El Tenorio de Buñuel: anotaciones para un libreto
![]()  | 
En sus viajes a Toledo de 1921 Buñuel fue acompañado en una ocasión por el residente Antonio González Solalinde, discípulo de Ramón Menéndez Pidal y posteriormente catedrático en la Universidad de Wisconsin (Madison), aunque antes fuese Caballero de la Orden de Toledo fundado por nuestro cineasta. En la biblioteca de esta universidad legó el profesor González Solalinde su biblioteca. Entre sus libros se encuentra una edición popular de Don Juan Tenorio publicada en Barcelona por la Casa Editorial Maucci, que contiene una serie de anotaciones y variaciones manuscritas a lápiz o a tinta realizadas por Luis Buñuel en los actos I y II de la Segunda Parte de la obra, y que conocemos gracias al trabajo del también profesor Antonio Sánchez Romeralo[1]. El objetivo de estas notas era subrayar y magnificar el efecto cómico de la representación. Estas variaciones son las siguientes:
| 
   Tenorio de
  Zorrilla  | 
  
   Variaciones
  introducidas por Buñuel  | 
 
| 
   SEGUNDA PARTE. Acto
  primero. Escena II  | 
 |
| 
   ESCULTOR.
  Caballero...  D.
  JUAN. Dios le guarde.  | 
  
   ESCULTOR.
  Caballero...  D.
  JUAN. Dios le guarde   (le da 5 cts.)  | 
 
| 
   ESCULTOR.
  Oíd la verdad pura.  D.
  JUAN. Decid, que me tenéis impaciente.  | 
  
   ESCULTOR.
  Oíd la verdad pura.  D.
  JUAN. Decid, que me tenéis impaciente.               (se muerde las uñas)  | 
 
| 
   ESCULTOR.
  Tuvo un hijo este don Diego  peor
  mil veces que el fuego. ……. Quimerista,
  seductor  y
  jugador con ventura,  no
  hubo para él segura  vida,
  ni hacienda, ni honor.  | 
  
   ESCULTOR.
  Tuvo un hijo este don Diego  peor
  mil veces que el fuego. ……. Quimerista,
  seductor  y jugador futbolista,  no
  hubo para él segura  vida,
  ni hacienda, ni honor.  | 
 
| 
   D.
  JUAN. ¿Y vos sois quizás  el
  conserje?  ESCULTOR.
  El Escultor  de
  estas obras encargado.  | 
  
   D.
  JUAN. ¿Y vos sois quizás  el botones?  ESCULTOR.
  El Escultor  de
  estas obras encargado,  qué os habéis vos figurado.  | 
 
| 
   ESCULTOR.
  ¡Oh! Se ven como de día  con
  esta luna tan clara.  Esta
  es mármol de Carrara.  (Señalando
  a la de don Luis.)  D.
  JUAN. ¡Buen busto es el de Mejía!  | 
  
   ESCULTOR.
  ¡Oh! Se ven como de día  con
  esta luna tan clara.  Esta
  es paño de Tarrasa.  (Señalando
  a la de don Luis.)  D.
  JUAN. ¡Buen busto es el de Mejía! (Mejía da las gracias)  | 
 
| 
   ESCULTOR.
  Un Lucifer  dicen
  que era el caballero  don
  Juan Tenorio.  D.
  JUAN. ¡Muy malo!  Mas, como pudiera hablar,  le
  había algo de abonar la
  estatua de Don Gonzalo.  | 
  
   ESCULTOR.
  Un Lucifer  dicen
  que era el caballero  don
  Juan Tenorio.  D.
  JUAN. ¡Muy malo!  Mas, como pudiera hablar,  le
  había algo de abonar        (hace gesto) la
  estatua de Don González.  | 
 
| 
   ESCULTOR.
  Sólo a él le está prohibida  en
  este panteón la entrada.  D.
  JUAN. Trae don Juan muy buena espada, y no sé quién se lo impida.  ESCULTOR.
  ¡Jesús! ¡Tal profanación!  D.
  JUAN. Hombre es don Juan que, a querer, volverá el palacio a hacer  encima
  del panteón  | 
  
   ESCULTOR.
  Sólo a él le está prohibida  en
  este panteón la entrada.  D.
  JUAN. Trae don Juan muy buena estaca,
  y no sé quién se lo impida.  ESCULTOR.
  ¡Jesús! ¡Tal profanación!  D.
  JUAN. Hombre es don Juan que, a querer, volverá el palacio a hacer  encima
  del partenón  | 
 
| 
   ESCULTOR.
  ¡Qué monstruo, supremo Dios!  D.
  JUAN. Podéis estar convencido  de que
  Dios no le ha querido.  ESCULTOR.
  Tal será.  D.
  JUAN. Mejor que vos.  | 
  
   ESCULTOR.
  ¡Qué monstruo, supremo Dios!  D.
  JUAN. Podéis estar convencido  de que
  Dios no le ha querido.  ESCULTOR.
  Tal será.  D.
  JUAN. Meilleur que vous.  | 
 
| 
   ESCULTOR.  La muerte fue tan piadosa  con su
  cándida hermosura,  que la
  envió con la frescura  y las
  tintas de la rosa.  | 
  
   ESCULTOR.  La muerte fue tan piadosa  con su
  cándida hermosura,  que la
  envió con la frescura  a Chamartín de la Rosa.  | 
 
| 
   ESCULTOR.
  (Alargándole las llaves.)  Tomad
  (Aparte). No quiero la piel  dejar
  aquí entre sus manos.  Ahora,
  que los sevillanos  se las
  compongan con él. (Vase)  | 
  
   ESCULTOR.
  Tomad (Aparte). No quiero la piel de
  Rusia dejar
  aquí entre sus manos.   | 
 
| 
   SEGUNDA PARTE. Acto
  primero. Escena III  | 
 |
| 
   D.
  JUAN. ¡Hermosa noche...! ¡Ay de mí! ¡Cuántas como ésta tan puras, en
  infames aventuras  desatinado
  perdí! ¡Cuántas, al mismo fulgor  de esa
  luna transparente…  | 
  
   D.
  JUAN. ¡Hermosa noche...! ¡Ay de mí! ¡Cuántas como ésta tan puras, en
  infames aventuras  desatinado
  perdí! ¡Cuántas, al mismo fulgor  de esa
  luna transparente…  (sale la luna)  | 
 
| 
   D.
  JUAN. Este mármol sepulcral  adormece
  mi vigor,  y
  sentir creo en redor  un ser
  sobrenatural. Mas... ¡cielos! ¡El pedestal  no
  mantiene su escultura!  | 
  
   D.
  JUAN. Este mármol sepulcral  adormece
  mi vigor,  y
  sentir creo en redor  un ser
  sobrenatural. Mas... ¡rediez! ¡El pedestal  no mantiene su escultura!  | 
 
| 
   SEGUNDA PARTE. Acto
  primero. Escena IV  | 
 |
| 
   SOMBRA.
  No; mi espíritu, don Juan,  te
  aguardó en mi sepultura.  D.
  JUAN. (De rodillas.)  ¡Doña
  Inés! Sombra querida,  alma
  de mi corazón,  ¡no me
  quites la razón  si me
  has de dejar la vida!  Si
  eres imagen fingida,  sólo
  hija de mi locura,  no
  aumentes mi desventura  burlando
  mi loco afán.  SOMBRA.
  Yo soy doña Inés, don Juan,  que te
  oyó en su sepultura. D.
  JUAN. ¿Con qué vives?  SOMBRA.
  Para ti…  | 
  
   SOMBRA.
  No; mi espíritu, don Juan,  te
  aguardó en mi sepultura.  D.
  JUAN. (De rodillas.)  ¡Doña
  Inés! Sombra querida,  alma, vida y corazón,  mírame con compasión no me alejes, madre mía!  Si
  eres imagen fingida,  sólo
  hija de mi locura,  no
  aumentes mi desventura  burlando
  mi loco afán.  SOMBRA.
  Yo soy doña Inés, don Juan,  y no una caricatura. D.
  JUAN. ¿Con qué vives?  SOMBRA.
  Con alpiste  | 
 
| 
   SEGUNDA PARTE. Acto
  primero. Escena V  | 
 |
| 
   D.
  JUAN. ¡Cielos! ¿Qué es lo que escuché? ¡Hasta los muertos así  dejan
  sus tumbas por mí!  Mas
  sombra, delirio fue.  Yo en
  mi mente la forjé; ……. y
  ciego vine a creer  en la
  realidad de un ser  que mi
  mente fabricó.  | 
  
   D.
  JUAN. ¡Cielos! ¿Qué es lo que escuché? ¡Hasta los muertos así  dejan
  sus tumbas por mí!  Mas sombra aquí, sol allá.  tendido el discurso fue; esa andanada forjé ……. y
  ciego vine a creer  en la
  realidad de un ser  que mi
  manta fabricó.  | 
 
| 
   D.
  JUAN. ¡Sí, por Dios, delirio fue!  Mas su
  estatua estaba aquí.  Sí, yo
  la vi y la toqué,  y aun
  en albricias le di  al
  escultor no se qué.  ¡Y
  ahora sólo el pedestal  veo en
  la urna funeral!  ¡Cielos!
  La mente me falta, …….. ¡Ah!
  ¡Estos sueños me aniquilan,  mi
  cerebro se enloquece...  y esos
  mármoles parece  que
  estremecidos vacilan! …….. No, no
  me causan pavor  vuestros
  semblantes esquivos;  jamás,
  ni muertos ni vivos,  humillaréis
  mi valor  | 
  
   D.
  JUAN. ¡Sí, por Dios, delirio fue!  Mas su
  estatua estaba aquí.  Sí, yo
  la vi y la toquí,  y aun
  en albricias le di  al
  escultor no se qui.  ¡Y
  ahora sólo el pedestal  veo en
  la urna electoral!  ¡Cielos!
  La manta me falta, …….. ¡Ah!
  ¡Estos sueños me aniquilan,  (Danza) mi
  cerebro tetriquece...  y esos
  mármoles parece  que
  estremecidos vacilan! …….. No, no
  me causan pavor  vuestros
  semblantes de chivos;  jamás,
  ni muertos ni vivos,  humillaréis
  mi valor  | 
 
| 
   SEGUNDA PARTE. Acto
  primero. Escena VI  | 
 |
| 
   AVELLANEDA.
  Señor Tenorio!  D.
  JUAN. ¡Apartaos,  vanas
  sombras!  CENTELLAS.
  Reportaos,  señor
  don Juan... Los que están  en
  vuestra presencia ahora,  no son
  sombras, hombres son,  y
  hombres cuyo corazón  vuestra
  amistad atesora.  A la
  luz de las estrellas os
  hemos reconocido, ……… Mas
  ¿qué tenéis? ¡Por mi vida  que os
  tiembla el brazo, y está  vuestra faz descolorida!  D. JUAN. (Recobrando su aplomo)  La
  luna tal vez lo hará AVELLANEDA.
  Mas, don Juan, ¿qué hacéis aquí?  ¿Este
  sitio conocéis?  D.
  JUAN. ¿No es un panteón?  CENTELLAS.
  ¿Y sabéis  a
  quién pertenece?  D.
  JUAN. A mí…  | 
  
   AVELLANEDA.
  Señor Tenorio!  D.
  JUAN. ¡Apartaos,  malas sombras!  CENTELLAS. Reportaos,  señor
  don Juan... …….. A la
  luz del foco ese os
  hemos reconocido, ……… Mas
  ¿qué tenéis? ¡Por mi vida  que os
  tiembla el brazo, y está  vuestra faz descolorida!  D. JUAN. (Recobrando su aplomo)  La
  luna tal vez lo hará              (Luna) AVELLANEDA.
  Mas, don Juan, ¿qué hacéis aquí?  ¿Este
  sitio conocéis?  D.
  JUAN. ¿No es un pantalón?  CENTELLAS.
  ¿Y sabéis  a
  quién pertenece?  D.
  JUAN. A mí…  | 
 
| 
   D.
  JUAN. Mas un vértigo insensato  que la
  mente me asaltó, un
  momento me turbó;  y a fe
  que me dio mal rato. ……… Si
  volvieran a salir  de las
  tumbas en que están,  a las
  manos de don Juan  volverían
  a morir.  | 
  
   D.
  JUAN. Mas un vértigo insensato  que la
  mente me asaltó, un
  momento me turbó;  y a fe
  que me dio mal gato. ……… Si
  volvieran a salir  de las
  timbas en que están,  a las
  manos de don Juan  volverían
  a morir.  | 
 
| 
   D.
  JUAN. Lo haré así,  si mi
  historia os interesa  y a fe
  que oírse merece,  aunque
  mejor me parece  que la
  oigáis de sobremesa.  | 
  
   D.
  JUAN. Lo haré así,  si mi
  historia os interesa  y a fe
  que oírse merece,  aunque
  mejor me parece  que la
  oigáis en el fonógrafo.  | 
 
| 
   CENTELLAS.
  ¿Y no hay tapada  a
  quien algún plantón demos?  D.
  JUAN. Los tres solos cenaremos.  Digo,
  si de esta jornada  no
  quiere igualmente ser  alguno
  de éstos.  (Señalando
  a las estatuas de los sepulcros.)  CENTELLAS.
  Don Juan,  dejad
  tranquilos yacer  a los
  que con Dios están.  D.
  JUAN. ¡Hola! ¿Parece que vos  sois
  ahora el que teméis,  y mala
  cara ponéis  a los
  muertos? Mas, ¡por Dios  que ya
  que de mí os burlasteis  cuando
  me visteis así,  en lo
  que penda de mí  os
  mostraré cuánto errasteis! Por
  mí, pues, no ha de quedar…  | 
  
   CENTELLAS.
  ¿Y no hay tapada  a
  quien algún plantón demos?  D. JUAN.
  Los tres solos cenaremos.  Digo,
  si de esta jornada de 8 horas…………… …………...
   ¡Hola!
  ¿Parece que vos  sois
  ahora el que temés,  y mala
  cara ponés  a los
  muertos? Mas, ¡por Dios  que ya
  que de mí os burlasteis  cuando
  me visteis así,  en lo
  que penda de menda  os
  mostraré cuánto errasteis! Por menda no ha de quedar…  | 
 
| 
   AVELLANEDA.
  Dejaos de esas quimeras.  D.
  JUAN. ¿Duda en mi valor ponerme,  cuando
  hombre soy para hacerme  platos
  de sus calaveras?  | 
  
   AVELLANEDA.
  Dejaos de esas quimeras.  D.
  JUAN. ¿Duda en mi valor ponerme,  cuando
  hombre soy para hacerme  cien platos de Talavera?  | 
 
| 
   D.
  JUAN. ………………………. mas si
  quieres, te convido  a
  cenar Comendador.  Que no
  lo puedas hacer  creo,
  y es lo que me pesa;  mas,
  por mi parte, en la mesa  te
  haré un cubierto poner.  | 
  
   D.
  JUAN. ………………………. mas si
  quieres, te convido  a Lhardy, Comendador.  Que no
  lo puedas hacer  creo,
  y es lo que me pesa;  mas,
  por mi parte, en la masa  te
  haré un cubierto poner.  | 
 
| 
   D.
  JUAN. Como lo juzguéis mejor;  yo
  cumplo así. Vamos, pues.  Lo
  dicho, comendador. (Fin del Acto Primero)  | 
  
   D.
  JUAN. Como lo juzguéis mejorz;  yo
  cumplo así. Vamos, pues.  Lo
  dicho, comendadorz. (Fin del Acto Primero)  | 
 
| 
   SEGUNDA PARTE. Acto segundo. Escena I  | 
 |
| 
   D.
  JUAN. Tal es mi historia, señores  pagado
  de mi valor, quiso el mismo Emperador  dispensarme
  sus favores.  Y
  aunque oyó mi historia entera,  dijo
  «Hombre de tanto brío… …………… Y heme
  aquí en Sevilla ya.  | 
  
   D.
  JUAN. Tal es mi historia, señores  ………….  Y aunque
  oyó mi histeria entera,  …………… Y heme
  he en Sevilla ya.  | 
 
| 
   CIUTTI.
  ¿Señor?  D.
  JUAN. Pon vino al Comendador  | 
  
   CIUTTI.
  ¿Señor?  D.
  JUAN. Pon tila  al Comendador  | 
 
| 
   D.
  JUAN. Porque si el Comendador  es
  difunto tan tenaz  como
  vivo, es muy capaz  de
  seguirnos el humor  | 
  
   D.
  JUAN. Porque si el Comendador  es
  difunto tan pelmazo  como
  vivo, es muy capazo  de darnos un disgustazo  | 
 
| 
   D.
  JUAN. Mis armas cargué con bala  Ciutti,
  sal a ver quién es.  (Vuelven
  a llamar más cerca)  AVELLANEDA.
  ¿Oísteis?  CIUTTI.
  ¡Por San Ginés,  que
  eso ha sido en la antesala!  | 
  
   D.
  JUAN. Mis armas cargué con bola  Ciutti,
  sal a ver quién es.  (Vuelven
  a llamar más cerca)  AVELLANEDA.
  ¿Oísteis?  CIUTTI.
  ¡Por San Ginés,  que
  eso ha sido en el ascensor!  | 
 
| 
   SEGUNDA PARTE. Acto segundo.
  Escena II  | 
 |
| 
   CENTELLAS.
  ¡Jesús!  AVELLANEDA.
  ¡Dios mío!  D.
  JUAN. ¡Qué es esto!  AVELLANEDA.
  Yo desfallezco. (Cae desvanecido.)  CENTELLAS.
  Yo expiro. (Cae lo mismo.)  D.
  JUAN. ¿Es realidad, o deliro?  Es su
  figura...., su gesto.  | 
  
   CENTELLAS.
  ¡Jesús!  AVELLANEDA.
  ¡Dios mío!  D.
  JUAN. ¡Qué es esto!  AVELLANEDA.
  Yo desfallezco. (Cae desvanecido.)  CENTELLAS.
  Yo expiro. (Cae lo mismo.)  D.
  JUAN. ¿Es realidad o camelo?   | 
 
| 
   SEGUNDA PARTE. Acto
  segundo. Escena IV  | 
 |
| 
   SOMBRA.
  Aquí estoy.  D.
  JUAN. Cielos!  SOMBRA.
  Medita  lo que
  al buen Comendador has
  oído, y ten valor  para
  acudir a su cita.  Un
  punto se necesita  para
  morir con ventura;  elígele
  con cordura,  porque
  mañana, don Juan,  nuestros
  cuerpos dormirán  en la
  misma sepultura.  (Desaparece
  LA SOMBRA.)  | 
  
   SOMBRA.
  Aquí estoy.  D.
  JUAN. Cielos!  SOMBRA.
  Medita  lo que
  al buen Comendador has
  oído, y toma tila para
  acudir a su cita.  Un auto se necesita  para
  morir con ventura;  elígele
  con cordura,  ¡¡buena
  mano, don Juan!!,  nuestros
  cuerpos dormirán  en la
  misma sepultura.  (Vase LA SOMBRA.)  | 
 
| 
   SEGUNDA PARTE. Acto
  segundo. Escena V  | 
 |
| 
   CENTELLAS.
  Vos habéis compuesto el vino, semejante desatino  para
  encajarnos después. D.
  JUAN. ¡Centellas!  | 
  
   CENTELLAS.
  Vos habéis compuesto el vino, semejante desatino  para
  encajarnos después. D.
  JUAN. ¡Cerillas!  | 
 
| 
   AVELLANEDA.
  Soy de la misma opinión.  D.
  JUAN. ¡Mentís!  CENTELLAS.
  Vos.  D.
  JUAN. Vos, capitán.  CENTELLAS.
  Esa palabra, don Juan...  D.
  JUAN. La he dicho de corazón.  Mentís………………  | 
  
   AVELLANEDA.
  Soy de la misma opinión.  D.
  JUAN. ¡Mentol!  CENTELLAS.
  Vos.  D.
  JUAN. Vos, capitán.  CENTELLAS.
  Esa palabra, don Juan...  D.
  JUAN. La he dicho de corazón.  Mentol………………  | 
 
 
2.- Algunos cambios, son meros juegos de palabras. Otros
referencias a lugares comunes de los residentes, como el restaurante Lhardy.
3.- Los anacronismos parecen divertir a Buñuel, en
especial utilizando palabras referidas a las novedades de la tecnología que
tanto admiraban los ultraístas, como los coches, los fonógrafos, los ascensores
o los focos.
4.- La inclusión de acotaciones muestra el primerizo
interés de Buñuel por introducir paratextos más propios de la dirección
escénica que de la dramaturgia.
[1] Antonio Sánchez Romeralo, Un
Tenorio de Buñuel (“Libreto” para una
representación en la Residencia de Estudiantes», La Torre: Revista de la Universidad de Puerto Rico, núm. 3, vol.
10, 1989, págs. 357-379.


Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
ResponderEliminar