Luis Buñuel y El retablo de Maese Pedro de Manuel de Falla
La presentación de la ópera de guiñol El retablo de Maese Pedro de Manuel de
Falla se realizó en 1923 en el palacio que la princesa de Polignac tenía en
París, quien la había encargado y a quien Falla se la dedicó, pero el estreno propiamente dicho tuvo lugar
en Amsterdam el 26 de abril de 1926.
Primera página del programa |
Un día, hablando con él…Le sugerí
que los personajes humanos fuesen actores, que ocultasen sus caras con
máscaras, de tal forma que se acentuase la diferencia con las marionetas, que
estarían encarnadas, también esta vez, por muñecos. Le pareció una buena idea y
yo me ofrecí para llevarla a cabo. Fui nombrado régisseur y así fue como llegué a hacerme cargo de la parte escénica.[2]
Cuando Buñuel llegó a París en 1925 llevaba una carta de presentación para Ricardo Viñes. Este, si le encargó la puesta en escena de la obra, sería porque conocería algo de sus montajes en la Residencia. Por otro lado, la parte musical de la obra no debía presentar para Buñuel ningún problema, ya que había estudiado música y la quiso seguir estudiando en París, pero su padre se negó.
Cuando Buñuel llegó a París en 1925 llevaba una carta de presentación para Ricardo Viñes. Este, si le encargó la puesta en escena de la obra, sería porque conocería algo de sus montajes en la Residencia. Por otro lado, la parte musical de la obra no debía presentar para Buñuel ningún problema, ya que había estudiado música y la quiso seguir estudiando en París, pero su padre se negó.
Me puse a buscar entre mis amigos a
los posibles intérpretes de los ocho personajes de carne y hueso. Mejor dicho,
lo que hice fue sumar nuestras respectivas inexperiencias, porque, aunque entre
ellos había pintores, algún periodista e incluso un estudiante de medicina, no
había ni un solo actor. [3]
Para ver
cómo se preparó todo es mejor que sigamos a Joaquín Peinado: Un día nos dice
Hernando: “Tenemos
que trabajar porque [Ricardo Viñes] ha pedido a papá [José Viñes] que haga los
decorados para El retablo de maese Pedro,
que se va a dar en Holanda. Ya se dio el año veintitrés, nosotros hicimos unos decorados[4], y ahora
quieren darlo en la Opera de Ámsterdam, han solicitado de nuevo que sea papá y
nosotros los que hagamos los decorados.”
Muy bien. Pues en la rue Broca, donde había un taller bastante amplio que
ocupaba Cossío, Uzelay y otros, allí se hicieron los decorados. Allí venía don
José Viñes, el padre de Hernando, hombre muy nervioso. Y se enfadaba don José Viñes
cuando se daban unos golpes allí, con un martillo, para construir aquel
escenario pequeñito del Retablo. Y Cossío diciéndole:
2ª pág. del programa |
El Retablo de Maese Pedro es un
episodio de Don Quijote de la Mancha. En la obra aparecen Don Quijote, Sancho y
otros personajes de Cervantes, que asisten a una representación de marionetas
dirigida por Maese Pedro.
Teóricamente todos sus personajes son
títeres... yo lo innové introduciendo a cuatro personajes de carne y hueso que
asistían, enmascarados al espectáculo de Maese Pedro y de vez en cuando
intervenían en la acción, doblados también por los cantantes que se encontraban
en el foso de la orquesta... Por supuesto, di los papeles –mudos– de los cuatro
personajes a amigos míos[6].
El
programa era el siguiente:
EL RETABLO DE
MAESE PEDRO
Ámsterdam, 26 y 27 de abril de 1926
DIRECCIÓN:
WILLEM MENGELBERG
WILLEM MENGELBERG
I.
OVERTURA «LAS BODAS DE FIGARO »………… W. A. MOZART
II.
SIETE CANCIONES POPULARES
ESPAÑOLAS ………… M. de FALLA
voz y acompañamiento de piano………
VERA JANACOPULOS
YVONNE HERR-JAPY
YVONNE HERR-JAPY
III.
PSYCHÉ ……………………………………………………..M. de FALLA
Para voz, violín, viola, violonchelo,
flauta y arpa
VERA JANACOPULOS
LOUIS ZIMMERMANN, F. DENAYER
C. VAN LEEUWEN BOOMKAMP, K. WILLEKE en ROSA SPIER
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PAUSA
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El Retablo de Maese Pedro
ADAPTACIÓN MUSICAL Y ESCÉNICA DE UN EPISODIO DE
«EL INGENIOSO CAVALLERO DON QUIJOTE DE LA MANCHA”
DE MIGUEL DE CERVANTES
«EL INGENIOSO CAVALLERO DON QUIJOTE DE LA MANCHA”
DE MIGUEL DE CERVANTES
por
MANUEL DE FALLA
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Esta obra ha sido compuesta como homenaje devoto a la gloria de
MIGUEL DE CERVANTES
MIGUEL DE CERVANTES
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Última página del programa |
por MARCEL GUÉRIN
Muñecos-guiñol : cabezas esculpidas por MANUEL ÁNGELES ORTIZ y
ADOLFO ARMENGOD
Trajes confeccionados por Mme T. LAZARSKI, según los figurines de
MANUEL ÁNGELES ORTIZ
Decorado y figuras del retablo, de HERNANDO VIÑES, ejecutados por
MARCEL GUÉRIN
Artificio escénico de don JOSÉ VIÑES RODA
INTÉRPRETES :
Voz de DON QUIJOTE HECTOR DUFRANNE
Voz de MAESE PEDRO THOMAS SALIGNAC
Voz del TRUJAMÁN VERA JANACOPULOS
Orquesta compuesta de los miembros del Concertgebouw
dirigida por
WILLEM MENGELBERG
WILLEM MENGELBERG
Clavicémbalo (Pleyel) MARGUÉRITE
DELCOURT
Arpa Laúd (Pleyel) ROSA SPIER
Director de
escena : LUIS BUÑUEL
Movimiento escénico de los muñecos-guiñol : Sres. RAFAEL SAURAS (Don Quijote),
FRANCISCO G. COSSÍO (Sancho Panza), JOAQUÍN PEINADO (Maese Pedro),
JUAN ESPLANDIU (Trujamán).
Movimiento escénico del retablo : Sres. JOSÉ VIÑES RODA, HERNANDO VIÑES,
JUAN ARAMBURU y ROGER WHETTNALL
Movimiento escénico de los muñecos-guiñol : Sres. RAFAEL SAURAS (Don Quijote),
FRANCISCO G. COSSÍO (Sancho Panza), JOAQUÍN PEINADO (Maese Pedro),
JUAN ESPLANDIU (Trujamán).
Movimiento escénico del retablo : Sres. JOSÉ VIÑES RODA, HERNANDO VIÑES,
JUAN ARAMBURU y ROGER WHETTNALL
Personajes:
Grandes muñecos-guiñol :
Don Quijote, Maese Pedro, El Trujamán, Sancho Panza, El Ventero,
El Estudiante, El Paje, El hombre de las lanzas y alabardas
Grandes muñecos-guiñol :
Don Quijote, Maese Pedro, El Trujamán, Sancho Panza, El Ventero,
El Estudiante, El Paje, El hombre de las lanzas y alabardas
Figuras del Retablo :
Carlo Magno, Don Gayferos, Don Roldán,
Melisendra, El Rey Marsilio, El moro enamorado
Heraldos, caballeros y guardias de la Corte de Carlo
Magno ; Jefe de la guardia
y soldados del Rey Marsilio, verdugos y morisma
Postal que envió Buñuel a Lorca. Le dice que va como director de escena y animador de los hombres-muñecos |
y soldados del Rey Marsilio, verdugos y morisma
Lugar de la acción : la caballeriza de une venta en la Mancha de Aragón
Todavía no me lo creo. Y además
costaba creo que doscientos florines. Tres sesiones dimos, tres. Y la primera,
al terminar, como no sabía nada de teatro, cuando se marchó el público, baje al
patio de butacas a ver como estaba la iluminación, deje los personajes en el
escenario y desde abajo no se veía nada. Lo arreglamos para la segunda y
tercera representación. Se pusieron bien los reflectores, la luz ámbar, no sé
qué.[7]
Aún hoy me echo a temblar cuando
recuerdo mi desfachatez, y la de mis amigos. Aceptamos el encargo sólo para hacer
un viaje gratis a Ámsterdam, colaborando con Falla, uno de los más grandes
músicos contemporáneos, con Mengelberg, el célebre director de orquesta, y con
cantantes profesionales de la Ópera Cómica… El espectáculo acabó siendo la más
extraña mezcla que nunca se haya visto de música y teatro.
Debo decir que no lo hicimos mal y
que tanto mis amigos como yo mismo nos esforzamos todo lo que pudimos para
salir con éxito de una empresa tan delirante. Nadie en el público sospechó
siquiera que la parte plástica del espectáculo era un puro experimento, que por
una vez no acabó en catástrofe, fruto de la improvisación típicamente española.
También hay que decir que llevábamos un mes ensayando.[8]
No debieron
hacerlo nada mal porque el periódico El
Sol de Madrid del 28 de abril hablaba en la portada del gran éxito obtenido
en la representación de la obra.
Foto del grupo de participantes. Buñuel 1º por la izquierda |
El éxito de
la representación a que tan modestamente se refiere Buñuel fue plenamente
justificado. Se trataba de un grupo de jóvenes excepcionales. En lo que se
refiere a la labor personal del director escénico, su idea de cambiar los
muñecos de marionetas por personajes reales fue ampliamente discutida en la
época, encontrando casi siempre el apoyo de la crítica. Adolfo Salazar lo alabó
abiertamente en una serie de artículos recogidos en los libros Música y músicos de hoy (Mundo Latino,
Madrid, 1928) y La música contemporánea
en España (La Nave, Madrid, 1930). Es muy propia de nuestro autor la
solución dada a la difícil puesta en escena de la época. En primer lugar,
simplificó de un golpe problemas casi insolubles emanados de la acción simultánea
de teatro-guiñol, teatro de marionetas (contemplando la representación del
guiñol) y la orquesta y los cantantes (presenciándolo todo). Por otro lado, es
característico de Buñuel este afán de humanizar. La ópera, en su concepción primera,
acusaba un juego intelectual de vanguardia, con tendencia abstractizante, al
que se inclinaba Falla entonces; al convertir los espectadores de El retablo en personajes de carne y
hueso, se les daba un hálito natural, convirtiendo a Don Quijote en una
presencia y el retablo en una leyenda.[9]
Ante el éxito de la representación, ¿Se planteó Buñuel la posibilidad de seguir en el mundillo teatral? La realidad es que al año siguiente compuso su única obra teatral, Hamlet, de la que hablaremos en un próximo post.
Ante el éxito de la representación, ¿Se planteó Buñuel la posibilidad de seguir en el mundillo teatral? La realidad es que al año siguiente compuso su única obra teatral, Hamlet, de la que hablaremos en un próximo post.
[1] Max Aub: Conversaciones con Buñuel, Aguilar, 1985, pág. 52
[2] Luis Buñuel: Autobiografía, en ¿Buñuel! La
mirada del siglo, Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, 1996, págs.
286-7
[3] Luis Buñuel: Autobiografía, en ¿Buñuel! La
mirada del siglo, Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, 1996, págs.
286-7
[4] Manuel Ángeles Ortiz había realizado
en la representación de 1923, para la princesa de Polignac, la embocadura del
teatro, varios decorados y numerosos figurines.
[5] Joaquín Peinado, en: Max Aub: Conversaciones con Buñuel, Aguilar,
1985, pág. 350
[6] Luis Buñuel: Mi último suspiro, Plaza & Janés, 1982, Pág.:85
[7] Max Aub: Conversaciones con Buñuel, Aguilar, 1985, pág. 52
[8] Luis Buñuel: Autobiografía, en ¿Buñuel! La
mirada del siglo, Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, 1996, págs.
286-7
[9] J. Francisco Aranda: Luis Buñuel,
biografía crítica, Lumen, 1975, págs. 47-8
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