La muerte en este jardín (La mort en ce jardin, 1956)
Me atraía eso de convertir la selva en un salón. Es una especie de ventana a la
imaginación, ¿verdad? Un personaje contempla una postal de París y se siente en
una calle o un bulevar, con las luces de neón, los vehículos que pasan. La
realidad, sin la imaginación, es la mitad de la realidad…Lo primero que atrajo
mi imaginación es esa soirée en medio de la naturaleza salvaje. Si ustedes
quieren, es como un cuadro surrealista. como un «collage» de Max Ernst, como
los cuartos de res en el interior de un tranvía, en La ilusión viaja en tranvía.[1]
Yo creo que Simone Signoret no tenía
ningún deseo de hacer La mort en ce
jardin, prefiriendo quedarse en Roma con Yves Montand. Tenía que pasar por
Nueva York para ir a México, y deslizó en su pasaporte documentos comunistas, o
soviéticos, esperando ser rechazada por las autoridades norteamericanas...,que
le dejaron pasar sin hacerle la más mínima observación.
Como se mostraba bastante turbulenta
durante el rodaje, distrayendo a los otros actores, pedí un día al maquinista
jefe que cogiera su cinta métrica, midiese una distancia de cien metros a
partir de la cámara y colocara allí las sillas de los actores franceses.
En compensación, gracias a La mort en ce jardin, conocí a Michel
Piccoli, que se convirtió en uno de mis mejores amigos. Hemos hecho juntos
cinco o seis películas. Me gusta su humor, su generosidad secreta, su pizca de
locura y el respeto que no me manifiesta. [2]
El guion fue
modificado en diferentes ocasiones por imposición del productor francés y
Buñuel no quedó totalmente satisfecho con él. Recuerdo sobre todo los dramáticos
problemas de guion, que es lo peor de todo. No conseguía resolverlos. A menudo,
me levantaba a las dos de la madrugada para escribir durante la noche escenas
que, al amanecer, le daba a Gabriel Arout para que corrigiese mi francés. Debía
rodarlas durante el día. Raymond Queneau vino a pasar quince días en México
para intentar —en vano— ayudarme a resolver la situación. Recuerdo su humor, su
delicadeza. Nunca decía: «Eso no me gusta, no es bueno», sino que comenzaba
siempre sus frases con un: «Me pregunto si...»… [3]Los soldados dispuestos a reprimir la protesta |
El rodaje comenzó el 26 de marzo de1956 en
los estudios Tepeyac con locaciones en Cosamalopan, Catemaco, Texcoco y Molino
de las Flores. Estrenada en París el 21 de septiembre y en México el 9 de junio
de 1960 en el cine México.
Buñuel
tenía la costumbre de tomar una gran cantidad de fotografías de los lugares en
los que iba a filmar. Eso es lo que hizo con La muerte en este jardín,
lo que indica su interés "documental" a la hora de ambientar los
exteriores de sus películas.
El rodaje fue un sufrimiento continuo. porque desde el comienzo hubo dificultades. El productor estaba inquieto por la censura y me pidió que modifican algunas cosas. Simone
Signoret, la estrella, se sentía incómoda porque Montand estaba lejos de ella, en Italia, y quería reunirse con él; buscaba cualquier pretexto para volver a Europa...En el rodaje
se cambiaban tantas cosas que había que
reescribir las escenas minutos antes de echar a andar la cámara, y además Gabriel Arout tenía que traducir el
texto al francés. Sufrí mucho con la
muchacha que interpretaba a la muda,
Michele Girardon, que estaba en el cine
porque así lo querían sus padres y, desde luego, lo ignoraba todo del oficio. Las pasé negras. Al terminar el rodaje estaba harto y ni siquiera me ocupé de la música. Les dije que pusieran la que quisieran.[4]
La película está hecha en una coyuntura
difícil de su carrera. Ha triunfado en México, pero las puertas de la
institución cinematográfica del país azteca se le empiezan a cerrar, en unas
fechas en las que el cine de Hollywood –y el mexicano mucho más- entra en
crisis...Es en estas circunstancias, a finales de los cincuenta, cuando trata
de encontrar una salida en las coproducciones.[5]
El encuentro entre el aventurero Shark y la prostituta Djin |
La
muerte en este jardín está desarrollado en tres movimientos:
1º)
El poblado y la vida de los buscadores de diamantes, con sus placeres, sus
esperanzas, sus bajezas, su revuelta cuando reciben una orden de expulsión
firmada por el gobernador militar de la provincia, etc. En este pequeño mundo
tan poco resplandeciente dos personajes se distinguen como singulares: Shark,
el aventurero atlético, valiente y realista, y María, una afable muchacha,
sordomuda. El resto –el misionero, el anciano padre de María, la prostituta, el
traficante, etc.-, valen todos por su egoísmo, su orgullo, su vanidad y su
bajeza. Ni siquiera el misionero constituye una excepción. Juega a ser un cura
transigente con el exclusivo propósito de introducir, sin que lo parezca, en el
espíritu de todo el que se tropieza con él, el mensaje de Cristo llamando a los
oprimidos a la resignación: "La rebelión acaba siempre represión...El que
a hierro mata a hierro muere."
El padre Lizardi intenta convencer a los trabajadores para que no luchen |
La conciencia de su desvalimiento y el contacto con el sufrimiento no tardarán en reducirles a la elementalidad de un grupo humano cuyo único objetivo es vencer a la muerte. La soledad, el hambre, la lluvia, el frío, la noche, el miedo..., todo transforma el sistema de valores por el que se regían...Solamente Shark prosigue la lucha, avanzando paso a paso por la jungla y dominando la situación con actos concretos. Ante este ejemplo, Lizardi reacciona y pasa insensiblemente de la contemplación y la resignación a la acción: recoge raíces para alimentarse y alimentar a sus compañeros, bebe y da de beber a los demás en el sagrado cáliz (¡para apagar la sed, no para comulgar!), y acaba por decidirse, tras una larga y angustiosa vacilación, a arrancar las páginas de su Biblia para encender fuego.
Todos
estos gestos de Lizardi demuestran que hay momentos en la vida en los cuales
debe abandonarse la sumisión al voto piadoso y a lo que llaman voluntad del
Señor, en beneficio de un trabajo concreto y presente...La caridad cristiana
bien entendida no puede seguir justificando una actitud contemplativa cuando
hay seres que sufren y reclaman auxilio cerca de nosotros.
El padre Lizardi, ante la burla de los vecinos por estar en casa de Djin |
3º)Los
restos de un avión que descubre Shark. Todos los pasajeros han perecido en el
accidente, pero sus equipajes contienen justo aquello que más necesitan
nuestros cinco personajes: alimentos, ropas...e incluso joyas. Con este
acontecimiento se invierte súbitamente la situación de los personajes, que
olvidan el espíritu de colaboración nacido en ellos por obra de las exigencias
de su desgracia, y vuelven a coincidir los cinco con lo que eran
"antes". El hallazgo de los restos del avión corresponden, pues, con
toda probabilidad, a la llegada de Robinson y Viernes a Inglaterra, ya que como
en aquel caso cada uno se convierte nuevamente en un chacal para el otro.
Este
es un film que se mantiene en la ambigüedad porque refleja fielmente las
vacilaciones de los individuos, sus estancamientos, renuncias y superaciones.[7]
Según
las declaraciones de Buñuel, La muerte en este jardín no era un
film muy de su agrado. Sin embargo, el filme tenía suficientes alicientes para
Buñuel. En primer lugar, unos hombres y mujeres, todos de muy diferentes
mentalidades, colocados en una situación límite, una huida a través de la
selva; en segundo, algunos personajes propicios para la revelación o la furia
buñuelianas (el cura, la prostituta, el proscrito, la muda, el militar); en
tercero, algunas situaciones insólitas, casi surrealistas (la vuelta constante
al punto de partida, los atuendos lujosos y el champaña en plena jungla).[8]
En
esta película, el autor de Robinson Crusoe vuelve al tema de la
lucha contra la naturaleza hostil, que el sitúa, por otro lado, en paralelo con
la resistencia a las fuerzas sociales de la opresión.
El fusilamiento del herido provoca el motín |
En
la película se pasa de la civilización del dinero a una existencia en la que
solo importan las pulsiones fundamentales, en la que los billetes y los
diamantes ya no tienen ningún valor. Luego, cuando la supervivencia vuelve a
estar asegurada, resurgirán los prejuicios sociales, el sentido de la
propiedad, la afirmación de la individualidad. Náufragos en la jungla, los
personajes de La muerte en este jardín prefiguran los náufragos urbanos, en
los que Buñuel ya está pensando en esos años, de El ángel exterminador.[10]
Yo sólo me propuse filmar una historia de aventuras que permitiera observar comportamientos de
personajes más o menos civilizados en medio de la naturaleza y en situación de peligro. El único personaje que se compromete con los mineros es Marchal. También Vanel, [Castin]al principio, pero luego retrocede… Me interesa, como
siempre, ver cómo las circunstancias van a
hacer cambiar a los personajes. Es como
meterlos en un caldo de cultivo. En ocasiones se
puede comprobar que gente muy inteligente y
civilizada, ante una situación de peligro
común, se vuelve brutal, se animaliza. Y al
revés. A unos la experiencia los mejora, a otros
los empeora… Es algo que no sólo ocurre en la selva. El conflicto de los personajes de El
ángel exterminador es semejante... y ocurre en un suntuoso salón.[11]
El padre Lizardi saca el cáliz de la bosa, pero no se ve que lo utilice |
A
Buñuel le interesa aquí…el comportamiento humano por encima de todo, analizado
con actitud de entomólogo, en una realidad cerrada y sin vía de salida. Ya he
mencionado el hecho de que en estos años Buñuel es atraído por la dialéctica
entre el "ser" y el "deber ser" y este film es una prueba.
El conflicto entre el individuo y la sociedad se expresa aquí en un contexto
completamente particular: no solo en el microcosmos de la comunidad de buscadores,
sino, además, en las relaciones que se desarrollan entre los fugitivos en el
interior de un territorio virgen. Buñuel
devuelve al hombre a su estado primitivo y a la sociedad a su origen
tribal. En estas condiciones todas las superestructuras relacionadas con sistemas "fuertes"
de pensamiento (en primer lugar la fe religiosa) pierden su sentido y
significado.[12]
Shark
pertenece a esa serie de personajes que no son temerosos de Dios y en los que
apenas puede encontrarse ningún vestigio de miedo ni de creencia. En estos
personajes se detecta la influencia de Sade. En los personajes sadianos no hay
ningún freno divino cuyo temor condicione su comportamiento: Shark parece no
creer en Dios, cuando dice al final de la película, tras llegar al río y el
padre Lizardi le comenta que Dios los ha salvado: "Es extraño, ha sido
necesaria la muerte de cincuenta personas para salvarnos”.[13]
Se ve que el Padre Lizardi ha tenido que arrancarle varias páginas a su Biblia. |
Sade
aparece también en la escena en que el padre Lizardi va a confesar a un
moribundo en la prisión, este le pide que le deje en paz, que no cree en Dios,
mientras que Shark utiliza los útiles de escribir que le ha pedido al padre
para escapar, clavándole la pluma en el ojo a uno de los guardianes y
arrojándole la tinta al otro. La religión ha servido para que el preso se
fugue, lo que supone una variante del Diálogo
entre un sacerdote y un moribundo, de Sade.
En
la película la religión queda como un instrumento de conservación, un freno a
la libertad y a la rebelión. Y son sobre
todo los militares los que la utilizan como un instrumento de represión:
mientras Lizardi dice misa, los soldados cruzan la iglesia con Shark esposado y
un guardia lo obliga brutalmente lo obligó a arrodillarse lanzándole un golpe
en las piernas con la culata de su rifle. El sacerdote en cambio sabrá, aunque sea en circunstancias
excepcionales, poner la vida y la humanidad por encima de la sacralidad:
durante la huida, en la que lleva una bolsa con el cáliz de misa (que en la
jungla tiene la misma excentricidad que el ostensorio en La edad de oro) está
dispuesto a usar su misal para encender el fuego y al final habrá de hecho
arrancado algunas páginas. [14]
Para
continuar con su "profesión de no fe", Buñuel ha tomado por héroe a
un cura que no es un sinvergüenza
hipócrita, sino manifiestamente "un hombre de buena voluntad". Este
héroe es debilitado, aminorado por su creencia en Dios, en la religión. Puede
sin duda desembarazarse de esa "desgracia" y convertirse en un
hombre, pero en la medida en que se convertirá en un hombre será menos
"cura" y "cristiano". El personaje evoluciona: al comienzo
de la película está ligado a los opresores del pueblo; luego esconde a un
rebelde de la policía, prefiere hacer creer que se acuesta con una prostituta
que traicionar al fugitivo; sigue por la selva a un pequeño grupo perseguido y,
en la fatiga y el hambre, despoja poco a poco del cura al personaje; hace beber
a sus compañeros en el cáliz sagrado[15];
rompe su breviario para hacer fuego. Cada empresa del padre fracasa. Muere al
intentar hacer razonar al viejo Castin que se había vuelto loco.[16]
El personaje del padre
Lizardi es sin lugar a dudas el más cuidado por Buñuel. Es un hombre lleno
buenas intenciones aunque estas acaben mal: la herida en el ojo al carcelero,
Chenko se escape con toda la comida y su propia muerte al intentar convencer a
Castin. A lo largo de la travesía por la jungla fracasará como sacerdote, pero
se realiza como hombre.
Las hormigas se les adelantan y se comen la serpiente |
Una
vez más Buñuel ha magnificado la victoria del hombre en su lucha contra las
fuerzas hostiles, relegando las creencias religiosas en la más irrisoria de las
imposturas. Como su homólogo Nazarín, el padre Lizardi, animado de una fe
sincera e idiota, fracasa desde el momento en que es preciso adaptarse a las
situaciones concretas.[17]
Buñuel, al que le no le gustan los personajes
monolíticos, explica el cambio del padre Lizardi diciendo que interviene algo
más fuerte que sus verdades o sus dogmas: la necesidad. Además lo hace por espíritu
cristiano y por ayudar a los demás.[18]
El
padre Lizardi, es el primer religioso conflictivo de su filmografía, tratado
con extensión y matices por parte del autor. En este sentido prefigura al
protagonista de Nazarín y al pastor protestante de La joven. El padre
Lizardi es, de modo muy coherente con el ideario político de Buñuel, un
instrumento inconsciente de la opresión social. Con su apariencia bondadosa y
atenta le veremos intentar confesar,
contra su voluntad, a un moribundo, mientras presta mayor atención a las
manchas de tinta en sus dedos que a las palabras del infeliz. El padre
Lizardi,
que luce con satisfacción un reloj obsequio de la explotadora Compañía de
Refinerías del Norte, desaconseja a los sublevados el uso de la violencia y les
recuerda que "quien empuña la espada por ella perecerá". Sus
principios abstractos de moral fracasarán rotundamente en su confrontación con
la penosa realidad de la fuga a través de la selva. En esta parte del film, la
negatividad de sus palabras y de sus actos se hará patente como en el desarrollo
de una demostración lógica: intercede a favor de un hombre que, gracias a su
intercesión, abandona con vida al grupo fugitivo y colocará a los militares
sobre su propia pista. Es una conducta que prefigura las desafortunadas
actuaciones del padre Nazario, consecuente con el principio de "las
desgracias de la virtud". Y al final Buñuel hace que el sacerdote muera
víctima de la bala de un fanático religioso o, en palabras de Kyrou,
"morirá a manos de uno de los seres que él mismo ha fabricado".[19]
Los restos del avión que será su salvación |
Este
film es un admirable grito de afirmación del hombre y una negación total,
absoluta, de la mística religiosa...en La muerte en este jardín el
misionero, sobre todo en los momentos críticos, es simplemente un hombre: de
esa manera, todo lo que su hábito representa queda definitivamente e
irremediablemente destruido…
Djin tras encontrar el avión se viste con traje de gala y joyas |
Al
final de la película Castin caerá bajo los disparos de Shark, quien gana la
libertad en compañía de la hija de aquel a quien acaba de matar en un final,
por tanto, convulsivo y no muy convencional.[20]
Se salva por su inocencia, no porque sea sordomuda. Y el aventurero se salva por
algo muy distinto: porque
está mejor capacitado para
las pruebas difíciles, es el más fuerte
y tiene
más sangre fría. O sea que sobreviven el más fuerte y el más débil. ¿Por qué? No sé. La naturaleza no actúa según las leyes humanas: es ciega.[21]
Señalemos
que el filme está realizado con gran maestría en lo tocante al uso de la
técnica cinematográfica, dirigida a mantener el interés del espectador. El
Eastmancolor del film ha resistido mucho mejor el paso del tiempo, en términos
estéticos, que muchas películas de la misma época que fueron elogiadas por su
uso de la fotografía en color. La música suena solo al comienzo, en los títulos
de crédito, y final de la película, ya que Buñuel iba eliminando el uso de la
música en sus películas.
Shark y María, el aventurero y la sordomuda son los supervivientes |
Por
último indicar que en esta película se presentan elementos que aparecerán en
algunas de sus siguientes películas: las desventuras del padre Lizardi las
desarrollará en el personaje de Nazarín, la sordomuda María prefigura la Evvie
de La
joven y el desnudamiento de los personajes al enfrentarse a una
situación crítica, como es atravesar la jungla, el El ángel exterminador.
Ver La adaptación cinematográfica de La muerte en este jardín
Ver La adaptación cinematográfica de La muerte en este jardín
[1] Tomás Pérez Turrent y José de la
Colina: Buñuel por Buñuel. Plot,
1993, Pág.102
[2] Luis Buñuel: Mi último suspiro. Plaza
& Janés, 1982, Pág.209
[3] Luis Buñuel: Mi último suspiro. Plaza
& Janés, 1982, Pág.209
[4] Tomás Pérez Turrent y José de la
Colina: Buñuel por Buñuel. Plot,
1993, Pág.100
[5] Víctor Fuentes : Los mundos de Buñuel. Akal, 2000, Pág.
128
[6] J. Francisco Aranda: Luis Buñuel. Lumen, 1975, Pág.246
[7] Freddy Buache: Luis Buñuel, Guadarrama, 1976, Pág. 99
[8] Agustín Sánchez Vidal: Luis Buñuel, Cátedra, 1991, Pág. 111
[9]
Raymond Lefèvre: Luis Buñuel,
Ediling, 1984, Pág.: 99
[10] Alberto Farassino: Tutto il cinema di Luis Buñuel, Baldini
& Castoldi, 2000, pág. 220-1 (La traducción es mía)
[11] Tomás Pérez Turrent y José de la
Colina: Buñuel por Buñuel. Plot,
1993, Pág.101
[12] Auro Bernardi: Luis Buñuel, Le Mani, 1998, pág. 230 (La traducción es mía)
[13] Manuel López Villegas: Sade y Buñuel. Instituto de Estudios
Turolenses, 1998, Pág. 110
[14] Alberto Farassino: Tutto il cinema
di Luis Buñuel, Baldini & Castoldi, 2000, pág. 220-1(La traducción es mía)
[15] He leído en varios lugares este
hecho que no aparece en la película editada en DVD. También he leído que hay
diferente duración entre la versión mexicana y la francesa de la película, lo
que podría explicar dicho comentario, pero en mi opinión no existe tal escena.
Lo único que se ve es sacar el cáliz de su bolsa de viaje y volverlo a meter.
[16] Paul-Louis Thirard, en: Agustín
Sánchez Vidal: Luis Buñuel. Ed.
J.C., 1984, Pág. 208
[17]
Raymond Lefèvre: Luis Buñuel. Ediling,
1984, Pág. 99
[18] Tomás Pérez Turrent y José de la
Colina: Buñuel por Buñuel. Plot,
1993, Pág.102
[19] Roman Gubern: Cine Español en el exilio. Lumen, 1986, Pág.135
[20] Agustín Sánchez Vidal: Luis Buñuel. Ed. J.C.,
1984, Pág. 212
[21] Tomás Pérez Turrent y José de la
Colina: Buñuel por Buñuel. Plot,
1993, Pág.102
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