Luis Buñuel y Paco Rabal I
Este post tiene la finalidad
de constatar la gran amistad y cariño que existió entre Luis Buñuel y Paco
Rabal. Para ello vamos a recurrir, sobre todo a información de primera mano.[1]
La amistad entre ambos fue verdadera y de ello da fe Julio Alejandro, guionista
de algunas de las películas de Buñuel y amigo de ambos. En su Testimonio oral dedicado al actor murciano
declaró: "Tú para él eras verdaderamente un personaje profundamente familiar. Cuando
él sonriéndose, casi riéndose, me decía: "Se ha inventado llamarme tío". Le
gustó, le encantó. Estaba feliz porque tú, de una manera casi totalmente
infantil, podríamos decir, le dijeras tío. Le conmovió. Le hizo como si cerrara
un ciclo bonito. Y puedo decirte: en esta ocasión, cuando contó esto y habló de
estas cosas, o de otra cosa, tuvo en el rostro conmoción, emoción, fuerza…
sensación de cariño, profundo, serio, que tenía cuando hablaba de ti."[2]
El inicio de su
relación tuvo como origen el rodaje de Nazarín. Buñuel llevaba tiempo
buscando un actor que diera el tipo para interpretar al cura protagonista: Buñuel decidió contratarme viendo en México Historias
de la radio[3],
de Sáenz de Heredia, por recomendación de Barbachano, a quien, a su vez, me
había recomendado Julio Alejandro, y también Margarita Aleixandre y Rafael
Torrecilla. Creo que me eligió no tanto porque pensara que yo era buen actor,
sino porque daba la edad y el físico, de origen árabe, que quería para Nazario,
el protagonista de la novela de Galdós. Por mi parte, yo no había visto nada
suyo; sabía de él tan sólo lo que me habían contado los amigos: su pasado
surrealista, que había hecho El perro andaluz con Dalí, etcétera.
No obstante, tenía una gran ilusión por trabajar con él; era un sentimiento
intuitivo. Renuncié incluso a una tentadora oferta de la Metro Goldwyn Mayer
para hacer un papel en Goya, junto a Anthony Franciosa y Ava Gardner, y firmé
el contrato a ciegas. Acerté de lleno.
(1/193)
Llevaba
yo, por recomendación de Barbachano, que conocía bien los gustos y las
nostalgias de don Luis tras tantos años de exilio —a Buñuel todo el mundo en
México le decía don Luis—, llevaba yo, digo, para regalarle a mi próximo
director, una pistola del siglo XVII o XVIII que compré a un amigo mío y de
Luis Escobar, Duarte Pinto, anticuario portugués, y además de la pistola, una
frasca de esas clásicas de las tabernas madrileñas, con auténtico vino de
Valdepeñas.(1/186)
A su mujer le escribió: Buñuel es un gran tipo, impresionante. Me ha caído
simpatiquísimo y creo que yo también a él. Cuando llegamos al aeropuerto,
televisión, noticiarios, fotógrafos, prensa. Me disparaban las preguntas de
todos los sitios. Creo -y así lo refleja hoy la prensa y se lo dijeron a
Barbachano, el productor- que les he causado una gran impresión.
Después
de este recibimiento me trajeron al hotel. Es un sitio precioso, con un gran
jardín y un apartamento enorme. Simpáticos el sitio y el servicio. Sin deshacer
las maletas me fui a comer con Julio Alejandro, que aquí es el guionista más
pagado. Me dio muchos saludos para ti, M. Asunción. . Platicamos., como aquí se
dice, y al lugar donde estábamos comiendo, típicamente mexicano, nos vino a
buscar Barbachano para ir a casa de Luis Buñuel.
Julio Alejandro |
Yo de
Buñuel apenas sabía nada. Me pareció un hombre mayor, cuando en realidad sólo
tenía cincuenta y ocho años, diez menos que yo ahora, que me considero un niño.
Ya estaba un poco sordo, aunque no tanto como lo estuvo luego.
—¿Cómo está usted, don Luis?
—Muy bien, ¿y tú?... Pero no me digas don Luis, llámame de tú.
—Es que le tengo mucho respeto...
—Muy
bien, muy bien, Paco —se rió entonces—. Muy español, me gusta mucho eso del
respeto. Mira, de aquí en adelante me vas a llamar tío y de usted, y yo a ti
sobrino y de tú[4].
Así que, ya, tío y sobrino.
Y así
fue, hasta el final, aunque no hay final, porque para mí sigue viviendo. Lo
sueño mucho, casi tanto como a mi padre y a Damián, a quienes sueño todas las
noches (así, vivo con ellos).
Aquel
primer encuentro fue emocionante; se produjo un afecto rápido y mutuo, lleno de
respeto y admiración por mi parte… Pocos días después completaba mis primeras
impresiones. "Inteligente, culto, gracioso, lleno de historia y de
recuerdos. Un gran personaje, sordo como una tapia, aragonés hasta la médula,
con un acento puro aún y muy simpático. Nos hemos hecho muy amigos. (1/190)
Otro
rasgo de Buñuel que me hizo gracia entonces fue su extraordinario
conservadurismo en lo que se refería a la vida familiar, tampoco acorde con su
forma de ser, aunque sí con su educación católica. Era de los que piensan que
los hijos no deben fumar hasta alcanzar determinada edad, fanático de la
puntualidad, honrado a carta cabal, al estilo recio y rancio español. En México
D.F. yo solía comer con él, con su familia, pero a su hijo Rafael no se le veía
nunca en la mesa.(1/192)
Hoy ha
sido el primer día de rodaje y hemos hecho poco, porque ha estado casi todo el
día nublado. Yo solamente un plano, y vi que he causado buena impresión. Sobre
todo aquí, lo más delicado es la cuestión de hablar, puesto que tornan el
sonido directo y para el oído de los mejicanos el acento español resulta muy
chocante —dicen que hablamos 'golpeado'—, del mismo modo que a nosotros el suyo
nos suena muy simpático. Aunque en el argumento se justifica, porque digo que
soy hijo de españoles con estudios en España, hay que suavizar el lenguaje y no
pronunciar ni la zeta ni la ce, y esto todo el mundo dice que me ha quedado
bien: "¡Pues muy requetechulo, machito!"(1/190)
Buñuel aprovechaba las
ideas de los propios actores; le gustaba dejarnos improvisar. Hubo una escena
en que las dos prostitutas, que seguían a Nazarín a todas partes, como los
apóstoles a Jesús, le pedían que se decantara por una de ellas. Y Nazarín,
claro, con su idea del amor universal, no quería manifestar preferencias.
Entonces a mí se me ocurrió acariciar unos caracoles que había allí…
La idea
de acariciar los caracoles le gustó mucho a Buñuel:
-Muy
bonita idea, Paco, luego dirán que se me ocurrido a mí. (1/194-5)
Esta anécdota se le ha
atribuido, como otras muchas, a Buñuel y como Paco Rabal debió contar en más de
una ocasión que era suya, obligó al realizador a escribirle en 1964: Me molestó mucho
que creas que te plagié lo de los caracoles. Estuve a punto de escribirte
airadamente pero luego pensé: "Desde el momento que esta afirmación de
Paco me ha molestado tanto quiere decir que es verdad. Si no lo fuera me
hubiera reído alegremente". Sí: reconozco y lo escribo aquí para que
conste que el autor de cualquier caracolada que haya salido o salga de mis
films tiene un autor: Paco Rabal. (3-51)
En carta a su mujer: Hoy hemos estado rodando la secuencia final de la
película, precisamente un largo -travelling. de mi caminando cuando me llevan
detenido y voy sollozando ahogadamente.
Buñuel,
hombre magnífico, lleno de sensibilidad, ha llorado también. Al decirme -Muy
bien, Paco-, se le ha hecho un nudo en la garganta que me ha emocionado mucho a
mí también. Le tengo ya, además de cariño, cada día mayor admiración a este gran
hombre de España, formidable personaje ibérico y de la cultura moderna. Todo un
tipo. (2-206)
Durante el rodaje de Nazarín |
"Pero yo puedo decir —continúa Julio Alejandro, testigo de tan
peligrosa situación—, porque lo conocí perfectamente y me daba cuenta muy bien
de lo que pasaba en esos momentos, sé que en un tris estuvo que el Indio
Fernández no te pegase un tiro". (3/44 nota)
La película fue bien
recibida: Mi lanzamiento aquí está siendo muy
bueno, y mi ambiente de hacerme amigo de todo el mundo veo que me rodea de
simpatías. Lo del teatro, a mi vuelta, será muy importante, pues hay aquí,
también, un despertar e interés muy grande por la escena. Posiblemente, mi segunda
película con Barbachano sea también con Buñuel, a quien di vuestros recuerdos y
se alegró mucho. No paro de reírme con él y ya, naturalmente, le imito. Es, M.ª
Asunción, un tipo como D. Alfonso Muñoz, sólo que maño, sordo y rojo. Muy niño
y claro, muy culto y con ideas absolutamente personales pero no esnobistas.
(2/211-12)
En su carta de 27 de enero
de 1959 Paco Rabal hace referencia a un nuevo rodaje con el aragonés: Fijamos mañana la fecha de empezar El acoso con Buñuel.
(2-214) El 2 de febrero piensa que el
rodaje empezará a mediados de julio (2-217) El 26 de ese mes: El acoso lo empezaremos en octubre en La Habana. (2-221).
El proyecto, como tantos otros no se llevará a cabo.
Nazarín |
Después
de la película cenamos y luego pasó Él. Yo no vi más que el principio
porque tenía que madrugar... De todos modos ya me acosté pasada la l de la
mañana y quedé en ir hoy otra vez a las 7 de la tarde para verla entera. Me
dijo Buñuel que Gonzalo Elvira le llama de vez en cuando para darle información
de sus gestiones para su visado de España y que dice todo va muy bien. Están
esperando recibir de Madrid no sé qué papeles. De todos modos, esta película
basada en Ángel Guerra —que ojalá se
haga— hasta final de año no podría ser, pues tendrán que hacer la adaptación,
combinar la producción..., etc. Él, Luis Buñuel, sigue muy entusiasmado y dice
que, de cuantos proyectos tiene, es éste el que más le ilusiona. Y a mí, claro. (2/23) No hubo suerte y el proyecto de llevar a la
pantalla la novela de Pérez Galdós Ángel
Guerra fracasaría.
Cuando
Buñuel fue a Cannes a presentar La joven, me dijo:
—Si yo pudiera entrar en España, está tan
cerca... Iría a Zaragoza, a ver a mi madre, que está muy enferma. A ver si tú
lo puedes arreglar.
Con mi
hermano Damián y Justo Alonso se lo dijimos a Enrique Llovet, que además de
escritor es diplomático y tenía un amigo en el Ministerio de Asuntos
Exteriores. Su amigo llevaba las cuestiones de los exiliados que deseaban
volver, a quienes se les exigía una gran cantidad de papeleos; entre otras
cosas, debían demostrar no tener delitos de sangre. Gracias al amigo de Llovet,
que resultó ser un gran admirador suyo, y al cónsul de España en París, que era
su amigo, Buñuel no tuvo que esperar meses y meses, como temía. (1-197)
En efecto, Buñuel le
escribía el 10 de mayo de 1960 para agradecerle su intervención: Sobrino más
activo, servicial e influyente que tú no creo que exista. Hace tres días el
consulado me avisó que esta vez va en serio y tengo el visa que impedirá que me
den garrote vil en España. Y eso gracias a ti…
Nazarín |
En
Madrid, Buñuel se alojaba en la torre de Madrid. Durante una temporada yo tuve
también un apartamento allí, donde se acercaba a visitarme en secreto una dama
de altísimo copete, echado el velo para que nadie la reconociera. El
apartamento lo tenía también con Justo Alonso y Justo, que solía ponerles
nombre a las cosas o la gente, lo llamaba "La gran paz", como lugar
que era donde dar fin a las batallas de la noche. Al tío Luis, aunque no se
privaba de nada, no solía hacerle mucha gracia que le contaran líos de faldas;
era un hombre muy serio y muy discreto. En aquel caso, sin embargo, estaba
encantado con lo que yo le confiaba.
(1-198)
En relación con esta
anécdota nos cuenta Julio Alejandro: "Recuerdo cómo le atraía esa fama que
tú tuviste en cierta época, creo que fundamentalmente porque todo el mundo lo
dice, de hombre amoroso, de gran conquistador… Y al mismo tiempo le conmovía
mucho también (lo comentó conmigo) que siendo esa persona que habías sido, y
que tú eras entonces, en esa época de conquistador, de mujeriego, de hombre al
cual se entregaban las damas con bastante facilidad, tuvieras sin embargo el
profundo respeto, el amor tan intenso, tan fundamentado, tan arraigado, tan
firme, tan imposible de destruir que tenías por Asunción, a la que todos los
que hemos tenido el gusto y el honor de conocer hemos estimado profundamente y
admirado mucho."[5]
Fue por aquel entonces cuando se fraguó la película Viridiana. El origen
inicial de la aventura fue que Gustavo Alatriste
—quien produciría finalmente la película a medias con Unin ci— y su mujer, la actriz Silvia Pinal, me
pidieron que les presentan a Buñuel, pues no lo conocían pese a vivir todos en
México.
—No,
ya los veré yo en México, Paco, no quiero conocer a nadie —se resistía él.
Insistí y por fin logré concertar una
cita en el hotel Fénix, don de vivían
Gustavo y Silvia (hoy ya están separados). Ellos querían hacer una película
sobre el alcantarillado, los sitios por donde pasan las aguas en el subsuelo de México D.F. A Buñuel no le gustó la idea. (1/200)
Más tarde llegarían a un acuerdo para el rodaje de la
película. Cuando regresó a España, esta vez ya para
rodar Viridiana, vino a casa y se quedó mirando, asombrado, los ojos
enormes de mi hija Teresa, que tenía nueve años:
—¿Por qué no me dejas a tu hija para que haga el papel de Rita?
Rita es
la niña que salta a la comba y cuyas piernas mira Fernando Rey —mi padre, en la
película—, libidinoso...
—Me gusta mucho que los ojos inocentes de
tu hija vean el vicio, el empeño de este hombre...(1/200-201)
Viridiana |
Siempre que Buñuel
venía a España solía verse con Paco Rabal, si era posible. Con frecuencia comía
con su familia: Excuso
decirte que estaré encantado si mi queridísima sobrina, tu mujer, me invita a
comer en vuestra casa haciendo algo, culinariamente hablando, digno de mí, o
sea, algo de lo que más les gusta a los carreteros españoles: vino de Arganda,
cebollas con sal, queso manchego y pan…Llegaré a Madrid en los primeros días de
Abril… Excuso decirte que te llamaré enseguida. (3/46-7)
El actor murciano en julio de
1962 estuvo viendo La edad de oro, como ayer te dije por teléfono y que me
entusiasmó. Me reí mucho, pues veía a Buñuel, sus gestos y sus bromas a través
de los personajes. Es una película tremenda y deliciosa al mismo tiempo. Le
pienso escribir ya contestando a la carta que me envías, en la que me llama de
Vd., no sé si por viejo mexicano o por distracción. (2/255)
El comentario de Buñuel
sobre Paco Rabal en sus memorias: Me agrada el actor y me agrada el hombre, que me llama
«tío» y al que yo llamo «sobrino»[6]
Y el poema que le dedicó Paco Rabal a su "tío" en el
centenario de su nacimiento:
A
mi “tío” Luis Buñuel, paisano de Goya.
Si, Buñuel,
por un azar,
hubiera
nacido antes
que nació el
cinematógrafo,
se dedicaría
a las artes.
Y quién sabe
si pintor,
como Goya,
de los grandes.
Aragoneses
los dos
y genios
universales.
Si Goya
hubiera nacido
casi dos
siglos más tarde,
fuese
posible que el cine
habría de
impresionarle
y hasta
quizá hubiera hecho
una obra
impresionante.
Y a Buñuel
le copiaría,
como él hizo
con Velázquez.
A Luis
Buñuel le elogiaban:
“¡Como Goya
son iguales!”
y él
socarrón respondía:
“¡Aragoneses
y vale!”
Águilas,
25-1-2000 Paco Rabal
Para leer la continuación: Luis Buñuel y Paco Rabal II
[1]
Para facilitar la lectura, como la mayor parte de las notas hacen referencia a
3 libros los vamos a indicar brevemente con unos números. El primero hace
referencia a uno de los tres libros siguientes y el segundo a la página del
mismo.
1-Paco Rabal: Si
yo te contara, Aguilar, 1994, págs. 186-208
2-Asunción Balaguer y Paco Rabal: Las cartas de nuestra vida. Correspondencia privada (1949-1975),
Belacqva, 2004, págs. 193-295
3-Pedro Guerrero Ruiz (Ed.): Querido sobrino. Cartas a Francisco Rabal de Luis Buñuel,
Pre-textos, 2001, págs. 29-86
[2]
Pedro Guerrero Ruiz (Ed.): Querido
sobrino. Cartas a Francisco Rabal de Luis Buñuel, Pre-textos, 2001, págs.
27-8
[3]
1955
[4]
Por la correspondencia de Paco Rabal, el encuentro con Buñuel se debió producir
el 16 de julio de 1958, sin embargo en su carta de 27 de enero de 1959 le dice
a su mujer: "Esta mañana me ha llamado "mi tío Buñuel" –así le
llamo, y él me dice a mí "sobrino", por lo que deduzco que el
tratarse de tío y sobrino debió ser bastante después de ese primer encuentro y
más próximo a enero de 1959.
[5]
Pedro Guerrero Ruiz (Ed.): Querido
sobrino. Cartas a Francisco Rabal de Luis Buñuel, Pre-textos, 2001, págs.
32-33
[6]
Luis Buñuel: Mi último suspiro, Plaza
& Janés, 1982, pág. 235
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