Buñuel y el Surrealismo
El surrealismo era una necesidad de la época; en
contra… del orden establecido, de la moral anquilosada, de la retórica de todos
los sentidos, de los viejos valores académicos. Los surrealistas opusieron el
descaro a la convención, el escándalo a la moral burguesa, la burla sangrienta
a la mentalidad achaparrada y mezquina. Nosotros, los surrealistas, decíamos
que el talento no excusa nada, y que el hambre tampoco excusa nada...La revolución
surrealista luchaba por una revolución mundial, la "revolution totale",
mientras que Hegel y Marx querían la transformación de la sociedad. Nosotros
poníamos el surrealismo al servicio de la revolución proletaria mundial...Los
movimientos revolucionarios en el mundo se han enfrentado únicamente a las
realidades materiales, económicas y políticas; la repartición de las riquezas
entre grupos opuestos. Nosotros, los surrealistas, quisimos una revolución del
pensamiento que condiciona la vida humana. ¡Atacar el espíritu y no la materia!
¡Cambiar las bases sociales!...En el surrealismo sólo caben dos palabras:
libertad y amor. Estos dos valores humanos siempre saldrán a flote...Comprendieron
los surrealistas que no encajaban con el comunismo. Nosotros nos dirigíamos al
espíritu, y una de nuestras armas principales era la poesía... Los surrealistas
no podían llevarse bien con el comunismo y éste separó a todos los surrealistas
del movimiento proletario, excepto a cuatro o cinco[1]...
Surrealistas: Buñuel 4º fila arriba |
Yo, español, había salido de Madrid en 1924 para
escapar a la dictadura de Primo de Rivera y hallar la libertad en Francia. Al
encontrar a los surrealistas había alienado voluntariamente esa libertad. La
había sacrificado para ponerla al servicio de la causa que más me importaba en
el mundo.[3]
A veces digo que el surrealismo triunfó en lo
accesorio y fracasó en lo esencial... Reconocimiento artístico y éxito cultural
que eran precisamente las cosas que menos nos importaban a la mayoría. Al movimiento surrealista le tenía sin
cuidado entrar gloriosamente en los anales de la literatura y la pintura. Lo
que deseaba... era transformar el mundo y cambiar la vida. En ese punto –el
esencial– basta echar un vistazo alrededor para percatarnos de nuestro fracaso.
De todos modos, durante toda mi vida he conservado
algo de mi paso por... el surrealismo. Lo que me queda es, ante todo, el libre
acceso a las profundidades del ser, reconocido y deseado, este llamamiento a lo
irracional, a la oscuridad, a todos los impulsos que vienen de nuestro yo
profundo... De nada de eso he renegado yo.
... Lo que conservo de aquellos años, más allá de todo
descubrimiento artístico, de todo afinamiento de mis gustos y pensamientos, es
una exigencia moral clara e irreductible a la que he tratado de mantenerme fiel
contra viento y marea. Y no es tan fácil guardar fidelidad a una moral
precisa... mi paso por el surrealismo me ha ayudado a resistir. En el fondo,
acaso sea esto lo esencial[4].
André Breton: Cabecilla del movimiento |
... el verdadero
objetivo del surrealismo no era el de crear un movimiento literario, plástico,
ni siquiera filosófico nuevo, sino el de hacer estallar la sociedad, cambiar la
vida.[5].
El surrealismo me reveló que, en la vida, hay un
sentido moral que el hombre no puede dejar de tomar. Gracias a él descubrí por
primera vez que el hombre no era libre. Creía en la libertad total del hombre
pero vi en el surrealismo una disciplina a seguir. Eso fue una gran lección en
mi vida y también un gran paso maravilloso y poético.[6]
Desde luego (que me cago en todas las patrias). Y en
la familia, y en la religión, y en las banderas, y en los partidos, y en
España, y en la URSS[7].
El surrealismo no era para mí una estética, un
movimiento de vanguardia más, sino algo que comprometía mi vida en una dirección
espiritual y moral. No pueden ustedes imaginarse la lealtad que exigía el
surrealismo en todos los aspectos[8]. No era para mí algo
intelectual. Era una liberación, una verdadera explosión. Era la irrupción de
lo irracional y del sueño en la realidad más banal. Ciertamente ha habido
excesos, de los camelistas. Pero la idea me ha abierto las puertas de un
universo nuevo. El surrealismo era exactamente lo que buscaba sin saberlo...[9]
Carta de Buñuel a Bretón 1 |
La única literatura, la única poesía que me gusta es
la surrealista. La única pintura que me gusta es la surrealista... Sin embargo,
cuando cierro los ojos, yo soy nihilista. De verdad. Un nihilista total,...
pero cuando los abro, me doy cuenta de la imposibilidad[10]...
Todo aquello
que no ataque a la sociedad y las instituciones no es surrealista. Pero no de
un modo burdo, como lo hace el realismo socialista. Todo debe estar disuelto,
sutilmente. Mis raíces están, por supuesto, en el surrealismo, que influyó
fuertemente en mí.[11]
El surrealismo fue, ante
todo, una especie de llamada que oyeron aquí y allá, en los Estados Unidos, en
España o en Yugoslavia, ciertas personas que utilizaban ya una forma de
expresión instintiva e irracional, incluso antes de conocerse unos a otros. Las
poesías que yo había publicado en España antes de oír hablar de surrealismo dan
testimonio de esta llamada que nos dirigía a todos hacia París. Así también,
Dalí y yo, cuando trabajábamos en el guión de Un perro andaluz, practicábamos una especie de escritura
automática, éramos surrealistas sin etiqueta. Había algo en el aire, como
ocurre siempre.[12]
Siempre he sido fiel a ciertos principios de mi época
surrealista y éstos tienen que surgir, aunque yo no esté filmando una película
cien por cien surrealista[13]. El que películas como Nazarín, Viridiana o Él
sean tenidas por surrealistas se debe a que... la línea moral es surrealista[14].
Participé en las actividades del grupo surrealista
hasta 1932... Además de las disensiones políticas, contribuía también a
alejarme del surrealismo una cierta inclinación hacia el esnobismo de lujo que
advertía en él... Poco a poco, dejé de asistir a las reuniones y salí del grupo
con la misma naturalidad con la que había entrado en él. Sin embargo en el
aspecto personal mantuve hasta el final
relaciones fraternales con todos mis antiguos amigos. Lejos de mí las disputas, los cismas, los juicios de
intención[15].
Carta de Buñuel a Bretón 2 |
En 1953 declaraba Buñuel: Yo ya no soy surrealista porque no pertenezco a ningún grupo. La reacción surrealista correspondió a determinada realidad; ahora comprendo que no se puede enfrentar la realidad exclusivamente con el surrealismo. Pero, aunque ya no pertenezco a grupo alguno, la educación, la disciplina surrealista están en mí. El surrealismo fracasó como revolución –una revolución no la pueden hacer treinta y tres individuos-; pero se integró a la vida en general. El surrealismo no es algo inexistente que se agrega a la realidad, no inventa la realidad, la ve más completa; no es algo que haya que buscar, está ahí. La Academia nos acostumbró a pensar racionalmente, pero el hombre no es racional. Freud ha puesto al descubierto su condición de irracional. La razón es un elemento de contacto social, una cláusula de convivencia; pero el subconsciente existe; por eso hoy podemos afirmar que el surrealismo era lo que faltaba para completar nuestra visión de la realidad, ya que ésta encierra un sentido terrible y extraordinario que hay que descubrir. No soy un surrealista porque el surrealismo como escuela ya ha cumplido su cometido, ya ha dejado su huevo. Es una contribución al conocimiento humano y seguirá existiendo hasta el final del hombre. El surrealismo nació como fuerza del humor, se fundamentó en el humor como fuerza liberadora. Siendo el último elemento poético subversivo en la sociedad actual, y por lo mismo un producto de alta civilización, el humor forma parte de él, lo integra fatalmente. Pero no hay que confundir humor con ironía. La ironía es un elemento parcial, individual, aislado. Es decorativa, puede acentuar. Yo estoy contra la ironía. El humor es tremendo, violento y liberador. Es un escape para producir sensaciones subversivas y desagradables a través de la risa...Lo sentimental es lo contrario del humor. Los sentimental es conformista, agrada al hábito emocional de la gente. Todo el público entra por lo sentimental. El surrealismo, en cambio, es mezcla de ternura y crueldad. El surrealismo, y en esa mezcla justamente reside su calidad. La ternura en contraposición o apoyando la crueldad. Es una ternura que el público agradece porque la que espera es más oficial.[17]
Un perro andaluz |
A diferencia de lo que mucha
gente cree, Buñuel tardó bastantes años en unirse al grupo surrealista y su
permanencia en él fue relativamente breve, pues abarcó unos dos años y medio...
No haber estado nunca totalmente dentro del grupo facilitó que Buñuel pudiera
quedar en buenas relaciones con la mayoría de sus componentes.
Hasta 1928 el surrealismo no
había mostrado prácticamente interés por el cine...En febrero de 1929 Buñuel le
envía una carta a José Bello en la que se refiere al surrealismo y en la que
muestra su admiración por el movimiento: “El
surrealismo no hace más que animar la realidad corriente con toda clase de
símbolos ocultos, de vida extraña yacente en el fondo de nuestra subconsciencia
y que la inteligencia, el buen gusto, la mierda poética tradicional, habían
llegado a suprimir por completo. Por eso es tan
vital, está tan cerca de las fuentes primeras de la vida, del salvaje y
del niño. Es una realidad auténtica sin deformaciones a posteriori.”[18]
“No puedes imaginarte lo que he cambiado y los
progresos que creo he hecho sobre todo en el terreno de la moral y de la
intransigencia.”[19]
En
la entrevista que Dalí publica con el cineasta en....1929, ya Buñuel habla de
la pertenencia de Dalí al surrealismo...y concluye que, pese a que no le
convencen del todo los surrealistas, es lo más cercano, no artísticamente, pero
sí vitalmente que ha encontrado de todo lo que conoce.
Ingresará
en el movimiento tras el éxito de Un chien andalou y en 1931 empezará a alejarse del grupo, no de sus
ideas.
Se afilió
al Partido Comunista de España hacia finales de 1930 o enero de 1931. En 1932
se produjo la división interna del grupo y fue cuando Buñuel abandonó
"oficialmente" el surrealismo.[20] El 6
de mayo de 1932 Buñuel le envía una carta a Breton, jefe de filas del
movimiento surrealista, en la que afirmaba que convertirse en surrealista le
había llevado además a convertirse en comunista. A partir de entonces colaborará
con la Asociación de Escritores y Artistas Revolucionarios.
La edad de oro |
Buñuel defiende el
surrealismo como un movimiento moral más que poético, y por eso mismo,
destructor de toda tentativa formal...Esta concepción del surrealismo como
entidad y actitud morales encuentra un complemento en su propia ética: Yo soy muy honesto en la práctica, pero muy
impuro en la teoría, en mi espíritu. Mi espíritu es muy deshonesto, pero en la
práctica, yo he sido siempre muy puro... [22]
La huella
surrealista surgirá de forma esporádica
a lo largo de su carrera de cineasta. El esfuerzo, realizado no sin violencia
enunciativa, aparece sobre todo (no podía por menos de ser así) circunscrito a
las secuencias oníricas que se insertan en algunos filmes mejicanos y, también
(y de manera especialmente llamativa) a la disposición o ensamblaje de ciertos
elementos icónicos en el interior de determinadas planos, denotando una tenue ligazón
con la poética implícita en su primera película.[23]
Nazarín |
Cuando Buñuel afirma que la
línea moral de filmes como Nazarín, Él, o Viridiana
es surrealista, lo que está diciendo es que, aunque el relato se desenvuelve de
modo causal y el encadenamiento de las acciones responde a una lógica narrativa
convencional, la irrupción de las asociaciones obedece en ocasiones a una
retórica irracionalista.[25]
El surrealismo de Buñuel
viene, no solamente de su universo personal, sino que tiene también sus raíces
en todo lo que hay de surrealista en España. En Buñuel hay también elementos
surrealistas que vienen de sus relaciones con Dalí, con Lorca y, más tarde, de
todas sus influencias parisinas, pero sin que Buñuel diga nunca: yo hago
surrealismo.”[26]
La
génesis cultural del surrealismo buñueliano estaría en:
·
Sus simpatías por
el anarquismo, antesala natural del surrealismo.
·
Su estancia en la
Residencia de Estudiantes de Madrid.
·
Su frecuentación
de las tertulias de Ramón Gómez de la Serna en el Café Pombo.
·
La religión.
Del
surrealismo siempre acompañarán a Buñuel, en su obra posterior, tres de sus
armas formidables:
Viridiana |
·
Una
exigencia moral clara irreductible,
[1] Elena Poniatowska: Entrevista con Luis Buñuel. Pág.:84
[2] Luis Buñuel: Obra literaria. Pág.:54
[3] Luis Buñuel: Viridiana (Era). Pág.: 15
[4] Luis Buñuel: Mi último suspiro. Pág.:120
[5] Luis Buñuel: Mi último suspiro. Pág.:106
[6] André Bazin y Jaques
Doniol–Valcroze: Conversación con Luis
Buñuel. Pág.:112)
[7] Max Aub: Conversaciones con Buñuel. Pág.:80
[8] Tomás Pérez Turrent y José
de la Colina: Buñuel por Buñuel.
Pág.:39
[9] A Michel del Castillo.
Tomado de: Marcel Oms: Don Luis Buñuel.
Pág.: 191
[10] Luis Buñuel: Obra literaria. Pág.:54
[11] Roxane Saint–Jean: Entrevista con Luis Buñuel. Pág.:60
[12] Daniel González Dueñas: Luis Buñuel: La trama soñada. Pág.: 11
[13] Tomás Pérez Turrent y
José de la Colina: Buñuel por Buñuel.
Pág.:74
[14] Max Aub: Conversaciones con Buñuel. Pág.:67
[15] Luis Buñuel: Mi último suspiro. Pág.:135
[16] Autobiografía de Luis Buñuel. Escrita en 1939. ¿Buñuel! La mirada del siglo. Pág.:291
[17] Declaraciones a Raquel
Tibol en Novedades, noviembre de
1953. En, Agustín Sánchez Vidal: Luis
Buñuel (Cátedra). Pág.: 67
[18] Carta de Buñuel a José
Bello desde París (17/2/1929). En: Agustín Sánchez Vidal: Buñuel, Lorca, Dalí: El enigma sin fin. Pág.: 197
[19] Carta de Buñuel a José
Bello desde París (11/5/30). En: Agustín Sánchez Vidal: Buñuel, Lorca, Dalí: El enigma sin fin. Pág.: 246
[20] Manuel Alcalá: Buñuel (Cine e ideología). Pág.: 69
[21] Tomás Pérez Turrent en:
AA. VV.: El ojo. Buñuel, México y el
Surrealismo. Pág.: 12
[22] Ricardo Muñoz-Suay: Bunuel et quelques uns de ses apports surréalistes.
Pág.: 173
[23] José Luis Téllez: Memoria de la arena. En: Surrealistas, surrealismo y cinema.
Pág.: 156
[24] Jesús G. Requena: Notas para lecturas de filmes buñuelianos. En:
La imaginación en libertad. Pág.: 57
[25] Vicente Sánchez-Biosca: Viridiana. Pág.: 52
[26] Ado Kyrou en Max Aub: Conversaciones con Buñuel. Pág.:521
[27] Víctor Fuentes: Buñuel en México. Pág.: 23
Excelente!!!
ResponderEliminarMe gustaría saber más sobre sus referencias. Por favor. Un saludo desde México.