El Tenorio de Buñuel: anotaciones para un libreto


De entre los muchos documentos que nos faltan para completar muchos de los aspectos biográficos y artísticos de Buñuel se encuentran los libretos de las representaciones del Tenorio de Zorrilla que se desarrollaban en la Residencia de Estudiantes. De una de estas representaciones, las de 1920, se han conservado dos fotografías, publicadas por Paco García Lorca en Federico y su mundo y por Agustín Sánchez Vidal en la Obra literaria de Luis Buñuel. Lo que no se ha conservado han sido los libretos de estas representaciones, es decir, aquellas modificaciones que los residentes, en especial Buñuel, realizaban en el texto del escritor vallisoletano. En esta entrada queremos arrojar un poco de luz sobre el tema.

En sus viajes a Toledo de 1921 Buñuel fue acompañado en una ocasión por el residente Antonio González Solalinde, discípulo de Ramón Menéndez Pidal y posteriormente catedrático en la Universidad de Wisconsin (Madison), aunque antes fuese Caballero de la Orden de Toledo fundado por nuestro cineasta. En la biblioteca de esta universidad legó el profesor González Solalinde su biblioteca. Entre sus libros se encuentra una edición popular de Don Juan Tenorio publicada en Barcelona por la Casa Editorial Maucci, que contiene una serie de anotaciones y variaciones manuscritas a lápiz o a tinta realizadas por Luis Buñuel en los actos I y II de la Segunda Parte de la obra, y que conocemos gracias al trabajo del también profesor Antonio Sánchez Romeralo[1]. El objetivo de estas notas era subrayar y magnificar el efecto cómico de la representación. Estas variaciones son las siguientes:

 

Tenorio de Zorrilla

Variaciones introducidas por Buñuel

SEGUNDA PARTE. Acto primero. Escena II

ESCULTOR. Caballero...

D. JUAN. Dios le guarde.

ESCULTOR. Caballero...

D. JUAN. Dios le guarde   (le da 5 cts.)

ESCULTOR. Oíd la verdad pura.

D. JUAN. Decid, que me tenéis impaciente.

ESCULTOR. Oíd la verdad pura.

D. JUAN. Decid, que me tenéis impaciente.               (se muerde las uñas)

ESCULTOR. Tuvo un hijo este don Diego

peor mil veces que el fuego.

…….

Quimerista, seductor

y jugador con ventura,

no hubo para él segura

vida, ni hacienda, ni honor.

ESCULTOR. Tuvo un hijo este don Diego

peor mil veces que el fuego.

…….

Quimerista, seductor

y jugador futbolista,

no hubo para él segura

vida, ni hacienda, ni honor.

D. JUAN. ¿Y vos sois quizás

el conserje?

ESCULTOR. El Escultor

de estas obras encargado.

D. JUAN. ¿Y vos sois quizás

el botones?

ESCULTOR. El Escultor

de estas obras encargado,

qué os habéis vos figurado.

ESCULTOR. ¡Oh! Se ven como de día

con esta luna tan clara.

Esta es mármol de Carrara.

(Señalando a la de don Luis.)

D. JUAN. ¡Buen busto es el de Mejía!

ESCULTOR. ¡Oh! Se ven como de día

con esta luna tan clara.

Esta es paño de Tarrasa.

(Señalando a la de don Luis.)

D. JUAN. ¡Buen busto es el de Mejía!

(Mejía da las gracias)

ESCULTOR. Un Lucifer

dicen que era el caballero

don Juan Tenorio.

D. JUAN. ¡Muy malo!

 Mas, como pudiera hablar,

le había algo de abonar

la estatua de Don Gonzalo.

ESCULTOR. Un Lucifer

dicen que era el caballero

don Juan Tenorio.

D. JUAN. ¡Muy malo!

 Mas, como pudiera hablar,

le había algo de abonar        (hace gesto)

la estatua de Don González.

ESCULTOR. Sólo a él le está prohibida

en este panteón la entrada.

D. JUAN. Trae don Juan muy buena espada, y no sé quién se lo impida.

ESCULTOR. ¡Jesús! ¡Tal profanación!

D. JUAN. Hombre es don Juan que, a querer, volverá el palacio a hacer

encima del panteón

ESCULTOR. Sólo a él le está prohibida

en este panteón la entrada.

D. JUAN. Trae don Juan muy buena estaca, y no sé quién se lo impida.

ESCULTOR. ¡Jesús! ¡Tal profanación!

D. JUAN. Hombre es don Juan que, a querer, volverá el palacio a hacer

encima del partenón

ESCULTOR. ¡Qué monstruo, supremo Dios!

D. JUAN. Podéis estar convencido

de que Dios no le ha querido.

ESCULTOR. Tal será.

D. JUAN. Mejor que vos.

ESCULTOR. ¡Qué monstruo, supremo Dios!

D. JUAN. Podéis estar convencido

de que Dios no le ha querido.

ESCULTOR. Tal será.

D. JUAN. Meilleur que vous.

ESCULTOR.  La muerte fue tan piadosa

con su cándida hermosura,

que la envió con la frescura

y las tintas de la rosa.

ESCULTOR.  La muerte fue tan piadosa

con su cándida hermosura,

que la envió con la frescura

a Chamartín de la Rosa.

ESCULTOR. (Alargándole las llaves.)

Tomad (Aparte). No quiero la piel

dejar aquí entre sus manos.

Ahora, que los sevillanos

se las compongan con él. (Vase)

ESCULTOR. Tomad (Aparte). No quiero la piel de Rusia

dejar aquí entre sus manos.

SEGUNDA PARTE. Acto primero. Escena III

D. JUAN. ¡Hermosa noche...! ¡Ay de mí! ¡Cuántas como ésta tan puras,

en infames aventuras

desatinado perdí! ¡Cuántas, al mismo fulgor

de esa luna transparente…

D. JUAN. ¡Hermosa noche...! ¡Ay de mí! ¡Cuántas como ésta tan puras,

en infames aventuras

desatinado perdí! ¡Cuántas, al mismo fulgor

de esa luna transparente…  (sale la luna)

D. JUAN. Este mármol sepulcral

adormece mi vigor,

y sentir creo en redor

un ser sobrenatural. Mas... ¡cielos! ¡El pedestal

no mantiene su escultura!

D. JUAN. Este mármol sepulcral

adormece mi vigor,

y sentir creo en redor

un ser sobrenatural. Mas... ¡rediez! ¡El pedestal

no mantiene su escultura!

SEGUNDA PARTE. Acto primero. Escena IV

SOMBRA. No; mi espíritu, don Juan,

te aguardó en mi sepultura.

D. JUAN. (De rodillas.)

¡Doña Inés! Sombra querida,

alma de mi corazón,

¡no me quites la razón

si me has de dejar la vida!

Si eres imagen fingida,

sólo hija de mi locura,

no aumentes mi desventura

burlando mi loco afán.

SOMBRA. Yo soy doña Inés, don Juan,

que te oyó en su sepultura.

D. JUAN. ¿Con qué vives?

SOMBRA. Para ti…

SOMBRA. No; mi espíritu, don Juan,

te aguardó en mi sepultura.

D. JUAN. (De rodillas.)

¡Doña Inés! Sombra querida,

alma, vida y corazón,

mírame con compasión

no me alejes, madre mía!

Si eres imagen fingida,

sólo hija de mi locura,

no aumentes mi desventura

burlando mi loco afán.

SOMBRA. Yo soy doña Inés, don Juan,

y no una caricatura.

D. JUAN. ¿Con qué vives?

SOMBRA. Con alpiste

SEGUNDA PARTE. Acto primero. Escena V

D. JUAN. ¡Cielos! ¿Qué es lo que escuché? ¡Hasta los muertos así

dejan sus tumbas por mí!

Mas sombra, delirio fue.

Yo en mi mente la forjé;

…….

 

y ciego vine a creer

en la realidad de un ser

que mi mente fabricó.

D. JUAN. ¡Cielos! ¿Qué es lo que escuché? ¡Hasta los muertos así

dejan sus tumbas por mí!

Mas sombra aquí, sol allá.

tendido el discurso fue;

esa andanada forjé

…….

y ciego vine a creer

en la realidad de un ser

que mi manta fabricó.

D. JUAN. ¡Sí, por Dios, delirio fue!

Mas su estatua estaba aquí.

Sí, yo la vi y la toqué,

y aun en albricias le di

al escultor no se qué.

¡Y ahora sólo el pedestal

veo en la urna funeral!

¡Cielos! La mente me falta,

……..

¡Ah! ¡Estos sueños me aniquilan,

mi cerebro se enloquece...

y esos mármoles parece

que estremecidos vacilan!

……..

No, no me causan pavor

vuestros semblantes esquivos;

jamás, ni muertos ni vivos,

humillaréis mi valor

D. JUAN. ¡Sí, por Dios, delirio fue!

Mas su estatua estaba aquí.

Sí, yo la vi y la toquí,

y aun en albricias le di

al escultor no se qui.

¡Y ahora sólo el pedestal

veo en la urna electoral!

¡Cielos! La manta me falta,

……..

¡Ah! ¡Estos sueños me aniquilan,  (Danza)

mi cerebro tetriquece...

y esos mármoles parece

que estremecidos vacilan!

……..

No, no me causan pavor

vuestros semblantes de chivos;

jamás, ni muertos ni vivos,

humillaréis mi valor

SEGUNDA PARTE. Acto primero. Escena VI

AVELLANEDA. Señor Tenorio!

D. JUAN. ¡Apartaos,

vanas sombras!

CENTELLAS. Reportaos,

señor don Juan... Los que están

en vuestra presencia ahora,

no son sombras, hombres son,

y hombres cuyo corazón

vuestra amistad atesora.

A la luz de las estrellas

os hemos reconocido,

………

Mas ¿qué tenéis? ¡Por mi vida

que os tiembla el brazo, y está

vuestra faz descolorida!

D. JUAN. (Recobrando su aplomo)

La luna tal vez lo hará

AVELLANEDA. Mas, don Juan, ¿qué hacéis aquí?

¿Este sitio conocéis?

D. JUAN. ¿No es un panteón?

CENTELLAS. ¿Y sabéis

a quién pertenece?

D. JUAN. A mí…

AVELLANEDA. Señor Tenorio!

D. JUAN. ¡Apartaos,

malas sombras!

CENTELLAS. Reportaos,

señor don Juan...

 

……..

 

 

A la luz del foco ese

os hemos reconocido,

………

Mas ¿qué tenéis? ¡Por mi vida

que os tiembla el brazo, y está

vuestra faz descolorida!

D. JUAN. (Recobrando su aplomo)

La luna tal vez lo hará              (Luna)

AVELLANEDA. Mas, don Juan, ¿qué hacéis aquí?

¿Este sitio conocéis?

D. JUAN. ¿No es un pantalón?

CENTELLAS. ¿Y sabéis

a quién pertenece?

D. JUAN. A mí…

D. JUAN. Mas un vértigo insensato

que la mente me asaltó,

un momento me turbó;

y a fe que me dio mal rato.

………

Si volvieran a salir

de las tumbas en que están,

a las manos de don Juan

volverían a morir.

D. JUAN. Mas un vértigo insensato

que la mente me asaltó,

un momento me turbó;

y a fe que me dio mal gato.

………

Si volvieran a salir

de las timbas en que están,

a las manos de don Juan

volverían a morir.

D. JUAN. Lo haré así,

si mi historia os interesa

y a fe que oírse merece,

aunque mejor me parece

que la oigáis de sobremesa.

D. JUAN. Lo haré así,

si mi historia os interesa

y a fe que oírse merece,

aunque mejor me parece

que la oigáis en el fonógrafo.

CENTELLAS. ¿Y no hay tapada

a quien algún plantón demos?

D. JUAN. Los tres solos cenaremos.

Digo, si de esta jornada

no quiere igualmente ser

alguno de éstos.

(Señalando a las estatuas de los sepulcros.)

CENTELLAS. Don Juan,

dejad tranquilos yacer

a los que con Dios están.

D. JUAN. ¡Hola! ¿Parece que vos

sois ahora el que teméis,

y mala cara ponéis

a los muertos? Mas, ¡por Dios

que ya que de mí os burlasteis

cuando me visteis así,

en lo que penda de mí

os mostraré cuánto errasteis!

Por mí, pues, no ha de quedar…

CENTELLAS. ¿Y no hay tapada

a quien algún plantón demos?

D. JUAN. Los tres solos cenaremos.

Digo, si de esta jornada de 8 horas……………

…………...

 

 

 

 

 

¡Hola! ¿Parece que vos

sois ahora el que temés,

y mala cara ponés

a los muertos? Mas, ¡por Dios

que ya que de mí os burlasteis

cuando me visteis así,

en lo que penda de menda

os mostraré cuánto errasteis!

Por menda no ha de quedar…

AVELLANEDA. Dejaos de esas quimeras.

D. JUAN. ¿Duda en mi valor ponerme,

cuando hombre soy para hacerme

platos de sus calaveras?

AVELLANEDA. Dejaos de esas quimeras.

D. JUAN. ¿Duda en mi valor ponerme,

cuando hombre soy para hacerme

cien platos de Talavera?

D. JUAN. ……………………….

mas si quieres, te convido

a cenar Comendador.

Que no lo puedas hacer

creo, y es lo que me pesa;

mas, por mi parte, en la mesa

te haré un cubierto poner.

D. JUAN. ……………………….

mas si quieres, te convido

a Lhardy, Comendador.

Que no lo puedas hacer

creo, y es lo que me pesa;

mas, por mi parte, en la masa

te haré un cubierto poner.

D. JUAN. Como lo juzguéis mejor;

yo cumplo así. Vamos, pues.

Lo dicho, comendador.

(Fin del Acto Primero)

D. JUAN. Como lo juzguéis mejorz;

yo cumplo así. Vamos, pues.

Lo dicho, comendadorz.

(Fin del Acto Primero)

SEGUNDA PARTE. Acto segundo. Escena I

D. JUAN. Tal es mi historia, señores

pagado de mi valor, quiso el mismo Emperador

dispensarme sus favores.

Y aunque oyó mi historia entera,

dijo «Hombre de tanto brío…

……………

Y heme aquí en Sevilla ya.

D. JUAN. Tal es mi historia, señores

………….

 

 

Y aunque oyó mi histeria entera,

……………

 

Y heme he en Sevilla ya.

CIUTTI. ¿Señor?

D. JUAN. Pon vino al Comendador

CIUTTI. ¿Señor?

D. JUAN. Pon tila  al Comendador

D. JUAN. Porque si el Comendador

es difunto tan tenaz

como vivo, es muy capaz

de seguirnos el humor

D. JUAN. Porque si el Comendador

es difunto tan pelmazo

como vivo, es muy capazo

de darnos un disgustazo

D. JUAN. Mis armas cargué con bala

Ciutti, sal a ver quién es.

(Vuelven a llamar más cerca)

AVELLANEDA. ¿Oísteis?

CIUTTI. ¡Por San Ginés,

que eso ha sido en la antesala!

D. JUAN. Mis armas cargué con bola

Ciutti, sal a ver quién es.

(Vuelven a llamar más cerca)

AVELLANEDA. ¿Oísteis?

CIUTTI. ¡Por San Ginés,

que eso ha sido en el ascensor!

SEGUNDA PARTE. Acto segundo. Escena II

CENTELLAS. ¡Jesús!

AVELLANEDA. ¡Dios mío!

D. JUAN. ¡Qué es esto!

AVELLANEDA. Yo desfallezco. (Cae desvanecido.)

CENTELLAS. Yo expiro. (Cae lo mismo.)

D. JUAN. ¿Es realidad, o deliro?

Es su figura...., su gesto.

CENTELLAS. ¡Jesús!

AVELLANEDA. ¡Dios mío!

D. JUAN. ¡Qué es esto!

AVELLANEDA. Yo desfallezco. (Cae desvanecido.)

CENTELLAS. Yo expiro. (Cae lo mismo.)

D. JUAN. ¿Es realidad o camelo?

 

SEGUNDA PARTE. Acto segundo. Escena IV

SOMBRA. Aquí estoy.

D. JUAN. Cielos!

SOMBRA. Medita

lo que al buen Comendador

has oído, y ten valor

para acudir a su cita.

Un punto se necesita

para morir con ventura;

elígele con cordura,

porque mañana, don Juan,

nuestros cuerpos dormirán

en la misma sepultura.

(Desaparece LA SOMBRA.)

SOMBRA. Aquí estoy.

D. JUAN. Cielos!

SOMBRA. Medita

lo que al buen Comendador

has oído, y toma tila

para acudir a su cita.

Un auto se necesita

para morir con ventura;

elígele con cordura,

¡¡buena mano, don Juan!!,

nuestros cuerpos dormirán

en la misma sepultura.

(Vase LA SOMBRA.)

SEGUNDA PARTE. Acto segundo. Escena V

CENTELLAS. Vos habéis compuesto el vino, semejante desatino

para encajarnos después.

D. JUAN. ¡Centellas!

CENTELLAS. Vos habéis compuesto el vino, semejante desatino

para encajarnos después.

D. JUAN. ¡Cerillas!

AVELLANEDA. Soy de la misma opinión.

D. JUAN. ¡Mentís!

CENTELLAS. Vos.

D. JUAN. Vos, capitán.

CENTELLAS. Esa palabra, don Juan...

D. JUAN. La he dicho de corazón.

Mentís………………

AVELLANEDA. Soy de la misma opinión.

D. JUAN. ¡Mentol!

CENTELLAS. Vos.

D. JUAN. Vos, capitán.

CENTELLAS. Esa palabra, don Juan...

D. JUAN. La he dicho de corazón.

Mentol………………

 


De este documento podemos extraer algunas conclusiones:

 1.- El más que apreciable respeto de Buñuel hacia la obra de Zorrilla. Siempre la consideró una obra maestra, e incluso llegó a dirigir siete representaciones teatrales en la semana de Todos los Santos del año 1954 en México. Esto está claro en que lo hace Buñuel es, perdón por el chiste fácil,  “ripiar el ripio”, sin abusar. Si realmente esas eran las modificaciones, desvirtúan muy poco el original y parecen más bromas y juegos de palabras muy propias de los residentes de la época.

2.- Algunos cambios, son meros juegos de palabras. Otros referencias a lugares comunes de los residentes, como el restaurante Lhardy.

3.- Los anacronismos parecen divertir a Buñuel, en especial utilizando palabras referidas a las novedades de la tecnología que tanto admiraban los ultraístas, como los coches, los fonógrafos, los ascensores o los focos.

4.- La inclusión de acotaciones muestra el primerizo interés de Buñuel por introducir paratextos más propios de la dirección escénica que de la dramaturgia.



[1] Antonio Sánchez Romeralo, Un Tenorio de Buñuel (“Libreto” para una representación en la Residencia de Estudiantes», La Torre: Revista de la Universidad de Puerto Rico, núm. 3, vol. 10, 1989, págs. 357-379.

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