El fantasma de la libertad (Le fantôme de la liberté, 1974)
Este... título, ya presente en una frase de La vía láctea ("vuestra libertad
no es más que un fantasma"), quería representar un discreto homenaje a
Karl Marx, a ese "espectro que recorre Europa y que se llama
comunismo"...
Inevitablemente, ciertos episodios predominan sobre
otros. Pero, de todos modos, sigue siendo una de las películas mías que
prefiero. Encuentro interesante el argumento, me gusta la escena de amor entre
la tía y el sobrino en la habitación de la posada, me gusta también la búsqueda
de la niña perdida y, sin embargo, presente (idea en la que soñaba desde hacía
tiempo), los dos prefectos de Policía con la visita al cementerio, lejano
recuerdo de la Sacramental de San Marín, y el final en el zoológico, esa
insistente mirada del avestruz, que parece tener pestañas postizas[1].
Veo
la libertad como un fantasma que tratamos de asir... El título surgió
irracionalmente, como el de Un perro
andaluz: y sin embargo no creo que nada pueda adecuarse mejor, en cada
caso, al espíritu de la película... El
fantasma de la libertad sólo imita el mecanismo del azar. Fue escrito en
estado de conciencia; no es un sueño ni una corriente delirante de imágenes... En
la película se muestra...un mismo relato
a través de personajes diferentes y que van turnándose. Yo había entrevisto ya
esto en La edad de oro, donde
comenzamos con los alacranes, seguimos con los bandidos, luego con la fundación
de la ciudad, luego con los amantes y la fiesta en el salón y terminamos con
los personajes de los "120 días de Sodoma". La diferencia es que en El fantasma de la libertad los
episodios están más enlazados, chocan menos entre ellos: "fluyen"
naturalmente... Hay secuencias que son un poco independientes del transcurso de
la película. Una de ellas es la del jovencito y su tía... El hecho de que se
crucen varias historias en la posada tal vez es un recuerdo de la venta del
"Quijote", donde llegan los protagonistas y otros personajes y cada
uno cuenta su historia. Allí don Quijote acuchilla los pellejos del vino...
Los pasos de una aventura a otra... son como puertas que se abren una tras
otra...Cada episodio da a otro
episodio... cada personaje a otro, y así podríamos seguir ad infinitum. La
película si nos atuviéramos a su espíritu, no debería terminar nunca... En
la película hay escenas en las que se invierten las situaciones...defecación en público, comida individual y
en secreto...La secuencia... se me ocurrió por asociación de "tesis y
antítesis"...Si se fijan bien, las hay en otras películas mías. Menos
evidentes, quizá... [2]
No me gusta la lógica ni las fábulas armadas
lógicamente[3].
Prefiero
hacer cine de pura imaginación. Me siento más a gusto. Es una comedia
dramática, al estilo de El discreto
encanto de la burguesía, pero distinta…Bueno, es un argumento donde se
barajan a placer espacio y tiempo. No hay propiamente ilación. Sigo y persigo
las imágenes como me parece. No es una película de argumento, estrictamente
dicho…Tal vez se parezca [a La vía
láctea]en algunas cosas, pero allí había dos peregrinos que significaban
la unidad del relato. Aquí no. Me divierto más así. Tampoco hay protagonistas,
propiamente hablando, sino un gran número de actores, actrices y comparsas,
hasta setenta personas…[4]
El guion, como es habitual en su última etapa, fue
elaborado por el realizador en colaboración con Jean-Claude Carrière. Este
último ha manifestado: Cómo lo hicimos, no sé, pero
lo hicimos trabajando. El fantasma de la libertad es, de
todas las películas de Buñuel, seguramente la más difícil, la más extraña, y
la que más hemos trabajado, y existen dos o tres escenas en la película que son
las que Luis más quería, más que a ninguna otra en su obra. Pero el trabajo del
guion de El fantasma... era algo frustrante para nosotros.
La idea primera era la siguiente: el fantasma de la libertad del
autor; no se trata de una libertad social o política. Un día conté a Luis una
historia así: hay un hombre y una mujer, los dos aquí, están peleando de una
manera tremenda en un piso, hay una batalla entre ellos. "...Y tú eres una
puta", "Y tú eres un cabrón..." Y así. Están esperando una
carta; y en la carta —dice el diálogo—, está la solución del problema de los
dos. Hay un punto de interrogación muy fuerte que empieza con una pelea.
Alguien toca a la puerta y paran de pelear; la niña va a abrir la puerta; aquí
hay un hombre del correo con una carta: la carta que están esperando. Tú tomas
la carta, se cierra la puerta, la cámara está aquí y la cámara se va con el
hombre del correo sin darnos la solución, porque quizás este hombre tiene una
historia muy interesante también y, vamos a ver, vamos a seguirlo. Eso fue el
principio del guion.
Es una cosa un poco divertida, un poco de
broma, y también un poco intelectual. Lo sabíamos. Pero se trataba de que Don
Luis y yo queríamos escribir una película con apariencia de libertad, en la
cual podríamos poner todo lo que nos gustaba, y que no habíamos podido poner en
otras. Pero, finalmente, después de un trabajo tremendo, de dos años, no sé
cuántos, porque es imposible frustrar al público de esa manera, por dos horas o
una hora y media, van a ver cosas en la pantalla y van a regresar furiosos a
sus casas.
Bueno, finalmente hubo algo diferente en la película del sistema
primordial, original, porque existen escenas completas, algunas veces es como
una visión de la sociedad al revés; y también creo que es la película más
surrealista de Buñuel, porque existen cosas contradictorias al mismo tiempo.
Hay un prefecto de policía y otro, son dos en uno. La niña está perdida y no lo
está, está aquí. La escena cuando se van al puesto de policía para denunciar:
"Hemos perdido a nuestra hija" —está aquí presente, está con ellos,
con el padre y con la madre— "la hemos perdido. No sabemos dónde
está". "Ay, ayayay, qué pena", dice el comisario. "¿Y cómo
es?". "Bueno, verá usted: es pequeña, morena..." "Bueno, ha
sido una buena idea llevarla con vosotros, porque será mucho más fácil de
encontrar". Así, un diálogo totalmente magnífico, que viene un poco del
teatro del absurdo, y también de una casi perfección del surrealismo.
Existe una frase de André Breton en el Segundo Manifiesto del
Surrealismo, que dice que "todo
induce a creer que existe un cierto punto de la mente donde lo alto y lo bajo,
el negro y el blanco, el comunicado y el incomunicado, lo frío y lo caliente,
es el resultado de los contrarios"; no me acuerdo perfectamente de las
palabras, pero "vamos a buscar en la
actividad surrealista el encuentro de ese punto[5]
". Y ese punto, para mí, sinceramente, ha sido encontrado en El
fantasma de la libertad dos o tres veces; en esa escena y también en la
de los dos prefectos. Creo que es un ejemplo perfecto del surrealismo en el
cine: que las cosas usualmente contradictorias ya no lo son. Y también los dos
prefectos en el final de la película, que es algo maravilloso: son dos y uno,
como la Sagrada Trinidad: son tres y una.[6]
La
idea es buenísima, o malísima, como quieras, tanto da. Se trata de un línea
quebrada. Se inicia una acción y la situación se desvía de pronto a otra
diferente. Pasan miles de cosas, pero no hay un argumento que contar, ni mucho
menos una tesis amalgamadora. En fin, que va a ser mi película más surrealista.[7]
Buñuel
afirmaba que la película era muy ambiciosa, difícil de escribir
y de realizar, me pareció un poco frustrante[8]
y Carrière nos aclara esta
cuestión: De todas las películas que escribimos
juntos, El fantasma de la libertad fue la más difícil; la más teórica,
la más filosófica. Se trata de historias que no se acaban. Es, por definición,
una película frustrante. Pero eso lo sabíamos inicialmente. Es una película
experimental.
La Vía Láctea abre
puertas totalmente nuevas; El discreto encanto de la burguesía
habla del sueño en el sueño; El fantasma de la libertad es una
serie de historias que no se completan, no se acaban.[9]
Sobre
el título de la película, tan significativo, Buñuel decía que la película se
llama así Porque
así me da la gana. No hay que buscar interpretaciones sofisticadas. Se me
ocurrió así. Ya está.[10]
El
rodaje comenzó el 4 de febrero de 1974 en los Studios Boulogne-Billancourt, y terminó
a mediados de abril. Buñuel improvisó más de lo habitual en el rodaje: Sí. Tal vez como nunca. He
suprimido muchas cosas del guion. Hay que decir lo más posible con los menos
elementos. Por eso, he simplificado. ¿Ve usted el guion? Está lleno
de tachaduras,
de paréntesis y de saltos. Será irreconocible.[11] El estreno en París se produjo
el 11 de noviembre de 1974.
Aunque
en los títulos de crédito se indica que la película está inspirada en la
leyenda de Gustavo Adolfo Bécquer El beso,
la verdad es que sólo el episodio inicial de las tropas francesas en el
interior de la iglesia con el golpe de la estatua al oficial francés están
sacados de la obra. El resto es totalmente inventado. El episodio de la niña
"desaparecida" era un viejo proyecto del realizador que no pudo
llevar a la pantalla en su momento.
El
fantasma de la libertad es una película que desde el principio despertó entre
la crítica una clara distinción entre los que la veían como un divertimento del
realizador, en el que se mezclaban temas ya vistos anteriormente y otros que
mantenía en el cajón desde hacía tiempo y los que la consideraban un paso más
de Buñuel en la liberación del relato de sus anclajes tradicionales. También
sirvió para alimentar la polémica entre los que prefieren la línea agresiva de El
ángel exterminador y Simón del desierto frente a sus
películas "surrealistas" francesas.
La
película, junto con La vía láctea y El discreto encanto de la burguesía
forman una especie de tríptico, como muy bien reconoció el propio realizador.
El
filme está formada por ocho "secuencias" o episodios, que podrían
haberse mezclado de cualquier manera. La única conexión que hay entre ellos es
un personaje que pasa de uno al otro, aunque en el episodio del asesino-poeta
se valió de un figurante y en el inicial de una voz en off. Los episodios son
los siguientes:
1.
La
escena inicial en Toledo fechada en 1808. Un texto que aparece en la pantalla
deja entrever que se trata de un film histórico inspirado en un cuento
romántico español.
2.
Época
actual. La criada de los Foucauld está leyendo la historia del episodio
anterior en el bosque de Boulogne, donde vigila a Verónica, la hija de los
Foucauld. Episodio de las postales. Vuelta a casa. La criada es despedida por
el tema de las postales. Foucauld sufre de insomnio y va a la consulta del
médico.
3.
La
historia sigue a la enfermera del médico que va a visitar a su padre enfermo.
Por culpa del mal tiempo pasa la noche en un albergue. Episodio con los frailes
y el exhibicionista. La tía y su sobrino. Al día siguiente sigue su camino y
recoge en el coche a un profesor que tiene que ir a Argenton.
4.
Seguimos
al profesor que da su curso en la gendarmería. La cámara sigue a dos gendarmes
que detienen a un tal Legendre por exceso de velocidad.
5.
Seguimos
a este Legendre que va al médico, el cual le dice que tiene cáncer. Vuelve a su
casa y su hija ha desaparecido. Denuncia el caso a la policía que inicia su
búsqueda. Uno de los policías va a que le limpien los zapatos.
6.
El
siguiente cliente es el personaje de este episodio: el poeta–asesino de la
torre Maine–Montparnasse.
7.
Una
voz en off nos pone en contacto con la pista de la niña desaparecida que por
fin ha sido encontrada. Cuando el prefecto de policía se dispone a contarle lo
ocurrido con la niña, tiene que ausentarse.
8.
Seguimos
al prefecto que va a un bar donde tiene una cita con un amigo. Lo acompañamos
hasta la escena del zoo del final de la película.
Buñuel…tiene
un maligno placer en romper el relato, en hacerlo abortar para volver a empezar
cada vez en una nueva dirección, sin molestarse en pedir disculpas por sus
incoherencias. Reemplaza el suspense por los puntos suspensivos. Y, en el colmo
de la incongruencia de cara al espectador, abandona sus personajes o interrumpe
la narración en el momento más apasionante. Sin dejarnos el derecho de
detenernos, el filme nos arrastra como a la deriva, en un proceso constante de
despiste, de derivación. Buñuel abandona incluso la estructura muy relajada de
la novela picaresca que había utilizado en La vía láctea y El discreto encanto de la
burguesía. Para la organización de El fantasma de la libertad se remite aparentemente al azar. El
filme parece, por su falta de arquitectura una sucesión de yuxtaposiciones
fortuitas.
Procediendo
de un director que normalmente estructura con tanta minuciosidad sus guiones,
esta desenvoltura no puede ser más que deliberada… La desintegración del relato
tiene por función no solamente la frustración del espectador, sino que éste sea
consciente de que su disfrute depende del realizador.
Buñuel
no trata en ningún momento de crear falsos pretextos para cambiar a menudo de
dirección. Aunque cada vez que vemos una película es el director el que se
encarga de dirigir nuestro recorrido a través de la misma, durante la
proyección de El fantasma de la libertad, este proceso no se disimula y somos
conscientes de que nuestra libertad es un fantasma y de que estamos encadenados
a la del director, que nos lleva y nos deja donde quiere.[12]
La
construcción del film se basa en el azar. Me preocupa muchísimo el aspecto
indefinido del azar. Cómo las cosas importantes llegan a acontecer por un
simple encadenamiento del azar, por simples casualidades. En el film, todo se
encadena por azar; el film podría continuar indefinidamente.[13]
El
film “profundiza en la cantera abierta por El discreto...prescinde de
personajes centrales y de una ilación argumental, aunque en el anterior fuese
tan tenue como la búsqueda de una cena. Parece como si el autor hubiera
satisfecho su deseo de juventud de hacer obra sin argumento… Es el triunfo de
un autor que ya no precisa de la máscara de una obra de arte y que se limita a
enseñarse como es para un público que, como ambicionaba, ha dejado de serlo
para pasar a ser amigo Esta destrucción de la base material...no deja de tener
sus riesgos.. El hecho es que nuestro autor, libre de sus compromisos
estructurales y de sus contradicciones ideológicas, queda empobrecido. La
agresividad de sus temas, aunque sea la misma, molesta menos y se hace
amigable.[14]
De
la misma forma que en La vía láctea había opuesto
dialécticamente ortodoxia y heterodoxia, aquí utiliza los contrarios para
subvertir una visión del mundo contemporáneo: los monjes juegan al póker, fuman
y beben, aumentan las apuestas con medallas, medallones, rosarios y
escapularios; los burgueses defecan en público y comen en privado, los sátiros
muestran a las niñas vulgares postales de la capital y los menores seducen a
las tías sexagenarias. La intención consiste en utilizar las convenciones
supuestamente admitidas por el espectador y a desviarlas de su conclusión para
desembocar en el mismo punto. Lo que significa que el revés vale tanto como el
derecho, que lo contrario es idéntico a lo opuesto y que las paradojas valen
tanto como las evidencias, unas no existirían sin las otras.[15]
El
fantasma de la libertad comienza en Toledo con unos fusilamientos y termina en
París, en el zoo con otros fusilamientos. En ambas escenas se oye la misma
frase: “Vivan las caenas”. Como en Belle de jour y La vía láctea, El fantasma
de la libertad está construido en díptico, siendo la escena central la
del joven enamorado de su tía.
Buñuel
realiza sin dificultad –y nos lo hace aceptar como evidente– algo que desde
hace años se esfuerza en hacer y que ya puso en práctica en la escena final de Belle
de jour: filmar los contrarios, abolir el principio de no
contradicción. Porque en este filme las oposiciones están suprimidas… La
hermana del prefecto está a la vez viva y muerta, la tía de François es a la
vez vieja y joven, Faucould rompe las barreras entre el sueño y la realidad...
Pero es Buñuel sobre todo el que a lo largo de todo el filme llega a
reconciliar lo comunicable y lo incomunicable, sugiriendo la existencia de un
mundo donde las contradicciones no existen. Si en La vía láctea se mostraba
la oposición entre dogmáticos y no dogmáticos, la problemática de lo blanco
opuesta a lo negro, en El fantasma de la libertad Buñuel va
mucho más lejos y nos hace experimentar que una cosa puede ser a la vez blanca
y negra, ella y su contrario, sí y no, verdadero y falso. Es como si Buñuel
hubiera puesto en imágenes la teoría de la relatividad de Einstein.[16]
En
su lucha contra la razón razonadora y razonable, da rienda suelta a una
celebración del azar y, también, a una inversión sistemática de la lógica: en
el salón familiar, alrededor de las mesa, unas tazas de retrete sustituyen a
las sillas, y cuando un invitado se aísla por un instante detrás "de la
última puerta al fondo a la derecha", lo hace para comer.[17]
A mi
juicio (la escena del avestruz al final) es lo mejor de la película. La cabeza de esa ave, su mirada extraña y
casi femenina, con las pestañas rizadas... y el fondo sonoro; campanadas,
disparos, gritos. Es perturbador, creo... Sentí que debía terminar El fantasma de la libertad con la carga
de la policía a obreros o estudiantes y con la mirada tan inocente del animal[18]...
A
la hora de buscar una interpretación de la película, acudamos a lo que dijeron
sus autores. El realizador y guionista: La
construcción de Le fantôme... es mucho más libre, más
imaginativa. Será más difícil sacar de este film una interpretación
simbólica. En Le charme discret... los personajes que iban y
venían eran siempre los mismos, y el título también ayudaba. Por contra, Le fantôme... ni siquiera se puede contar. La
lógica no me gusta, y tampoco las construcciones lógicas. Para Le chien andalou busqué un título chocante, que no tenía
relación ninguna con el contenido. No había ni perro ni andaluz. En Le fantôme de la
liberté no hay ni fantasma ni libertad.[19]
Y la de su coguionista Carrière: Es muy difícil de resumir en una
frase, porque el tema es el título: El fantasma de la libertad. Creemos que somos libres y no lo
somos…también puede tratar de la libertad del artista, de
la libertad del cineasta, de la libertad del guionista, que dicen que son libres para imaginar,
pero no lo son. Nuestra
imaginación, que como decía siempre Luis es un músculo que se puede desarrollar, está
vinculada a las condiciones de nuestra vida, de nuestro cuerpo, de nuestra salud, de todo, no
hay una libertad esencial de la
imaginación, eso es una ilusión.[20]
[1] Luis Buñuel: Mi último suspiro. Plaza
& Janés, 1982, Pág.242
[2] Tomás Pérez Turrent y José de la
Colina: Buñuel por Buñuel. Plot,
1993, Pág.165-7
[3] Roxane Saint–Jean: Entrevista con Luis Buñuel. Positif, n.º
162, octobre,1974, Pág. 10
[4] Luis Buñuel a Manuel Alcalá. Reseña, nº 77, julio-agosto 1974. Tomado
de Luis Buñuel: El fantasma de la
libertad, Aymá, 1975, pág. 145
[5] La frase textual dice así:
"Todo induce a creer que en el espíritu humano existe un cierto punto
desde el que la vida y la muerte, lo real y lo imaginario, el pasado y el
futuro, lo comunicable y lo incomunicable, lo alto y lo bajo, dejan de ser
vistos como contradicciones. De nada servirá intentar hallar en la actividad
surrealista un móvil que no sea el de la esperanza de hallar este punto"
(André Breton: Manifiestos del
surrealismo, Madrid, Editorial Labor, 1995, p. 162-163
[6] Conversaciones
con Jean-Claude Carrière, Ayuntamiento de Zaragoza, 2004, págs. 72-5
[7] Luis Buñuel en: J. Francisco
Aranda: Luis Buñuel. Lumen, 1975, Pág.320
[8] Luis Buñuel: Mi último suspiro. Plaza
& Janés, 1982, Pág.242
[9] Conversaciones
con Jean-Claude Carrière, Ayuntamiento de Zaragoza, 2004, págs. 77-8
[10] Luis Buñuel a Manuel Alcalá. Reseña, nº 77, julio-agosto 1974. Tomado
de Luis Buñuel: El fantasma de la
libertad, Aymá, 1975, pág. 145
[11] Luis Buñuel a Manuel Alcalá. Reseña, nº 77, julio-agosto 1974. Tomado
de Luis Buñuel: El fantasma de la
libertad, Aymá, 1975, pág. 145
[12] Maurice Drouzy: Luis Bunuel architecte du rêve. Lherminier,
1978, Pág. 239-43
[13] Entrevista con Roxane Saint-Jean en
Positif, nº 162, octubre 1974. Tomado
de Luis Buñuel: El fantasma de la
libertad, Aymá, 1975, pág. 1468
[14] J. Francisco Aranda: Luis Buñuel. Lumen, 1975, Pág.320
[15] Marcel Oms: Don Luis Buñuel. Les éditions du Cerf, 1985, Pág. 176
[16] Maurice Drouzy: Luis Bunuel architecte du rêve. Lherminier,
1978, Pág. 244-53
[17] Freddy Buache: Luis Buñuel. Guadarrama, 1976, Pág. 230
[18] Tomás Pérez Turrent y José de la
Colina: Buñuel por Buñuel. Plot,
1993, Pág.171
[19] Entrevista con Roxane Saint-Jean en
Positif, nº 162, octubre 1974. Tomado
de Luis Buñuel: El fantasma de la
libertad, Aymá, 1975, pág. 146-7
[20] Conversaciones
con Jean-Claude Carrière, Ayuntamiento de Zaragoza, 2004, págs. 72 y 103
Gracias por el artículo. Extrañamene..."El Fantasma de la Libertad" es mi película más querida de Buñuel. Puedo verla decenas de veces y sentirme en casa. Saludos!
ResponderEliminar"Extrañamente"....(sin comentarios surreales!)
ResponderEliminarAprovecho,antes de irme, de recordar que es propio Buñuel (vestido de fraile) quien es fusilado al comienzo de la película.
ResponderEliminarAprovecho,antes de irme, de recordar que es propio Buñuel (vestido de fraile) quien es fusilado al comienzo de la película.
ResponderEliminar"Extrañamente"....(sin comentarios surreales!)
ResponderEliminarBien ahí por este texto. Da pie para adentrarme en la trilogía del discrero encanto y etc.
ResponderEliminarsaben donde puedo ver la pelicula? porfavoor
ResponderEliminarVaya artículo tan excepcional. Te agradezco profundamente.
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