La ideología política de Luis Buñuel
Pepín
Bello dijo que “Buñuel nunca fue político,” lo cual es cierto, como
también lo es que él renegaba de la política: ¿Has
visto alguna vez política en mis películas? Nunca. No hay en ellas nada
político[1].
No me
gusta la política. En este terreno, me encuentro libre de ilusiones desde hace
cuarenta años. Ya no creo en ella[2].
En
política...
estoy confuso... No sé qué pensar acerca de lo que sucede, y eso que para mí
los problemas que a vosotros los demócratas os tienen en vilo, a mí no me
importan... No soy demócrata. Creo en las dictaduras, fui estalinista hasta su
muerte. Creo que luego hicieron muchas tonterías[3].
El Café Platerías, donde Buñuel entró en contacto con ultraístas y anarquistas |
No
estoy de acuerdo con que no hay política en sus películas, y este será el tema de un próximo post, por supuesto que la
hay, aunque no de forma expresa. Aunque reniegue de la política, no quiere
decir que no tenga su ideología y de eso vamos a hablar hoy. Toda su
vida fue políticamente de izquierdas y sus simpatías oscilaban entre el
anarquismo y el comunismo.
Como
ha señalado Max Aub: “La posición política de Buñuel es difícil de definir. Por
su propio impulso —digamos aragonés—, la presencia de ciertas corrientes —muy
claras en algunas de sus obras— tiende a un anarquismo muy sui géneris. Ahora
bien, su revuelta contra lo establecido se ha visto rodeada durante toda su
vida por la amistad, y da la casualidad de que sus mejores amigos fueron o
todavía son comunistas (los unos salieron ortodoxos, otros, ranas). Este hecho
ha influido en su manera de entender el mundo.”[5]
Durante
los años de la Residencia de Estudiantes se producen los inicios políticos de
Buñuel, que se inclinan hacia el anarquismo. En los años 20 Buñuel estaba
interesado en la literatura y sus primeros escritos se encuadran dentro del
ultraísmo. Frecuentaba el café “Platerías” donde se reunían los ultraístas y
anarquistas. Buñuel hizo amistad con un buen número de jóvenes ultraístas,
inclinándose por la rama más política y anarquista que representaba Pedro
Garfías. De los ultraístas adquirió Buñuel su impulso destructor y el uso de la
literatura como perpetuo escándalo.
Dalí, Moreno Villa, Buñuel, Lorca y Pedro Garfías al que Buñuel admiraba |
.A los veintiocho
años yo era anarquista... Con el anarquismo, con el sentido de la bondad innata
del hombre,... en el fondo (yo) estaba
convencido de que el ser humano tenía una predisposición a la bondad echada a
perder por la organización del mundo, por el capital[6].
Más
adelante puntualiza...Yo no era anarquista; simpatizante, sí, siempre. Y ahora
también... Cada día lo soy más[7].
Debo
tener una veta anarquista, porque ya se sabe: los españoles somos todos un poco
anarquistas, si se nos rasca un poco... Quizá soy anarco–nihilista... pero pacífico[8].
Max
Aub: “Esa levadura anarquista no se borrará nunca de la mente de Luis Buñuel.
La cubrirán ideas más racionales pero, al igual que su pasada religiosidad,
quedará como una de las bases oscuras de su ser y de su obra. Su inclinación
por los mendigos y el lumpen, aparte de las raíces españolas y literarias, debe
no poco a esas insurrecciones libertarias, andaluzas y catalanas, que coinciden
con su pubertad, aunque él no se dé cuenta exacta de ello.”[9]
La
vena anarquista forma parte de la personalidad de Buñuel y por tanto afecta a
toda su obra. “Lo que está claro es que él era más un anarquista de cabeza que
de hecho. Vete a saber cómo sería de joven, pero yo, que lo conocí desde sus
sesenta años, era un hombre cumplidor con todas las normas sociales de este
país y jamás se las saltó, más bien al contrario.”[10]
En
París y tras el éxito de Un perro andaluz ingresa en el grupo
surrealista. Al igual que todos los miembros del grupo yo me sentía
atraído por una cierta ida de la revolución... utilizando como arma principal
el escándalo ... Luchaban... contra las
desigualdades sociales, la explotación del hombre por el hombre, la influencia
embrutecedora de la religión, el militarismo burdo y materialista...
Grupo surrealista: detrás: Paul Eluard, Arp, Tanguy, Crevel. Delante: Tzara, Bretón, Dalí, Ernst, Man Ray |
Lo
único que parece haber modificado el transcurso de los años es su creencia en
la posibilidad de transformar el mundo. Cuando Buñuel realiza Un
perro andaluz, está seguro de que se puede transformar la realidad, y
que esto se conseguirá atacando, directa y violentamente, los pilares que rigen
una sociedad explotadora y corrupta. Cuando más de cuarenta años después
realiza El discreto encanto de la burguesía, esos mismos pilares
–burguesía, familia, religión y ejército– siguen siendo el blanco de los
ataques de Buñuel, pero éstos van adquiriendo un carácter testimonial,
consecuencia del progresivo escepticismo que ha ido anidando en su corazón.[12]
La
sintonía del grupo surrealista con el partido comunista era muy grande. En
agosto de 1930 Buñuel es invitado a
acompañar a Louis Aragon, Elsa Triolet y Goerges Sadoul, en
representación de los surrealistas, al II Congreso Internacional de Escritores
Revolucionarios en Jarkov (U.R.S.S.). Todos los que iban eran miembros del PCF
y la verdad, resulta bastante difícil pensar que habiendo sido invitado no
fuera también miembro del partido. Si realmente no lo era debía estar muy
próximo a ellos.
A
pesar de que él siempre negó haber pertenecido al PC, simpatizante, nada más. Sobre todo durante
la guerra civil española[13].
...Aunque
fui un gran simpatizante del partido y formé parte de la Asociación de
escritores y artistas revolucionarios, sección de Cine, nunca me adherí a él,[14]
terminó afiliándose al partido
comunista de España. Debió ser entre octubre de 1931 y enero de 1932, aprovechando
una larga estancia en su país. Además por aquellas fechas, muchos de sus
compañeros intelectuales de su generación hicieron lo mismo.
Carta de Buñuel a Bretón1 |
En
1932 se constituye la Association des Écrivains et Artistes Révolutionnaires
(AEAR), a la que pertenece Buñuel en su sección cinematográfica. En los meses
siguientes se producen diversos enfrentamientos entre el Partido Comunista
Francés y el grupo surrealista, que demostraron la incompatibilidad de los
objetivos de uno y de otro, lo que provocó una división en el grupo surrealista.
Por un lado estaban los que priorizaban los objetivos del PC frente a los del
surrealismo, a la cabeza de los cuales estaba Louis Aragon y con él, Georges
Sadoul, Pierre Unik y Luis Buñuel entre otros, que salieron/fueron expulsados
del movimiento surrealista. Por el otro lado estaban los seguidores de Andre
Breton que no estaban dispuestos a someter los principios del surrealismo al
Partido Comunista: Eluard, Crevel, Dalí, etc... El 6 de mayo Buñuel le envía
una carta a André Breton, notificándole que abandona el movimiento surrealista,
por incompatibilidad con su militancia comunista y en un momento en que el PCF
rechazaba a los surrealistas por no ser lo suficientemente leninistas.
Carta de Buñuel a Bretón2 |
Buñuel
reniega de los surrealistas y se somete a la disciplina del PC. Así, en mayo de
1932, para apoyar, como miembro del Partido comunista español, al compañero
Aragon escribe algo que hoy nos puede parecer poco menos que inadmisible: es imposible hoy en día mantener una concepción cerrada
de la poesía por encima de la lucha de clases o aún: me contento con admitir, al lado de la poesía tal y como la
entendéis o mejor tal como la entiendo según el surrealismo, una forma de
expresión menos pura que pueda servir para la propaganda y que llegue a
conmover directamente a las masas...No se podría tratar para un comunista de
dudar ni un instante entre la elección de su partido y de cualquier otra
actividad o disciplina que significará, para Buñuel, su ruptura
definitiva con la comunidad surrealista.[15]
En
la misma línea de sometimiento al PC, poco después hizo un remontaje abreviado
(unos 20 minutos) de La edad de oro con el título En
las aguas heladas del cálculo egoísta (Dans les eaux glacées du calcul
égoïste ,1932). Los surrealistas lo vieron como una traición, ya que la
película era, junto con Un perro andaluz, la máxima
expresión del movimiento en cinematografía.
En
una carta de Dalí a Buñuel de mediados 1933 le acusa de estalinista...de haber
cambiado La edad de oro para
adaptarla al gusto de sus amigos comunistas.
Max
Aub: “«Sigo siendo tan surrealista como comunista», viene a decir Buñuel con
toda sinceridad. Cualquiera que tenga la menor noción de ambos movimientos, tan
distintos en sus medios y en sus fines, quedará no solo extrañado, sino que
determinará que se halla ante un imposible. No hay razón para que algo
imposible no tenga la misma posibilidad de existencia que algo que no lo sea.”[16]
La orden de detención contra Buñuel dictada durante el franquismo |
Cuando
estalló la Guerra Civil, Buñuel entregó su coche al PCE y salió con su familia
para París. Allí trabajó para el gobierno de la República. Es posible que si no
hubiera salido de España y lo captura el ejército rebelde lo hubieran fusilado,
como hicieron con su amigo Ramón Acín. El Gobierno de Franco dictó orden de
busca y captura contra él en mayo de 1937. En la orden, entre otras cosas se
decía: “Se informa a esta Jefatura Superior que Luís Buñuel, sujeto morfinómano
y alcohólico, que durante estos últimos tiempos ha estado en París al servicio
de la propaganda roja, parece intenta penetrar en nuestro territorio. Dicho
sujeto fue autor y director de una película sobre las Hurdes que era un
verdadero descrédito para España. Hasta el final del franquismo se le estuvo
haciendo un seguimiento policial.
Hacia
1970 Buñuel tuvo una entrevista con Franco: Es un tipo estupendo. Con una visión... Fenomenal tipo.
Muy simpático... Pero lo que más me gustó es que, cuando me marchaba, se acercó
a la puerta y gritó: "¡Carmencita, haz una tortilla con chorizo para
Buñuel, que se marcha!" Muy español, muy español[17].
Nunca
he sido un fanático adversario de Franco. A mis ojos, no representaba al diablo
en persona[18].
En
1938 se trasladó a Estados Unidos, donde estuvo bajo vigilancia, bajo la sospecha
de comunista, por el FBI hasta su paso a México, y no fue hasta comienzos de
los años 70 en que se le consideró libre de toda sospecha.
Aunque
Buñuel se nacionalizó mexicano, la realidad es que el círculo el que se movía
el realizador durante su estancia en ese país estuvo compuesto por los
exiliados, a los que metía en sus películas cada vez que podía, y sus amigos, buena parte de ellos
comunistas. Dejo aparte por supuesto el mundo cinematográfico.
Uno de los muchos documentos del FBI sobre Buñuel |
Siempre
negó haber pertenecido al Partido Comunista: No he pertenecido nunca al Partido... Una
vez asistí a una reunión de célula del Partido español, una célula que había en
la Embajada en París... y no volví. Me aburría tremendamente. Ahora sí, eso sí,
cerca de ellos. A su lado. Porque son los únicos que tenían razón[19].
Llegó
a engañar hasta a Max Aub, tan perspicaz en otras cuestiones: “No hay por qué
poner en duda su palabra. El problema es otro: su relación —directa e
indirecta— con el comunismo, su acuerdo con todas las posiciones del comunismo
soviético durante veinte años. De su amistad y confraternidad con comunistas de
diversos partidos no hay que dudar: muchos de sus amigos más cercanos —de 1930
en adelante— pertenecen o pertenecieron a los partidos comunistas ortodoxos de
sus países. Sus amigos de juventud, con los que ha seguido manteniendo
estrechas relaciones, siguen perteneciendo al partido español y al francés o,
por lo menos, ninguno de ellos es anticomunista.”[20]
“Pero
Buñuel, no es ni será jamás anticomunista ni antisoviético. No puede serlo
porque si lo fuera se vendría abajo toda la estructura de su vida, toda su
obra, todo su esfuerzo. Ha creído durante treinta años —de los veinticinco a
los cincuenta y cinco— en la supremacía moral de la organización soviética de
la sociedad. Buñuel se aferra a su vieja seguridad: siempre valdrá moralmente
más Rusia que los Estados Unidos y, partiendo de ahí, espíritu universalmente
práctico, estará siempre con la URSS y contra sus adversarios. China no entrará
en el capítulo de sus preocupaciones porque se presenta demasiado tarde para él
en la arena internacional. Cuando la mayoría de sus amigos, menos alguno que
permanece fiel a Stalin por bravata tozudez y ganas de fastidiar, se deciden a
enfrentarse con el partido soviético, Buñuel vuelve a sus viejos proyectos,
como si no hubiese sucedido nada. Quiere ignorar, le ayuda su sordera, su
encierro.”[21]
“Hay
en Buñuel una actitud muy social, un amor a eso que se puede llamar vagamente
“el pueblo”... Pero hay ciertas contradicciones en Luis...¿cómo se
explica...que Luis, con su vieja actitud anarquista...encuentra durante los
sucesos de mayo que era el Partido Comunista el que tenía razón...La actitud
política de Luis es...una actitud ante todo sentimental, y esto se ve en sus
películas. Por ejemplo,... El bruto,
que considero perfectamente comunista. Es un análisis marxista que él
entronca...por su sentimentalismo, con la novela popular. Tiene siempre una
actitud sentimental y popular hacia todos los problemas sociales...”[21bis]
Con Alberti, uno de sus muchos amigos comunistas |
Aunque
posteriormente tuvo Max Aub que cambiar de opinión…en parte: “Buñuel se reafirma
en su nuevo antisovietismo, que decanta de la lectura de Pabellón de cancerosos. «No sabíamos nada, no sabíamos nada...». Lo
miro con cierta ironía. ¡Hacerse de nuevas a estas alturas! Sabía
perfectamente a qué atenerse, pero estaba de acuerdo con la manera estalinista
de organizar el mundo, siempre que no tuviera que ver con él.”[23]
He
conocido una época en que la derecha y la izquierda ocupaban posiciones bien
definidas. La lucha tenía entonces un sentido. Ahora la civilización soviética
me parece igualmente trágica que el mundo occidental.[24]
Algunos
piensan que hay una cierta incoherencia entre sus ideas políticas y su vida. Y
esto, como otras muchas cosas, es según se mire y voy a poner un par de
ejemplos:
·
Rodaje
de Viridiana.
Cuando llegaba a la sala de montaje de los Estudios CEA nos proponía tomar un
café en el bar de los obreros. A mí aquello me sorprendió los primeros días,
porque en la época existía un clasismo evidente hasta en esas minucias; de
hecho había dos bares, uno para obreros y otro para técnicos y artistas. Nada
de mezclarse entre categorías profesionales…Así, mientras el resto de
directores seguía yendo donde los artistas, él se codeaba con los operadores de
la grúa.[25]
Esto sin contar con el hecho de que exigió que al mendigo que actuaba en la
película se le pagara igual que a los otros.
Con Paco Rabal otro de sus amigos comunistas |
Para ver La política en el cine de Luis Buñuel
[1] Max Aub: Conversaciones con Buñuel. Aguilar, 1985, Pág. 122
[2] Luis Buñuel: Mi último suspiro. Plaza
& Janés, 1982, Pág. 224
[3] Max Aub: Conversaciones con Buñuel. Aguilar, 1985, Pág. 143
[4] Max Aub: Conversaciones con Buñuel. Aguilar, 1985, Pág. 159
[5] Max Aub: Luis Buñuel, novela, Cuadernos del vigía, 2013, pág. 300
[6] Max Aub: Conversaciones con Buñuel. Aguilar, 1985, Pág. 68
[7] Max Aub: Conversaciones con Buñuel. Aguilar, 1985, Pág. 71
[8] Tomás Pérez Turrent y José de la
Colina: Buñuel por Buñuel. Plot,
1993, Pág. 131
[9] Max Aub: Luis Buñuel, novela, Cuadernos del vigía, 2013, pág. 307
[10] Carlos Saura : En torno a Buñuel, Cuadernos de la Academia, nº 7-8, 2000, Pág. 529
[11] Luis Buñuel: Mi último suspiro. Plaza
& Janés, 1982, Pág.105
[12]
Antonio Castro: El pensamiento
cinematográfico de Luis Buñuel. En: La
imaginación en libertad. Pág. 19
[13] Tomás Pérez Turrent y José de la
Colina: Buñuel por Buñuel. Pág. 37
[14] Luis Buñuel: Mi último suspiro. Plaza
& Janés, 1982, Pág. 135
[15] Jean-Michel Goutier: La Hidra de Roma. En: L.B. y el Surrealismo. Pág. 226
[16] Max Aub: Luis Buñuel, novela, Cuadernos del vigía, 2013, pág. 304
[17] Max Aub: Conversaciones con Buñuel. Aguilar, 1985, Pág. 143
[18] Luis Buñuel: Mi último suspiro. Plaza
& Janés, 1982, Pág. 167
[19] Max Aub: Conversaciones con Buñuel. Aguilar, 1985, Pág. 81
[20] Max Aub: Luis Buñuel, novela, Cuadernos del vigía, 2013, pág. 308
[21] Max Aub: Luis Buñuel, novela, Cuadernos del vigía, 2013, pág. 317
[21bis] Ado Kyrou en Max Aub: Conversaciones con Buñuel. Pág.:522
[21bis] Ado Kyrou en Max Aub: Conversaciones con Buñuel. Pág.:522
[22] Max Aub: Conversaciones con Buñuel. Aguilar, 1985, Pág. 86
[23] Max Aub: Luis Buñuel, novela, Cuadernos del vigía, 2013, pág. 321
[24] Luis Buñuel: Pesimismo, en Manuel López Villegas: Escritos de Luis Buñuel, Páginas de espuma, 2000, pág. 39
[25] Carmen Frías : En torno a Buñuel. Cuadernos de la Academia, nº 7-8, 2000, Pág. 229
[26] Pierre Lary : En torno a Buñuel. Cuadernos de la Academia, nº 7-8, 2000, Pág. 315
Necesito comunicarme con el autor. +5491151378661
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