¿Era Luis Buñuel cruel? ¿Lo era su cine?
En el último post tratamos el tema de la violencia en Buñuel y su obra. Hoy vamos a ver un tema directamente relacionado con el anterior. ¿Era Luis Buñuel cruel? ¿Lo era su cine?
A Buñuel se le ha tachado
frecuentemente de ser cruel. Veamos un par de ejemplos:
· León Felipe, amigo del realizador, aunque no en
muy buenas relaciones cuando escribió lo siguiente: “Necesita torturar, humillar
y matar a mucha gente… Es un bruto sádico aragonés…”[1]
La edad de oro |
· Benjamín Peret, poeta admirado por el aragonés: "Buñuel se complace en la
crueldad...Esa crueldad se encuentra en la base de toda la obra de Buñuel y
esto es verdad a tal punto que, aun cuando él la refrena, persiste en estado
latente y permanece difusa como en Subida al cielo, que en este momento
se ve en París. Era imposible, por otra parte, que fuera de otra manera, puesto
que esta crueldad es parte integrante del temperamento de Buñuel.”[2]
A estos comentarios
Buñuel respondía: Eso de mi crueldad..., para qué voy a hablar. Para ser cruel, supongo,
hay que ser valiente...Yo no creo haber hecho muchos actos de valor en mi
vida... He pasado a la historia... por el corte del ojo de la ternera, en... Un perro andaluz.... Me dio un asco del
demonio[3]...
Frente a los que tachan
su obra de cruel, el realizador ponía como ejemplo de película cruel la obra
maestra de Carlos Saura: En La caza te
quedas hecho polvo. No gustará a las gentes, con tanta crueldad. Es la película
más cruel que conozco...Es extraordinaria...¡qué crueldad! (se ríe)[4]...
Es cierto que el cine de
Buñuel está salpicado de cierta crueldad y esa crueldad acaba por definir a
cierto tipo de personajes:
· En Los
olvidados: el rostro encendido del Jaibo asesinando a Julián, o el del
ciego don Carmelo que se alegra de la desgracia ajena.
· Don
Quintín el amargao, el protagonista de la película La hija del engaño es un
personaje muy cruel.
· Alejandro,
en Abismos
de pasión muestra un comportamiento cada vez más cruel.
· En
Él,
Francisco en la escena del campanario le dice a su mujer: "Voy a empujarte
hasta el borde y a arrojarte a la calle para ver cómo te estrellas contra el
suelo.” Dentro ya de ese ritual y ceremonia de la relación
violencia–sexualidad–sadomasoquismo–muerte, la película adquiere esa dimensión
de espectáculo teatral de la crueldad, presente en el cine de Buñuel desde Un
perro andaluz.[5]
· En
Diario de una camarera,
la lentitud y complacencia con la que Joseph mata la oca clavándole un punzón
en el cuello y sus palabras: "Es preciso que sufran, cuanto más sufren más
buenas son, y me gusta hacerlo”.
La lista de personajes
buñuelianos marcados por la crueldad es interminable.[6]
Los olvidados |
Incluso en Las Hurdes/Tierra sin pan, podemos advertir una cierta crueldad
en su secuencia más violenta, la de los
hombres recién casados de La Alberca que, a caballo, arrancan las cabezas de
unos gallos atados por las patas a una cuerda en la calle. Esta secuencia fue
cortada en algunos países como Francia.
Aunque en las películas de Buñuel aparece frecuentemente la crueldad,
eso no significa que el realizador sea una persona cruel. Aquí tenemos algunos
testimonio en este sentido:
· Julio
Alejandro, guionista de algunas de sus mejores películas: “Luis no era como
muchos, que son capaces de mimar a un perro, un gato o un pájaro y matan por
gusto una sabandija. No, él era incapaz de matar un animal por pequeño que
fuese. Cría fama y échate a dormir. Eso pasaba con Luis. Alguien viendo su cine
le puso el sambenito de hombre brutal y esa falsa etiqueta, tan lejos de la
verdad, lo acompañó siempre.”[8]
· Es
absurdo reprochar a Buñuel una afición perversa a la crueldad. Es verdad que
parece elegir las situaciones por su paroxismo de horror. ¿Hay algo más atroz
que un niño maltratado por un ciego? ¡Un ciego vengándose de un niño! El cuerpo de Pedro, asesinado por
Jaibo, será tirado en un descampado, en un estercolero, entre gatos muertos y
latas, y los que se deshacen de él de esta manera son precisamente una niña y
su padre, unos de los pocos seres que querían su bien. Pero la crueldad no es
de Buñuel; él se limita a revelarla al mundo.
La “crueldad” de Buñuel es totalmente objetiva. Es sólo lucidez y nada
tiene de pesimismo, y si la piedad queda fuera de su sistema estético, es
porque lo empapa todo...Porque no elude nada, porque no concede nada, porque se
atreve a mostrar la realidad con una obscenidad quirúrgica, puede volver a
encontrar al hombre en toda su grandeza y forzarnos, por una especie de
dialéctica pascaliana, al amor y a la admiración.[9]
Diario de una camarera |
· J. Francisco Aranda: No es el “arte” de Buñuel,
es el mundo quien es surrealista en su obra. No es una deformación sádica la
que nos presenta este mundo como cruel y duro; al contrario, Buñuel muestra la
violencia en planos brevísimos sin recrearse en ella, dándonos apenas los datos
imprescindibles para que tomemos conciencia, con un auténtico sentido del
pudor.”[12]
· Pierre
Kast: Lejos de toda complacencia en la crueldad, el acto de mostrar la realidad
atroz es para Buñuel el acto más eficaz. Al describirla no recurre a los mitos,
es decir a excusas y a complacencias que tienden a preservar los privilegios
adquiridos en el interior de esta situación.[13]
· Luc
Mollet: La fuerza de Buñuel consiste en exponer la crueldad y lo escabroso con
gentileza y humanidad.[14]
· André
Bazin: Estaríamos equivocados si creyéramos que Buñuel busca el escándalo por
el escándalo, la violencia por la violencia, la crueldad de Los
olvidados sólo es, por supuesto, el revés necesario de una inmensa ternura,
de una aspiración insatisfecha a la dulzura, a la justicia también, y a la
pureza del mundo. Porque el sueño y todo lo que revela de nuestra realidad
profunda es un camino real de la verdad.[15]
La realidad es que Buñuel, a lo largo de su vida, supo construir a
base de mentir y repetir los mismos tópicos en diferentes declaraciones, una
especie de máscara que le venía muy bien para guardar su intimidad y la de su
familia. En esta línea va la opinión de su esposa Jeanne Rucar “Luis
miente, ha mentido siempre. Ha sabido hacer un gran arte de la mentira. Pero
miente al ensalzar el sadismo, el masoquismo, la crueldad. Miente para no
descubrirse, para que no le descubran. Desde luego es su única manera de
liberarse, de conseguir esconderse, y sólo escondido, protegido por la mentira
se siente libre.”[16]
La hija del engaño |
Concluyendo: Como todo
ser humano Buñuel era una persona compleja, tan compleja como nos la describe
Beatrice Sartori: “Celoso, brusco, posesivo, dominante, austero,
puritano, cruel, espartano. Así fue Luis Buñuel. Pero también, un hombre
alegre, tierno, gentil, cariñoso, humorista, loco del disfraz y de los
animales. Y es que hubo dos Luis Buñuel: el público y el privado. El segundo,
aún hoy persiste como uno de los grandes secretos que él mismo salvaguardó de forma
obsesiva.”[17]
[1]
Carta de León Felipe a Juan Larrea de 11 de mayo de 1951. En: León Felipe: Castillo interior,
Fundación Banco Santander, 2015, pág. 144
[2]
Benjamin Péret: La obra cruel y en
rebeldía de Luis Buñuel. En: AA. VV.: El
ojo. Buñuel, México y el Surrealismo, Consejo Nacional para la Cultura y
las Artes, 1996, Pág. 90
[3]
Max Aub: Conversaciones con Buñuel,
Aguilar, 1985, Pág.69
[4]
Ricardo Muñoz Suay en Max Aub: Conversaciones
con Buñuel, Aguilar, 1985, Pág.424
[5]
Víctor Fuentes: Buñuel: Cine y
Literatura, Salvat, 1989, Pág. 107
[6]
Manuel López Villegas: Sade y Buñuel, Instituto
de Estudios Turolenses, 1998, Pág. 78
[7]
John Baxter: Luis Buñuel, Paidós, 1996, Pág. 66
[8]
Julio Alejandro en: Agustín Sánchez Vidal: El
mundo de Luis Buñuel, Caja de Ahorros de la Inmaculada, 1993, Pág.100
[9]
André Bazin: El cine de la crueldad, Mensajero,
1977, Pág. 72
[10]
Manuel Alcalá: Buñuel (Cine e ideología).
Edicusa, 1973, Pág. 119
[11]
Manuel Villegas López, prólogo de: Luis Buñuel: El ángel exterminador, Aymá, 1964, Pág. 9
[12]
J. Francisco Aranda: Luis Buñuel. Lumen, 1975, Pág.42
[13] Pierre Kast, en: Ado Kyrou: Bunuel, Seghers, 1966, Pág. 193
[14]
Luc Mollet, en: Emilio García Riera : Historia
documental del cine mexicano, VII. Pág. 348
[15]
André Bazin: El cine de la crueldad, Mensajero,
1977, Pág. 93
[16]
Jeanne Rucar en Max Aub: Conversaciones
con Buñuel, Aguilar, 1985, Pág.333
[17]
Beatrice Sartori: El Buñuel íntimo: la
mirada de su mujer, Jeanne Rucar. En: Nickel
Odeon, nº 13, invierno 1998, Pág. 53
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