Las Hurdes/Tierra sin pan, 1933. De Legendre a Buñuel
Las “intenciones” de Buñuel:
Mi intención al realizar esa obra fue transcribir los hechos que me ofrecía la
realidad de un modo objetivo, sin tratar de interpretarlos, y menos aún de
inventar. Si fui con mis amigos a ese increíble país lo hice atraído por su
intenso dramatismo, por su terrible poesía. Lo poco que conocía de él por mis
lecturas me había conmovido, sabía que allí, durante siglos, unos seres humanos
se hallaban luchando contra un medio natural hostil y que lo hacían sin esperanzas
de llegar a vencerlo.[1]
Cuando Buñuel fue a Las Hurdes a rodar
la película le preguntaron los hurdanos “¿vienes para bien o para mal? El
realizador estableció una especie de “contrato” con ellos. Buñuel compró dos
cabras para “actuar” en la película y que después serían comidas por los
hurdanos. Dejémoslo claro: si estos no hubieran querido, Buñuel no hubiera
rodado el filme.
El hecho de que “los hurdanos aceptaron
representar escenas primordiales de su vida que, muy a menudo, según la
tradición oral del film, no correspondían a las vivencias que experimentaban
las personas concretas en aquel mismo momento”[2]
y que en otras ocasiones Buñuel interviniera construyendo la puesta en escena:
la muerte de la cabra, la muerte del burro picado por las abejas, la niña
enferma que muestra sus dientes, el bebé muerto y conducido al cementerio y
supongo que la escena de la escuela en la que está escrita la frase “respetad
los bienes ajenos”, no invalida en absoluto el carácter “documental” de la
película.
Buñuel
rodó la película porque
había leído la tesis doctoral de Legendre, director del Instituto Francés de
Madrid. Un libro admirable, aún lo tengo en mi biblioteca. Durante veinte años
Legendre había ido todos los veranos a Las Hurdes, para hacer un estudio
completo de la región: botánico, zoológico, climatológico, social, etc. Una
maravilla. Luego leí unos reportajes sobre el lugar que hizo Estampa de Madrid
cuando lo visitó el rey. [3]
Como disponíamos de tan poco dinero, hubimos de ajustar la técnica del
film a mis posibilidades de presupuesto…El problema de la película virgen era
también delicado pues llevábamos casi justo el metraje que luego había de
constar el film. Para eso decidí después de haber estudiado tres días el país
no rodar más que aquellas escenas que correspondían a una sinopsis hecha de
antemano. Generalmente en un documental se toman no sólo las vistas que
corresponden al guión trazado de antemano sino todas aquellas que nos ofrece la
casualidad y que pueden ser interesantes luego intercaladas en el film. Nada de
eso hice yo. Dividí el script en varias secciones por ejemplo: alimentación de
los hurdanos, escuela, construcción de los campos de labor, entierro, etc. Y
cada día iba completando esas sequences.
El trabajo debido a la falta de medios mecánicos y de adecuado staff era
durísimo. Nos levantamos durante el mes y medio que estuvimos allí a las cuatro
de la mañana y llegábamos a los lugares elegidos de antemano ya próximo el
medio día. Trabajamos hasta las tres de la tarde en que había que emprender el
regreso a Las Batuecas donde vivíamos... Hacíamos sólo una comida al día al
regresar del trabajo y la devorábamos como leones. El ejercicio físico y el
deseo morboso de comer por hallarnos en el país donde no se come contribuían a
ello. Los primeros días intentábamos tomar el lunch en el lugar donde trabajábamos
pero todo el mundo salía a vernos comer. Nos miraban ávidamente y los niños se
lanzaban a recoger las peladuras de salamis o trozos de pan que nosotros
desprabamos. Por esta razón decidimos no volver a comer más durante el
trabajo.
Todas las vistas que veis en el film hubieron de ser pagadas. Los
habitantes, como nuestro presupuesto, era escaso; pero afortunadamente
correspondía a las escasas pretensiones de aquellas pobres gentes. El pueblo
de Martilandrán, uno de los más miserables, se puso a nuestra disposición por
un par de cabras que hicimos matar y guisar y veinte grandes panes que comió el
pueblo colectivamente, dirigida la comida por el alcalde, tal vez el más
hambriento de todos.[4]
Con Las
Hurdes/Tierra sin pan (1933) Buñuel hizo un filme de denuncia social y
de propaganda. En el año en que filmó la película, el realizador había dado un
giro brusco en su forma de ver la realidad. Se había distanciado de los
surrealistas, aunque toda su vida conservó una visión surrealista de la
realidad, y profundizado en su concienciación social, como lo demuestra su
reciente ingreso en el Partido Comunista Español. Si con sus dos primeras
películas Un perro andaluz y La edad de oro había mostrado su
radicalismo surrealista con Las Hurdes/Tierra sin pan, mostró su
mirada radical sobre un problema social. La radicalidad de su mirada queda
patente en los descartes que se conservan de la
película: se eliminaron
todos los planos que podrían haber suavizado la narración. No incluyó nada que
pudiera parecerse a la buena conciencia. Hice Las Hurdes porque
tenía una visión surrealista, porque me interesaba por el problema del hombre.
Veía la realidad de otra forma distinta a como la había visto antes del surrealismo.[5]
El
realizador lo tenía muy claro: Se trata de una película tendenciosa. En Las Hurdes
Bajas no hay tanta miseria. De las cincuenta y dos poblaciones o alquerías, que
así las llaman, hay treinta y tantas que son las que no tienen pan, ni chimeneas
ni canciones. Yo tomé Las Hurdes Bajas de paso, pero casi toda la película
ocurre en Las Hurdes Altas, que son montañas como infiernos, una serie de
barrancos áridos, un poco como el paisaje desértico de Chihuahua, pero mucho
más pequeño.[6]
Durante
muchos años la película Las Hurdes/Tierra sin pan (1933), ha
levantado ampollas en la tierra en la que se rodó, y aún sigue siendo mal vista
por muchos de sus habitantes. Se ha acusado a Buñuel de manipular la realidad,
falsearla, etc. Aunque este tema ya lo traté en un artículo anterior aquí voy a mostrar de dónde sacó Buñuel la información relacionada con
Las Hurdes que aparece en la película.
Insisto en
el hecho, de que a pesar de que Buñuel dirigió a los hurdanos en todo momento,
eso no significa que lo que se ve en la película no sea tan verdadero como si
hubiera sido un puro “documental”.
El comentario en off de la película y la tesis de Legendre:
Dicho esto
vamos a analizar el texto del comentario de la película. Buñuel siempre dijo
que basó su película en la tesis doctoral que sobre la comarca escribió Maurice
Legendre[7].
Para ver de dónde sacó el realizador el texto de su comentario, voy a poner a
la derecha del mismo algún extracto del
libro de Legendre que trata ese tema. (Solo la parte relacionada con Las
Hurdes. He quitado lo relativo a La Alberca y Las Batuecas, ya que estas no han
generado ninguna polémica).
El número
de página hace referencia a la edición de la tesis en castellano.[8]
Comentario película[9]
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Tesis de Legendre
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Detrás
de estas cumbres que pertenecen todavía a Las Batuecas, comienzan Las Hurdes.
Las franqueamos y estamos ya en pleno paisaje de Las Hurdes.
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Este
pueblo, La Aceitunilla, está situado en uno de los valles más pobres. El
edificio blanco es la escuela, de reciente construcción.
En las
calles, en la ladera de la montaña, sorprendemos la vida cotidiana de sus
habitantes.
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Detalle
curioso: nunca escuchamos una canción en las calles de Las Hurdes.(1)
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A veces,
se ve correr por el medio del pueblo un miserable arroyuelo que baja por la
montaña.
En
verano, el pueblo no cuenta con más agua que ésta y los habitantes la
utilizan pese a la suciedad repugnante de su lecho.
Éstas
son algunas escenas que sorprendimos en nuestro camino.
El
arroyuelo sirve para todos los usos.
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En la
parte baja, las aguas de los ríos están más o menos contaminadas como
consecuencia de la suciedad y de la falta de higiene de los pueblos que
atraviesan. (321)
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Tres niñas comen un
mendrugo de pan empapado en el agua. El pan, hasta estos últimos tiempos, era
casi desconocido en Las Hurdes. Este trozo de pan se lo dio a las niñas el
maestro de escuela, que generalmente obliga a los niños a comérselo en su
presencia, por miedo a que, cuando lleguen a sus casas, los padres se lo
quiten.
(Ver ACLARACIÓN más abajo)
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Es muy raro encontrar pan y
leche en Las Hurdes. Y cuando hay pan, es de pésima calidad. (311)
El pan, dista mucho de ser
un ingrediente fundamental en su alimentación: para los hurdanos es un
producto de lujo. El simple hecho de que el pan sea para ellos lo que la
pastelería es para el campesino o el obrero medio, nos da una idea de su
miseria. (312)
A veces el pan también se
reserva para los enfermos. (313)
Es casi siempre un producto
importado (314)
En los pueblos y alquerías
altas… los pobres –y lo son de solemnidad todos los vecinos- pasan meses
enteros, y a veces más de medio año, sin
probar el pan y cuando lo comen es con frecuencia el duro, ya desechado
por los pueblos limítrofes, que recogen y revenden algunos mendigos dedicados
a este comercio. (318)
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Llaman a
los niños a la escuela.
Estos
niños andrajosos que van descalzos reciben la misma enseñanza que reciben
todos los niños que asisten a la escuela primaria en el mundo entero. (2)
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Los
trajes los proporcionan los hurdanos que emigran algunos meses al año a
tierras castellanas o andaluzas, donde se dedican sobre todo a la mendicidad.
Cuando vuelven a su tierra, cambian su lote de ropas por patatas.
En
general, el traje que cubre al hurdano está tan remendado que apenas queda
algún pedazo del tejido primitivo.
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En Las
Hurdes las ropas son el desecho de las miserias de los alrededores, y un
vehículo transmisor de enfermedades. (647)
"Entre
los hurdanos, y especialmente entre los habitantes de Nuñomoral, hay familias
enteras que se dedican exclusivamente a la mendicidad, y que prefieren esta
situación a cualquier otra que pudieran conseguir por su trabajo. En algunas
alquerías esta gente constituye la cuarta parte de la población... Reunidos
en caravanas o, a veces, en orden disperso, hombres y mujeres, ancianos y
niños, recorren las provincias vecinas pidiendo limosna. Con el zurrón a la
espalda, recogen los mendrugos de pan y cuanto pueden conseguir mendigando,
ropas y prendas interiores, que venden tan pronto como pueden, lo mismo que
el pan duro que importan a Las Hurdes. (499)
…Uno de
los médicos preguntó a los hurdanos si iban a comer algo. Y los hurdanos
respondieron que no. El médico preguntó entonces si tenían alguna comida en
reserva. Y los hurdanos respondieron que no. Sus respuestas tenían un tono
absolutamente normal y esas pobres gentes no parecían sospechar que
esperábamos una explicación. Fue necesario pedírsela. Esa familia no
preparaba nada y no habían comido nada desde hacía algún tiempo. Esperaban
para comer el regreso de un miembro de la familia que había ido a mendigar
fuera de Las Hurdes: ese era, evidentemente, el único recurso contra el hambre.
No sabían si su pariente regresaría ese día o cualquier otro. Ellos
únicamente esperaban. (320)
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A estos
niños hambrientos se les enseña, como en todas partes, que la suma de los
ángulos de un triángulo es igual a dos ángulos rectos. (2)
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En
algunos pueblos de Las Hurdes, y en especial en La Aceitunilla, la mayor
parte de los niños son "pilus": niños abandonados que las mujeres
de Las Hurdes han recogido en el hospicio de Ciudad Rodrigo, situada a dos
días de marcha a través de la montaña. Ellas se encargan de educarlos a
cambio de una pensión de quince pesetas al mes. Esta suma miserable servía
para que viviera toda una familia hasta que, no hace mucho tiempo, se
prohibió en Las Hurdes este extraño hospedaje de los "pilus".
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Se trata
de una verdadera “cría” de niños abandonados que es simultáneamente, una
explotación de la miseria de los expósitos y una explotación de la miseria de
los hurdanos. (490)
Sean
cuales fueren los sentimientos de las mujeres hurdanas, lo que sí es cierto
es que su miseria fisiológica no les permite ser buenas amas de cría. Es más
bien su miseria económica lo que les impulsa a asumir un papel que no pueden
desempeñar adecuadamente. De todas maneras, es evidente que la crianza de los
expósitos —de los pilus como dicen en Las Hurdes — ha producido resultados
lamentables y no debe sorprendernos que haya dado lugar a fuertes críticas.
(491)
A
menudo, el expósito, por el que se recibe una subvención, perjudica al hijo
de la familia, por el que no se percibe nada, y que, por otra parte, la
mortalidad entre los pilus es muy grande. (494)
De todas
formas, hay que reconocer que esta importación, gracias a la cual los
hurdanos consiguen un poco de dinero, a veces incluso el único dinero que
percibe una familia, es una de las causas que contribuyen a debilitar esta
desgraciada población. Muchos de esos niños llevan el estigma de la miseria,
del vicio o de enfermedades hereditarias. (495)
En la
actualidad este comercio ha cesado (495)
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Una
imagen inesperada y chocante que descubrimos en la escuela: ¿qué puede estar
haciendo aquí este grabado absurdo?
Abrimos
al azar un libro de moral que hemos encontrado encima de una mesa. Uno de los
mejores alumnos escribe sobre la pizarra, a petición nuestra, una de las
máximas de este libro.
La moral
que enseñan a este pequeño es la misma que rige nuestro mundo civilizado:
Respetad los bienes ajenos. (3)
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En este
valle relativamente rico hay algunos nogales, cerezos y olivos.
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En Las
Hurdes los olivos son muy numerosos… (301)
Los
castaños… consiguen crecer en la mayor parte de los valles (302)
Los
nogales, las higueras y los cerezos se han multiplicado más profundamente.
(308)
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Aquí
está el pueblo de Martilandrán. Esas formas que vemos entre los árboles, que
recuerdan el caparazón de un animal fabuloso, no son otra cosa que los
tejados del pueblo.
Al
entrar en él nos recibe una situación desoladora. La mayor parte de sus
habitantes están enfermos. Los cuadros que se ofrecen a nuestra vista son de
una miseria descarnada.
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Nuestro
estudio ofrece el caso… de una sociedad que, en su totalidad, vive inmersa en
la enfermedad y la miseria. (89)
La
ganadería y la agricultura no pueden garantizar a los hurdanos una
alimentación suficiente, ni tampoco las mínimas condiciones necesarias para
llevar una vida material sana. (249)
La mayor
parte de los hurdanos pasan hambre durante toda su vida… (251)
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El bocio
es la enfermedad específica de Las Hurdes Altas, que son el objetivo
principal de este reportaje.
Vean a
esta mujer con su bocio: no tiene más que 32 años.
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Estas
aguas tan puras seguramente sea la principal causa que provoca el bocio.
(458).
El agua,
finalmente, sobre todo en Las Hurdes altas, parece estar completamente
desprovista de los elementos indispensables, en particular del yodo. Por eso
el bocio es tan frecuente en la parte más desheredada del país. (463)
Para el
doctor Marañón, es muy probable que la frecuencia del bocio, y la del
cretinismo, cuya distribución es la misma que la del bocio, se deba en buena
parte a los efectos provocados por la deficiente alimentación. (468)
El
doctor Marañón detecta una relación entre el bocio y la miseria en Las
Hurdes. "No es fácil hacer una estadística aproximada del tanto por
ciento de estos casos en Las Hurdes; ni en realidad tienen interés, porque lo
instructivo no es el número de los casos sino su distribución, en relación
con las condiciones de cada poblado. En las alquerías míseras de las
alturas, el 50 por 100 de las mujeres eran portadoras de bocios desarrollados
y el 95 por 100 de la totalidad de los habitantes tenían tiroides palpable;
en los pueblos bajos y menos pobres esta proporción era bastante menor".
(467)
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Visitamos
el pueblo acompañados por el alcalde de Martilandrán. En el pueblo desierto,
encontramos a una niña. Le preguntamos al alcalde qué le ocurre y nos responde
que la niña lleva tres días en el mismo sitio, sin moverse.
Debe de
estar enferma, porque se queja. Uno de nuestros amigos hace de médico
improvisado y se acerca a ella para informarse de lo que le produce dolor de
garganta. Le pide que abra la boca y podemos ver las encías y la garganta
inflamadas. Desgraciadamente, no podemos hacer nada. Dos días más tarde,
cuando preguntamos por ella, nos contestaron que la niña había muerto. (4)
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¿De qué
se alimentan los habitantes de este país estéril? Los únicos alimentos casi
de que disponen son las patatas y las habichuelas, y no siempre.
Particularmente en los meses de junio y julio les falta incluso esta base de
alimentación.
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El
cultivo de la patata y las habichuelas es mucho más importante para los
habitantes de Las Hurdes que el cultivo del trigo o el centeno. (298)
La
carencia de pan podría remediarse consumiendo habichuelas y, sobre todo,
patatas, pero desgraciadamente no se dispone de una cantidad suficiente de
estos productos. (314)
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Su
alimento cárnico se compone únicamente de cerdo. Sólo las familias ricas, si
es que pueden llamarse así, tienen un cerdo. Cada año matan un cerdo. Su
carne es devorada en tres días, se han comido toda la carne.
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La cría
del cerdo…constituye el único recurso del que los hurdanos obtienen algo de
carne para incorporar a su dieta. (279)
Una de
las principales fiestas del año para las familias hurdanas (se puede decir
que es, con mucho, la principal), es la matanza. (280)
Los
hurdanos dan rienda suelta al apetito una vez al año, los primeros días de invierno.
Durante
tres días, los compadres se hartan de comer carne de cabra (primer jornada),
de cerdo (segunda jornada), de chorizo y callos (tercera jornada) acompañados
de copiosas legumbres y de castañas, pero sobre todo, de aguardiente de
madroño y de vino. Si después de esos tres días tienen la suerte de
participar en la matanza de otro vecino, entonces puede decirse que han
conseguido otra victoria más contra el hambre. Pero se trata de una victoria
efímera precaria. Si comen con ese voraz apetito, durante algunas rápidas
jornadas de finales de otoño, es porque están acostumbrados a pasar hambre el
resto del año. (317-8)
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En los
rincones más fértiles crecen olivos. A menudo su fruto es destruido por los
insectos.
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En Las
Hurdes los olivos son muy numerosos… No necesitan mucha agua y su follaje
verde claro permite junto a ellos la existencia de cultivos alternativos, si
el terreno no es muy pedregoso. (301)
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La cabra
es el animal que mejor resiste en este paisaje estéril. Su leche se reserva
para los enfermos graves. Mojan el pan que los mendigos traen de lejos y que
es guardado también para los enfermos.
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La
ganadería, aunque pobre y reducida principalmente a las cabras, así como a la
cría de abejas. (266)
La
especie es raquítica, porque las cabras, normales o seleccionadas, mueren
antes de aclimatarse, como consecuencia de una alimentación insuficiente.
Estas cabras llegan a pesar treinta libras como máximo y, en general, sólo
producen medio cuartillo de leche… Se crían por su leche y no por su carne.
(273)
Los
huevos y la leche de las cabras, son alimentos de lujo y los reservan, cuando
existen, para los enfermos. (318)
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No
consumen carne de cabra más que cuando una de ellas se mata, lo que ocurre a
veces cuando el terreno es abrupto y los senderos escarpados. (5)
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La gente
sólo las come cuando mueren accidentalmente, cosa que sucede muy a menudo en
estas montañas tan escarpadas. (273)
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La
principal industria alimenticia de Las Hurdes es la apicultura, pero las
colmenas no pertenecen a los hurdanos y, además, la miel que las abejas
extraen de las flores de la zona es muy amarga.
Los
propietarios de las colmenas son gentes de La Alberca. Ellos dejan las
colmenas sólo durante el invierno, que es más suave que en la vecina
provincia de Salamanca.
En
primavera, llevan las colmenas a Castilla. En esta época es corriente encontrarse
con una o varias bestias de carga que llevan colmenas sobre sus lomos que se
dirigen hacia Castilla.
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Durante
mucho tiempo, las colmenas no pertenecieron a los hurdanos, sino a los
lejanos propietarios de La Alberca. (253)
La miel
que se recoge en Las Hurdes es de una calidad mediocre. (262)
En los
amaneceres de otoño, pueden verse en los senderos hurdanos mulas cargadas de
cilindros de corcho, dispuestos horizontalmente y bien equilibrados sobre
los dos lomos del animal. Estos cilindros son las colmenas que se
transportan, aprovechando que las abejas están adormecidas por el frescor de
la noche, y que serán instalados en lugares bien expuestos al sol y
protegidos del viento, donde abunden las flores. Cuando el exuberante frescor
del inicio de la primavera se haya terminado en Las Hurdes para dejar paso a
los calores del verano, las colmenas emprenderán un nuevo viaje en sentido
inverso, también en una noche clara de luna, para encontrar nuevamente las
delicias primaverales en los territorios de La Alberca, que están más al
norte y que, por lo tanto, aún conservan la frescura. (258)
|
Un día,
nos encontramos a este asno con su cargamento de colmenas que dos hurdanos
llevan hacia Salamanca.
Poco
después, mientras comíamos tranquilamente, escuchamos un lamento sordo. Los
hurdanos habían atado el asno, se le había caído una colmena y el animal fue
atacado en seguida por las abejas. Los movimientos desordenados que hacía
para defenderse provocaron la caída de las otras colmenas y centenares de
abejas se precipitaron sobre él. Una hora después, el animal estaba muerto.
Un mes antes de nuestra llegada, tres hombres y once mulos habían muerto de
la misma manera. (6)
|
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Los
meses de mayo y junio son los más duros para los habitantes de Las Hurdes
que, en esa época, han agotado sus provisiones de patatas y que entonces se
alimentan de cerezas y, como el hambre les impide esperar a que maduren, se
las comen verdes, lo que les provoca disentería.
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Las
cerezas son los primeros frutos que maduran y sirven para calmar el hambre en
una época terrible para los hurdanos, que llaman al mes de mayo el “mes del
hambre”, pues en esa época ya se han
acabado las provisiones de las cosechas del año precedente. Entonces,
obligados por el hambre, la gente abusa de las cerezas apenas maduras y, como
consecuencia, sufren de disentería. (316)
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Entonces
comienza la emigración. Los hombres a los que no ha retenido la enfermedad
parten a Castilla o a Extremadura para intentar trabajar en las cosechas.
Encontramos alguna de estas caravanas compuestas de diez, treinta o cincuenta
hombres que van únicamente con una manta. No tienen dinero ni pan, y van muy
lejos, andando, para buscar trabajo.
Nos
cruzamos días más tarde con un grupo de estos hombres que vuelve como se
marchó: sin dinero y sin pan.
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El
hurdano… tiene hambre. Y la emigración le libera del hambre. Se trata casi
siempre de una emigración individual, anárquica. En algunas ocasiones, los
hurdanos emigran en grupo, pero lo hacen únicamente porque las mismas
necesidades se imponen a la vez a numerosos individuos, y porque hay trabajos
que sólo se ofrecen a cuadrillas. La siega, en la provincia de Cáceres,
ofrece a los hurdanos la ocasión de alimentarse bien y de ganar importantes
sumas de dinero en una época en la que sus provisiones están completamente
agotadas. Generalmente van a la siega a Cáceres, luego a Plasencia, más tarde
a Salamanca y, finalmente, a cualquier otra región de los alrededores donde
se necesite mano de obra barata. (449)
|
Llegamos
ahora a uno de los puntos esenciales de este reportaje: ¿qué hacen los
hurdanos para construir el campo que les permitirá comer? Empiezan eligiendo
un terreno próximo al río, y después, con la ayuda de sus mujeres, parientes
y amigos, lo limpian de la habitual vegetación de brezo y jara. Los útiles de
trabajo son siempre rudimentarios: un pico y otros por el estilo. No disponen
de otros instrumentos para labrar la tierra y en la mayor parte de Las Hurdes
desconocen el arado.
Una vez
limpio el terreno, elevan muros de piedras colocando una encima de otra, sin
mortero. Este muro protegerá los campos de las inundaciones invernales. Una
vez construido el muro, tienen que ir a buscar tierra vegetal a la montaña.
La meten en sacos, que luego transportan a través de las zarzas hasta sus
campos. Este trabajo generalmente les ocupa varias semanas.
Observen
la delgada capa de tierra vegetal que recubre el campo de un hurdano. El
primer año, la cosecha es abundante pero, después, la tierra se agota por
falta de elementos nitrogenados y se vuelve estéril.
Todos
los campos de Las Hurdes tienen la forma de estrechas franjas de tierra al
borde del río. La crudeza del invierno anula en un instante el trabajo de
todo un año.
He aquí
el meandro típico de un río de Las Hurdes, con los pequeños campos escalonados.
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Casi en
todos los lugares, y principalmente en Las Hurdes altas, antes de cultivar la
tierra, fue necesario concentrarla, y casi crearla. (282)
Las
largas y numerosas series de terrazas, lo mismo que la multiplicidad de
campos minúsculos más o menos aislados, suponen, como ya hemos indicado, el
enorme trabajo de construir paredones protectores para conservar la tierra.
(288)
El país
hurdano no tiene exactamente tierra, pues aquí la tierra se presenta en forma
de granos de arena. Es necesario construir muros, en gran cantidad, para
aglomerar esos granos. (291)
|
A falta
de dinero y de animales domésticos, el hurdano no puede procurarse abono. Así
que tiene que ir a la montaña a buscar con qué hacerlo, como esta familia que
ven aquí.
Los
caminos son difíciles y los zapatos escasos.
El abono
vegetal más apreciado es el que los hurdanos mismos fabrican con las hojas
del madroño, un arbusto que no es demasiado abundante en estas montañas. Una
vez llegados a un lugar propicio, llenan los sacos con estas preciosas hojas.
Pero en
estos lugares la víbora es un animal muy abundante Este campesino fue picado
por una en un dedo hace varios días, mientras recolectaba las hojas del madroño.
La mordedura no es casi nunca mortal en sí misma: son los hurdanos quienes,
tratando de cuidarse, se infectan a veces mortalmente.
Cuando
ha terminado la recolección de las hojas, el campesino vuelve a su pueblo y
extiende el contenido de su saco en el interior de la casa.
Sobre
estas hojas se acostarán los animales y las personas mezclados: las hojas se
descompondrán lentamente y algunos meses después servirán como abono.
Ésta es
la casa de un habitante de Fragosa. Desde que se entra en ella se camina por
encima del lecho de hojas que nunca falta en las casas de los hurdanos.
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La
tierra carece de elementos nutritivos y por lo tanto el abono es
indispensable…
El
hombre no solo tiene que reunir la tierra grano a grano, también debe
añadirle los principios nutritivos dispersos en una inmensa y pobre
vegetación… (291)
El estiércol
o, como se dice en Las Hurdes, el vicio
es un producto tan humano, que el viajero nota su presencia en los lugares
habitados antes que en el campo. Los pueblos tienen un olor pestilente
porque, en efecto, sólo en los pueblos se puede obtener la concentración
necesaria de estiércol. En las estrechas callejuelas y en las casas, como
veremos más adelante, se extienden montones de helechos, de hojas de jara, de
carrasco o de cualquier tipo de plantas. Y toda esta materia vegetal es
pisada por los paseantes, prensada por el hombre cuando duerme, avivada hasta
la fermentación fecunda por la orina y por los excrementos de las bestias y
de los hombres, y por los desperdicios que sólo abundan en los lugares
habitados. Periódicamente, los hombres, mujeres o niños van al hojato: es decir, van a sus huertas o
a los terrenos municipales o, previa autorización, van a los campos del
vecino, por ejemplo a Las Batuecas, donde la vegetación es tan abundante, a
buscar el cargamento de hojas secas, aptas para entrar en descomposición. El
estiércol se hace poco a poco, y sus emanaciones atacan la salud de la gente,
pero aunque envenene sus vidas es el estiércol quien les permite vivir.
Únicamente cuando está hecho el estiércol puede comenzar la producción. (292)
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Un rincón
característico de una casa: los utensilios son primitivos y su número muy
escaso.
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Como
mobiliario no hay camas ni mesas dignas de ese nombre. La familia… no conoce
ninguna de las cosas que nos vinculan a las casas y nos hacen la vida
agradable. (358)
|
El humo
sale de las casas por donde puede: no hay chimenea ni ventanas.
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Las
casas no tienen ventanas y la luz que penetra en el interior sólo puede
entrar por la puerta…El aire sólo puede renovarse por la puerta y por las
fisuras existentes entre las pizarras mal ajustadas… (326)
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En
verano, los ríos están casi secos y este hecho es el origen del paludismo,
transmitido por el mosquito anofeles. Se puede decir que todos los hurdanos
son palúdicos. Esta enfermedad la combaten hoy los médicos de Las Hurdes.
La larva
tiene que subir a la superficie del agua para respirar; si se mantiene
paralelamente a la superficie, es una larva de anofeles; si se mantiene
perpendicularmente es una larva de culex, un mosquito inofensivo.
El
anofeles adulto se encuentra en todas las casas hurdanas. Se le reconoce
porque se posa perpendicularmente al muro.
El
resultado de la picadura del anofeles: un hombre atacado por la fiebre
sentado junto a su casa.
Por las
calles nos encontramos con muchos enfermos. Está enferma acostada en su
balcón no se da cuenta de nuestra presencia. Balcones como éste, o de
cualquier otro tipo, son raros en los pueblos de Las Hurdes.
|
En Las
Hurdes bajas el paludismo está muy extendido (469)
Es mucho
más triste constatar la difusión del paludismo en Las Hurdes, teniendo en
cuenta que las aguas de esta región son sobre todo aguas corrientes, y que,
en definitiva, incluso en Las Hurdes bajas, el régimen de las aguas no es el
que normalmente favorece la reproducción del anofeles. Sin embargo… en los valles
bajos de los ríos hurdanos, subsisten, en las estaciones cálidas, algunos
charcos de aguas estancadas en el cauce demasiado ancho de los ríos. Esto ya
es suficiente para que se propague el mosquito que ataca los organismos
indefensos.
"El
paludismo, dice el doctor Marañón, existe endémicamente en la totalidad de
los pueblos y alquerías. En este avance de nuestro estudio, no podemos hacer
un informe detallado de la distribución de la endemia en los pueblos
afectados por la plaga palúdica. Pero prácticamente no hay poblado exento de
la enfermedad y en la mayoría de ellos en forma profundamente grave.
Singularmente en los pueblos bajos como Veguilla de Coria, Rubiaco, etcétera,
se observa al pasar a la simple inspección, el estado de caquexia palustre de
la mayoría de los habitantes que salían a nuestro encuentro, muchos de ellos
temblando de calentura. Los niños de estos pueblos son en su totalidad
gravemente anémicos, aun los no enfermos tienen casi siempre el bazo
hipertrófico, y en los adultos pudimos observar, además de los tipos febriles
ordinarios, numerosos casos de complicaciones palúdicas graves, como
caquexia, hepatitis, polineuritis, etcétera".
La causa
de la persistencia de esta enfermedad radica en el hecho de que hasta ahora
no había médicos ni higiene en el país. No son solamente las aguas estancadas
las que favorecen la difusión del mal, son también los mismos enfermos
"Cada hombre atacado es un perpetuo portador de gérmenes, y el mosquito
encuentra sin ninguna traba un terreno idóneo para multiplicar la enfermedad
en el organismo de cada habitante" (470-1)
|
El enano
y el cretino abundan en Las Hurdes Altas. Generalmente sus familias los
emplean para cuidar de las cabras.
Algunos
son peligrosos. O bien huyen del hombre o le atacan a pedradas. Se les
encuentra en la montaña hacia la caída de la noche, cuando vuelven al pueblo,
y nosotros tuvimos grandes dificultades para filmar a alguno de ellos. El
realismo de un Zurbarán o un Ribera se queda muy corto ante una realidad como
ésta.
La degeneración
de esta raza se debe principalmente al hambre, a la indigencia, a la miseria
y al incesto.
El más
pequeño que pueden ver aquí tiene 28 años. Aquí hay otro tipo de cretino
viejo.
Otro
cretino.
A éste,
casi salvaje, sólo pudimos filmarle con la colaboración de uno de nuestros
amigos hurdanos, que supo entretener y calmar a su interlocutor.
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La
carencia de alimentos nitrogenados se manifiesta por un síntoma observado
frecuentemente en Las Hurdes: la detención del crecimiento.
La falta
de alimentos hidrocarburados es indiscutiblemente la causa de esa debilidad
que impide a tantos hurdanos la realización de grandes y prolongados
esfuerzos y que les lleva tan fácilmente a la aceptación de la miseria y de
la mendicidad.
La
carencia de yodo parece estar en el origen del bocio y del cretinismo. La
carencia de calcio y de fósforo produce el raquitismo.
Entre
las carencias vitamínicas, la más lamentable parece ser la falta de vitaminas
antixeroftálmicas, pero no sabríamos decir si la ceguera, tan frecuente en el
país hurdano, se debe a la falta de dichas vitaminas. (465)
"Los
tipos representativos de Las Hurdes, dice el profesor Hoyos, son los
degenerados atávicos, que predominan en Las Hurdes altas. Su curación sólo es
posible con un tratamiento verdaderamente revolucionario. En nuestras
fotografías... pueden verse los distintos tipos que se dan en varios pueblos:
el de Aldehuela, donde el enanismo está generalizado, con tipos dignos de
Velázquez tanto en hombres como en mujeres, tipo que se repite en los dos
reemplazos, uno, el de ese año, que mide 1m. 168 mm; el otro, el del año
siguiente, que tiene 1 m 017 mm. El tipo de Horcajo que ofrece un ejemplar de
infantilismo característico, y dos madres liliputienses... Los de Fragosa,
con una joven de 18 años, que sólo alcanza los 830 mm, verdadera regresión al
origen negroide de la raza. El de Carabusino, donde pueden verse tres
"degeneraciones" de una misma familia que termina con una enana de
veinticuatro años y de 832 mm de altura..." (475)
Las
terribles privaciones que la naturaleza impone a los hurdanos causan la
degeneración de la raza. En Las Hurdes hay un inquietante porcentaje de
enanos y cretinos. Podemos considerar que las cifras absolutas son pequeñas y
sin duda sería ridículamente injusto representarse a los hurdanos como una
población de enanos y cretinos; está claro que, sin ninguna dificultad,
podríamos encontrar entre los hurdanos algunos ejemplares sanos y hermosos,
algunas vigorosas inteligencias; pero lo verdaderamente inquietante, terrible,
es que los enanos y los cretinos parecen mostrar mejor que los tipos
opuestos, hacia donde tienden las condiciones que se imponen a las gentes del
país. (650)
|
Un día,
vemos a un grupo de gente ante la puerta de una casa: acababa de morir un
niño.
La madre.
La
muerte es uno de los escasos acontecimientos que se pueden rodar en estos
pueblos miserables. Las mujeres acuden en masa al domicilio del muerto. Nos
explican las complicaciones que supone el transporte de un cadáver, debido
al hecho de que en muchos pueblos no hay cementerio.
Fue
necesario transportar al niño hasta el cementerio de Nuñomoral y nosotros
decidimos seguirle. El cadáver fue colocado sobre una artesa y llevado
durante varios kilómetros a través de la maleza.
Si el
muerto es un adulto, atan el cuerpo a una escalera y le conducen así hasta el
cementerio. Esto exige a veces horas de marcha.
Aquí
pueden ver el paso de un río con el cadáver.
Este
cementerio nos muestra que, a pesar de la gran miseria de los hurdanos, sus
ideas morales y religiosas son las mismas que en todas las demás partes del
mundo.
La
situación de las tumbas está señalada por una cruz o un pedazo de madera.
|
La falta
de iglesias y de sacerdotes es lo que obliga a los hurdanos a esos lúgubres
transportes de cadáveres en los que no siempre es fácil guardar el respeto
debido a los muertos. En el recientemente construido cementerio de Ovejuela,
sólo se entierra a las personas mayores, sin duda porque los cadáveres de
los niños se transportan con mucha mayor facilidad. (476)
Esos
entierros que acabamos de evocar, en los que el cadáver ambulante, en busca
de la última morada, es acompañado por un cortejo de familiares, macilentos y
cubiertos de polvo, que no tienen la seguridad de poder atravesar los ríos
crecidos por las tormentas, es quizás mejor que ningún otra cosa el símbolo
de un país que ni tan siquiera sabe cómo morir.
No menos
trágico resulta el espectáculo de un padre que lleva en sus brazos el cadáver
del hijo, o de una madre que lleva en su mula, envuelto en una miserable
manta, el pequeño cadáver del hijo que transporta al lejano cementerio, al
que apenas tendrá ocasión de volver para visitar su tumba. Tuvimos ocasión de
caminar algunas horas con el hombre que llevaba en sus brazos el cadáver de
un niño. También encontramos la familia que transportaba el cadáver en la mula.
Nunca hemos visto nada tan triste como la naturalidad con que todos
transportaban sus muertos. (477)
|
La única
cosa lujosa que nos podemos encontrar en Las Hurdes son las iglesias. Ésta se
encuentra en uno de los pueblos más míseros.
|
Las
iglesias son las únicas construcciones que se diferencian del resto. (333)
|
Un
interior de los más cómodos. Aquí tenemos al padre, al hijo y a los dos más
pequeños. En la pared, la presencia de
estos papeles recortados y el alineamiento de las tapaderas dan
testimonio de un cierto sentido de la decoración.
|
Algunos
adornos, por otra parte baratos, aparecen con frecuencia justamente en las
casas en las que falta lo necesario. (358)
|
En
algunos pueblos, una mujer recorre las calles de noche. El pregón de la
muerte. Va agitando una campanilla y a veces se para a salmodiar una
oración. (7)
|
|
Todos
los habitantes de una casa hurdana viven en la misma y única habitación. Pero
como esta casa es un poco más cómoda se compone de un establo en el piso
inferior y, en la primera planta, de cocina y una habitación.
Excepcionalmente hay una cama.
Los
hurdanos se acuestan de invierno completamente vestidos. Llevan sus trajes
hasta que se les caen a pedazos.
|
Generalmente,
la casa se componía de dos piezas, una de las cuales albergaba a las personas
y la otra a los animales. Desde ese momento surgió la promiscuidad entre los
seres humanos y la promiscuidad entre el hombre y los animales. (325)
En las
casas de los mendigos o de los pordioseros
de oficio,… existe una sola cama de hojas secas,… donde duermen todos
juntos sin distinción de edad ni de sexo, en el más completo abandono. (327)
La mayor
parte de los hurdanos viven en chabolas en las que los pulmones se debilitan,
la sangre empobrecida se intoxica y, lo que es aún más grave, en las que
resulta imposible disfrutar de la dignidad, de la belleza y del encanto de la
vida familiar. La familia humana y la horda animal viven juntas, combinación
que no es en absoluto afortunada, salvo para esta última. Las dulces y
afectuosas relaciones de la jerarquía familiar son substituidas por un
amontonamiento de sufrimientos y de apetitos inconfesables. Materialmente
hablando, no hay hogar. (647)
|
Esto es
lo que dice esta mujer: "No hay nada que pueda mantenerte más alerta que
el pensar en la muerte. Rezad un Ave María por el descanso del alma de
..." (7)
|
(1)
Buñuel
no afirma que no hubiera música en las Hurdes, sino que durante el rodaje no la
escuchó en las alquerías por las que anduvo.
(2)
Hay
varias referencias en el comentario relacionadas con la escuela. Lo que se
afirma en ellas, aunque no aparece en la tesis, es correcto.
(3)
Está
claro que esta parte es una “escenificación” a petición del realizador. Es una
crítica acorde con la ideología que tenía Buñuel en aquel momento, pero esa
ideología, es la que se enseñaba en todas las escuelas, como se sigue haciendo
en la actualidad. Es decir, es correcto.
(4)
La niña
no se murió es otra escenificación. Pero el contenido es totalmente verídico,
porque en Las Hurdes había un índice de mortalidad altísimo.
(5)
Esta
parte estuvo, igual que la de la cabra, provocada por Buñuel, lo cual no quiere
decir que no ocurra. Conociendo lo concienzudo que ha sido el realizador a lo
largo de toda su carrera al documentarse a fondo para tratar los diversos temas
como : Belle de jour, Simón del desierto, La vía Láctea…
doy por sentado que no se lo inventó.
(6)
Posiblemente
sea este el plano más comentado de la película y como vemos Buñuel no se
inventó nada. Cuenta el realizador: Como no podíamos esperar el acontecimiento,
lo provoqué disparando un revólver. Luego vimos que el humo del disparo salía
en el cuadro, pero no podíamos repetir la escena porque los hurdanos nos
hubieran agredido indignados. (Ellos no matan a las cabras. Sólo destazan a
las que se despeñan.) Disparé con revólver porque, como en Las Hurdes no hay
armas de fuego, no encontré fusil… se trataba de dar una imagen de la vida de
los hurdanos y había que mostrar todo. Era muy distinto decir: «A veces se cae una
cabra» que mostrar el hecho como sucede realmente.[10]
Buñuel
compró dos cabras y si se miran los
descartes de la película se verán los
diferentes intentos que se hicieron para que la cabra se despeñara de verdad,
pero dado el escaso presupuesto para la película y las condiciones de acceso al
lugar de rodaje, es comprensible que no esperen a que una cabra se despeñe, o
se muera una niña. Por otro lado, ¿no resultaría muy “raro” que la cabra se
hubiera despeñado precisamente por el sitio donde estaba esperando el cámara
para filmar cómo se caía.?
(7) Seguramente lo sacó del artículo de la revista
Estampa: Una semana en Las Hurdes. El
pregón de la noche, del 27 de agosto de 1929, que reproduce el mismo texto.
ACLARACIÓN: La versión
doblada de la película al español, y narrada por Paco Rabal, muestra muchas
diferencias respecto al texto original. La mayor parte de estas no tienen
importancia, pero en general podemos decir que aumenta la contundencia del
texto original. Hay una muestra que quiero resaltar: el texto original dice que
el maestro “generalmente obliga a los
niños a comérselo en su presencia, por miedo a que, cuando lleguen a
sus casas, los padres se lo quiten.” La versión castellana dice: “para
evitar que se lo quiten sus padres al llegar a casa.” (El subrayado es mío)
Está claro
que Buñuel rodó en las alquerías más pobres, que concentró lo peor, etc., pero
como se ha podido comprobar “todo” lo que se dice en la película lo sacó de la
tesis de Legendre. Se puede concluir que lo el realizador contó en su película era
cierto, aunque sin lugar a dudas era una visión tendenciosa. Buñuel no recoge
en su película, como es natural, todo lo que abarca la tesis de Legendre y si a
ello le sumamos la mirada de Buñuel no podemos esperar un documental
normalizado. Salió lo que tenía que salir: una obra maestra del cine que hoy
día, tras más de 80 años, sigue plenamente vigente.
[1]
De la conferencia de Buñuel de 1941 para los estudiantes de la Universidad de
Columbia para la presentación de la película. En: Tierra sin pan. Luis Buñuel y los nuevos caminos de las vanguardias,
IVAM, 1999, pág. 167
[2]
Mercè Ibarz: Buñuel documental. Tierra
sin pan y su tiempo, Prensas Universitarias de Zaragoza, 1999, pág. 120
[3]
Tomás Pérez Turrent y José de la Colina: Buñuel
por Buñuel, Plot, 1993, Pág. 34
[4]
Este texto de Buñuel, aunque no forma parte estrictamente hablando, de la
citada conferencia de 1941, debió utilizarlo para dar información a los
asistentes a la misma sobre el rodaje de la película. De: Tierra sin pan. Luis Buñuel y los nuevos caminos de las vanguardias,
IVAM, 1999, págs. 174-75
[5]
Bazin, André, y
Doniol-Valcroze, Jacques, Cahiers du Cinéma, n.º 36, 1954. Recogida
en El cine de la crueldad, Mensajero,
Bilbao, 1977, pág 103
[6]
Tomás Pérez Turrent y José de la Colina: Buñuel
por Buñuel, Plot, 1993, Pág. 37
[7]
Maurice Legendre: Las Jurdes: étude de
géographie humaine. Burdeos, 1927
[8]
Maurice Legendre: Las Hurdes. Estudio de
Geografía Humana, Editora Regional de Extremadura, 2006
[10]
Tomás Pérez Turrent y José de la Colina: Buñuel
por Buñuel, Plot, 1993, Pág. 35
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