Mi último suspiro, 1982
No es
posible que se cuente una vida entera en un libro, se cuenta lo que interesa
del pasado desde una realidad presente, perspectiva que además puede alterar
los recuerdos, una selección que al final hace siempre de la narración una
ficción.[1]
El mismo
Buñuel insiste sobre ello al incluir en su libro el siguiente comentario:
La memoria es invadida
constantemente por la imaginación y el ensueño y, puesto que existe la
tentación de creer en la realidad de lo imaginario, acabamos por hacer una verdad
de nuestra mentira. Lo cual, por otra parte, no tiene sino una importancia
relativa, ya que tan vital y personal es la una como la otra.
Edición original francesa |
En este libro
semibiográfico, en el que de vez en cuando me extravío como en una novela
picaresca, dejándome arrastrar por el encanto irresistible del relato
inesperado, tal vez subsista, a pesar de mi vigilancia, algún que otro falso
recuerdo. Lo repito, esto no tiene mayor importancia. Mis errores y mis dudas
forman parte de mí tanto como mis certidumbres. Como no soy historiador, no me
he ayudado de notas ni de libros y, de todos modos, el retrato que presento es
el mío, con mis convicciones, mis vacilaciones, mis reiteraciones y mis
lagunas, con mis verdades y mis mentiras, en una palabra: mi memoria.[2]
Visto lo
anterior no debe extrañarnos el comentario de Ian Gibson: "No es sorprendente que, dada la confesada falta de
consultas de notas y libros, o sea, de documentación, y la constante posibilidad de «falsos recuerdos» e incluso de mentiras,
amén de olvidos y silencios
deliberados, la cronología de lo narrado en Mon dernier soupir sea a menudo caótica… La
verdad es que le daba más o menos lo mismo la estricta exactitud de lo narrado en Mon dernier soupir. Y
a nadie, ni a él, ni al editor ni a Carrière,
se le ocurrió comprobar nada en una hemeroteca."[3]
Mon dernier soupir, también conocido como las memorias de Luis
Buñuel, fue publicado por primera vez en francés, por la editorial Robert
Laffont en 1982. Poco después, y dentro de ese mismo año salió a la luz en
español por la editorial Plaza & Janés con el título de Mi último suspiro. No fue una traducción
muy afortunada:
"El francés soupir y el español suspiro tienen
la misma raíz latina y pueden ser semánticamente equivalentes, pero no
es siempre el caso. La locución gala «rendre le dernier soupir» significa «exhalar el
postrer aliento», no el postrer suspiro. Buñuel no era persona dada a
los suspiros, todo lo contrario, y jamás se le habría ocurrido
elegir para su autobiografía un título que implicara cualquier
lamentación final (o anterior) al írsele acercando la fecha fatal…Estamos ante el
aliento final, el
último momento, o, si se quiere, los últimos momentos, del cineasta, cuyo tiempo se va acabando. No ante un suspiro «terminal»."[4]
Sobre el origen del libro Jean-Claude Carrière señaló: "Escribir las memorias para mí ha sido una alegría fantástica.
Primero porque [Buñuel] no podía realizar películas y se aburría en México. Me
fui allá, tomando como pretexto la filmación de Antonieta por parte de Carlos Saura, para verlo y ofrecerle la
posibilidad de escribir un libro juntos. Habíamos tomado muchas notas, fueron
dieciocho años juntos; pero me dijo: "No, no, las memorias me dan asco.
Todo el mundo ahora escribe sus memorias. No, no y no"…
Para convencerlo un
día escribí cuatro o cinco páginas del capítulo sobre los bares y los puros.
Se lo enseñé al día siguiente. Lo leyó y me dijo: "Me parece que lo he
escrito yo. Soy yo mismo, hablando, escribiendo. Son mis palabras, mi manera de
contar, de hablar". Pensamos un nuevo tipo de libro, no memorias, sino el
retrato de un hombre en particular, de un individuo, a través de un libro
concebido como una novela picaresca. De vez en cuando nos parábamos para hablar
de otra cosa, dar la bienvenida otra historia, y etcétera, etcétera. Y eso lo
convenció, totalmente."
Y a partir de este primer capítulo, Luis decidió trabajar
conmigo, tres o cuatro semanas en México. Cada mañana, como si fuera un guion.
Había escenas del guion que yo conocía bien, y otras que no conocía, como el
capítulo que trata la Guerra Civil española. Me había hablado de ello de vez en
cuando, pero de forma fragmentada. Traté de preguntarle lo que pensaba y lo que
sabía de la guerra.
Finalmente, lo escribí, lo
leyó Luis, hicimos algunas correcciones, pero muy pocas. Lo que me parece es que
el libro es un retrato bastante fiel de Luis, los amigos de Luis, los miembros
de su familia que lo conocían bien, lo reconocían en los capítulos del libro, parece
que el libro está bastante cerca, como si fuera su compañero.Edición española |
Según
Carrière las razones que le llevaron a emprender el proyecto fueron dos: "La primera razón fue darle algo que hacer
en sus últimos años…. La segunda razón fue que tenía muchas cosas que decir; o sea, la primera razón fue para él [Buñuel], y la segunda
para nosotros, porque hay en el
libro cosas que no están en sus películas, o si están se hallan escondidas. El libro es como la coronación de la obra
de don Luis. Yo sabía que encima de su trabajo como director y de su
vida de cineasta tenía una personalidad tan
tremenda que aún tenía cosas que decir. Existen otros cineastas que son
fantásticos, pero no saben hablar, no tienen
más que decir sino sus películas. Con Don Luis yo sabía que era distinto, era otra cosa. Dentro de sí mismo tenía
un libro fantástico y lo quería
escribir."[5]
A la hora de analizar su libro hay que tener en cuenta que Buñuel,
debido a la edad y a sus problemas con la vista no lo escribió personalmente, a
excepción del primer capítulo que recoge su texto Recuerdos medievales del bajo Aragón. Carrière hablaba con él durante
unas tres horas diarias y sin grabadora pues Buñuel las odiaba. Tomaba notas de
lo que el realizador le contaba y luego le daba forma en su hotel. Buñuel leía
el texto redactado y cambiaba algunas palabras si era necesario.
No sabemos hasta qué punto se implicó Buñuel en la redacción del texto,
pero a juzgar por la gran cantidad de errores que tenía la edición original, y
que pasaron a la española y sucesivas, no fue mucho.[6]
Antes de empezar directamente con el análisis del libro, quiero
mencionar unas palabras de Carrière, que le conocía muy bien por haber
trabajado con él tantos años: Buñuel era una persona a quien le encantaba tomarle el pelo a los
demás…incapaz, a veces, de resistir la tentación de la jactancia o la mentira
con fines encubiertamente desorientadores.[7]
A continuación e inspirándome un poco la metodología empleada por Javier
Herrera en su libro Luis Buñuel en su
archivo, voy a hacer un pequeño análisis de los contenidos del libro
basándome en la importancia que le da el realizador a cada uno de sus apartados
y películas. Para ello he pasado el contenido del libro a un procesador de
textos, lo que me ha permitido contar fácilmente las palabras de cada apartado.
Las cifras que se dan, debido a que a veces el texto mezcla contenidos, puede
no ser totalmente exactas, pero de ninguna manera desvirtúa el resultado.
El contenido de Mi último suspiro
se puede dividir en tres bloques:
· El relato de su
vida: 61,33% del contenido del libro.
· Su obra: 17,94%.
· Lo que
podríamos llamar las reflexiones del realizador: 20,73%.
Edición inglesa |
El relato de su vida ocupa la mayor
parte del contenido del libro, como es natural en una biografía: el
61,33% y se reparte así:
·
Infancia
y juventud en Calanda/Zaragoza/Aragón: 12,21%
·
Madrid/Residencia
de Estudiantes: 10,47
·
París/el
surrealismo (1925-1933): 12,55
·
España/Francia
1931-36): 2,20
·
Guerra
civil española: 8,79
·
América
(sus dos estancias):10,96
·
México:
3,52
·
Vuelta
a España: 0,63
El anterior
reparto no guarda relación con el tiempo pasado en cada uno de los países donde
Buñuel residió. El realizador vivió 83 años y los últimos 37 residió en México,
es decir, casi la mitad de su vida ha sido reducida a unas pocas páginas de sus
memorias y buena parte de esas pocas están dedicadas a hablar de las armas y la
violencia. Esto ocasionó que en México no cayera demasiado bien su libro.
Silvia Pinal declaró en una entrevista que no las terminó de leer y a Gabriel
Figueroa, Alain Derbez le preguntó en una entrevista de 1983, recién aparecido
el libro:
Y a
todos estos amigos, a toda la gente que colaboró con Buñuel, ¿cómo los trató en
su libro Mi último suspiro?
"No
sé qué pasó. No sé si fue la interpretación de este señor Carrière. Tal vez
porque Buñuel ya no estaba en condiciones de tener todo en la mente; yo creo
que Luis no se dio cuenta de muchos de los capítulos, porque en realidad no son
muy felices, sobre todo para sus amigos en general. Ahí afirma que el único
amigo que tenía era Gustavo Alatriste. El trato que le da a Alcoriza es
injusto. Él lo quiso mucho, fue un gran amigo, un colaborador. Yo creo que fue
la interpretación de este señor, a quien no conozco. El libro quita toda la
generosidad de Luis Buñuel; todo el cariño que le dio esta tierra está fuera
del contexto del libro. Mucha gente comparte conmigo esta opinión."
Lo
dicho, no gustaron demasiado. Se olvidó de la gente de ese país. Sin embargo,
si uno lo piensa un poco tiene su "lógica", si lo que se pretendía
era hablar de los fundamentos de la obra del realizador. Buñuel llegó allí a
los 46 años, cuando era un hombre completamente formado. Si uno mira las cifras
anteriores verá que la mayor parte del contenido del libro en este apartado se
dedican a sus vivencias en España y Francia. Son los años que condicionaron
toda su obra: su tierra aragonesa, las relaciones con sus amigos, la cultura
española y el surrealismo. Es lo que forma la base de su obra y lo que más le
interesaba. En México se rodeará de exiliados, que según las declaraciones de
sus hijos siempre terminaban hablando de la Guerra Civil. Estos con algunos
intelectuales y otras personas de su profesión serán su círculo de amistades, durante
su estancia en México. Pero la verdad es que no fue muy justo con sus amigos de
mexicanos.
Por
otro lado hay que decir que Buñuel no aporta nada nuevo a lo que ya sabíamos.
Hace lo mismo que había hecho a lo largo de su vida en sus diferentes
declaraciones: no habla de la familia y sigue con sus mentiras (no perteneció
al Partido Comunista, sus amores eran platónicos, no habla de lo mal pagador
que era Alatriste…) y refuerza la imagen que se ha construido a lo largo de los
años.
De su obra literaria apenas se hace
una alusión. En cuanto a su obra cinematográfica, las cifras que muestro se
refieren al texto que se dedica específicamente a cada una de sus películas y
no se incluyen las alusiones que a veces se hacen a algunas de ellas a lo largo
del texto. La película a la que más espacio dedica es La edad de oro, que le
hemos puesto el índice 100 y el resto de películas lo comparamos con este
índice:
La edad de oro (1930)
|
100
|
Los olvidados (1950)
|
68
|
Viridiana (1961)
|
65
|
Un perro andaluz (1929)
|
65
|
La Vía Láctea (1969)
|
49
|
Las Hurdes/Tierra sin pan (1933)
|
47
|
El discreto encanto de la burguesía (1972)
|
43
|
Belle de jour (1966)
|
36
|
El río y la muerte (1954)
|
34
|
Tristana (1970)
|
34
|
Él (1952-53)
|
32
|
Simón del desierto (1965)
|
31
|
Abismos de pasión (1953-54)
|
28
|
La joven (1960)
|
25
|
Nazarín (1958)
|
23
|
El fantasma de la libertad (1974)
|
23
|
Robinson Crusoe (1952)
|
23
|
Diario de una camarera (1964)
|
22
|
El ángel exterminador (1962)
|
21
|
La muerte en este jardín (1956)
|
21
|
Así es la aurora (1955)
|
20
|
Gran Casino (1947)
|
19
|
Ese oscuro objeto del deseo (1977)
|
15
|
Subida al cielo (1951)
|
13
|
Susana (1950)
|
11
|
El bruto (1952)
|
9
|
Ensayo de un crimen (1955)
|
5
|
El gran Calavera (1949)
|
5
|
Una mujer sin amor (1951)
|
4
|
La hija del engaño (1951)
|
3
|
Los ambiciosos (1959)
|
2
|
La ilusión viaja en tranvía (1953)
|
0
|
De las cifras anteriores, la única
que me parece sorprendente es el poco interés mostrado por Ensayo de un crimen, que
es una de sus películas mexicanas más interesantes. La ilusión viaja en tranvía
solo la menciona, sin decir nada de ella, y pudiera ser un despiste. Del resto
de películas podemos decir que sus resultados son "lógicos" si
hacemos la aclaración de que la posición de algunas películas está condicionada
por las circunstancias que las rodearon. Es el caso por ejemplo de Gran
casino, película que recibe más atención por ser la primera que realizó
en México, El río y la muerte, en la
que Buñuel se extiende para renegar del cine de tesis, Abismos de pasión por el
mal reparto que tuvo y La muerte en este jardín por los
problemas que tuvo durante el guion y rodaje. Estas son películas que si no
fuera por ese motivo ocuparían una posición inferior. También las primeras
películas de la lista se ven favorecidas en su posición por la polémica que
implicó su estreno: La edad de oro, Los olvidados, Viridiana y Un perro andaluz.
No aporta nada que no supiéramos ya
por anteriores entrevistas del realizador.
Edición italiana |
El último bloque temático de sus
memorias, el relacionado con sus reflexiones, incluye los capítulos:
·
Memoria:
1,13
·
Los
placeres de aquí abajo: 3,77
·
Sueños
y ensueños: 3,42
·
Amor,
amores: 1,53
·
Ateo
gracias a Dios: 2,11
·
A
favor y en contra: 6,19
·
El
canto del cisne: 2,58
Algunos
de estos apartados relatan acontecimientos de su vida junto con las reflexiones,
por lo que podrían haberse incluido también en el primer bloque, el que relata
su vida. Para mí es sin lugar a dudas el bloque más interesante, ya que como
hemos dicho, los demás no aportan nada nuevo. Esta es la parte a la que
Carrière hace referencia cuando dice que el libro tiene cosas que no están en
sus películas y que él todavía tenía muchas cosas que decir.
Buñuel nos
habla en este apartado de aquello en lo que cree, de los valores que lo
sustentan y que le han acompañado a lo largo de su vida. De sus rutinas y del
futuro que él no cree muy optimista.
Al aproximarse mi último
suspiro, imagino con frecuencia una última broma. Hago llamar a aquellos de mis
viejos amigos que son ateos convencidos como yo. Entristecidos, se colocan
alrededor de mi lecho. Llega entonces un sacerdote al que yo he mandado llamar.
Con gran escándalo de mis amigos, me confieso, pido la absolución de todos mis
pecados y recibo la Extremaunción. Después de lo cual, me vuelvo de lado y
muero.
Pero, ¿se tendrán
fuerzas para bromear en ese momento?
Una cosa lamento: no
saber lo que va a pasar. Abandonar el mundo en pleno movimiento, como en medio de
un folletín. Yo creo que esta curiosidad por lo que suceda después de la muerte
no existía antaño, o existía menos, en un mundo que no cambiaba apenas. Una
confesión: pese a mi odio a la información, me gustaría poder levantarme de entre
los muertos cada diez años, llegarme hasta un quiosco y comprar varios
periódicos. No pediría nada más. Con mis periódicos bajo el brazo, pálido,
rozando las paredes, regresaría al cementerio y leería los desastres del mundo
antes de volverme a dormir, satisfecho, en el refugio tranquilizador de la
tumba.[8]
(Actualizado 12/6/2015)
[1] Felicia Muñoz López de Lerma: Simeón (“del desierto”) y el vino triste
hecho carne alegre... Universidad de Córdoba, Littera Aperta nº 1, 2013, Pág. 20, nota 1
[2] Luis Buñuel: Mi último suspiro, Plaza & Janés, 1982, pág. 15
[3] Ian Gibson: Luis Buñuel. La forja de un cineasta universal 1900-1938, Aguilar, 2013, pág. 32
[4] Ian Gibson: Luis Buñuel. La forja de un cineasta universal 1900-1938, Aguilar, 2013, pág. 30
[5] Conversaciones con Jean-Claude Carrière, Ayuntamiento de Zaragoza, 2004, pág. 70 y 109
[6] Emilio Sanz de Soto le escribió una carta fechada el 23 de abril de 1982 en la que le describía una gran cantidad de errores. Esa carta se puede leer en: Marisol Carnicero y Daniel Sánchez: En torno a Buñuel, Cuadernos de la Academia, nº 7-8, agosto 2000, págs. 613-29
[7] Jean-Claude Carrière: Le Réveil de Buñuel, Odile Jacob, 2011. Tomado de la obra citada de Ian Gibson, pág. 31
[8] Luis Buñuel: Mi último suspiro, Plaza & Janés, 1982, pág. 250-1
[2] Luis Buñuel: Mi último suspiro, Plaza & Janés, 1982, pág. 15
[3] Ian Gibson: Luis Buñuel. La forja de un cineasta universal 1900-1938, Aguilar, 2013, pág. 32
[4] Ian Gibson: Luis Buñuel. La forja de un cineasta universal 1900-1938, Aguilar, 2013, pág. 30
[5] Conversaciones con Jean-Claude Carrière, Ayuntamiento de Zaragoza, 2004, pág. 70 y 109
[6] Emilio Sanz de Soto le escribió una carta fechada el 23 de abril de 1982 en la que le describía una gran cantidad de errores. Esa carta se puede leer en: Marisol Carnicero y Daniel Sánchez: En torno a Buñuel, Cuadernos de la Academia, nº 7-8, agosto 2000, págs. 613-29
[7] Jean-Claude Carrière: Le Réveil de Buñuel, Odile Jacob, 2011. Tomado de la obra citada de Ian Gibson, pág. 31
[8] Luis Buñuel: Mi último suspiro, Plaza & Janés, 1982, pág. 250-1
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