Puesto que tienes
que hacer otra película y que puedes escoger, toma ese viejo guion
imposible. Al principio, había sido sólo un asunto para dos rollos, un corto
destinado a la serie de Barbachano, con dirección general de Carlos Velo. Allí
sólo se expondría la situación. Después, como sabes, alargué el guion a seis rollos, pero
me di cuenta de que
una vez planteado el tema, se repetía. Al hacer ahora el proyecto para largometraje, lo enriquecí y añadí el brusco
final con la secuencia de la iglesia. También añadí las ovejas en el
salón. Y el gag de los comensales sentados a
la mesa, a los que el anfitrión ha anunciado un plato exquisito traído de Persia; y el criado, entrando con la codiciada
bandeja y cayéndose, desparramando
las viandas por el suelo…[3]
Yo primero pensé
que el título tenía una relación
subterránea con el argumento, aunque no sabía
cuál. A posteriori lo he interpretado así:
en la sociedad humana de hoy, los hombres cada vez se ponen menos de acuerdo, y por eso combaten entre ellos. Pero ¿por qué no se entienden? ¿Por qué no
salen de esta situación? En la película es lo mismo: ¿Por qué no llegan juntos a una solución para salir de la sala?
[4]Algunos piensan que está
inspirado en el óleo de Théodore Géricault La balsa
de la medusa [Le
Radeau de la
Méduse] Buñuel cuenta que Una amiga de Sadoul … me envió un argumento
estupendo que aún conservo. Una balsa perdida en el mar, con 45 personas. Una especie de
adaptación de "La balsa de la
medusa" [Le Radeau de la Méduse]. Muy difícil de hacer, muy
complicado técnicamente. Hitchcock hizo algo parecido. Es como una apuesta
imposible: ese espacio tan reducido, tantas personas amontonadas…La diferencia
fundamental es que en El ángel exterminador
no
hay ninguna circunstancia material que impida a los personajes la salida.[5]
Ya
en 1947 le mostró la idea de Los
náufragos de la calle Providencia a la productora CLASA, pero sin ningún
resultado. Buñuel escribió la primera sinopsis en 1953 en colaboración con Luis
Alcoriza. En 1957 se realizará una segunda versión, que posteriormente se
reelaborará y será el origen de su película El ángel exterminador (1962). La primera versión que preparó Buñuel
tenía una línea más realista, que después cambió al conocer a Alatriste y darle
éste plena libertad de realización.[6]
El
rodaje comenzó el 29 de enero de 1962 y finalizó el 9 de marzo, en los estudios
Churubusco y en localizaciones del Distrito Federal. Se estrenó en México el 22
de septiembre de 1966 en el cine Chapultepec. En España se estrenó en 1969
La
realización fue más difícil y me exigió mucho más trabajo que la de Viridiana y costó unos tres millones de
pesetas más. Viridiana había costado
poco más de seis. Para que el nuevo film fuese satisfactorio hubiese tenido que
repetirlo: una vez mis ideas puestas en claro en la primera realización,
empezar a hacerlo otra vez. Pero este privilegio normal en poetas o músicos, es
prohibitivo en un arte tan caro como el cine... De hacer el film como hubiese
querido habría llevado a cabo los rodajes en Londres. Escogería actores
elegantes. Pero estoy acostumbrado a resignarme en lo concerniente a detalles
secundarios. Es el precio de la libertad. Desde luego, preferiría trabajar en
mejores condiciones. Los críticos que piensan que hago los films como quiero,
se equivocan. Soy de los que admiran a Visconti, por ejemplo. ¡Qué técnica
impecable! ¡Qué belleza! ¿Te acuerdas de los palcos del teatro en Senso? Me gusta este refinamiento y
querría tener el talento y el dinero necesarios para hacer cosas tan bonitas.
En lo que sí he insistido es en no transigir en lo que considero moralmente esencial.[7]
Lo ideal, desde luego, hubiera sido hacerla… en un lugar donde verdaderamente existe un estilo de «alta sociedad». Pero, en cambio, con Alatriste tuve toda la libertad del mundo. No me suprimió nada, no me dijo que pusiese esto o lo otro… Si no llegué más lejos fue porque me autocensuré. Ahora la haría mejor… Dejaría a los personajes encerrados un mes hasta llegar al canibalismo, a la pelea a muerte,
para mostrar que tal vez la agresividad es innata.[8]
2ª entrada de los invitados: toma en picado |
Lamento las insuficiencias... y el tiempo demasiado
breve de rodaje. Lo que veo en ella es un grupo de personas que no pueden hacer
lo que quieren hacer: salir de una habitación.
Imposibilidad inexplicable de satisfacer un sencillo deseo. Eso ocurre a
menudo en mis películas. En La edad de
oro, una pareja quiere unirse, sin conseguirlo. En Ese oscuro objeto del deseo, se trata del deseo sexual de un hombre
en trance de envejecimiento, que nunca se satisface. Los personajes del Discreto encanto de la burguesía
quieren a toda costa cenar juntos y no lo consiguen...[9]
La
película "se presenta ante el espectador como un inventario casi ejemplar
de los motivos figurativos básicos que se han ido configurando a lo largo de la
carrera cinematográfica de Luis Buñuel:...La fiesta burguesa (La
edad de oro). Las manos sobre las nalgas (Un perro andaluz), Ana
aventando las plumas (Gaston Modot en La edad de oro), El director de
orquesta y su vigor sexual (La edad de oro). Variaciones
textuales son también la idea de topos
cerrado (autobús en Subida al cielo; tranvía en La ilusión viaja en tranvía;
isla en Robinson Crusoe; columna en Simón del desierto). La
cajita (Un perro andaluz; Ensayo de un crimen). Finalmente la
presencia de la maquinilla de afeitar, aquí eléctrica (Un perro andaluz; Ensayo
de un crimen) y por último la mano muerta (Un perro andaluz y la
escena que escribió para la película de Robert Florey: The beast with five fingers (1947):Alucinaciones en torno a una mano muerta.[10]
Primero de los dos brindis que realiza Nóbile |
La
película también contiene referencias autobiográficas: la visión de las águilas
volando cuando las mujeres salen del W.C. (casas colgantes de Cuenca), la mujer
que se peina media cabeza (su compañero de cuarto en la Residencia, Augusto
Centeno, hacía lo mismo), la bandera por posible epidemia (recuerdo de su niñez
cuando hubo cólera en 1911), el encierro en una habitación (una broma de la
Residencia de Lorca y Dalí, que les gustaba convertir su cuarto en un desierto
o en un naufragio[11]),
la frase del mayordomo: "me eduqué con los jesuitas" (Buñuel se educó
con los jesuitas), etc. Todo esto contribuye a hacer más hermética la película
para los no "iniciados" en el mundo buñueliano.
Se
ha dicho con toda razón que El ángel exterminador no es sino la
prolongación natural de la secuencia de la fiesta burguesa de La
edad de oro. En efecto, hay muchos elementos comunes: el barbudo
director de orquesta, la irrupción de elementos externos (cordero y oso aquí,
carreta de obreros, vaca, arado y otros utensilios allí) o la contraposición
entre la edad de oro del amor y la edad del lodo de la sociedad. Esta
contraposición se traduce allí en la
secuencia de los amantes revolcándose por el fango, la escena del retrete y los
insertos de erupción volcánica y aquí en el uso mixto que se hace del armario
que sirve de excusado para los invitados y de tálamo para Eduardo y Beatriz,
con planos alternos de los pechos y las nalgas que constituyen una cita de Un
perro andaluz y expresan esa misma polaridad."[12]
La
gran novedad de la película con su obra precedente, y en relación con todo el
cine mundial, era la falta de explicación racional. Todo es posible, y sin que
ninguna fuerza conocida sea puesta en cuestión. Se trata evidentemente de una
vuelta a la libertad surrealista de La edad de oro, pero sin embargo las
diferencias entre este film y El ángel exterminador son
esenciales. La edad de oro está construida como un poema automático[13]
y en El
ángel exterminador, un hilo tendido liga todas las escenas, y la película
entera (tan irracional como sea) se encamina de manera muy segura hacia su
conclusión. No es sino en el interior de las secuencias donde los elementos
“desconcertantes” intervienen: frases sin sentido, sueños, alucinaciones, etc.
como paréntesis, completan la atmósfera surrealista de la película que está
construida con un rigor sorprendente por Buñuel.[14]
Los criados huyen sin saber el motivo |
En
El
ángel exterminador, poco a poco, las normas de la etiqueta y de la
convivencia burguesa se van derrumbando para dar paso a la exasperación y al
egoísmo más desenfrenado. Los trajes se deterioran como si de un naufragio se
tratase, los modales se tornan violentos y la buena educación cede paso a la
ferocidad. En sus intentos por romper el maleficio, algunos de los encerrados
recurren a ritos definidos por su irracionalidad y formalismo: la promesa de un
Te Deum o del viaje a Lourdes, la ceremonia mágica de gallina y plumas, las
invocaciones masónicas.
Film
de una inspiración surrealista tan neta como no se había producido desde sus
dos primeras obras, El ángel exterminador ofrece un saludable reto a cualquier
exégesis tradicional...Parece evidente, en efecto, que la mirada subversiva que
Buñuel dirige al claustrofóbico mundo burgués, prisionero de sus ritos, de sus
convenciones y de su banalidad, tiene un neto espesor histórico-social. Su huis-clos purificador posee la virtud de
despojar a los personajes de sus yuxtapuestas epidermis culturales, para
hacerles retornar a una condición primitiva y salvaje, casi zoológica, en la
que, eliminadas convenciones, modos e hipocresías, sus interrelaciones se
convierten en más auténticas, desenfrenados y desvelados sus verdaderos
instintos.[15]
En
medio de aquel ambiente de suciedad y degradación surgen con fuerza las
pasiones eróticas y ya no importa que la anfitriona se pasee con su amante ante
las narices del esposo, que éste empiece a acercarse a Leticia, que los dos
amantes lleven su pasión al suicidio o que entre los dos hermanos parezca
existir una relación incestuosa. En ese ambiente claustrofóbico se desatan las
pasiones eróticas y destructoras una vez caídas las máscaras sociales.[16]
Desde fuera tampoco se puede entrar |
Es una parábola…Sobre la condición burguesa, más bien. Entre obreros no
sería igual... La agresividad no es exclusivamente burguesa o exclusivamente
proletaria. Es innata a la condición humana…El drama de El ángel exterminador, si se produjera entre obreros, sería más pobre, menos interesante… porque… hay más contraste entre las formas
exquisitas de los invitados de Nobile y
la situación casi animal a la que finalmente llegan.[17]
En
la película el realismo se lleva al límite, hasta lo grotesco, lo trágico y lo
horripilante. Y en ella se aborda directamente, manifiestamente, lo misterioso,
lo maravilloso, lo inexplicable, lo inconcebible. Pero, sobre todo, es la gran
palabra de Buñuel, porque aquí se trata directamente su secreto: ese umbral
invisible, pero infranqueable. Es la enciclopedia, la “Summa Buñuel”, donde su
sistema, su terminología y su estilo están recogidos, expuestos, resumidos de
una vez para siempre.
En
El
ángel exterminador, Buñuel se ha lanzado directamente a los campos del
misterio, que son para él el secreto del arte...Para entrar directamente en el
misterio y su clave, Buñuel comienza por colocar, de modo abierto y terminante
la acción del film en el tiempo mítico...sin transcurso, ni cronología, el
tiempo que vuelve siempre sobre sí mismo. Entonces, todo lo que va a acontecer
en adelante es absolutamente real, pero a la vez fuera de toda realidad: todo
tiene esa doble faz para contemplar el universo, a uno y otro lado del umbral.
Lo
que Buñuel relata en el film es el caos. Aquellas gentes elegantes, decadentes,
ricas, poderosas, tienen su mansión en la calle de la Providencia...Los que no
pertenecen a esa clase social y a ese mundo, van huyendo de manera
inexplicable: los criados de la casa. Sólo se queda el mayordomo, más cerca de
los señores que de los sirvientes. Y el sortilegio se produce. Nadie puede
salir de allí, nadie puede cruzar la puerta. El umbral es infranqueable...
Degradación de los protagonistas |
Lo
que Buñuel trata de alcanzar aquí, más que en ningún otro de sus films, es el
misterio, su dilecto y subyugante misterio, en sus últimas fronteras: el
misterio, hasta el delirio, el frenesí, el éxtasis demencial...Para ello, todos
los medios son buenos...menos los que no lo son. No sirve la lógica, ni la
explicación, ni el raciocinio, ni la tesis, ni la idea.[18]
La
realidad y el misterio son las dos direcciones fundamentales de la mirada de
Buñuel, lo que busca constantemente expresar en su obra, como expresión de sí
mismo… Buñuel lo proclama continuamente: A mí me
interesa el misterio... El misterio es el elemento esencial de toda obra de
arte. No me cansaré de repetirlo.[19]
Buñuel
dejó claro su interés por el misterio en su conferencia El cine como instrumento de poesía:
El misterio,
elemento esencial de toda obra de arte, falta, por lo general, en las películas…
no ha hecho nada el neorrealismo para que resalte en sus films lo que es propio
del cine, quiero decir, el misterio y lo fantástico. .. La realidad
neorrealista es incompleta, oficial; sobre todo razonable; pero la poesía, el
misterio, lo que completa y amplía la realidad tangente, falta en absoluto en
sus producciones.[20]
Sólo tenemos
que recordar algunas de las películas que más gustaban al realizador: Jennie [21] y Al morir la noche[22].
Ambas por el mismo motivo: introducen el misterio en la realidad cotidiana y
ninguna de las dos explica nada al final.
El
Ángel
exterminador se presenta –a diferencia de sus iniciales trabajos
surrealistas– como un film abiertamente narrativo, en el que, antes que nada,
hay una historia reconocible en la que, con independencia del parti pris inicial, todo parece
desarrollarse de acuerdo a parámetros básicos que no cuestionan, en cada paso,
los de nuestra experiencia cotidiana. Lo interesante es que, a cada instante,
esa lógica causal es puesta en crisis por las repeticiones, la ironía, la
apertura de vías paralelas, la convocatoria de imágenes cargadas de un
simbolismo codificado, etc.[23]
Los amantes no necesitan ocultarse |
La
película no se basa sólo en lo insólito de la situación, sino también en la
importante función dramática que adquiere en ella el moderno recurso de la
repetición...Lo insólito y repetido, como elementos estructurales del drama,
serán vueltos a utilizar, de una manera más sofisticada, en una buena película
de Buñuel que en parte se puede considerar una especie de remake de ésta, El
discreto encanto de la burguesía... [24]
La
repetición conlleva una ruptura en la línea narrativa del filme y supone una
transgresión de la narrativa clásica que está basada en la transparencia.
Tienen pues, la finalidad de frustrar las expectativas del espectador ante el
relato que está contemplando. Aunque ya las había utilizado Buñuel con
anterioridad, como en Ensayo de un crimen (1955), forman
parte de la estructura de El ángel exterminador. Buñuel dice
que hay unas 20 repeticiones. Las más destacadas son: los huéspedes entran dos
veces en la casa, las dos sirvientas intentan salir dos veces, dos de los personajes se presentan en tres ocasiones, algunos
diálogos se repiten y la reunión termina como empezó.
La
repetición me atrae, tiene un efecto hipnótico. Ya hay repeticiones en mis anteriores películas, desde La Edad de Oro. En El ángel son
constantes…No estaban previstas…Eso
se me fue ocurriendo mientras filmaba
la película. Nada estaba previsto. Filmé la entrada del grupo en la casa y me
dije: «¿Y si lo hago otra vez?
Vaya, me gusta, vale la pena.» …La estructura [de la película] es una situación circular, y la repetición final de los gestos en el concierto, eso estaba previsto. Pero las repeticiones intermedias entre el principio y el final, ésas fueron improvisadas durante el rodaje.[25]
Con
sus escenas muy breves, sus conversaciones incoherentes, ausencia …su estilo
entrecortado, el conjunto del filme deja la impresión de incoherencia y
desorden. En realidad este desorden esta
minuciosamente regulado. Esta película consta de un prólogo, seis actos
y un epílogo. Entre cada parte y la siguiente, un plano o un corto episodio,
insertado como un entreacto, nos hace abandonar el interior de la residencia
donde tiene lugar la acción y nos transporta al exterior, donde anotamos a la
vez las indicaciones sobre el tiempo y las indicaciones de los espectadores del
“naufragio”…
Los ocupantes de la iglesia no pueden salir |
Pululan
por el filme, lo que se podría llamar errores voluntarios de ilación, que
corresponden a un comportamiento típicamente surrealista: romper con la lógica
y las costumbres, con las rutinas de la mirada y crear una debacle en el
intelecto.[26]
Buñuel juega en esta película con el espacio y el tiempo.
Vuelve a encerrar a los personajes en un lugar cerrado, algo que es frecuente
en su cine: Robinson Cruose y La joven en una isla, La
ilusión viaje en tranvía y Subida al cielo en un
tranvía/autobús, etc. Aquí el lugar es todavía más pequeño (una habitación de
7x7 metros y con 21 personajes como dice Buñuel). En cuanto al tiempo, mientras el
encierro y el malestar duran, el tiempo es como una eternidad. En el cine
el tiempo
y el espacio son flexibles, obedecen al realizador. En esta película, en cuanto
los personajes quedan encerrados, es como si ya no hubiera tiempo.
¿Cuánto tiempo están allí dentro? ¿Diez minutos, diez días, diez años? No se sabe. Están en
otro tiempo. Por eso hay repeticiones: no es el tiempo como una línea.[27]
El
realizador continua con la gran precisión técnica demostrada en Viridiana:
cuidadosos movimientos de cámara siguiendo a los actores, necesarios dada la
gran cantidad de estos y el escaso espacio en el que se desenvuelven. Con gran virtuosismo
consigue que sigamos la trama sin perdernos o descolocarnos a pesar de que
"prácticamente" no hay protagonistas. La narración no se basa en relaciones
lógicas de causa-efecto y el orden de las escenas se podría haber cambiado.
El
desenlace aparece cuando, por azar, los cautivos se encuentran en el mismo
lugar de la primera noche. Pero, aunque la mayoría de los espectadores no se
percaten, este desenlace propuesto por Buñuel es imposible porque durante el
encierro han muerto tres personas.
En
esta película Buñuel continúa diciéndonos uno de los propósitos más constantes
de su cinematografía: en la vida y en la realidad hay muchas cosas que no
tienen explicación; que la vida está llena de contradicciones y ambigüedades
que no pueden explicarse desde términos puramente racionales.[28]
Por eso al final de la película no hay explicación lógica. El Ángel
Exterminador es como una plaga que empieza con unos pocos en una
habitación y después se extiende al resto de la sociedad.
Ya
sabemos que el filme ha recibido multitud de interpretaciones de todo tipo:
políticas, religiosas, psicoanalíticas, etc. Por ello es interesante recoger el
texto que añadió Buñuel al inicio de la película para proyección en Francia: Si la película que van ustedes a ver les parece enigmática o incongruente, la vida lo es también. Es
repetitiva como la vida y tiene como ella muchas interpretaciones. El autor declara que no ha
querido jugar con símbolos,
al menos conscientemente. Puede ser que la mejor explicación para El ángel exterminador es que, racionalmente, no tiene ninguna....
La represión policial |
Con
ello Buñuel no dice que su film no pueda ser interpretado, sino que puede ser
interpretado de muchas maneras. Tampoco dice que no pueda ser explicado, sino
que no puede ser explicado de una forma racional. Hay que buscar otras
explicaciones que no sean las que vienen de la lógica, sino de lo irracional. Buñuel
nos dice: En el final de la película no hay liberación. Sólo es momentánea. Pero la situación de
encierro se va a
repetir infinitamente. Regresarán a la situación inicial, volverán a hacer los mismos gestos.
Han salido del encierro en casa de los Nobile, pero se quedan encerrados en la iglesia. Y ahora en la iglesia será
peor, porque ya no son
veinte personas, sino doscientas. Es como una epidemia que se extiende hasta el infinito.[29]
Y
en lo referente a las últimas imágenes de enfrentamientos con la policía y que
muchos han interpretado como el inicio de una revolución, Buñuel nos aclara: No. Es la represión policíaca: la caballería ataca a unos manifestantes. ¿Por
qué? No sé: es una
imagen que vuelve a mi memoria. Está también en Tristana y en cierto modo en el final de El fantasma de la
libertad. Son, recuerdos de Zaragoza, como ya les he contado. Quizá, en El ángel
exterminador la carga de la policía no tenga relación con el encierro en la iglesia, y sean dos hechos
coincidentes por
casualidad. Pero yo no sentí la imagen de otra manera, sino así: la fachada de la iglesia, tiros, gritos, los corderos que
entran en el templo.
Si no se les ocurre a los críticos mejor explicación, podrían decir que me gustan las situaciones de caos, que soy un
anarquista (Ríe.)[30]
En
conclusión: El ángel exterminador es un filme que renuncia a
"explicarse", lo cual hace que siga siendo tremendamente atractivo y
que muchos sigan empeñando en desentrañarlo a pesar de la advertencia de
Buñuel: No entiendo por qué algunas personas se empecinan en dar una explicación
racional a cuadros que
he creado arbitrariamente.[31]
Los corderos entran en la iglesia |
[1] Carta de Buñuel a Muñoz-Suay,
8/4/62. En: Ricardo Muñoz-Suay: Correspondance
avec Luis Bunuel. Pág. 193
[2] Tomás Pérez Turrent y José de la
Colina: Buñuel por Buñuel, Plot,
1993, Pág.125
[3] Conversaciones con J. F. Aranda, en
Kosmorama, noviembre de 1963 y Filmkritik, junio de 1963. Tomado de: El cine de Luis Buñuel según Luis Buñuel,
Festival Cine de Huesca, 1993, pág. 208
[4] Tomás Pérez Turrent y José de la
Colina: Buñuel por Buñuel, Plot,
1993, Pág.125
[5] Tomás Pérez Turrent y José de la
Colina: Buñuel por Buñuel, Plot,
1993, Pág.132
[6]
Maurice Drouzy: Luis Bunuel architecte du
rêve. Lherminier, 1978, Pág. 107
[7] J. F. Aranda: Luis Buñuel biografía crítica, Lumen, 1975, págs. 276-7
[8] Tomás Pérez Turrent y José de la
Colina: Buñuel por Buñuel, Plot,
1993, Pág.125
[9] Luis Buñuel: Mi último suspiro, Plaza & Janés, 1982, Pág. 231
[10] Santos Zunzunegui: Paisajes de la forma. Ediciones Cátedra.
1994. Pág. 122
[11] Agustín Sánchez Vidal: Buñuel, Lorca, Dalí: El enigma sin fin.
Planeta, 1988, Pág. 332-33
[12] Agustín Sánchez Vidal: Luis Buñuel. Ed. J.C.,
1982, Pág. 265
[13] Ado Kyrou: Bunuel. Seghers, 1966, Pág.
75
[14] Ado Kyrou, en: Emilio García Riera
: Historia documental del cine mexicano,
VIII. Pág. 247
[15] Roman Gubern: Cine Español en el exilio, Lumen, 1976, Pág. 145
[16] Manuel López Villegas: Sade y Buñuel. Instituto de Estudios
Turolenses, 1998, Pág. 130
[17] Tomás Pérez Turrent y José de la
Colina: Buñuel por Buñuel, Plot,
1993, Pág.126-7
[18] Manuel Villegas López, prólogo de:
Luis Buñuel: El ángel exterminador. Aymá,
1964, Pág. 13
[19] Elena
Poniatowska: Entrevista con
Luis Buñuel. El País semanal, 30 marzo 1997, Pág. 86
[20] Luis Buñuel: Obra literaria, Heraldo de Aragón, 1982, pág. 181.
[21] Portrait
of Jennie, William Dieterle, 1948
[22] Dead
of Night, Aberto Cavalcanti, Charles Crichton, Basil Dearden, Robert Hamer, 1945
[23] Santos Zunzunegui: Paisajes de la forma. Ediciones Cátedra.
1994. Pág.: 131
[24] Carlos Barbachano: Buñuel. Salvat, 1986, Pág. 170
[25] Tomás Pérez Turrent y José de la
Colina: Buñuel por Buñuel, Plot,
1993, Pág.126
[26] Maurice Drouzy: Luis Bunuel architecte du rêve. Lherminier,
1978, Pág. 109
[27] Tomás Pérez Turrent y José de la
Colina: Buñuel por Buñuel, Plot,
1993, Pág.131
[28] Elena Gascón-Vera: La imaginación sin límites: Sade en Buñuel.
En: Turia, nº 26. Pág. 164
[29] Tomás Pérez Turrent y José de la
Colina: Buñuel por Buñuel, Plot,
1993, Pág.132
[30] Tomás Pérez Turrent y José de la
Colina: Buñuel por Buñuel, Plot,
1993, Pág.131
[31] Entrevista con Manuel Michel, en Buñuel, Kyrios, 1975, pág. 46
Estimado Manuel, felicidades por su blog.
ResponderEliminarLa referencia bibliográfica que aparece en la primera nota a pie no consigo encontrarla, ¿qué editorial o revista la publicó?
Gracias.
Perdona que haya tardado en contestarte Pedro, pero no he estado en casa hasta ahora y necesitaba buscar la referencia. Es un fallo mío. La revista es: Cahiers de la cinematheque, nº 30-31, Été-Automne 1980,
EliminarMuchísmas gracias Manuel.
EliminarGracias por crear este blog es muy ilustrativo sobre la obra de Buñuel. Me sorprende la enorme labor hecha en torno a este autor. Felicidades 🥂.
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