Buñuel y William Hogarth
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Autorretrato de William Hogarth |
El origen de este post está en la elaboración de un artículo para
el número especial de la revista francesa Écrans
sobre William Hogarth y el cine. Hogarth
(1697-1764) fue un artista, grabador, ilustrador y pintor satírico inglés, al
que se le considera pionero del actual cómic. Su obra abarca desde el retrato
realista a una serie de pinturas al estilo de los cómics llamadas Modern Moral Series (costumbres morales modernas). Mucha de
su obra es una burla de las costumbres y la política de su tiempo, lo que le ha
convertido en uno de los grandes maestros de la sátira social y política a
través del arte pictórico.
Los estudios sobre cine se han interesado por este artista, sobre
todo en lo referente a la reutilización visual de sus obras -especialmente en Hollywood, donde
sirvió de inspiración para los decorados de determinadas películas de Fritz
Lang, Mark Robson o Stanley Kubrick-, en sus innovaciones en materia de narración visual o sobre el
legado de sus escritos teóricos. Asimismo, cineastas de la talla de Sergei
Einsenstein teorizaron sobre el cine a partir de la también obra teórica de
Hogarth, centrada en una monografía, The Analysis
of Beauty (El análisis de la belleza,
1753), donde defendía la expresividad del trazo
curvo y la línea serpentina frente la sobriedad del neoclasicismo.
Esta idea se vio claramente reflejada en su obra, por lo que se la
considera a menudo como
una disrupción significativa de las formas de narración visual. Sus Modern Moral Series, una serie de
imágenes sucesivas que relatan de forma satírica los reveses de personajes
metafóricos, se han comparado con técnicas cinematográficas como el storyboarding y han contribuido a
consolidarlo como un precursor no solo del comic, sino también del séptimo arte.
Esta forma de relato secuenciado estará presente en las futuras placas
transparentes de las linternas mágicas, en las producciones en forma de
pinturas del cine primitivo, así como en las películas del cine moderno y las
series de televisión.
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A Harlot's Progress (1732), una de las más célebres series de grabados de Hogarth |
¿Y qué pinta Buñuel en todo esto? O, dicho de otro modo, ¿podemos considerar a Buñuel un cineasta hogarthiano? Creo que sí, al menos en alguno de sus films. En primer lugar, sin embargo, no podemos pasar por alto la querencia de Buñuel hacia las formas artísticas y literarias del siglo XVIII. Dejando de lado el Siglo de Oro español, quizá sea el siglo de la Ilustración europea el que más haya influido en su obra. Su máxima influencia reconocida, el marqués de Sade, es una de las principales figuras literarias e intelectuales de ese periodo. Pero hay más. En el capítulo “A favor y en contra” de Mi último suspiro, destaca la lista de preferencias vinculadas al siglo XVIII en comparación con otros períodos históricos. Además del citado marqués hay que añadir los relatos de viajes por España escritos por viajeros ingleses y franceses en los siglos, y obras como Gil Blas de Santillana de Lesage, que leyó “una docena larga de veces” y El manuscrito encontrado en Zaragoza, de Jan Potocki. No obstante, más allá de los literatos, si hay un artista con el que los vínculos son más fuertes, incluso más que con Sade, ese es Francisco de Goya, del que, como solía ser habitual, no le gustaba mucho hablar, aunque ambos sordos aragoneses se esforzaron en escudriñar, al igual que Hogarth, al ser humano, explorando, sobre todo, los aspectos más esquivos de la naturaleza humana. Goya conocía la obra de Hogarth, pues tuvo muchas oportunidades de contemplar los grabados satíricos británicos, como demostró Reva Wolf.[1]
Otra cosa es que Buñuel supiese de la obra de Hogarth. No tenemos
pruebas, pero atendiendo a estos antecedentes, no sería extraño que así fuese.
La cuestión es que, independientemente de la dimensión satírica y humorística
que compartió con el grabador inglés y otros artistas del Siglo de las Luces, y
de la aplicación de la teoría de la línea serpentina a su cine, hay algunas
intersecciones entre las obras de Hogarth y Buñuel que me parecen sorprendentes
y que quizás sean la punta de un iceberg hasta ahora inexplorado. Pensemos, por
ejemplo, que la teoría de la línea serpentina de Hogarth cuestiona la
linealidad de la narrativa, cuestionamiento que constituye el sustrato
narrativo del cine experimental. Y de eso Buñuel fue un experto.
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Satire on False Perspective |
Pero vayamos al ejemplo que me interesa aportar aquí, y que se centra en la relación entre dos obras, Satire on False Perspective (1754) de Hogarth y El fantasma de la libertad (1974) de Buñuel. La primera es un grabado realizado para el folleto del amigo de Hogarth Joshua Kirby sobre la perspectiva lineal. El trabajo muestra una escena que proporciona muchos ejemplos deliberados de efectos de perspectiva confusos y erróneos. Aunque los componentes individuales de la escena parecen coherentes, la escena misma se puede clasificar como un ejemplo de un objeto imposible, como un antecedente de los ready-made de los artistas vanguardistas de principios del siglo XX. Así, la obra contiene varios “errores”, además de las imposibilidades de escala, como:
1. El sedal de la caña de pescar del hombre del primer plano pasa por detrás del hombre situado detrás de él.
2. El soporte del cartel está sujeto a dos edificios, uno frente al otro, con unas vigas que no muestran diferencias de profundidad.
3. El hombre que sube la colina está encendiendo su pipa con la vela de la mujer que se asoma por la ventana de la planta superior del edificio.
4. El cuervo encaramado en el árbol es demasiado grande en comparación con él.
5. Los dos extremos de la iglesia que aparece frente al río se pueden ver al mismo tiempo.
6. El hombre en el bote debajo del puente dispara al cisne en el otro lado, lo cual es imposible pues apunta directamente a los contrafuertes del puente.
7. El extremo derecho del arco sobre el barco se encuentra con el agua más lejos del observador que el extremo izquierdo.
8. El edificio de dos pisos, aunque se ve desde abajo, muestra la parte superior del techo (al igual que la torre de la iglesia en la distancia).
9. El barril más cercano al pescador en primer plano revela simultáneamente su parte superior e inferior.[2]
En la escena de la posada de El fantasma de la libertad –compuesta a partir de distintos momentos que se suceden en las estancias interiores, como muchas de las series de Hogarth– Buñuel rompe el efecto de perspectiva lineal cambiando la altura de las puertas que dan acceso a las distintas habitaciones de invitados, de modo que cada vez que los personajes (especialmente el interpretado por Michael Lonsdale) pasan por ellas deben esforzarse en agachar la cabeza. Asimismo, en la escena del francotirador de la torre de Montparnasse, no tenemos ninguna referencia que nos permita identificar claramente la dirección de los disparos desde la torre. Es más, da la sensación que estos se realizan desde diferentes ángulos. Y si no es así, no hay una continuidad espacial en la narrativa de la escena.
A pesar de estas transferencias, no sabemos si Buñuel tuvo o no en
la cabeza la obra de Hogarth a lo largo de su filmografía. Lo que sí sabemos es
que André Breton tenía en su biblioteca un ejemplar de The Analysis of Beauty, y que el padre del surrealismo consideraba a
Hogarth uno de los artistas que mejor encarnaba la idea de libertad de los
surrealistas y cuyas obras quería exponer en una finalmente frustrada
exposición sobre el surrealismo que debía celebrarse en 1947.[3]
[1] Reva Wolf, Goya
and the satirical print in England and on continent, 1730 to 1850, Boston, Boston College Museum of Art,
1991.
[2] Estos y más ejemplos se encuentran
en: https://es.wikipedia.org/wiki/S%C3%A1tira_sobre_la_Perspectiva_Falsa
Interesante e insólita conexión; ciertamente, a través de Goya, más de lo que parece... Saludos!
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ResponderEliminarsafelite promo code $100 off
What an intriguing comparison between Buñuel and William Hogarth! Both artists brought such unique perspectives to their work, and it's fascinating to see how their styles and themes intersect. Office Shoes Discount Code
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