El discreto encanto de la burguesía (Le charme discret de la bourgeosie, 1972)
Cartel español censurado |
Esta escena se convirtió en la primera de El discreto encanto de la burguesía. No
había más que proseguirla, imaginar diversas situaciones en las que, sin forzar
demasiado la verosimilitud, un grupo de amigos intentan cenar juntos, sin
conseguirlo. El trabajo fue muy largo. Escribimos cinco versiones diferentes
del guion. Había que encontrar su justo equilibrio entre la realidad de la
situación, que debía ser lógica y cotidiana, y la acumulación de inesperados
obstáculos, que, no obstante, no debían parecer nunca fantásticos o
extravagantes. El sueño vino en nuestra ayuda, e, incluso el sueño dentro del
sueño. Por último, me sentí particularmente satisfecho de poder dar en esta
película mi receta del dry–martini.[1]
La película...no es una
sátira (de la burguesía), y mucho
menos feroz. Creo que es la película que he hecho con un espíritu de humor más
amable... No hay ningún mensaje... Los personajes de la película nunca
pueden comer...No es simbólico, es que a
mí me interesan las frustraciones...
En la película hay diferentes sueños y se utilizan de forma más
avanzada que en otros filmes de Buñuel: no se anuncian como sueños, se
comunican con la vida real del personaje e incluso con personajes distintos al
que sueña.... ¿Por qué, si alguien está
soñando, yo no puedo ver lo que sueña? ¿Por qué no puedo entrar en su sueño y
modificarlo? Esto es una limitación fastidiosa. En cine, puedo abolirla[2]...
Como
todo el mundo sabe este filme obtuvo el Oscar a la mejor película extranjera,
pero lo que saben menos es que también estuvo nominada al Oscar al mejor guión
original, que finalmente no obtuvo. Jean-Claude Carrière ya nos ha contado el
origen y gestación del guion de la película y aquí nos cuenta el problema con
el que se encontró Buñuel cuando iba a iniciar el rodaje de la misma: A propósito de El discreto encanto de la burguesía: yo
no me preocupaba del découpage, del desarrollo plano por plano, pero Luis sabía
que yo tenía experiencia con otros directores, con Jacques Tati y con otros,
que yo también tenía conocimientos técnicos, que estaba acostumbrado a trabajar
técnicamente los guiones, aunque jamás lo habíamos hecho los dos. Y un día, muy
pocos días antes del rodaje de El
discreto encanto... me llamó a París y me dijo: "Jean Claude, ven
deprisa, porque no sé cómo hacer esta película", estas palabras era algo
extraordinario que las dijera Buñuel a la edad de 71 años, después de tantas
películas bien hechas. Yo fui a verlo al hotel L'Aiglon en París y me dijo
"hasta hoy he filmado películas clásicas, con dos o tres personajes
principales, inventando el découpage en el lugar mismo del rodaje, y después
hice también El ángel exterminador,
donde hay más de veinte personajes principales, también es fácil, hay que
componer imágenes con un grupo de tres o cuatro personajes, pero aquí tenemos
un problema porque el personaje principal es un grupo de seis amigos que
siempre van juntos ¡los seis!. Si filmo a los seis en la misma imagen siempre,
voy a crear una distancia, voy a poner la cámara demasiado lejos y a perder el
contacto, si corto cada vez a cada personaje, la película parecerá hecha por
una ametralladora". No sabía qué hacer. Me dijo, de una manera irónica:
"Usted, el rey del découpage, ¿me podría ayudar, por favor, señor
Carriére?".
El origen de todo: confusión con el día de la cena |
1ª comida frustada con los Sénéchal |
El
rodaje comenzó el 23 de mayo de 1972, con un presupuesto de 800.000 dólares, en
los Paris-Studios Cinéma, Boulogne-Billancourt y
en una granja del valle de Chevreuse. Terminó a finales de julio, tras 44 días
de trabajo, 4 menos de los previstos. Durante la filmación de esta película se
valió por primera vez de un monitor de televisión que le transmitía la imagen
que registraba la cámara, al mismo tiempo que por los auriculares seguía los
diálogos de los protagonistas. Todo ello le permitió seguir el rodaje sentado,
lo que dados sus 72 años de edad le venía muy bien. "Este procedimiento le
permitió controlar más la imagen, de modo que en sus tres últimas obras son
mucho más precisas desde el punto de vista del encuadre que las anteriores, hay
pequeños movimientos de la cámara que son perfectos, debido a que los ensayos
estaban hechos con el control de vídeo; después, para dirigir, no, se ponía
cerca de la cámara y enfrente de los actores, con unos auriculares especiales
para oír bien."[4]
La precisión de Buñuel en el rodaje fue tal que solo se eliminaron 200 metros de los 17.000 rodados.
El montaje duró 3 días. Estreno 15 de septiembre de ese año.
"Entre
las deambulaciones absurdas de estos personajes, Luis Buñuel explora la
naturaleza profunda de la clase privilegiada desvelando sus sueños. Aprovecha
igualmente para maltratar el estilo de la narración burguesa multiplicando los
impases, las rupturas frustrantes y las elipsis inconfortables. En un magistral
juego de deconstrucción, encierra los sueños los unos en los otros y mezcla con
pérfida habilidad las pesadillas de un mundo podrido y la cortesía hipócrita de
un presente realmente vivido.
2ª comida frustrada en casa de los Sénéchal |
Una
vez más, Buñuel pone trampas a los pilares del orden burgués: el ejército
parásito y gorrón, se disuelve en los sueños perfumados de la marihuana; la
iglesia extermina al penitente después del perdón profesional; la policía
tortura un estudiante sobre el piano de cola de Un perro andaluz. Un
ministro asegura la impunidad a los delitos de las clases altas. Exterminados
por la risa liberadora que fustiga los dos tetas de la burguesía en el discreto
encanto: el apetito y el beneficio."[5]
No
se trata de un filme realista. Está dentro de las obras "temáticas"
del autor. En estos filmes la conducta de los personajes no responde a ninguna
necesidad psicológica, moral, política, sociológica o de otro tipo. No son nada
más que peones en un conjunto autónomo, al margen del mundo cotidiano, y su papel
se reduce a su función en el relato. Y el relato aquí está constantemente interrumpido, desordenado y
dejado en suspenso. Se compone de una sucesión de episodios más o menos
autónomos, que no tienen entre ellos otras relaciones que la identidad del grupo que nos presentan (los seis mismos personajes
de principio a fin) y la analogía de la estructura dramática de cada episodio,
a
saber, una comida frustrada. Este filme no cuenta pues una historia, sino
ocho historias, que en realidad no son más que variaciones sobre el mismo tema.
A diferencia con La vía láctea, en la que había un auténtico peregrinaje, aquí
no pasa nada. La película no avanza. Pero no permanece estática. Realiza una
extraña progresión. Se compone de cuatro partes comprendiendo cada una dos
episodios de comida y que se suceden según el siguiente esquema:
3ª comida frustradaen casa de los Sénéchal |
Genéricos
I)
Primera comida en casa de los Sénéchal, después en el albergue
Segunda comida en casa de los Sénéchal
Caminata
por la carretera
II)
Tercera comida en el salón de té.
Cuarta comida en casa de los Sénéchal
––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––
III)
Quinta comida en casa del coronel.
Sexta comida en casa del coronel.
Caminata
por la carretera
IV)
Séptima comida en casa de los Sénéchal
Octava comida en casa de los Sénéchal
Caminata
por la carretera
La
primera parte se sitúa al nivel de la realidad, dentro de la ficción.
4º comida frustrada en casa de los Sénéchal |
En
la segunda parte se da un giro. De dos maneras. Primero porque ahora rozamos
los límites de lo verosímil (un salón de té donde falta de todo). Además por la
inserción de dos escenas que difícilmente pueden ser contempladas como
pertenecientes a la realidad cotidiana: el relato del teniente y el del sueño
del sargento. En los dos casos los cambios de nivel están claramente indicados.
En
la tercera parte hay más de los mismo: la escena del teatro es un sueño dentro
de otro sueño.
En
adelante el autor ha enredado las pistas de tal manera que no sabemos a qué
nivel se desarrolla el relato.
La
cuarta parte debe ser interpretada como una larga pesadilla del embajador. Pero
no podemos más que inferirlo, puesto que el filme no lo dice nunca. Lo vemos
despertarse, pero ¿desde cuándo sueña? No tenemos puntos de referencia. Los
fronteras entre lo onírico y lo real son, como en Belle de jour
sistemáticamente ocultadas y borradas. Gracias a la ambigüedad así creada el
director puede permitirse introducir escenas más y más incongruentes o
chocantes (como la del obispo asesino) sin cabrear la censura. Esta ambigüedad,
cuidadosamente preparada, le permite realizar una de las construcciones más
audaces de toda la historia del cine, un flashback (escena del brigadier sangrante) incluida en
un sueño (del comisario), a su vez incluida en otro sueño (la pesadilla del
embajador).
5ª comida en casa del coronel |
Aunque
Buñuel no ofrece en sus imágenes una perfecta distinción entre el mundo real y
el onírico, "cinco sueños entretejen la línea narrativa. Dos de ellos,
ajenos a los personajes principales (el sueño del teniente y el del soldado),
tienen en común el tema de la madre añorada y ausente. Los tres sueños
restantes corresponden a cada uno de los tres personajes que protagonizan la
historia y son los más enrevesados (sueñan que el otro sueña). Los tres sueños
de los burgueses tienen como nexo el hecho de que en todos ellos mueren o están
a punto de morir, despertándose
sobresaltados en un momento fatal...
En
la película se reúnen muchas de las últimas obsesiones de Buñuel: la
explosión
demográfica (irónica discusión de los invitados en casa de Sénéchal, mientras
los anfitriones están en el jardín tratando de hacer el amor...), el
terrorismo, el creciente militarismo...y, desde luego, una gran cantidad de gags y de pequeños detalles
que hacen constante referencia al propio realizador.
6ª comida en casa del coronel |
A
través de los distinguidos modales de esos buenos burgueses, Buñuel nos muestra
el enorme vacío de los rituales sociales, sus absurdos e inútiles formalismos,
todo ese culto de las apariencias bajo el que se oculta la más diversa gama de
miserias morales."[7]
Los
protagonistas de la película, toda gente de aspecto correcto no son más que
unos crápulas, gente falsa y de una mentalidad mezquina que Buñuel desenmascara
claramente recurriendo a las figuras de los divertimentos que más les placen:
el "vaudeville" y el melodrama, dos figuras cuyo sentido él hace
estallar yuxtaponiéndolas según el método del "collage", dinamitando
su lógica basada en una relación coherente de la imagen y el sonido, exagerando
o desnivelando la trivialidad de sus diálogos y confundiendo su acción añadida
anecdóticamente con sus pesadillas. El realizador escamotea la frontera entre
una narración de tipo naturalista y el onirismo inscrito en términos de
atestado.
Aunque
discreto, el encanto de la burguesía no
puede ni debe hacernos olvidar que, a pesar de los pactos de la ética
predicadora con lo social vivido, continúa estando cimentado sobre unas
hipocresías institucionalizadas (ejército, religión, finanzas y todo lo que
sigue).[8]
Como
suele ser habitual, en sus últimos filmes se encuentran referencias a sus
películas anteriores: "No falta en la película un grupo de músicos, con un
violonchelo que Florence dice odiar y que nos recuerda el grupo de La edad de oro. El primer plano del
dedo del violoncelista con su movimiento onanista nos remite asimismo a la
citada película.
7ª comida en casa de los Sénéchal |
La
escena en la que el niño escribe su nombre en el espejo, el armario remite al
de Ensayo de un crimen y también a
uno real donde Buñuel acostumbraba a jugar de niño.
En
la escena en la que el embajador está con la señora Thévenot y aparece su
marido, antes de que el marido se marche, Rafael retiene a la mujer diciéndole:
"Es preciso que le muestre las sourciques,".
Aunque tal palabra no exista, Thévenot parece entender y la espera en el coche.
Este juego de recurrir a palabras absurdas es ya utilizado a pleno rendimiento
por Buñuel en su pieza dramática Hamlet
en diversos momentos. En una escena, por ejemplo, dice Hamlet a Leticia:
"Fabriquemos", en lo que se supone una alusión a un juego erótico."[9]
Gracias
a una serie de parábolas relativamente fáciles de descifrar el filme nos
describe el presente y el futuro de la burguesía, sus frustraciones y miedos.
La clase burguesa teme por sus bienes y sus privilegios económicos. Tiene miedo
de no poder consumir. La sensación de frustración es sistemáticamente buscada
por Buñuel:
· La película no
cuenta ninguna historia pasional. No ocurre nada. Todos los episodios abortan.
7ª comida en casa de los Sénéchal |
· La película no
trata tampoco un caso psicológico interesante, como era el caso de Belle
de jour y Tristana. Los personajes no tienen consistencia propia y no
evolucionan. Parecen fantoches.
· Aunque simples
representantes de una clase social son poco atrayentes, mantienen
conversaciones anodinas...
· A nivel de
narración se pueden hacer constataciones análogas. Las promesas hechas al
espectador no se cumplirán.
· No hay protagonista
principal en la película. Como en La vía láctea hay un equipo de
actores, pero ninguna vedette. Imposible pues identificarse con nadie.
· Desde el punto de
vista formal, Buñuel desorienta al espectador y hace estallar la noción de
género. En la película hay aspectos de realismo, del fantástico, de lo maravilloso,
del vaudeville, de lo trágico, de la parodia y de otras cosas más. Buñuel
retoma aquí formas de distracción que la burguesía ha utilizado siempre, en el
cine y en otros medios: relato picaresco, relato político, policiaco y
recubriéndolo todo relato onírico. Buñuel utiliza unas formas estéticas para
darse el placer de destruirlas.
El sueño del teniente |
El sueño del soldado |
No
vemos lo que deseamos ver; nuestro voyerismo es privado de su satisfacción por
las escapatorias del guion; no oímos diálogos que aclararían una explicación;
no sabremos nunca por qué al campesino no le gusta del todo Jesucristo.[11]
En
El
discreto encanto de la burguesía el relato fílmico se sucede en un
encadenamiento lógico, aunque acausal, siguiendo las coordenadas
espaciotemporales noche-día: las notaciones del tiempo cronológico se repiten
en esta película de un modo sospechoso, que nos pone en guardia contra su
inoperancia para medir la dimensión profunda del tiempo, bloqueado por la
repetición del frustrado intento de comer juntos. En las primeras secuencias de
la película hay una lógica lineal...[12]
Como
suele ocurrir con buena parte de las películas de Buñuel, muchas han sido las
interpretaciones que se ha querido dar a esta y especialmente a la repetida
marcha por la carretera de los protagonistas. Estar de acuerdo con lo que dice Carrière
al respecto es decisión de cada uno: Realmente, lo puedo
jurar: Luis no quería decir nada. No tenía un discurso secreto que trataba de comunicar por
imágenes del cine; era
realmente un cineasta de improvisación, de instinto, pero de un instinto tan rico que decía mucho. Surrealista, podría ser la definición de una actividad surrealista. Por ejemplo,
en El discreto encanto de la
burguesía, el hecho de caminar por la
carretera sin saber a dónde van, sin saber de dónde vienen, sin saber si
se trata de un sueño o no; eso es una
libertad completa para cualquier espectador, poder tener su propia colaboración en la película.[13]
El sueño del brigadier sangrante |
[1] Luis Buñuel: Mi último suspiro. Plaza & Janés, 1982, Pág.240
[2] Tomás Pérez Turrent y José de la
Colina: Buñuel por Buñuel. Plot,
1993, Pág.161
[3] Conversaciones con Jean-Claude Carrière, Ayuntamiento de Zaragoza, 2004, pág. 113
[4] Conversaciones con Jean-Claude Carrière, Ayuntamiento de Zaragoza, 2004, pág. 108
[5] Raymond Lefèvre: Luis Buñuel. Ediling,1984, Pág. 141
[6] Maurice Drouzy: Luis Bunuel architecte du rêve. Lherminier, 1978, Pág. 215-18
[7] Carlos Barbachano: Buñuel. Salvat, 1986, Pág. 186
[8] Freddy Buache: Luis Buñuel. Guadarrama, 1976, Pág. 224
La marcha por la carretera se repite 3 veces |
[3] Conversaciones con Jean-Claude Carrière, Ayuntamiento de Zaragoza, 2004, pág. 113
[4] Conversaciones con Jean-Claude Carrière, Ayuntamiento de Zaragoza, 2004, pág. 108
[5] Raymond Lefèvre: Luis Buñuel. Ediling,1984, Pág. 141
[6] Maurice Drouzy: Luis Bunuel architecte du rêve. Lherminier, 1978, Pág. 215-18
[7] Carlos Barbachano: Buñuel. Salvat, 1986, Pág. 186
[8] Freddy Buache: Luis Buñuel. Guadarrama, 1976, Pág. 224
[9] Agustín Sánchez Vidal: Luis Buñuel. Ed. J.C.,
1984, Pág. 345
[10] Maurice Drouzy: Luis Bunuel architecte du rêve. Lherminier, 1978, Pág. 231-6
[11] Marcel Oms: Don Luis Buñuel. Éditions du Cerf, 1985, Pág. 172
[12] Víctor Fuentes : Los mundos de Buñuel. Akal, 2000, Pág. 187
[13] Conversaciones con Jean-Claude Carrière, Ayuntamiento de Zaragoza, 2004, pág. 46
[10] Maurice Drouzy: Luis Bunuel architecte du rêve. Lherminier, 1978, Pág. 231-6
[11] Marcel Oms: Don Luis Buñuel. Éditions du Cerf, 1985, Pág. 172
[12] Víctor Fuentes : Los mundos de Buñuel. Akal, 2000, Pág. 187
[13] Conversaciones con Jean-Claude Carrière, Ayuntamiento de Zaragoza, 2004, pág. 46
Acabo de ver esta pelicula y su blog me ha ayudado a comprender algunos detalles.
ResponderEliminarexcelente blog, paso a revisar las demas entradas.
gracias!
Gran explicación!
ResponderEliminarGenial ! Gracias
ResponderEliminarMuy buen análisis!! felicito tu trabajo.
ResponderEliminarMe encantó leer este análisis y me ayudó a entender algunas cosas de la peli. A diferencia de otros textos donde "reseñan" una película, este me gustó por lo bie que está escrito, la ausencia de faltas de ortografía, el detalle minucioso de las escenas y la bibliografía. Gracias mfa por tomarte el tiempo de escribir esto y voy a seguir leyendo lo que publiques sobre cine (¡ojalá no sea sólo de Buñuel!). Un abrazo desde Argentina. Lucas
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