El monje (1965)

A lo largo de su carrera hubo muchos proyectos de Buñuel que no vieron la luz, pero solo unos pocos llegaron a ser redactados en forma de guion. Entre ellos destaca El monje, basado en la novela The Monk de Matthew Gregory Lewis. Acababa de realizar Simón del desierto (1965), sobre la vida de otro monje. Junto a Jean-Claude Carrière, con el que ya había escrito Diario de una camarera (1964), se pusieron a escribir este nuevo proyecto al que el realizador volvería una y otra vez, hasta abandonarlo definitivamente en favor de su amigo Ado Kyrou, que hizo un filme mediocre, todo hay que decirlo.
Sobre la elaboración de dicho guion Jean-Claude Carrière comentó en 1965: Nuestro sistema ha sido el mismo para Diario de una camarera que para El monje:  los dos vivimos en la Torre de Madrid y nos vemos unas seis horas al día  -tres por la mañana y tres por la tarde-, durante las cuales charlamos y cambiamos ideas… Tanto en Diario de una camarera como en El monje, hemos partido de un libro, si bien en el primer caso prevalece el libro, quizá demasiado, y en el segundo tan sólo supone la mitad del guion. Existen personajes importantes inventados por nosotros y una serie de cosas con creación propia de Buñuel. Para El monje empezamos haciendo una sinopsis de quince páginas y después otra de treinta que no se parecía a la primera. Luego comenzamos a entrar en detalles. Desde entonces hemos hecho tres veces el guion y las tres muy diferentes… En Diario de una camarera fue más despacio porque disponía de tiempo. En el caso del guion de El monje tenemos la suerte de poder dejar que repose para volver a trabajar sobre él dentro de tres meses.[1]
Como ya hizo con Simón del desierto, Buñuel se documentó ampliamente: Para "El monje", he consultado muchos textos de vida conventual. En uno –escrito por fray Justo Pérez Urbel- se habla de un monje visigótico, al que por llegar tarde a cenar, le ordenaron darse veinte latigazos en el comedor. “Viginti fragella”.[2].
Buñuel toma la novela de Lewis como mero punto de partida, resultando el guion no una simple adaptación, sino el cañamazo adecuado para tejer en él las obsesiones y temas habituales en su producción, como puede ser la referencia a Sade —constante y fundamental— que acabamos de evocar. La convergencia entre novela gótica-Sade-surrealistas… se cumple en esta ocasión con absoluta fidelidad.
En otros pasajes del guion los referentes son más inmediatos, como ocurre con el uso que ha hecho de lecturas de textos sobre sabios y alquimistas medievales o del Breviario y Santoral de Fray Justo Pérez de Urbel, que conoció en Madrid en 1965, recién editado. De la lectura de este último le impresionó fuertemente la narración de la disciplina de los antiguos conventos, en uno de los cuales un fraile es azotado sobre la mesa por llegar dos minutos tarde al refectorio. Anécdota no carente de cierto fondo sádico sin duda. El guion contiene una secuencia en la que un monje es castigado precisamente por llegar tarde al comedor. En las tendencias eremíticas de Ambrosio, en el abundante uso de textos latinos o en la presencia de elementos mágicos y supersticiosos, se descubren también ecos de las lecturas citadas.[3]
Buñuel y Carrière
“Más que el melodramático argumento, Buñuel estaba interesado en las fuerzas que podían arrastrar a un fanático religioso a la depravación...Comprendió que si por una parte la vida monástica proporciona sosiego, también es cierto que el aislamiento enconaba las alucinaciones sexuales y los delirios sadomasoquistas.[4]
Respecto a lo que ocurrió para que el proyecto fracasara podemos acudir a las diferentes declaraciones del realizador: Después de esta película[5], realicé Simón del desierto, mi última película mexicana, pues Silberman y su socio Saffra me propusieron otra. Elegí esta vez “El monje”, de Monk [sic] Lewis, una de las más famosas entre las novelas negras inglesas. A los surrealistas les encantaba este libro[6], del que Antonin Artaud había hecho una traducción[7]. En varias ocasiones se me había ocurrido la idea de adaptarla. Incluso le había hablado de ella hacía unos años a Gérard Philipe… Resultó que Gérard Philipe, que escuchaba distraídamente mis proposiciones, prefería una película más política[8]. Se decidió por La fièvre monte à El Pao. [9]
Estaba preparada para empezar a rodar en octubre de 1965, pero le dije al productor que antes de empezar me iba un mes a México a descansar. Resulta que estuve cuatro y cuando volví los dos copro­ductores se habían pegado y la sociedad se había disuel­to.[10]
Las cosas se le torcieron a Buñuel. En una carta dirigida a Paco Rabal del 13 de diciembre de 1965 comenta: En cuanto al monje Lewis, te diré que se presenta muy, muy difícil… No se trata de que tú no estés bien en el tipo de monje, aparte de que te sobra como actor para llevarlo. No hay duda de que tú, español, uno o dos ingleses —he rehusado a Lawrence Olivier— y una francesa, junto a una chica italiana joven, daría un abominable "pot-pourri"[11]. Tendremos tiempo de hablar en París, pues cuando llegue todos estarán todavía pendientes de contrato. El film debe ser rodado en Francia. No necesito ni insistirte en que para mí, aparte de la amistad, eres una persona con la que me encanta trabajar y a la que admiro como actor. Basta y veremos.[12] 
Entre tanto, al aragonés le ofrecieron la adaptación de Belle de jour y aceptó. A Ricardo Muñoz Suay le dijo: La semana que viene llegará Carriére para escribir un guion basado en la obra de Kessel. Debo terminarlo a finales de marzo. Lo rodaré en septiembre, en París, hasta diciembre, y me iré después a México. Luego, tal vez al otro año, ruede “El monje”.[13]
En una entrevista de 1967 comentó: Ahora en Francia quieren que la haga, pero ya no me gusta. Soy muy vago. Estaba preparada para empezar a rodar en octubre de 1965, los dos copro­ductores se habían pegado y la sociedad se había disuel­to… Cuando se arreglaron de nuevo, me llamaron para que la hiciese, pero entonces ya no me gustaba... Con estos jaleos sólo llegué a cobrar una cuarta parte del guion. Lo que me pasa es que escribo una historia y me gusta mucho, pero al año no quiero ni oír hablar de ella, me es imposible hacerla, no me gusta.[14]
Como una especie de anécdota, quiero resaltar aquí el optimismo del productor español Emiliano Piedra, que había producido Campanadas a medianoche de Orson Welles en 1965, y que quería rodar en España El monje de Buñuel. Juan Cobos tradujo, a petición del productor, el guion original escrito en francés, pues para presentarlo a censura debía estar en castellano. El productor sometió privadamente al censor Florentino Soria el guion de la película y este le desaconsejó que lo presentara a censura. Si Buñuel tuvo problemas para rodar en España Tristana, imposible imaginarse que hubieran autorizado El monje.
Silberman quería que Buñuel la rodara para él y le molestó que el aragonés abandonara el proyecto para realizar Tristana. Lo que ocurrió fue que los directivos de Época Films, le habían adelantado 30.000 dólares hace años para hacer la película, pero la censura lo impidió, y ahora le comunican que creían que se podía relanzar la película y aunque el realizador pudiera estar más interesado en El monje tuvo que aceptar por el acuerdo previo que tenía con la productora. A Silberman le molestó que se abandonara el proyecto por Tristana.
Pedro del Rey, encargado del montaje de la película aclaró: « Haciendo Tristana me dijo un día: ¿Sabe usted que me ofrecen hacer “El monje” con Peter O´Toole? Pero la tengo que rodar en inglés, y eso me apetece poco, porque, ya sabe usted, si vamos a mezclar actores luego hay que doblar, y eso es un lío.[15]
Finalmente el guion se vendió y lo llevaría a la pantalla Ado Kyrou en 1972.
En el guion publicado[16] encontramos las diferentes constantes de la obra del realizador:
·       El Marqués de Sade: Era el marqués un gran admirador de la novela de Lewis. Buñuel añade en el guion el personaje del duque, que no está en la novela y que es una mezcla de Gilles de Rais[17] y de Sade. El personaje de Ambrosio, con su deseo incontrolable es un personaje sadiano. Encontramos paralelismos entre personaje y otros protagonistas masculinos de la obra del aragonés, “empezando por el innominado protagonista de Un perro andaluz, siguiendo con el Modot de su segunda película, con Francisco en Él, Alejandro en Abismos de pasión, Archibaldo en la película de su nombre, hasta el Mathieu de su última cinta, estos personajes son impulsados por la «lascivia», la «lubricidad» y «la pasión amorosa» con idéntico desenfreno que empujaba al monje Ambrosio en la novela de Lewis. El manuscrito del guion llevaba un subtítulo que desaparece al publicarse: El monje o Los crímenes del amor[18]. Ambrosio, como estos personajes citados, era «virtuoso en el crimen», frase que Buñuel gusta de repetir. Por otra parte, en la novela de Lewis, como en tantas películas buñuelianas, y dos siglos antes, el motor narrativo es el deseo: «ese oscuro objeto del deseo»”.[19]
Otros rasgos sadianos los podemos encontrar en el personaje de la niña que se llama Juliette[20] y que rechaza a su madre a favor del lujo que le proporciona el duque y en el gesto de este cuando se encoleriza ante una niña al saber que ya tiene once años: "¡Es terrible la rapidez con la que envejecen las mujeres! ¡A los once años ya son viejas pretenciosas!”.
·       La religión: El guion de El monje está a la altura de La edad de oro en cuanto a crítica de la religión. Si al final de esta se identificaba a Cristo con uno de los participantes de la orgía criminal, el conde de Blangis, al final de El monje se identifica a Ambrosio, que ha vendido su alma al diablo, con el Papa. Es decir, viene a identificar a Cristo con Satán. “La asociación religión- Mal la realiza Buñuel en varias de sus películas partiendo de La edad de oro. En su adaptación de El monje también lo hace: el monje Ambrosio, es un criminal y aparecía al final de la película bajo la tiara de Papa, en una nueva asociación  Cristo-Satán.”[21] En La vía láctea fusilará al Papa.
También hay una crítica directa a Dios a través del personaje creado por Buñuel del duque, un ser criminal y satánico que señalando al cielo dirá: "¡ Trato de imitarle con medios más modestos!” Buñuel, a lo largo de su vida estuvo muy interesado en  hombres que desafían a Dios: Gilles de Rais, el protagonista del Là-bas, el marqués de Sade, los protagonistas de El monje y Don Juan Tenorio, aunque no siempre consiguió que sus aspiraciones dieran fruto.
Otro tema dentro de la religión es el de Virgen María, por la que Buñuel sentía una cierta fascinación, con la que incluso soñaba: "Algún tiempo después, otro sueño me conmovió aún con mayor fuerza. Vi de pronto a la Virgen Santísima inundada de luz que me tendía dulcemente las manos. Presencia fuerte, indiscutible. Ella me hablaba, a mí, siniestro descreído, con toda la ternura del mundo…"[22] En su adaptación de El monje Buñuel introdujo una serie de "variantes marianas que no están en la novela original ni fueron preservadas en el rodaje de su guion llevado a cabo por Ado Kyrou. Me refiero a la intervención de la Virgen para salvar la pureza de Antonia, nueva Viridiana que ha quedado dormida gracias al talismán que ha dado el Diablo al malvado monje Ambrosio. Debido a que la Virgen despierta a la madre de Antonia, el religioso ve frustrados sus propósitos."[23]
·       Otros temas, típicos de Buñuel también aparecen en el guion:
o   El gallo: el duque que secuestra a los hijos de sus campesinos, intenta pervertirlos. En uno de sus “juegos” entierra un gallo vivo, menos la cabeza. Venda los ojos a una niña y ésta debe golpear la cresta del gallo con un bastón.
o   Asfódelos: Aparecen por primera vez en su texto Una jirafa, en la que la citada jirafa se situaba contra un macizo de asfódelos. En el guion de El monje se hacía alusión a esta flor en el patio del castillo del duque, tras el juego de la niña con el gallo enterrado. En Belle de jour, Séverine y Husson juguetean en la estación invernal con semillas de asfódelos debajo de la mesa.[24]
o   La cuerda: el verdugo lleva una para las torturas.
o   La joven/virgen: Antonia.
o   Lo putrefacto, relacionado con la monja sangrante reaparece en una iglesia jesuita del siglo XVIII en La Vía Láctea, o se convierte en un sargento ensangrentado que todos los años, en el aniversario de su muerte, deambula por la comisaría en El fantasma de la libertad.[25]
o   El fuego. Es como un rito. En sus películas es natural que un material usado sea lanzado al fuego.
o   El viento.
o   Matilde, como otros personajes del aragonés, es la tentación continua. Célestine, y Susana serían antecedentes suyos.
Con estas[26] películas Buñuel hubiera llegado a un nuevo cenit del cine del Buñuel «ateo, gracias a Dios»...Tendrá que esperar a La vía láctea para retomar su vía teológica y culminar, con ella, su cine de «ateo cristiano».[27]

(Los dibujos son de Jean-Claude Carrière)
(En el próximo post haré una comparativa entre la novela original y el guion editado)
Ver: El monje, 1965 (II)

Actualización (2/11/2016):
"En 1938 Buñuel hizo el guion y el decoupage de The Monk... que iba a producir Pierre Braunberger, pero esta vez el inconveniente era una ambientación costosa y se desechó el proyecto." En guion se perdió durante la II Guerra Mundial. (Fernando Gabriel Martín: El ermitaño errante. Buñuel en Estados Unidos. Tres Fronteras ediciones, 2010, pág. 159


[1] Jean-Claude Carrière: Cómo conocí a Luis Buñuel. (1965)Tomado de: Nickel Odeon, nº 13, octubre 1998,  Pág. 110. La entrevista fue grabada en 1965 y apareció en la revista Griffith de octubre de ese año.
[2] Juan Cobos y Gonzalo Sebastián de Erice: Entrevista con Luis Buñuel. Septiembre de 1965, Griffith, nº. 1. Junio de 1965.Pág. 405
[3] Jesús Rubio: Surrealismo y novela gótica de M. G. Lewis a A. Artaud y L. Buñuel, en La recepción del texto literario,  Universidad de Zaragoza y Casa de Velázquez, 1988, págs. 197-98
[4] John Baxter: Luis Buñuel, Paidós, 1996, Pág. 327
[5] Se refiere a Diario de una camarera (1964)
[6] Buñuel: También he sido entusiasta de la novela ne­gra: las de Radcliffe; “El monje”, de Lewis; el “Melmoth”, de Maturin. (Tomás Pérez Turrent y José de la Colina: Buñuel por Buñuel, Plot, 1993, p. 86)
[7] 1931 : Le moine (de Lewis) raconté par A. Artaud
[8] Estamos hablando de 1959, cuando Buñuel iba a rodar Los ambiciosos (La fièvre monte à El Pao): Originariamente queríamos hacer El fraile (novela gótica de terror El monje), que tiene, para mí, grandes valores psicológicos y poéticos además de su contenido erótico. Pero Philipe se quedó helado con esta idea. Tomado de: Derek Prouse: Una entrevista a Buñuel, Sight and Sound, 1960, vol. 29, nº3, verano. Tomado de: Conversaciones con Luis Buñuel. Vivo, por eso soy feliz, Ed. Confluencias, 2015, pág. 71
[9] Luis Buñuel: Mi último suspiro, Plaza & Janés, 1982, Pág. 234
[10] Entrevista de enero de 1967. En: Augusto M. Torres: Buñuel y sus discípulos, Huerga & Fierro, 2005,  pág. 35
[11] La Cardinale me gustó mucho en la película de Visconti Sandra. También la hubiera puesto en el papel de la diablesa de “El monje”. Peter O'toole interpretaría a un duque, un personaje creado por mí. Para el monje mismo se ofreció Omar Shariff, pero no lo acepté, porque yo pensaba en Francisco Rabal. (Tomás Pérez Turrent y José de la Colina: Buñuel por Buñuel, Plot, 1993, p. 88) Según Carrière, Buñuel tenía claro que el papel de Matilde era para Jeanne Moreau y que el de Ambrosio debía hacerlo un actor guapo. Hablaron con Gerard Philipe, Alain Delon y Omar Shariff. Con Michel Piccoli habían llegado a un acuerdo para el papel de Gran Inquisidor.
[12] Pedro Guerrero Ruiz (Ed.): Querido sobrino (Cartas a Francisco Rabal de Luis Buñuel), Pre-textos, 2001, págs. 55-6
[13] Max Aub: Conversaciones con Buñuel, Aguilar, 1985, pág. 249
[14] Entrevista de enero de 1967. En: Augusto M. Torres: Buñuel y sus discípulos, Huerga & Fierro, 2005,  pág. 35
[15] Declaraciones de Pedro del Rey, en: En torno a Luis Buñuel, Cuadernos de la Academia, nº 7-8, agosto 2000, pág. 466.
[16] El guion fue publicado originariamente en francés: Luis Buñuel y Jean-Claude Carrière: Le moine, Eric Losfeld, 1971 y en español: El monje, Laertes, 1978
[17] Buñuel intentó llevar este personaje a la pantalla en Lá-bas, pero el proyecto no vio la luz.
[18] Los crímenes del amor es el título de una obra del Marqués de Sade, publicada en 1800.
[19] Víctor Fuentes: La mirada de Buñuel, Ed. Tabla Rasa, 2005, págs. 212-13
[20] Juliette o las prosperidades del vicio, es otra novela del Marqués de Sade, publicada en 1796
[21] Manuel López Villegas: Sade y Buñuel, Instituto de Estudios Turolenses, 1998, Pág. 101
[22] Luis Buñuel: Mi último suspiro, Plaza & Janés, 1982, Pág. 94
[23] Agustín Sánchez Vidal: El mundo de Luis Buñuel, Caja de Ahorros de la Inmaculada, 1993, Pág.147
[24] Agustín Sánchez Vidal: Luis Buñuel. (Ed. J.C.), 1984, Pág. 308
[25] Víctor Fuentes: Buñuel, del terrorismo al surrealismo, Ed. Renacimiento, 2013, pág. 204
[26] Se refiere el autor tanto a El monje como a Lá-bas.
[27] Víctor Fuentes : Los mundos de Buñuel, Akal, 2000, Pág. 163

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